domingo, mayo 07, 2023

De la página Abisinia Review: Suleika Ibañez

 Suleika Ibañez

 No es sorpresa para el lector experimentado hallar en la poesía uruguaya una voz femenina de las dimensiones de Ida Vitale, Circe Maia o Marosa di Giorgio. Gracias a la poeta María del Carmen Colombo, a quien le debemos este susurro al oído y la presente selección, ofrecemos estos poemas de Suleika Ibañez (Montevideo 1930-2013), poeta, dramaturga, narradora y traductora uruguaya.

 

 X

Noche de cerveza

Ah, dijo mi padre, los poetas muertos, malditos…

Fue en la Cervecería Oriental, una noche de verano antiguo, de álbum de postales a la deriva de su río de oro sepia. De sus rosados muelles abandonados.

Entré en la caja de cristal.

Mi padre me puso ese diamante en los labios.

Los mozos eran gastadas barajas en blanco y negro, de truco sin lances al destino, cine mudo de pájaros pálidos, en un drama de Cha`lim desplumados,

y los dibujos, los fantomas, trajeron las jarras de fríos cuentos hexagonales, las colmenas heladas, con un hexamerón de miel.

la aventura de la mariposa que murió de espuma, la de la bruja que alumbró la noche con la quimera del oro

y un ogro alemán sonreía para siempre en un tonel.

Después mi padre dijo: Gran poeta, Genet.

Por eso me sabe a lúpulo, hiela mis huesos, espuma volandera son sus palabras, y es mi padre, mi padre entre profundas magnolias, de las que no volverán a olerse quizás nunca.

  

 

XI

Amor

Te besaba el amor de amor los oídos, los ojos y la boca,

amor en bruto, en luto, amor de un peso neto de nido, de

lingotes de olvido.

A veces una boca de cordero, con el beso rosado balando

en leche rota.

A veces una boca azul de lobo, con el diamante de la

muerte como un pedazo de risa.

Te besaron la memoria, el vacío, a la tolondra, al desgaire.

A veces una alondra sosteniéndote el alba con su fantasma

orlado de rosa, a veces una terrible bestia dorada de la

noche, que se desplomaba con hedor a crímenes.

Labios de plata oscura, ojos de fuego obsceno abrían heridas

como escuelas o dispensarios en la ciudad oscura.

Sexo ya no sexo, apenas pan y vino, apenas una pluma de

claridad en el centro de la muerte,

y un ramo de amantes oriundo de la destrucción fue el

muro de tu insurrección.

 

De Homenaje a Jean Genet (Nuestra Señora de las Flores), 1985.

 

 VI

Saqué un puñal del espejo y le corté la cabeza

a papá.

Me fui de urgencia a mis citas con asuntos

doradamente de actualidad.

Ni idea por qué desagües de extramuros navegarán

sus ojos, ya coágulos de luna o chocolate.

Mi amor por papá corre en las estatuas a la azucena

de los lavabos. El jabón es un remolino

de iris y olvido.

Viviré en mi cuerpo, ya sin la hegemonía

de una sombra.

Como el viajero que ve dormirse al piloto

del avión,

y con torpeza y terror toma el comando de la noche.

 

De Experiencias con ángeles y demonios, 1998.

 

 

 VII

Doctora, con tu nombre usurpas las maravillas y los

espejos de los cuentos de Carroll, de donde las niñas

vuelven siempre del sueño.

A tu paso de cátedra de hielo, aun los muebles

oriundos de la cofradía del frío daban diente con diente. Y

hasta el muro caliente se escarchaba.

Nunca un rubí de úlcera dulce vi en tu frente.

Y nunca jamás un solitario de quilates gigantes en la noche

de tus ojos, de tu rimmel pendiendo en súbita joya de

dolores.

Nunca desnudas tus manos. Siempre con guantes

de lejanía, o de caucho derramando dedos de ajenjo.

Nunca en ti una de esas risas en impromptu que

suenan a promesa y milagro. Nunca plenilunio tus dientes.

Tu boca solo media luna cayente.

Tú no inventaste el mal, es cierto.

Pero jugaste a los suplicios –y a la tolondra en tablero de

brumas.

Aún así, por otras criaturas de la primavera, yo ruego

profundamente que un día cante por fin en ti el dolor su

ronca alondra.

 

De Galia, con quien tanto quería, 2002

 

 

 V

Súbito Rey Lear

(a Roberto Ibáñez, mi padre)

 

…..Por el prado paseaba con un libro de versos, y leía con voz de tierra firme, y arenas movedizas. Ya era la levedad de un ramo de tomillo, ya menguante de luna en avaricia.

…..Sólo cantaba quedo: “Había una vez…”.

…..Tiernamente me maldecía, con ferocidad su bendición me daba, con voz de plata y lámpara vacía.

…..Y se iba en la tempestad, de blanco, de luto, desnudo, rota su vara de varón, asido a su anillo de viudo. Bajo la hoguera de blancura de su melena salvaje, bajo el cielo de terciopelo verde y desgarrado. Y en el torcido rayo de su báculo, en ramo de violetas encorvadas se derramaba su sombra malherida.

…..Yo le seguí el crepúsculo mordido por las estrellas de centelleos crueles en adioses, y alcancé su sonrisa ya espejismo. Y con mudez le dije que lo amaba, antes de que su espejo me cediera la herencia de su rostro en el abismo.

 

De Cartas de la pasión (libro inédito)

En www.revistaloquevendra.blogspot.com.ar

 

 

 

 

domingo, abril 02, 2023

Daniel Terzano: Malvinas, Avenida de las Camelias

 


"(...) En medio de la noche, ahí estábamos, parados en una barrera suburbana, una columna de micros con soldados que volvían de la guerra. Los taxistas no lo podían creer. Y después, cuando entramos a Campo de Mayo, recorrimos un tramo indefinido en completo silencio, hasta que empezamos a escuchar, a lo lejos, una marcha, una marcha hermosa, Avenida de las Camelias -una marcha melancólica, como todas las nuestras, escritas con tonos menores, sin el triunfalismo de circo de las marchas norteamericanas-. Era una noche oscurísima y no sabíamos de dónde venía esa música, hasta que de pronto, cuando la música era ya estridente, vimos una banda tocando en medio de la nada, abajo de una lamparita de no más de veinticinco vatios, en pleno descampado. Y ahí los dejamos, porque los micros nunca pararon y ahora se me ocurre pensar que todavía siguen ahí, en el mismo lugar, tocando La Avenida de las Camelias para nadie. Nunca supe bien qué fue eso, pero me quedó grabado como una visión."

*Fragmento, parte del testimonio de Daniel Terzano --ex combatiente de Malvinas, también psicólogo y escritor--, incluido en el excelente libro Partes de guerra, de Graciela Speranza y Fernando Cittadini.

martes, febrero 28, 2023

Pablo Ananía: Fragmento de 𝘾𝙖𝙣𝙩𝙤 𝙖 𝙡𝙖 𝘼𝙧𝙜𝙚𝙣𝙩𝙞𝙣𝙖. 𝙐𝙣 𝙢𝙖𝙣𝙞𝙛𝙞𝙚𝙨𝙩𝙤 𝙥𝙚𝙧𝙤𝙣𝙞𝙨𝙩𝙖 (de próxima aparición)

 




En lo más profundo, en los sótanos.

Ocultas ahí, en el mapa del Olvido,

las mujeres. Tuniquillas azafranadas,

perfumes, zapatillas, enaguas transparentes,

las dioscuras que en mi mente danzan.

Unas de hermosas tetas, algunas depiladas.

Nudas sin mala hierba en sus llanuras tersas,

otras lanudas, esa de pelvis rara, aquella

con su pelambre hirsuta negra; ésta, humilde

como un lirio del campo. No serán músculo

ni alabarda. No serán cariátides trágicas,

quizás seres bifrontes, antagonistas del fuego

y del estío, hembras salvajes con rostros

de serpiente, cabezas de leonas y pezuñas

de cabras, no hembras dominantes, sólo

la materia bruta y desnuda del poema

de una animal femínea. ¿Acaso podrá

alguien detenerlas cuando hoy ellas, sólo

ellas guardan y protegen con su mano

izquierda el corazón sangrante

de Evita montonera?


* Pablo AnaníaNació en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina. Ensayista, poeta y periodista. Residió en México, Costa Rica y España. Vive actualmente en Buenos Aires, Argentina. Libros publicados: Tontas preocupaciones (Editorial Vos, Buenos Aires, 1963),  Ciudad Irreal (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1987), La comedia continua (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1989), Pensar sin pensar (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1992), Más milagro que muerte (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1994), Hemos construido este país desde el principio al fin equivocados (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1999), 


sábado, febrero 11, 2023

Jonio González Poemas

 


Servidumbre del enunciado

 

hablas y no te oyes

o te oyes como en medio de un tumulto

respondes sin saber bien a qué respondes

y las palabras resuenan

igual que si las dijese otro

 

el que conversa contigo asiente

la frase que has pronunciado

tiene al parecer sentido

y sin embargo

–crees–

éste es el mismo

que puede tener un comentario al pasar:

la relativa coherencia

de la observación casual

irreflexiva

absurda

 

es tanto lo que te dicen

que por defecto cuanto dices

semeja el indistinto resultado

de la duda o la certeza

una forma de vacío

para no decepcionar a quien

como nosotros

no sabe de qué habla

 

Peregrino

 

te he arrancado palabras

que jamás comprenderé

soles que nunca arderán

en las mañanas

que han de flotar

sobre nosotros

 

el lugar será breve

y erróneo

y a la hora de pronunciar

tu nombre dirás

cada sílaba es un péndulo

un desertor

invisible

 

Ante una vasija griega

 

contra el fondo amarillo

ningún rostro destaca

tal vez un peinado

cierto tocado

pero la misma vacua mirada

en todos

 

el análisis caprichoso de las posturas

la invención de las expresiones

enfrentan a aquellos

que permanecen inmóviles

ocupados en sus cosas

les hacen hablar incluso

exponer ideas

despojar los mitos

de cualquier significado

al margen de la pasión o la necesidad

ni un efecto casual

ni una relación fortuita

 

la vasija no obstante

se comporta de acuerdo con lo que es:

una antorcha se apaga

en el líquido que contiene

como yo me apago

en tu cuerpo

 

De: Historia del visitante,  Ediciones en Danza 2019

 

Lo que sigue a la palabra

 

qué buscabas en el puerto sagrado

qué reflejo de pavesa

que te devolviera a un destino

idéntico a ti mismo

 

la luz

describía la razón final

del símbolo

el silencio aquello

que el pensamiento evocaba

sin llegar a comprender

 

qué buscabas

vuelve a preguntarte

en aquel puerto

 

luz y silencio van de la mano

 

 Cosecha

 

a Liliana

 

recojo castañas del suelo

junto a la fuente

y advierto sorprendido

que las hojas que me rodean

son de roble

levanto entonces la vista hacia ella

pero está de espaldas

como observando un sendero

que baja de esta loma

hacia lo alto de otra

que nunca alcanzaré

y en la que ella también

recogerá castañas junto a una fuente

mientras mira las hojas que la rodean

y toma una

y me la ofrece

 

Las formas de la fe

 

el actor ha olvidado su parlamento

las palabras que ha de decir

para proseguir con la obra

sin improvisar

 

la actriz recuerda de pronto

algunas frases oídas en la infancia

y las pronuncia

dando lugar a una escena

que no figuraba en el guion

 

ante esto el público se pregunta

sobre el posible —e inesperado— desenlace

sobre la realidad de la existencia

sobre los mecanismos de dicha realidad

sobre el contenido de la experiencia

y la posibilidad de que ayude —o no—

a comprenderla

sobre la lógica —en definitiva—

de la misma obra

 

el actor retoma entonces el diálogo

en el punto en que lo había dejado

la actriz desecha las palabras aprendidas

en la infancia

el público respira tranquilo

y relegando la imprevisible escena

deja de buscar sentido a un argumento

que se ha revelado intercambiable

 

 De: Esbozos y representaciones,  Ediciones en Danza 2022


Poeta. Fundó, con Javier Cófreces, la revista de poesía La Danza del Ratón.  Integró Onofrio: Grupo de Poesía Descarnada (con Javier Cófreces y Miguel Gaya).Publicó: El oro de la república; Muro de máscaras; Cecil; Últimos poemas de Eunice Cohen; El puente; Ganar el desierto; La invención de los venenos; Historia del visitante y Esbozos y representaciones Ha sido incluido en diversas antologías, entre ellas, Una antología de la poesía argentina. Ha traducido una extensa lista de poetas. Vive en Barcelona desde 1983.

 

 

lunes, enero 16, 2023

Dolores Etchecopar*: El deslumbramiento (2019)

 

Las abejas se mueven dentro del Deslumbramiento

zumbidos dorados desarrollan una tersa clarividencia

acercan bosques delicados al oído de quien se detenga

la miel de un día y otro día

gotea dentro de un pozo sin fondo

las abejas saben vivir

el niño primero hace un panal de preguntas

después mira dentro de las celdas cómo se dañan los silencios

y empieza a correr el tiempo de la congoja

 

el extravío de una abeja destruye miles de panales

 

 

 

Al cuaderno también entran las abejas

entonces hay que separar el aguijón de la letra

pero algunas palabras llegan muertas

otras están a punto de morir

el aguijón entreverado a las letras

no puede extraerse

antes de morir las palabras restallan

en vuelo rasante una partitura tan veloz

que no se entiende     hay que acercar el oído

al obrar de las abejas    ese néctar

que liban de una flor hostil

las abejas y las palabras

 

………………según observa el benteveo desde una rama alta


* Buenos Aires, Argentina, 1956.