sábado, septiembre 29, 2007

Apollinaire Guillaume*

El Saltamontes

Vean el esbelto saltamontes,

el alimento de San Juan.

Que sean mis versos como él,

el festín de los mejores.

Discépolo y Pichon Riviére*

"Enrique Pichon Riviere definió a Discépolo como 'un poeta de raigambre popular y mentalidad pequeñoburguesa, donde prima el sentimiento de que las cosas son inmodificables y lentas (...). La impostura de Discépolo es la impostura de la impostura. En el fondo, era un moralista con fuerte sentimiento de culpa y su conversión al peronismo puede ser comprendida como una identificación con aquellos que han tenido experiencias semejantes.' Pichon Riviére conoció a Discépolo a fines del años '4o, y llegó a tener con él una breve relación de terapeuta a paciente. Enrique le habló de su conflictiva vinculación con el peronismo, pero nunca negó lo que era el fondo de su simpatía pólítica: la justicia social, si bien tuvo serias reservas sobre los modos con los que el peronismo había instrumentado esa política. 'Sufría un fuerte conflicto de ambivalencia frente al peronismo', advirtió el psicoanalista, ´que sentía en su aspecto popular, pero rechazaba en algunas de sus acciones'. "
*Fragmento extractado del libro de Sergio Pujol, Discépolo, una biografía argentina. Buenos Aires, Emecé, 1997.

Vuelve "La noche de los museos"

Nos informa el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de la realización de la cuarta edición de La Noche de los Museos, organizada por la Subsecretaría de Patrimonio Cultural a través de la Dirección General de Museos. La misma se realizará el sábado 6 de octubre, desde las 19 horas y se extenderá hasta las 2 de la madrugada.
Durante el transcurso de esta noche especial el público podrá armar su propio recorrido por las salas de exposición de los museos participantes, caminando la ciudad de noche en familia o con amigos, y disfrutando gratuitamente de visitas guiadas y una gran diversidad de propuestas de teatro, danza, performances, cine, video, multimedia, conciertos de música de cámara, coros, jazz, tango, folclore, rock y electrónica, en un collage de múltiples expresiones.
Además, como ya es habitual en este evento, desde la medianoche se realizará una gran Fiesta de Cierre con Kevin Johansen & The Nada , La Bomba de Tiempo , Martín Buscaglia & Los Bochamakers , y los DJs Villa Diamante y Dany Nijensohn , en Puerto Madero, frente al Centro de Museos de Buenos Aires, Av. de los Italianos 851, para continuar disfrutando hasta el amanecer.
Diversas líneas de transporte colectivo trasladarán gratuitamente al público asistente a lo largo de sus recorridos habituales, que comunican a la mayor parte de los museos participantes . Este año se han sumado más líneas: 29, 64, 92, 111 y 130. Además, el público también podrá optar por trasladarse por medio de un servicio gratuito de minibuses , asistidos por guías, que comunicarán punto a punto museos de distintas zonas de la ciudad.
La Noche de los Museos funcionará además como cierre de la Semana del Arte Buenos Aires 2007. Asimismo, "Expotrastiendas 2007 - Feria de Arte en Argentina" preinaugurará su edición de este año , realizando diversas acciones de arte público en museos de la ciudad.
Será una larga noche de encuentros artísticos y culturales. Una fiesta que vinculará a los museos de las distintas zonas de nuestra ciudad en un apasionante y sorprendente recorrido.
Información al público:
Tel.: 4313-4073/76/79 Web:
www.lanochedelosmuseos.com.ar
PRENSA Ministerio de Cultura . María Laura Duarte - Fernando Mosin. Tel . 4343-5356 - prensacultura@buenosaires.gov.ar PRENSA Dirección General de Museos Guillermo Yuste 15-4991-4666 - Inés André - Santiago Viller. Tel. 4516-0944/49 int. 222 (telefax) / 4313-4077 (directo).

jueves, septiembre 27, 2007

Juan M. Fangio, "un hombre de grandes destinos", según Xul Solar

"Hay (...) una influencia marcada en su vida (la de Fangio) bajo el signo de Libra, signo que se considera argentino, y en cuyo cielo se advierte una natural comprensión y gran flexibilidad mental. Mercurio en buen aspecto con Venus revela una gran sociabilidad y simpatía, fácil en la expresión y de carácter amable y hasta divertido.
Júpiter en ascendente con Libra indica suerte con sus amigos y éxitos amorosos, demostrando un espíritu servicial, atento y bondadoso, tal vez demasiado franco en todos sus actos, siendo cambiante en sus realizaciones, es decir que no tiene términos medios para definirse.
Por un lado aparecen los éxitos y la suerte, y por otro un descontento hasta consigo mismo, manifestándose a veces solitario con ciertos tintes de frialdad. (...) Marte en cambio, en mal aspecto con Neptuno lo muestra rebelde con lo banal y cotidiano, es decir, que no soporta fácilmente la vulgaridad, pues su espíritu necesita estar en contacto con algo superior, dedicándose por completo a aquello que lo apasiona verdaderamente y sale de lo común. Ha elegido, por consiguiente, la carrera que mejor está de acuerdo con su personalidad (...).
La posición de la Luna en la casa octava puede llegar a favorecer un acotecimiento sensacional en su vida, ya sea pública o íntimamente, y Plutón en conjunción con el Sol predice una gran actividad y precisión mental, inteligencia despierta, y a veces, entusiasta y versátil en las aventuras. El Sol, pasado mediodía, aparece en casa novena, vaticinando largos viajes, un interés múltiple por todo cuanto le atañe a su profesión y una inquietud permanente por saber.
La cola del dragón en ascenso señala una lucha con las dificultades, pero siempre en su aspecto inicial (...). Es decir que su suerte no es inmediata, sino que necesita esforzarse para conseguir su objetivo. Lo prueba por ejemplo su debut en las pistas de Reims en el año 1948, cuando tuvo que abandonar, logrando luego triunfos clamorosos.
(...) En todo cuanto emprende está presente la mano del Destino que lo va llevando al terreno predilecto, donde su tenacidad se encarga de labrar el triunfo."

*Fragmento del artículo de Carlos Marín publicado en Coche a la vista --Buenos Aires, 4 de octubre de 1950--, extractado del libro de Patricia M. Artuondo Xul Solar: entrevistas, artículos y textos inéditos, Buenos Aires, Corregidor, 2005. Del libro de Artuondo, recomendamos muy especialmente el capítulo dedicado a la relación entre Xul y Borges durante la época del peronismo (pp. 27 a 31).

Pensión para escritores

LA SOCIEDAD DE ESCRITORAS Y ESCRITORES DE LA ARGENTINA (SEA) ANTE LA COMISIÓN DE CULTURA DE LA LEGISLATURA

El último martes, la SEA expuso ante la Comisión de Cultura de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires su proyecto de Pensión para los escritores.
En esta particular circunstancia, la SEA fue acompañada por Osvaldo Bayer, Noé Jitrik y José Luis Mangieri, quienes defendieron el proyecto ante asesores y legisladores presentes en la reunión. Junto a miembros de la comisión directiva de la SEA, encabezados por Graciela Aráoz, estuvo nuestro asesor Miguel Espiño. También asistió a la reunión el legislador Elvio Vitali, impulsor de la legislación planteada por la SEA.
Eduardo Mileo, en su carácter de secretario, presentó y defendió ante los asesores y legisladores de la Comisión de Cultura de la Legislatura de la Ciudad, el proyecto de Pensión.
Apoyado por más de 200 destacados intelectuales este Régimen de Reconocimiento a la Actividad Literaria consiste en un subsidio mensual vitalicio, equivalente a dos veces y media el monto de una jubilación mínima.
Mileo resaltó el aporte del escritor a la cultura en la mayoría de los casos sin retribución alguna, viviendo de oficios ajenos, hasta la muerte en la indigencia de muchos de ellos, de talentos no menores. Como es el doloroso y reciente caso de Ruth Fernández, la propia autora de nuestro proyecto por una pensión que debería haberle llegado antes.
Los escritores presentes defendieron el proyecto ante la Comisión: Jitrik puntualizó que el derecho a una pensión para el escritor no podía ser caridad, ni podía fundarse en la calidad de su producción, sino en la de su labor como tal. Víctor Redondo y Graciela Aráoz informaron sobre los antecedentes de leyes similares en vigencia en provincias como Córdoba, Salta, Santiago del Estero, Mendoza, La Pampa y Jujuy. Bayer planteó sumar a la ley el reconocimiento de tantos escritores que han quedado en el exilio debido a las persecuciones sufridas, tanto bajo gobiernos militares como civiles. El diputado Bidonde, también presente en la reunión, exhortó a enmarcar este proyecto en una concepción mayor de la cultura en todas sus expresiones.
La conclusión de la reunión fue darle tratamiento prioritario al tema de la Pensión planteado por la SEA, convocando a una sesión especial para el siguiente martes, 2 de octubre.

miércoles, septiembre 26, 2007

Anton Chejov*: el proceso del juego y los resultados

"(...) Cualquiera que fuese la cosa que yo deseara en mi infancia, a cualquier juego que me entregara, me importaba más que todo, el resultado, me importaba el fin, me importaba un remate de efecto. Yo lo hacía todo precipitadamente, de prisa, avanzando con emoción hacia el resultado prefijado. Casi no experimentaba placer en el proceso del juego, apresurándome a rematarlo. (…) Ahora, en cambio, al ejecutar algún trabajo, casi siempre llego a un estado de ánimo inverso. Todo mi interés se dirige hacia el proceso del trabajo mismo, mientras que sus resultados constituyen para mí una sorpresa, y yo los dejo existir objetivamente, por así decir, separados de mí, no considerándolos mi propiedad y sin encariñarme con ellos tanto (…). Y gracias a este nuevo modo de tratar a los resultados de mi actividad , eché de ver dos nuevos momentos en mi vida. Reparé en que los resultados de los más diversos hechos míos se combinan, diría, automáticamente en un cuadro armónico, en un armónico mosaico, donde cada piedrecita, en consonancia con otras, da una imagen íntegra y razonada de un enorme cuadro. Y reparé también en una cosa más: de la esfera de mi vida desapareció el fastidio abrumador y la vaciedad que me tocaba experimentar antes, en lo instantes en que los resultados estaban alcanzados y yo, que los había anhelado tanto, los recibía en propiedad y no sabía qué hacer con ellos. Me eran innecesarios y me torturaban, devastándome el alma y originando aburrimiento, nostalgia y apatía."

*Dramaturgo y autor de relatos ruso (1860-1904).
**Fragmento extractado de Autobiografía, Ediciones Índice, Buenos Aires, 1959.

martes, septiembre 25, 2007

Odiseo Elytis*: poemas


El trébol de los mares

Por una vez en mil años
los duendecillos del mar
entre las oscuras algas
y las verdes piedrecillas
lo plantan y luego brota
antes que el sol se levante
lo encantan y luego brota
el trébole de los mares

Y quien lo encuentre no muere
y quien lo encuentre no muere

Por una vez en mil años
distinto trinan las aves
no ríen ni se lamentan
sólo dicen sólo dicen
--Por una vez en mil años
se vuelve el amor eterno
que tengas suerte que tengas
que suerte te entregue el año
desde los lados del cielo
para ti traiga el amor

El trébole de los mares
quién será quien me lo envíe
quién será quien me lo envíe
el trébole de los mares

Nota del traductor: Para conservar cierto ritmo en estas canciones ( y no poemas, según afirmación de Elytis), utilizamos la forma arcaica "trébole", que, por otra parte, se conserva en canciones castellanas.

La ciclista

La senda junto al mar anduve
que hacía la ciclista cada día

Hallé las frutas que llevaba su canasto
y el anillo caído de su mano

Hallé la campanita y su chamanto
las ruedas el manubrio y el pedal

Hallé su cinturón y en una orilla
una piedra translúcida parecida a una lágrima

Una a una guardé todas las cosas
y dónde ha de estar la ciclista me decía

La vi pasar arriba de las olas
al otro día encima de las tumbas

Perdí sus huellas la tercera noche
en los cielos prendiéronse las lámparas.

*Poeta griego, nacido en Creta, en 1911. Premio Nobel de Literatura 1979.
**Los textos que se transcriben están incluidos en la Antología fundamental,editada por Pomaire en 1981.

viernes, septiembre 21, 2007

BOCA QUE BESA NO CANTA: entrevista a Olga Orozco

(Publicada en la revista Último Reino, en diciembre de 1994 y realizada por: María del Carmen Colombo, Patricia Somoza y Mónica Tracey.)
La obra de Olga Orozco es fundante en la literatura argentina contemporánea. La publicación de su último libro Con esta boca en este mundo fue el motivo para hablar acerca de su escritura, de sus compañeros de ruta, de la literatura como medio de vida, de sus casi desconocidos relatos, del amor, de la poesía, de una pasión infinita.
Ella dice que habla en endecasílabos, con la medida de su respiración. Dice también que nunca se sintió poeta. Que su poesía ha sido una apuesta esperanzada y sin esperanza a la vez, apenas una aproximación, una búsqueda de respuesta a cada interrogante. Sin embargo, la que habla es Olga Orozco, la autora de libros como Los juegos peligrosos, Museo salvaje, La noche a la deriva. Su casa llena de luz es el lugar de encuentro, la escena propicia para la conversación.

P: ¿En qué momento sintió que era una poeta?
O.O
: Ah, yo no lo he sentido nunca. Todavía no lo siento. Siento que soy una persona que escribe poemas. Nada más. Pero de allí a sentir que soy una poeta, no lo sentí nunca, todavía estoy aspirando al título.
P: ¿Alguna vez dudó de su escritura?
O.O
: Siempre, permanentemente. Yo siempre siento que el poema es una especie de apuesta esperanzada y sin esperanza a la vez. Porque sé que no voy a acertar nunca con el centro preciso de nada de lo que quiero decir. Es una aproximación, nada más. Pero la apuesta se vuelve a repetir, naturalmente, no se renuncia. No sé, creo que debe ser la sensación de casi todos. Creo que salvo los poetas muy descriptivos, esos que consiguen encerrar un paisaje en lo que hacen, el resto no llega nunca a ese centro. Pero si la poesía se te confunde con una visión sagrada y no sé si acertar con algo es acertar también con la palabra sagrada, el momento de acierto con algo debe ser como una revelación. Yo supongo que se paga muy caro: se debe pagar o con el silencio, o con la enajenación o con el balbuceo permanente como Rimbaud, Hölderlin o Artaud.
P: “Hemos hablado demasiado del silencio...”, dice usted en un poema de su último libro...
O.O
: Hay dos clases de silencio: está el silencio de la pausa, es decir el silencio del vacío, que puede darse por muchas razones. Y está el silencio de la plenitud, que siempre es aparente (enseguida sientes que lo tienes que llenar con algo nuevo). Pero yo creo que se ha sobrevalorizado el silencio con relación a la palabra. Parece que todo el mundo escribiera para llegar al silencio. Y yo creo que es una mala interpretación acerca de Rimbaud, quien es tomado como ejemplo para esto. Como si la gran consecución, el gran logro de Rimbaud hubiera sido su silencio. Yo no creo que haya sido así, para nada. Ahora, ¿es una renuncia, es un desdén o es otra cosa? No lo sabemos.
P: ¿Cómo juega en su escritura el silencio? Porque pareciera que en sus textos no hay lugar para el silencio, sino que siempre el silencio está nombrado.
O.O: Y, tal vez, no sé. Eso no lo he pensado demasiado, les confieso. Lo que podría decir, sí, es que existe una solicitación continua de eso que Octavio Paz llama “los signos en rotación”, justamente cuando habla acerca de Mallarmé. Las solicitaciones son muchas, casi siempre cuesta más renunciar a las solicitaciones que buscar la solicitación en sí. Porque la opción siempre me mutila, la opción siempre me priva de algo –yo soy bastante barroca como ustedes ven--. Creo que de allí viene la no búsqueda tan absoluta del silencio.
P:
Algo que se repite como una afirmación es que usted encontró temprano una voz y la mantuvo a lo largo de toda su producción poética. ¿Usted siente que es así?
O.O
: Creo que de algún modo los asuntos son los mismos. Y creo que pasa con todos los poetas. Se trata de un largo poema que podría ser ininterrumpido. Porque uno gira más o menos alrededor de las mismas cosas acuciantes internas, ¿no? Yo creo que debo haber conseguido tal vez una mayor riqueza de expresión, una mayor soltura en los recursos, una mayor maduración reflexiva como para que lo que antes se manifestaba de una manera más ingenua tome caminos más en espiral. Pero creo que en esencia son las mismas cosas.
P: ¿Nunca sintió la tentación de intentar otro tono o siempre fue así y no le interesó probar otro?
O.O: Yo creo que en mí es el tono de mi propia respiración. Naturalmente, cuando en mi primera adolescencia hice cosas formales --escribir sonetos, romances, liras, cosa que por otra parte quedó tan atrás que ni recuerdo una siquiera– el tono tal vez fuera otro. Yo creo que mi tono corresponde a mi ritmo, y mi ritmo respiratorio es el endecasílabo y el heptasílabo. De haber inventado otro tono, habrían tenido que venir a hacerme respiración artificial. La otra vez vino a verme García Saraví, y se escuchaba el ruido de una canilla. Entonces él me pregunto qué era eso, y yo le dije: “en esta casa todo canta o llora”. Y él me dijo: “¿no te das cuenta que hablás en endecasílabo?”. Y yo le dije: “Cómo no me voy a dar cuenta si es la medida de mi respiración. Ahora te los regalo porque éstos son los que utilizo de entrecasa”, le contesté.
P:
Sin embargo en relación con su obra poética sus relatos resultan sorprendentes. Usted es conocida y reconocida como poeta pero poca gente sabe que escribió cuentos.
O.O
: Sí, claro, porque además mi libro de relatos tuvo muy mala suerte. La oscuridad es otro sol apareció y, a los dos meses, desapareció. Y es de lectura obligatoria en Universidades, en Estados Unidos, inclusive en los seminarios, y me escriben muchachos de allá pidiéndome que les mande una fotocopia, porque en las librerías de acá les contestan que el libro está agotado. Y bueno, está el sótano de Losada lleno de libros. Sin embargo, un día me llamó Nicolás Babini para decirme que gracias a este libro yo había conquistado la celebridad. En el diario Clarín un artículo empezaba diciendo: “Por más que la poeta Olga Orozco diga que la oscuridad es otro sol, la población de Buenos Aires no opina lo mismo”, y seguía hablando de los cortes de luz.
P: ¿Se podría hablar de una escisión entre sus relatos y su poesía?
O.O
: Yo creo que no la hay. Incluso en mis relatos se encuentran muchas de las claves de mi poesía. Hay muchísimos elementos de angustia y de muchas otras cosas, ¿no?
P: Sin embargo, en sus relatos está presente el humor.
O.O: Y, claro, la poesía no puede hacer humor, para mí, para mi tono. Si yo hago humor, rompo... con todo. Me resulta más fácil hacer humor en una cosa que es lineal y que es un poco accidental para mí. Porque yo creo que, cabalmente, mi tecla está en la poesía, no en el relato. Inclusive, no sé, creo que hay demasiadas imágenes tal vez.
P: No cabe duda de que son los relatos de una poeta, pero además tienen humor.
O.O
: Tienen humor, tienen acción y tienen un diálogo que no es forzado. Pero además están armados como yo hago los poemas. No sé si ustedes se han fijado que en mis poemas hay una estructura muy rígida, son de una arquitectura muy acabada. Es decir, las escaleras no dan al vacío, las ventanas no se abren en un pilar, se abren donde deben abrirse, lo que está en la línea veinticuatro no se contradice con lo que viene en la línea treinta y dos. Nunca un elefante levanta una pestaña ni sucede ese mundo de cosas. A los relatos yo tenía que pensarlos dibujando casi, para que alguien que acababa de pasar por un lugar no se encimara con otro que ya estaba en ese lugar. Hablo de personas pero lo mismo me sucedía con las paredes y los objetos.
P: ¿Usted siente que la poesía y los relatos le han dado posibilidades diferentes?
O.O:
Bueno, claro, el relato me dio la posibilidad de contar de una manera lineal. En mi poesía yo no cuento, es otra cosa. Tampoco hago humor, ya lo decía antes.
P: ¿Por qué la idea de que el humor no puede estar en la poesía?
O.O
: No, no. No es que yo crea que no puede estar. Es mi caso. En mi caso hay a veces una cierta ironía. Al humor no he llegado nunca.
P: Tal vez sea porque en su poesía la palabra está tratada como palabra sagrada.
O.O:
Así es la cosa. En mí la poesía se mezcla un poco con la plegaria misma. Muchas veces me encasillan dentro del surrealismo, cosa que no es para nada real. Tal vez haya un parentesco en la actitud ante la vida, en la valorización de muchos elementos oníricos, en la creencia en muchos planos diferentes de la realidad –que no son solamente los visibles–, en el apego a la libertad, al amor, al erotismo, a un montón de cosas que ensalzan los surrealistas. Pero yo, por ejemplo, nunca hice automatismo, jamás. Y pienso, y lo sigo pensando, que si alguna vez hiciera automatismo yo no desembocaría en la poesía sino en la plegaria.
P: Usted tiene un humor muy agudo.
O.O:
Es cierto, el humor me ha sacado siempre de los grandes abismos. El humor es lo diario. Y la poesía es otro nivel. Es lo que dice Bachelard: la poesía es lo vertical, naturalmente. Lo vertical es la excavación en lo profundo o la ascesis, la elevación, la búsqueda de lo alto. La prosa es lo lineal, lo horizontal, la vida diaria en la que pueden caber costumbres, rutinas, diálogos, entra todo lo posible de la comunicación humana. Pero eso yo digo que en mis relatos yo soy realista. Los hechos son reales.
P: Con algo de fantasmagoría...
O.O:
Yo tuve una abuela, nieta de irlandeses, que vivió con nosotros hasta los 97 años. Ella me contó cuentos, creo que hasta que yo tenía 25 años. Cuando yo estaba durmiendo, me iba a buscar a cualquier hora porque tenía insomnio, me hacía levantar para tomar fernet con ella y me contaba cuentos. Pero cuentos que no he encontrado en ningún lado; creo que alguno, seguramente, lo inventaba. Ella tenía una creencia muy grande en otros mundos, en elementos mágicos, etc… Y yo tenía muchos elementos sobrenaturales cuando era chica – y cuando grande también--. El cuarto de mi abuela y el mío se comunicaban por medio de una puerta. Yo veía siempre el resplandor de las velas, porque ella pasaba largas horas despierta rezando. Uno de mis cuentos termina con eso: yo estoy viendo una señora que se está hamacando en una silla vienesa que hay en mi cuarto, una señora transparente hecha como de humo..., y cuando le pregunto a mamá me dice que es mi abuela Florencia. Me estaba hablando de alguien que había muerto hacía cincuenta años, y yo oigo, entonces, un ruido en el patio de la casa, un roce extraño como de alas en las persianas. Entonces me levanto para ver qué pasa. Y ella me ve pasar por delante de la puerta y me pregunta: “dónde va, hijita”. Y yo le digo: “no sé, abuela, escucho ruidos en el patio”. Ella me responde: “no es nada, váyase a la cama, son los fantasmas”.
P: ¿Cree que ese clima de la infancia propició su acercamiento a la literatura?
O.O:
Bueno, supongo que sí. Porque yo comencé a escribir antes de saber escribir. Tampoco tuve nunca oposición en mi casa para la literatura: papá era un excelente lector, me leía a Leopardi, a Dante, me los traducía, desde muy chica.
P: ¿A qué poetas reconoce como maestros?
O.O:
Yo puedo reconocer como maestros hasta al oleaje, al viento de la pampa, al canto de los pájaros, a la Biblia, al sermón, a los relatos de mi abuela que era fantástica. A tantas cosas puedo reconocer como maestros, y evidentemente mi primera formación fue muy clásica. Yo escribo verso libre pero empecé escribiendo verso casi clásico, rompiendo después.
P: ¿Qué leía usted?
O.O
: Leía a Quevedo, a San Juan de la Cruz, a Garcilazo, a Lope...
P:
¿Y después de ellos?
O.O:
Después de ellos pasé a los franceses: a Rimbaud, a Nerval, Artaud, Michaux, a Milosz, siempre tuve adoración por Milosz. Y de los españoles de la generación del 27, mi gran amor no fue ni García Lorca ni Alberti, sino Cernuda. Y los románticos alemanes, naturalmente.
P: ¿Eliot también?
O.O:
Eliot también, y Rilke.
P: ¿Y los compañeros de ruta de su generación? ¿De quiénes se sintió próxima?
O.O
: ¿Dices en cuanto a la poesía, en cuanto a la mentalidad o en cuanto al afecto?
P: No sabemos si corre todo junto.
O.O
: No, no. Porque mi poesía, por ejemplo, no tiene nada que ver con la de Alberto Girri, y Alberto era como mi hermano, una de las personas que más he querido, más próxima. Nos conocimos en la facultad con Alberto. He tenido por él un enorme cariño. Para mí su muerte ha sido un golpe muy duro... Bueno, por lo demás, como poetas: Molinari, Enrique Molina –tenemos bastante parentesco inclusive de lenguaje–, Bayley, Aguirre... Pero creo que a ninguno elegiría para compañero de la isla. En otro tiempo me hubiera ido con un médico ginecólogo. Ahora me iría con un sacerdote. (Y el grabador prefiere olvidar. Es el momento en que el grabador prefiere callar, mientras en la habitación luminosa persiste la risa. Con malicia sale la ocurrencia y la risa estalla. La misma que Olga Orozco reconoce que la ha ayudado a lo largo del camino, cuando la sensibilidad y la inteligencia le hablan de dolor y de absurdo. Tal vez porque “hay una misma cavidad para el dolor y la alegría”, como decía Victor Hugo. Es entonces cuando el humor la salva, la salva cada vez que dice un nombre en el sitio preciso. Y el grabador olvida. Cuando Olga Orozco habla su boca ríe en el mundo como en sus relatos.)
P: Dijo que conoció a Girri en la facultad, ¿usted estudio Letras?
O.O: Sí, Letras. No terminé la carrera, hice hasta cuarto año. Estudié en la UBA, en la calle Viamonte, empecé en 1938 y dejé en el ‘42.
P: ¿Usted sentía la necesidad de una formación académica?
O.O:
No, pero pensé que necesitaba un orden. Un orden para estudiar. Después me casé y me resultó difícil retomar, sobre todo griego que era obligatorio hasta cuarto año.
P: ¿Le fue provechosa esa experiencia?
O.O:
Bueno, me dio un cierto orden, una cierta disciplina que me hacía falta.
P: Hablamos de los compañeros de ruta, ¿qué pasa con las generaciones más jóvenes? ¿Siente que su poesía ha influido en ellas?
O.O:
Eso se lo voy a preguntar a ustedes. No la encuentro como influencia, pero yo me entiendo muy bien con los jóvenes. Creo que no somos cerrados, que tenemos ductilidad como para ver dónde está la poesía. De la misma manera que yo la encuentro en muchachos que hacen poesía concreta, o que hacen ese tipo de cosa generativa en que una palabra trae otra, con muy poca ilación como no sea un parentesco a veces exclusivamente verbal.
P: ¿Usted se siente leída por las generaciones más jóvenes?
O.O:
Sí, yo lo he sentido, porque he dado muchas conferencias, he hecho lecturas en universidades y yo encuentro el eco de los muchachos. Siempre me he sentido muy cómoda y muy acompañada y además he tenido una conversación muy libre, muy espontánea con ellos.
P: Nosotras creemos que su poesía está presente en la escritura de poetas mas jóvenes, a veces desviada, a veces con otro tono. Incluso nos parece difícil pensar en la existencia de Alejandra Pizarnik sin su poesía.
O.O:
Bueno, yo la conocí a Alejandra cuando yo tenía treinta y seis años y ella, dieciocho. O antes: yo tenía treinta y cuatro y ella, dieciséis. Algo debo haber obrado.
P:
Sin embargo, nos interesa reflexionar acerca de este tema porque hay un parentesco literario fuerte entre su poesía y la de Alejandra y pocas personas han reparado en esto.
O.O:
Sí, sí, claro, por supuesto.
P:
Tanto es así que hay versos suyos en los poemas de Alejandra, como “de estas aguas no beben las bestias del olvido”, que incluso se incluyen sin la cita correspondiente. ¿Le molesta esto?
O.O:
No, a mí siempre me gusta que citen a mis clásicos.
P: Y, en general, ¿cuál es su opinión cuando un poeta incluye versos ajenos sin citar?
O.O:
Yo creo que no está mal, es lo que llaman intertextualidad...Yo no lo haría. Creo que las cosas pueden ser lícitas. Pero bueno, también eso puede ser, es una manera, está expuesto ahí, que lo descubra quienquiera.
P:
¿Si en lo que usted está escribiendo, de pronto descubre que hay algo que quedó de otro escritor...?
O.O:
Hago una búsqueda exhaustiva, y si no lo encuentro y tengo la sensación de que es de otro, lo saco. Quizá por un sentido de la propiedad desarrollado excesivamente, tal vez.
P: De todos sus libros, ¿cuál prefiere?
O.O:
Siempre será el próximo, si existe. Cuando un libro se termina, lo que tengo es la sensación de que no está realizado del todo. Aunque nunca escribo un libro con la intención de escribir un libro, se va haciendo porque hay un oleaje que trae cosas semejantes de una época u otra época. Y después es lo que trae el oleaje de cada época.
P: ¿Ninguno de sus libros de poemas está
pensado como unidad?
O.O:
Yo creo que los únicos libros que escribí como una unidad total fueron Las muertes y Cantos a Berenice.
P: Museo salvaje también parece estar pensado como una unidad.
O.O:
Claro, porque fue una época de angustias, y la angustia esencial mía era la angustia de muerte con relación a cierta sensación de enajenamiento con respecto a mi cuerpo, que Yurkievich confunde con asco y con algo demoníaco, y está muy equivocado. Jamás. El cuerpo siempre me ha parecido un intermediario sagrado.
P:
¿En qué trabajo se refiere Yurkievich a su libro Museo salvaje?
O.O: En un trabajo asqueroso.
P: Cuando se habla de Olga Orozco se hace mucho hincapié en el esoterismo. Sin embargo, lo
esotérico marca fuertemente un momento de su producción, no toda su obra.
O.O
: Por supuesto, eso está en Los juegos peligrosos, y después queda uno que otro elemento. Hay personas que han hecho tesis en Estados Unidos por ejemplo, muy bien hechas por cierto pero que toman exclusivamente el esoterismo. No lo religioso, que en mi poesía es tanto o más importante que lo esotérico. Además en Los juegos peligrosos hay una cantidad de elementos que están explícitamente jugados en ese orden pero en lo que no se tiene que insistir tanto.
P: En cuanto a lo religioso, sus poemas por momentos parecen sostener una creencia, por momentos parecen escenificar una duda en una lucha desesperada por creer.
O.O:
Yo creo que están las dos cosas. Hay una fe profunda que a veces tambalea, sobre todo en los poemas que tienen relación con la muerte.
P: Como en el poema “Si me puedes mirar”, donde se pide por favor un testimonio...
O.O:
Ah, sí, el poema a mi madre. Bueno, también lo pido en un poema de mi último libro. Pero no como si pidiera que Dios me manifieste su existencia, sino que me manifieste mi existencia. Porque yo, a veces, creo en una absoluta irrealidad de mi persona: esa es una de mis angustias grandes. Y a veces creo que no hay nada, como decía Borges, “que alguien me está soñando” y que a la vez yo proyecto un universo alrededor. En fin, una cosa muy berkeliana, pero eso es otro tema. Pero siento que mi angustia de muerte no me la quiero confesar y, además, que proviene de un cierto retorcimiento en la duda que no quiero sentir. Y es que, justamente, para mí lo contrario de la vida no es la muerte, para mí lo contrario de la muerte ha sido siempre la nada. Pero la nada es impensable: no te cabe la nada en tu cabeza como no te cabe lo que no tiene principio y lo que lo tiene, lo que no tiene fin y lo que lo tiene. No te cabe ninguna de esas cosas porque la conciencia funciona con otros caminos. Tal vez yo le tenga miedo a una cierta metamorfosis, que por fuerza se pueda producir después de la muerte y que es totalmente impensable –por más que golpee de este lado, no voy a saber cómo es ese tránsito–. Pero una tiene la sensación de que puede apegarse a eso que dice Sócrates según Platón: si hay algo después, bienvenido sea, ¿y si no hay nada? ¿Qué? ¿Qué importa?, ya ni estás. Pero es como si fueras a ver que no hay nada, a ver esa nada. Esa es la angustia brava.
P: En sus textos se habla de la caída, en un sentido bíblico.
O.O:
Sí, sí, claro, para mí la caída sigue como en una cierta movilidad que no es visible, pero que está acá, en el mismo punto donde, aparentemente, estamos suspendidos.
P: En ese sentido, ¿qué pensadores, qué filósofos, quiénes formaron a la primera Olga Orozco y después con cuáles se fue afianzando?
O.O:
Bueno, no tengo nada con qué quedarme definitivamente. Mi apego mayor ha sido por Kierkegaard, por Heidegger, por los existencialistas, en definitiva. Pero siempre con un Dios, no sin un Dios.
P: ¿Sus poemas de amor fueron escritos mientras usted estuvo enamorada o cuando el amor pasó?
O.O:
Y... no. Mis poemas de amor, aun cuando siguiera enamorada, están escritos ya a una pérdida. Yo estoy con los españoles que dicen: “boca que besa no canta”. Estuve siempre muy ocupada mientras el amor era pleno y compartido como para sentarme a escribir. Creo que esa es una de las razones de que no haya escrito demasiado.
P: ¿Cual es su visión del amor?
O.O:
Era siempre demasiado absoluta. Por eso la falta de perduración, justamente.
P:
Quemándose en su propio fuego...
O.O:
La falta de perduración no era mía sino de la otra parte. Como sucede con el amor absoluto y los hombres: es muy difícil que ellos se plieguen a un amor absoluto. Se sienten un poco asfixiados. Además resulta muy difícil encontrar la conjunción de un amor absoluto y un espíritu de fuego.
P: ¿Ante qué influencia mayor se sentó a escribir, qué la moviliza más fuertemente para la escritura?
O.O:
Por un lado la ignorancia, en el sentido de que quería saber cosas y no recibía respuestas satisfactorias. Entonces empecé a interrogar yo a las cosas. La poesía ha sido para mí una interrogación, aunque aparentemente sea una aseveración. Por otro lado, el terror al tiempo y el temor a la muerte.
P: ¿Y con respecto a su último libro?
O.O:
Bueno, es un libro duro. Fueron cuatro años terribles esos. Está escrito con pérdidas y ausencias, como sobrepasando el momento del grito. No lo escribí con el grito, lo escribí después. El grito lo dieron muy bien los griegos. Pero como hay una cosa de fe última, no es un camino cerrado. En fin, es el ritmo que una ha tenido entre azares y desdichas. Antes, ustedes me preguntaban a cuál de mis libros quería más. Yo no sé, el último es uno de los que más quiero. Y creo que es así porque ahí se convocan un montón de pérdidas que se recuperan a través de las palabras, y el resto es catarsis que también es importante.
P: Usted trabaja la pérdida como recuperación.
O.O:
La ausencia termina por convertirse en una presencia, la ausencia termina por acompañarte.
P:
Y con respecto a la realidad más inmediata, ¿la literatura le permitió vivir?
O.O:
A todo el mundo le parece que la literatura no sirve para nada, pero yo me he ganado la vida con la literatura, no con talleres literarios sino trabajando en editoriales. Trabajé muchos años, primero en Losada, más tarde con la editorial Muchnik, que después pasó a ser Fabril Editora. Allí era secretaria técnica cuando Pellegrini era asesor literario, yo trabajaba con él. Seguía todo el proceso del libro: el encargo, la traducción, la corrección de estilo y la de pruebas. Después, cuando cerró Fabril Editora, pasé a Claudia, fue la época de oro de Claudia. Usaba muchos seudónimos. Para los trabajos científicos elegí uno de hombre, porque parecía que daba más apoyatura. Ahora, miren qué nombre fui a elegir: Jorge Videla. Los trabajos de ocultismo los firmaba Richard Reiner. El consultorio sentimental, Valeria Guzmán. Los comentarios de libros los firmaba Martín Yañez. Lo que estaba más cerca de mi propio estilo eran las biografías de artistas que firmaba como Valentine Charpentier –naturalmente eran las personas lo que te permitían tomar, no las obras porque parecía que eso aburría a las lectoras de Claudia. Carlota Ezcurra escribía las notas frívolas y Helena Prado, algunas de modas.
P: ¿Alguna firmaba como Olga Orozco?
O.O: No, no. Y lo lamento.
P: ¿Le molestaba ganarse la vida con algo que no fuera estrictamente lo suyo?
O.O:
No, para nada. Además creo que no me perjudicó hacer periodismo. Creo que me dio una mayor soltura y una capacidad de ver las cosas desde distintos lugares.
P: ¿Y después de Claudia?
O.O: Después elegí cuentos para Editorial Atlántida. Pero sin escribir, sólo los elegía.
P: ¿Que está escribiendo en este momento?
O.O:
Estoy trabajando, como siempre, en algunos poemas y en el libro de relatos. Al libro de relatos le falta poco, ya podría publicarlo así como está, pero como tenía anotados dos relatos más de los que tengo hechos (uno está por la mitad y el otro no tiene más que anotaciones), estaba esperando terminarlos para cerrar el libro: uno es una historia con gitanos y el otro, acerca de las hogueras de San Juan. Estos relatos están emparentados con los de La oscuridad es otro sol, los personajes inclusive son los mismos.


Es el final. Porque de lo que se habla es de proyectos, de lo que está por hacerse, del futuro, y de eso nadie puede dar cuenta. A ese futuro Olga Orozco está abierta como posibilidad de una escritura que sí seguirá dando cuenta en ese mundo definitivo de su literatura.

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jueves, septiembre 20, 2007

El grillo de Mallarmé

"(...) Yo no conocía sino el grillo inglés, dulce y caricaturista: ayer solamente entre los trigos jóvenes he oído esta voz sagrada de la tierra ingenua, menos descompuesta ya que la del pájaro, hija de los árboles en medio de la noche solar, y que tiene algo de las estrellas y la luna, y un poco de muerte; --pero cuánto más una sobre todo que la de una mujer que caminaba y cantaba delante de mí, y cuya voz parecía transparente de mil muertes en las cuales ella brillaba-- ¡y penetrada de Nada! ¡Toda esa felicidad que tiene la Tierra de no estar descompuesta en materia y espíritu estaba en ese sonido único del grillo!"*
Fragmento extractado de Stéphane Mallarmé: cartas sobre la poesía, Ediciones del Copista, Córdoba 2004, pp. 64-65.

Novedades: Macedonio


Aparición del nuevo volumen de la
Historia Crítica de la Literatura Argentina

La editorial Emecé ha puesto en circulación el volúmen 8, "Macedonio", de la Historia Crítica de la Literatura Argentina, que se presentará hoy, jueves 20 de septiembre a las 19, en la Sala Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional.
La presentación estará a cargo del escritor Ricardo Piglia.

Floriano Martins*










NUDEZ RECONHECIDA

Há uma voragem imediata que nos enlaça,
lâmpadas criadas no mesmo olho do desejo.
Uma euforia da semelhança despindo-se
enquanto me beijas: revoada de espelhos,
letra revelando-se em pequenos caprichos.
Apanho a confissão de teus seios, a carícia
do céu esquecido na mesa da sala, um rosto
visível e outro extinto no encaixe de gozos.
Tu me beijas o pássaro, a pedra, o abandono.
Um frenesi sem fim palpita em teus braços.
Pernas se multiplicam em comovidas formas.
O dia reluta em guardar segredo: tu me amas:
nenhum perigo será mais grave: refúgio algum
terá sossego: nada mais nos escapa: nada:


DESNUDEZ RECONOCIDA

Hay una vorágine inmediata que nos enlaza,
lámparas creadas en el mismo ojo del deseo.
Una euforia de la semajanza, desnudándose
en cuanto me besas: revoleo de espejos,
letra revelándose en pequeños caprichos.
Tomo en mis manos la confesión de tus senos, la caricia
del cielo olvidado en la mesa de la sala, un rostro
visible y otro extinguido en el encaje de gozos.
Tú me besas el pájaro, la piedra, el abandono.
Un frenesí sin final palpita en tus brazos.
Piernas que se multiplican en conmovidas formas.
El día insiste en guardar secreto: tú me amas:
ningún peligro será más grave: refugio alguno
dará sosiego: nada más nos escapa: nada.

poema & imagem: floriano martins
traducción: susana giraudo

*Floriano Martins nació en Brasil, en 1957. Es poeta, ensayista, traductor y editor. Publicó: Escritura conquistada (diálogos con poetas latinoamericanos, 1998) y El inicio de la búsqueda (el surrealismo en la poesía de América Latina, 2001). Entre sus libros de poesía sobresalen: Alma en llamas (Brasil, 1998), Cenizas del sol (Costa Rica, 2001), y Tres estudios para un amor loco (México, 2006). En la actualidad dirige, junto a Claudio Willer, la revista electrónica Agulha (www.revista.agulha.nom.br) y es coordinador del proyecto Banda Hispánica, del Jornal de Poesia (agulha@rapixonline.com.br ).

martes, septiembre 18, 2007

Recomendaciones

OMERO POESÍA, revista dirigida por el poeta Jorge J. Rivelli (omeropoesia@gmail.com).
De este Número 14, recomendamos muy especialmente la entrevista realizada por Javier Adúriz a la poeta Irene Gruss, como así también la nota de Esteban Moore "Sam Hamill: el poeta que le dijo no a la Casa Blanca" y el artículo de Rodolfo Edwards "César Fernández Moreno, un rey sin corona".

Nelson Guerra*

LUZ

En la última clase de química, aquel profesor, con toda la pobreza chorreando angustias desde sus anteojos, quemó para nosotros
¡un diamante!
¿ven? ¡ no es más que carbono!
El oxígeno (que es azul en grandes cantidades y desmesurado para Isabel que sufre de asma) lo consume.
Ya perdió el mundo su diamante.
¿Quién me importuna ahora pidiendo el nombre del minero?
Fue una gloria de luz.
Un baile para nuestras sombras (las de entonces).
Una fantasmagoría de rostros espolvoreados por los rayos de la alquimia.
Como una guiñada del creador
o el nacimiento de una estrella
o el reventón de una arteria en el cerebro.

No habrá memoria del diamante.
Sí de la luz.
Yo la llevaba al salir, para enfrentar el azote de la llovizna.
Tal vez la llevaba también Isabel, que nunca se animó a bailar conmigo.
Su boca entreabierta se esforzaba debajo de la bufanda a cuadros.
Yo que quería tomar su mano
y tampoco.
El profesor se apresuró a chapotear todos los charcos para treparse al ómnibus.

Y yo nunca tuve un diamante propio
si lo tuviera
lo quemaría ante mis hijas,
para verlas conmovidas, pequeñitas, humedecidas de luz universal
y les diría:
Hubo una vez un cataclismo que produjo una geológica gloria diminuta.
La rescató un minero rodeado de poderosas tinieblas.
Esa noche su familia cenó.
De ahí viene la luz.


*Nelson Guerra nació en Montevideo, en 1943. Poeta y narrador. En 1974 edita la revista de arte y literatura Imágenes. Interviene en la muestra de poesía ilustrada organizada por el Ateneo de Montevideo. Es docente de los talleres literarios del departamento de Maldonado. Publicó: El esquema, cuentos, 1974; Los ojos del viento sur, cuentos, 1983; Más o menos a las siete, 2002, cuentos. El poema que se transcribe pertenece al poemario inédito Verso libre.


lunes, septiembre 17, 2007

Edson Cruz*

Señal verde

tantos años se arrastran
ya no me acuerdo de mi infancia
¿la tuve o fue un sueño?

todo se resume en una noche
noche de elección y enfrentamiento
allí, me hice en la soledad azul
del nacimiento

“¡si no quiere ir al culto
que siga allí, solo!”

seguí allí, y todavía estoy…
en casa oscura y sobresaltada
por sombras y faroles relampagueando
abandonado por dioses y afectos

no dormí, como no duermo ahora
no escapé, como no puedo aunque
allí, la voluntad de mi yo se impuso
mi porción de dolor amarilleó

permanecí en la infinitud de lo posible
y así abrazo al tótem
de vida que sutil me resta

en la contingente luz verde que se revela
acepto humilde y resignado
el gentil azote de la muerte que me espera.


Sinal verde

tantos anos se arrastaram
já nao me lembro de minha infancia
será que a tive, ou foi um sonho?

tudo se resume a uma noite
noite de escolha e enfrentamento
ali, me fiz na solidao azul
do nascimento

“se nao quer ir ao culto
que fique aí, sozinho!”

fiquei ali, e ainda estou…
em casa escura e sobresaltada
por sombras e fallos relampejando
abandonado de deuses e de afetos

nao dormi, como nao durmo agora
nao fugi, como nem posso embora
ali, a vontade de meu eu se impôs
minha porçao de dor se amarelou

permaneci na infinitude do possível
e assim abraço o totem
de vida que sutil me resta

na contingente luz verde que se revela
aceito humilde e resignado
o gentil açoite da morte que me espera.

*Edson Cruz es poeta bahiano, de Ilhéus. Graduado en Letras (USP). Coedita el sitio de Literatura y Arte Cronopios (www.cronopios.com.br) y la revista electrónica de literatura Mnemozine (www.cronopios.com.br/mnemozine). El poema que se transcribe pertenece a su libro Sortilégio (ed. Demonionegro, 2007), edición bilingüe portugués-español, realizada por Luis Benítez y Adriana de Almeida.


Inolvidades días los que pasé en la querida República Oriental del Uruguay --Maldonado, San Carlos y Piriápolis--, en ocasión del Segundo Encuentro de Escrituras, al que fui invitada junto con más de veinte escritores de Brasil, Uruguay y la Argentina. Quisiera entonces, agradecer desde aquí a la Dirección de Cultura de la Intendencia de Maldonado y al Cerp del Este, muy especialmente al poeta Luis Pereira, a Mariel Cardozo, al escritor Horacio Verzi, y a todos aquellos que hicieron posible la realización de este evento, de impecable organización. Y, desde ya, a todos los escritores con quienes compartí esta experiencia extraordinaria.


miércoles, septiembre 12, 2007

Hasta el domingo...


Queridos amigos de este blog del amasijo: nos reencontraremos a mi regreso del Encuentro de Escrituras que se realizará a partir del miércoles en Uruguay. Seguramente con muchas novedades. Hasta luego.

martes, septiembre 11, 2007

Aplausos para El Jabalí

Ya salió el Número 17 de El Jabalí, revista ilustrada de poesía www.poesiaeljabali.com.ar . Como siempre con material de primera.
Agradecemos desde aquí a su director, el poeta Daniel Chirom (dchirom@yahoo.com), por habernos hecho llegar un ejemplar de la publicación y, sobre todo, por seguir adelante, "con la misma fuerza e idénticas convicciones".
En esta ocasión, recomendamos muy especialmente, en la sección dedicada a Federico García Lorca, los textos de Francicso Urondo, Daniel Chirom, Fernando del Corro, el reportaje a la actriz Eva Franco, los poemas ingleses para España (Auden, Cornford, Parsons, Read, Spender, Lewis) y la correspondencia Salvador Dalí-Lorca. También, en la sección "Bululú", "Viaje al Paraguay con Oliverio", de Francicso Madariaga, y "Esteros y claustros: un diálogo con dos poetas", reportaje realizado por el escritor Alberto Vanasco a Francisco Madariaga y Noé Jitrik, en 1963.

Festival Internacional de Poesía


Informamos que del 3 al 6 de octubre de 2007 se realizará en la ciudad de Rosario, Argentina, la XV edición del Festival Internacional de Poesía, con la participación de poetas nacionales e internacionales. El evento está organizado por la Secretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe y por la Secretaría de Cultura y Educación de la Municpalidad de Rosario.

lunes, septiembre 10, 2007

Sara Gallardo*


I
Detrás del gran rey cuelga un cuero pintado. Puede agitarse, es el viento. O no agitarse: la reina está escuchando. Los muertos por su orden cuento en mí. Tontas las que lloran su juventud pasada: ignoran los secretos de la fermentación. Vean las borracheras bajo las estrellas: si el agua es para el día, para el dominio es el alcohol.
Alcohol es la vejez. Perdí los dientes, mi alimento es influir. Trenzo mis canas, ¿qué se trenza sin mí?
Tengo un anhelo sin embargo. Haría matar a esa muchacha. Y a su niño en sus brazos.

IV
Las torturé. Sigo con sed. Las vi morir, nombrando a desconocidos en otras lenguas. No me sacié. Si cada pasto fuera sujeto de humillación y cada estrella un ojo que cegar seguirían mis ansias.

VIII
Pasar, sin pisadas. Hormiga. Aire. Nada.

XXX
Soñé: perdí un diente.
¿Qué haré sin él, qué hará sin mí?
Se ha levantado viento sobre el río.
¿Qué hará sin mí, qué haré sin él?

XXXIII
He visto una visión que no es mentira en el agua del pozo. Vi el funeral del rey. No falta mucho tiempo. Con él irá su caballo revestido de plata. Sus mujeres en fila, roto el cráneo. La favorita del vestido rojo tendrá el niño en los brazos. Se lo arrebatarán al tiempo que la maten. Así vi el funeral, con treinta y dos esposas. Yo me escapo esta noche.


*Sara Gallardo, cuentista y novelista argentina, (1931-1988).
** Los textos que se transcriben forman parte de Las treinta y tres mujeres del emperador Piedra Azul (El país del humo, Alción Editora, 2003).

domingo, septiembre 09, 2007

Poemas de Adrián Desiderato*

¿el amor?
A Fracois Truffat, cuyos personajes
afirman que “las historias de amor
tienen un principio, un medio y un fin”,
pero nunca se convencen del todo.


Lo de siempre: una pasión se agrieta,
los besos se humedecen,
las carnes que temblaron de gozo
se reducen a piedras.
Detrás de cada amor hay un baldío
que quiere devorarlo,
donde crecen los yuyos,
donde se tiran las caricias usadas.
El hombre entra en el hospital
con un termo de leche,
con un termo de talio para su esposa enferma.

Así acaban las historias de amor: envenenadas.

Trasplantes
A Michèle

¿Cómo serán los hombres de corazón artificial?
¿Tendrán amores de artificio? ¿O fuegos
artificiales al hacer el amor?
¿Padecerán desdichas amorosas? ¿Podrán
amar sin que los hieran, sin herir,
amar como es preciso y, finalmente, ser amados?
¿Convendrá usarlos o será
mejor quedarse con este viejo corazón
y dejarlo morir cuando la hora
llegue o sea, y asciendan
por la arteria cardíaca los coágulos
de las dichas inciertas?

¿Valdrá la pena cambiarse el corazón?

Por quién doblan las preguntas

¿Qué es el amor? –pregunta
el que jamás se ha enamorado.
Qué es el amor –pregunta
el que se ha enamorado.
Qué es el amor –preguntan
los que amaron, amarán, se desaman.
Un resplandor absorto
se eleva y quema a Dios.
De eco en eco
el universo se lleva la pregunta,
pero devuelve una respuesta.

La enuncia en voz tan baja
que no puede escucharse.

*Adrián Desiderato nació en Buenos Aires en 1948. Poeta, novelista y periodista. Integró el grupo El Ladrillo. Publicó, entre otros, los siguientes libros: Conejos de opio, Treinta poemas escritos en invierno, El equipo de José no existió (novela). Recibió el premio El Bardo, de Barcelona.

viernes, septiembre 07, 2007

Bob Dylan leerá este Blog ?

La forma de anunciar el nuevo CD y DVD de Bob Dylan, nos sorprendió muchísimo: Hagan click acá !

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Esperando a Godot

Ya salió el Número 15 de la revista Esperando a Godot.

(La única revista que te trae problemas.)

jueves, septiembre 06, 2007

Diálogo entre dos orillas: en el revés del cielo*

El texto que se transcribe a continuación corresponde a la ponencia leída en ocasión del encuentro de poetas argentinas y españolas, realizado en el mes de agosto de 2006, en el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA, Florida 943).

Músicas de acá y de allá, influencias entre la literatura española y argentina**

Por María del Carmen Colombo

“En la resonancia –dice Bachelard— oímos el poema, en la repercusión, lo hablamos, es nuestro”: sonidos que fluyen hacia nosotros, que identificamos oyéndolos en otra voz, tonos y ritmos, música que institivamente reconocemos: in-fluencia, entonces, ese modo de encuentro.
Así entendido el significado de esta palabra, puedo decir respecto de los poetas españoles, que son muchos los que me han conmovido: entre los clásicos, por ejemplo, Quevedo; más cerca, Juan Ramón Jiménez, y de la generación de la posguerra, Gloria Fuertes, Blas de Otero, Angel González, Cernuda también. Pero como in-fluencia, en el sentido que doy a esta palabra, identifico claramente dos: una, temprana y entrañable, proveniente del registro oral, relacionada con los poetas populares españoles que cantaron en lengua gallega, y otra, mucho más tardía, derivada de la lengua escrita, la del poeta García Lorca, el Lorca de Poeta en Nueva York.
En cuanto a la primera, fue la voz de mi madre que me acercó desde las dulces cántigas de cuna ("durme meu menina durme/ durme se queres durmir") y las graciosas cadencias de las coplas ("vexo Cangas, vexo Vigo/, tamén vexo Redondela/, vexo a Ponte de Sampaio/, camiño da nosa terra"), hasta los punzantes acentos, irónicos, burlones, del cancionero popular de Galicia ("vaite lavar, porcona/ vaite lavar/ se non che chega o río/ tirate o mar").
Canción que calma pero al mismo tiempo hiere, decir que sueña pero también despierta, el canto de mi madre evocaba así, en aquellos días de mi infancia, los intensos contrastes de un paisaje lejano –ternura de vergel, aspereza de la piedra--, el que habitaron sus antepasados, campesinos pobres de Pontevedra retomando, sobre todo, los tonos de lamento y desafío de esa provincia “humillada” de España, según palabras de mi abuela materna; y que alguna vez descubrí, también por obra de mi madre, en la voz de otra mujer y poeta, Rosalía de Castro, ("Castellanos, castellanos,/ tratad bien a los gallegos/ cuando van, van como rosas, /cuando vuelven, como negros").
En aquellos tiempos, digo, cuando gracias a “un entender no entendiendo” mis oídos, directamente, a través de esa musicalidad, asimilaban no sólo el sentido literal de las palabras, imaginaban además, ese otro sentido, que cava profundo en la memoria --avatares de la historia de una región, de los pensamientos y sentimientos de un pueblo, de sus supersticiones y arcaicas creencias--. “El problema de uno, padecido por muchos”, al decir de Enrique Santos Discépolo: vivencias de antiguas exclusiones y sometimientos --linguísticos, culturales, sociales— que la experiencia --exilio y desarraigo-- de la inmigración al Río de la Plata actualizó en aquellos argentinos “esforzados”, integrantes de la “plebe ultramarina” de la que hablaba Lugones, y que poblaban los suburbios del Río de la Plata. Nostalgiosos y melancólicos por todo lo perdido, acomplejados ante la lengua y la cultura, y rebeldes, también, e impregnados de un orgulloso resentimiento regional, que se sintieron representados, como mi abuela y mi madre, por el sentimentalismo romántico de Le Pera –"sus ojos se cerraron/ y el mundo sigue andando"— y el amargo reflexionar de Discepolín, en cuyos versos escucharon repicar los acordes de un Garcilazo: "Fiera vengaza la del tiempo/ que le hace ver deshecho lo que uno amó".
Creo a esta altura que el vaivén rítmico de la canción materna, signó oscura y contradictoriamente la orientación de mi escritura hacia el paisaje de la ciudad de Buenos Aires, el habla de su gente, la lengua coloquial, y sobre todo la canción popular –en un amasijo que incorpora los sones del gauchesco y del tango, del rock y de la cumbia fusionados con la lengua literaria--.
Mucho tiempo después, y justamente mientras escribía los textos de mi segundo libro Blues del amasijo, esa búsqueda me condujo hacia el Lorca de Poeta en Nueva York. En realidad, en esa lectura apasionada que hice de sus textos lo que me conmovió fue la capacidad del poeta de fusionar magistralmente la lírica popular con los recursos de la vanguardia: esa música proveniente de una versificación que combina versos de medida fluctuante insertos en un esquema métrico heredado, apertura del verso libre mezclada con la sonoridad de ritmos tradicionales; y ese modo de hacer estallar el cristal de la imagen tradicional y reunir sus fragmentos en constelaciones significativas nuevas, extrañas: como un calidoscopio infernal, lírico cambalache que al yirar y yirar descubre y proyecta el paisaje desolado de la multitud.

* Encuentro de poetas coordinado por la escritora española Concha García.
**En esta mesa participaron: Neus Aguado (Barcelona, España), Teresa Arijón (Buenos Aires, Argentina), María del Carmen Colombo (Buenos Aires, Argentina) y María Eloy García (Málaga, España), Manuela Fingueret (Argentina) y Concha García.

miércoles, septiembre 05, 2007

Estudio Uno


Estudio Uno nos informa que el viernes 28 de setiembre, a las 20, tendrá lugar el preestreno de Verano en Berlín (color, Alemania, 2006, 107 min.), film de Andreas Dressen, en Bonpland 1684, PB 1.

(Dos amigas asomadas al balcón en un particularmente caluroso verano berlinés. Dos amigas y los afectos que vienen y van. Dos amigas, un balcón y el universo que, como el tiempo, no cesa de pasar y pasar.)

Presentación y comentarios teóricos: Ricardo Parodi
Auspicia: Goethe- Institut Buenos Aires / Embajada de Francia en Argentina
Cada encuentro: Bono contribución de $7.-
Tel.: 4773-7820 - 15 6 705 9884

Kodak*


Auto

Desde mi asiento solamente veía la parte superior de tu espalda, los hombros potentes dominados por tu traje gris, el cuello tostado y primitivo, la cabeza húmeda y brillante, y tu perfil perfecto cortado a grandes golpes de hacha.
De pronto, en una actitud de fuerza y comando, las manos motoras sujetaron el volante.
Y la máquina, dócil como mi corazón, te obedeció en silencio.
Alfonsina Storni**
*Serie de poemas en prosa publicados en el diario La Nación, el 8 de diciembre de 1929.
(Véase Alfonsina Storni, Losada 1999. Prólogo, investigación y recopilación Delfina Muschietti.)
**Poeta argentina (1886-1938).

Lezama Lima*: viajes, travesías


"Es que hay viajes más espléndidos: los que un hombre puede intentar por los corredores de su casa, yéndose del dormitorio al baño, desfilando entre parques y librerías. (...) El viaje es reconocer, reconocerse, es la pérdida de la niñez y la admisión de la madurez (...), casi nunca he salido de la Habana. Admito dos razones: a cada salida empeoraban mis bronquios; y además, en el centro de todo viaje ha flotado siempre el recuerdo de la muerte de mi padre. Gide ha dicho que toda travesía es un pregusto de la muerte, una anticipación del fin. Yo no viajo: por eso resucito."**

* José Lezama Lima, escritor cubano (1910-1916). Fundó la revista Verbum y dirigió la revista Orígenes. Publicó entre otros, los siguientes libros: Muerte de Narciso (1937), Enemigo rumor (1941), Aventuras sigilosas (1945), Dador (1960), Fragmentos a su imán (1977), Paradiso (novela, 1966), La cantidad hechizada (ensayo, 1970), Oppiano Licario (novela inconclusa, aparecida póstumamente en 1977).

** Fragmento extractado del libro del compilador Pedro Simón Valoración múltiple. Recopilación de textos sobre Lezama Lima. La Habana. Casa de las Américas, 1970, pág. 30.


martes, septiembre 04, 2007

Segundo Encuentro de Escrituras

En Maldonado, San Carlos y Piriápolis


Más de veinte escritores de Argentina, Brasil y Uruguay estarán presentes en Maldonado a partir del próximo miércoles 12 de setiembre para el Segundo Encuentro de Escrituras. Las actividades se llevarán a cabo en la Biblioteca de la Casa de la Cultura de Maldonado, en el CERP del Este, en el Instituto de Formación Docente, y en los liceos de Maldonado, San Carlos y Piriápolis.
Desde Argentina vendrán los poetas María del Carmen Colombo, Jorge J. Rivelli y Estela Kallay, además del editor de la revista y colección editorial Vox Gustavo Lopez. Como "padrino" del evento ha sido invitado el también poeta Esteban Moore, quién ya estuviera en la edición pasada.
Desde Brasil asistirán la narradora, poeta y guionista Laís Chaffe, la también narradora Ana María Goncalvez, Edson Cruz, editor de la revista web Cronópios, y – nuevamente – como segundo "padrino" del encuentro Aldyr García Schlee.
El encuentro tendrá una nutrida presencia uruguaya: Tomás de Mattos, Milton Fornaro, Fernando Butazzoni, Tatiana Oroño, Silvia Lago y Henry Trujillo llegarán desde Montevideo; Carlos Caillabet desde Paysandú y Jesús Moraes desde Artigas.
En plan de actividades especiales se destaca el work in progress de "Berlín", puesta teatral de próximo estreno con presencia de su autor el dramaturgo y narrador Gabriel Peveroni y la directora María Dodera; y una mesa redonda acerca de prensa cultural que reunirá como panelistas al profesor Jorge Albistur, Miguel Angel Campodonico (reciente autor del "Diccionario de la Cultura Uruguaya"), Gabriel Lagos (Editor de Cultura de La Diaria) y el profesor Ignacio Fernández.
La literatura infantil y juvenil estará presente con la presencia de Rutk Kaufman y Sebastian Pedrozo. El encuentro será además la oportunidad para presentar en Maldonado "Jaula de Costillas", premio Narrativa de la fundación Lolita Rubial, del escritor fernandino Valentín Trujillo. La lista de invitados se completa con Nelson Guerra y Damián González.
El encuentro se inaugura el miércoles 12 a las 15, en el Centro Regional de Profesores del Este, con presencia del Intendente Municipal Oscar de los Santos. Las actividades tendrán lugar en el propio CERP, en la Biblioteca de la Casa de la Cultura de Maldonado, en el quinto piso de la Intendencia, en el Instituto de Formación Docente, y en los liceos de Maldonado, San Carlos y Piriápolis, hasta el sábado 15 de setiembre. La organización es de la Dirección General de Cultura de la intendencia y el CERP del Este.

Para que cada uno afine su música*

Por Seamus Heaney**
"En su novela El primer círculo, Solzhenitzyn sitúa la acción en un campo de prisioneros en las afueras de Moscú; los prisioneros son técnicos altamente calificados forzados a trabajar en proyectos ideados por Stalin. El proyecto más importante de todos es el intento de construir un mecanismo capaz de intervenir los teléfonos. Pero lo que tiene que ser especial de este mecanismo concreto (...) es que no sólo grabará la voz y el mensaje, sino que además identificará la modulación esencial de los sonidos de la voz que habla; descubrirá, según nos dice el autor, 'aquello que hace que todas las voces humanas sean únicas' (...). La idea es que la voz es una especie de huella dactilar poseedora de una rúbrica constante y singular que, como las huellas dactilares, puede ser grabada y empleada para nuestra identificación.
Ahora bien, una de las finalidades de la formación literaria que yo recibí era que el oído del estudiante se convirtiera en un artefacto capaz de "pinchar" las poesías, de modo que cualquier fragmento de un verso desprovisto de nombre o de fecha pudiese llegar a ser identificado por la dicción, los tropos o la cadencia. (...) Lo que quiero decir es que existe una relación entre el núcleo de la voz del poeta cuando habla y el núcleo de su voz poética, entre su acento original y el estilo que en algún momento descubrirá. Creo que el descubrimiento de un modo de escribir natural y adecuado a tu sensibilidad depende de la capacidad de recobrar ese punto sensible esencial que los técnicos de Solzhenitzyn intentaban aislar. Ese y no otro es el registro absoluto que sirve para que cada uno afine su música."
*Fragmento extractado de De la emoción a las palabras. Anagrama, Colección Argumentos, Barcelona, 1996, pp. 42-43.
**Seamus Heaney nació en 1929 en Irlanda del Norte. Poeta, prosista y ensayista. Premio Nobel de Literatura 1995.

lunes, septiembre 03, 2007

Los que van a morir, de Gabriela Franco

El cuerpo es un viejo
lleva ataduras de trapo
aduanas de agujas

el cuerpo es un viejo olvidado
no recuerda el miedo ni el deseo
el viejo es un bicho
despojado de carne

un bicho deshabitado
abrigo de tumores

los huesos son adorno
hacen nudo en el árbol

el árbol es nicho y polilla
alberga agujero en la roca
duelo, en el respeto ausente


Cada día tiene su temblor
maxilar, raja, pesadilla
tiempo en lo quieto
racimo de últimos
día aguja
día punto
día jaula
ramalazo
mechones de calva en el espacio
espacio en las cuencas
anillo desorbitado en el hueso


Tengo miedo y no traté de dormir
me da miedo una hoja de ave
pensé que alguien moría
es sólo una pluma
mi idea pesa
y no me dormí


La sangre se corta y no hay
rojo ni luz
ni apuro

sólo algo afuera
de la tumba de una arteria
afuera
un silencio de borbotón lento
un agua afónica de tinto
un río que llega al mar
y deja el corazón
distendido


no es que no haya luz
es que se derrumba de a poco


Estoy en el ángulo donde entra
el sol por la puerta ventana
estoy de pie y las mitades
ruedan como un rumor mojado

la ventana está abierta y el recuerdo es naranja

el pretérito de los sueños es imperfecto


Desarmamos la cama en silencio
como actrices de oficio
como si no hubiera pasado
un año
desde que tendimos las sábanas

(¿sólo aprendemos a fuerza de repetición?
¿veinte años de vida
necesitan veinte años de muerte?
mirar es un instinto
y la muerte un espejo
suspendido en el futuro)

desarmamos la casa
y el aire era uno
uno solo el silencio
único el vacío


Gabriela Franco nació en Buenos Aires en 1970. Es licenciada en Letras (UBA) y docente. Publicó Calle (plaqueta), 1999, Piedras preciosas (plaqueta, 2006), el libro de ensayos Buenos Aires y el rock (en coautoría con A. Franco y D. Calderón), 2006 y Los que van a morir (2007).

domingo, septiembre 02, 2007

Imaginación y realidad

"La poesía es el espíritu, como el poema es el cuerpo. Dicho con crudeza la poesía es la imaginación. (...) Estoy hablando de poesía pura. El propósito de escribir poesía es alcanzar la poesía pura. La validez del poeta como una figura digna de prestigio se resume totalmente en esto: que le agregue a la vida aquello sin lo cual la vida no puede vivirse, o no vale la pena vivirla, o es insípida; o, en cualquier caso, sería totalmente diferente de lo que es hoy. La poesía es una pasión, no un hábito. Esta pasión se alimenta a sí misma de la realidad. La única fuente de la imaginación es la realidad, y deja de tener valor cuando se aparta de la realidad. He aquí un principio fundamental de la imaginación: no crea sino al transformar. No hay nada que exista exclusivamente en virtud de la imaginación, o que no exista de alguna forma en la realidad. Entonces realidad igual imaginación e imaginación igual realidad. La imaginación da, pero da en relación."**
*Wallace Stevens. Poeta norteamericano (1879-1955).
**Fragmento de una de las cartas enviadas por el poeta al crítico Hi Simmons, extractado de Selecciones de Amadeo Mandarino Nº7, 2000.

Miradas: Paul Klee


"(...) Déjenme emplear un símil, el símil del árbol. El artista ha penetrado en este nuestro mundo multiforme y --vamos a suponerlo así-- se ha orientado en él más o menos... calladamente... La orientación en las cosas de la naturaleza y de la vida, ese orden ramificado, de muchas ramas, lo quisiera comparar con las raíces del árbol.
De allí le afluyen al artista las savias que pasan a través de él y de sus ojos.
Él está, pues, donde está el tronco. Asediado y conmovido por el poder de ese fluir, transmite en la obra lo que ha visto.
Como en la copa del árbol, que en el tiempo y en el espacio se despliega visiblemente hacia todos los lados, se despliega también la obra.
A nadie se le ocurriría pedirle al árbol que forme la copa exactamente como la ráíz. Todos comprenderán que entre abajo y arriba no puede haber una relación de espejo y objeto reflejado. Es natural que las distintas funciones de distintos ámbitos elementales den lugar a grandes diferencias.
Pero precisamente al artista en muchos casos se le quiere prohibir esas diferencias con respecto a los modelos naturales, necesarias, si no por otras razones por las exigencias de la creación plástica. Hasta se ha ido tan lejos como para reprocharle impotencia e imputarle un falseamiento intencional.
Pero él, en el lugar del tronco, lugar que le está asignado, no hace más que recoger lo que brota de las profundidades y transmitirlo. Lo que hace no es servir ni dominar; es simplemente transmitir.
Ocupa, pues, una posición auténticamente humilde. Y la belleza de la copa no es suya, sólo ha pasado a través de él."
*Fragmento de la conferencia de Klee Sobre el arte moderno, extractada del libro Mundo y vida de grandes artistas (III), Westheim Paul. Fondo de Cultura Económica, 1984.

Puertas de París, de Sara Cohen*


Por María del Carmen Colombo**


En el nuevo libro de Sara Cohen Puertas de París, una mujer cruza el umbral, y, venciendo los temores ancestrales, se interna en un universo de pérdida y silencio. Hija viajera, lleva en su maleta aquello que permanece frente a las mudanzas: sabores, sonidos, la luna de origen, el relato materno.
Cruzar el umbral, entonces, se convierte en el movimiento inicial de una mujer dispuesta a reunir los fragmentos de las historias de familia, hasta conformar el entramado de una escritura que retoma el detalle, la pequeña anécdota.
Cuando los hijos dicen el silencio de los padres, lo extraño se vuelve familiar. Hablar, contar la historia, establecer continuidades otorga existencia, presencia a las ausencias. Poema a poema el lector va reconstruyendo el derrotero de una familia judía que, debido a los avatares de la historia, tuvo que emigrar de París a Buenos Aires. Se actualizan así los orígenes devastados de padres y abuelos, desencuentros provocados por constantes migraciones. La asincronía en la presentacion de los datos biográficos y lugares conforma un laberinto tejido por las hábiles manos de la autora, una verdadera Ariadna.
El tiempo se asocia a un espacio, las pequeñas historias se relacionan con un lugar –París, Milán, Schumaj--, y cada vínculo filial se transforma en una entrada, en una puerta a ese laberinto. Como se enhebran las cuentas dispersas de un collar, Sara Cohen recupera las voces desaparecidas que sólo encuentran “vacío de referencia en todas las lenguas”. Al fin, la poesía puede conjurar los desencuentros, “factor común de una humanidad degradada”.
Pero lo que en realidad va dibujando este libro es el mapa de una subjetividad, la de una mujer que se pregunta quién es. “Escritura e identidad, un cuerpo y un misterio”, responde Sara Cohen al final de su trayecto. Identidad: algo intraducible en sujetos siempre en proceso y, por lo tanto, inacabados, inconclusos.
Oscuro continente el de la muerte, ausencia definitiva que nos deja en situación de carencia, de privación. Sin embargo esta intemperie puede ser el impulso para emprender un viaje de vida y de palabra, de compromiso con el pasado y el presente. Así parece confirmarlo la inquietante travesía que despliega Puertas de París, un libro sem metafisica, atento a la experiencia, a la realidad de las sensaciones: “pieza preciosa oculta/ en la maleza/ puesta a salvo milagrosamente al momento de partir”.
Retomando en profundidad ciertas búsquedas recurrentes en la poesía argentina escrita por mujeres, y en diálogo intenso con otras voces poéticas --Pizarnik, Pessoa, Rimbaud--, la voz de Sara Cohen adquiere ese matiz singular, esa resonancia luminosa, que deriva de un esfuerzo de alteridad. Voz femenina la de Cohen que, en su anhelo de comunión, abre generosamente las puertas para invitarnos a ser parte de su fascinante travesía.

*Sara Cohen nació en Buenos Aires en 1955. Es poeta y traductora, psicoanalista. Ha publicado los libros de poesía El poema que insiste (1992), Puertas de París (Emecé, 2000), Escena con cartas (Emecé, 2003), Poemas venecianos (Vinciguerra, 2003), Casas turbulentas (La Bohemia, 2004), los libros de ensayo El silencio de los poetas (Biblos, 2002) y La frontera de la lengua (Biblos, 2006) y la novela Veintinueve días de junio (Biblos, 2006). Entre 1996 y 2005 condujo un espacio de poesía dentro del programa radial “El refugio de la cultura”.
**Texto del prólogo del libro Puertas de París (Emecé, 2000).

Buenas noticias

Nos informa el equipo de Blog de Monografías. com que como el 31 de agosto se ha fijado como 'Día del Blog' o 'BlogDay', según lo estipulado por Blogday.org (http://www.blogday.org/), han recomendado en su blog (http://www.monografias.com/blog) al Blog del Amasijo, dentro de las cinco recomendaciones que pretende esta celebración ( puede encontrarse la referencia en la siguiente dirección: http://www.monografias.com/blog/2007/08/31/blogday-2007/).
Vaya desde aquí, entonces, nuestro agradecimiento por esta buena nueva.