domingo, julio 28, 2019

Taller de Lectura de Poesía: Agosto 2019




Taller de Lectura de Poesía
Autora elegida: Olga Orozco
Lugar: Caballito
Fecha de comienzo: jueves 8 de Agostio 2019
Horario: 19 a 21
Frecuencia: una vez por semana, dos horas
Tarea: lectura y análisis de diferentes poemas de sus libros hasta llegar a Con esta boca, en este mundo, libro en el cual nos detendremos.
Coordina. María del Carmen Colombo

Interesados escribir a cotocolombo@gmail.com

sábado, julio 27, 2019

domingo, julio 21, 2019

María del Rosario Sola: Femeninario





                                          Femeninario
                                                                           a mis hermanas
Los hombres se han ido ya.
Sólo los gatos que bailan
una lúgubre danza
aman sobre el delirio con sus ojos
de muertos prematuros.
Y nosotras,
aliadas,
que fumamos de espaldas a los cuartos vacíos,
unidas por el viejo testamento de la luna,
nosotras,
hembras delicadas como magnolias,
nuevas hasta no amanecer,
nuevas y atroces hembras,
que ornábamos a las plazas
con aquellos perfiles entre el aire,


apenas ya si oímos a los enamorados que nos nombran,
sus lentas voces,
sus lentas y hondas voces
cavadas en el roble sonoro de la muerte.
(dulce abrigo,
sandalia de azúcar,
jaula de azúcar,
labradora de estrellas,
espejo del espejo,
agua)
Hermanas nosotras.
Amigas queridas de elegidas sonrisas.
Enterrar a los muertos
y a los corderos blancos de ojos inocentes como los de los hijos,
matar un corazón para comer,
nosotras, jazmines de la orilla,
en las islas.
Ladran lejos los perros, rasgando
el aire con sus dientes fríos.
Ellos me llaman y besan mis heridas
con sus largas lenguas húmedas.


Suena
el río del tiempo
(agua sumisa, agua negra)
entre las sombras y las bellísimas paredes donde se apoyan
                                                                                    [las mujeres
del night que sonríen después de haber llorado.
Mis amigas me llaman para ver las cenizas.
Hay una larga ventana
allí nos hemos sentado para que nuestros vestidos brillen
                                                                                        [a la luna.
Mi cabellera enciende el polvo rojo de los retratos
mientras tragamos las terribles perlas que nos harán inmortales.
¡Eh melancolía!
Déjala a ella
veinte años tiene
y veinte años son
sin ver el mar que alza sus guiños a la muerte.
El cielo insomne
espera
y las estrellas perfuman
como el metal con que los hombres hieren.
Porque la noche está hecha
con todo aquello
que nuestras manos redondas no conocen.
Nada amaremos más que estas horas vacías
con las que nadie ha soñado
y que siempre supimos
que no debieron ser.
Es que la noche se cierra con el hierro del tiempo
como una aldaba
sobre un hijo de artistas con los ojos pintados.

SUEÑA, SUEÑA, SUEÑA.
El río del tiempo con su negro ganado
y su cascabel de dentaduras.
¡Oro para los conquistadores!
¡Oro para los altares!
¡Oro! Para mis medias de oro
que voy a saltar la muerte y a comprar un candelabro
                                                               [en la mañana.
El dulce estío, no volverá esta madrugada,
recuerda, empieza el mes de abril,
y hace frío,


mis hermanas disponen las frazadas.
Cambiaría esta noche
por una noche verde,
mi ventana
por un balcón de transparente hielo
prendido de la roca
en la montaña.
Cambiaría esta noche por una madrugada
cambiaría mi sombra
por un caballo que venga de la vida
contra un caballo que venga de la muerte
bebiendo de mi mano.
Caen las rosas que el verano no ha usado,
caen de noche, lejos de los pájaros,
como caen
dos a la luna y otras a la sombra
nuestras sonrisas recién estranguladas,
hilos
de mujeres que fuman de espaldas,
hebras que tejen
el recién descubierto medrar
de la filosofía.


Ya los hombres se han ido
y nadie cuidará
mi corazón despedazado en esta noche de mal cielo.
Ya los pechos discretos de las puertas
no guardan,
ya llegan las noticias,
ya vienen de matar,
ya entran con sus pesados pies rojos
con el polvo de tierras incendiadas
a interrogarme con los ojos neutrales.
Ya llegan. Ya vuelven y debiera estar sola.
Ellas contemplan las barcas de los tiempos
y señalan
algún brillo del aire en el azar del humo.
Veo a mi padre
volver herido en la batalla de los sueños
y a mis hermanos haciendo hermosos hijos
y me pregunto
si el día estuvo siempre a mis pies
quién abre esas pesadas puertas.
Toda la noche ladrarán los perros
toda la noche lastimarán mis huesos
                                      
                                                     de Música de invierno.

*  María del Rosario Sola (Prov. De Mendoza 1954) Formó parte de la generación de poetas que en los 80 se nucleó en torno al taller del poeta Mario Morales e integró el grupo fundador de la revista “Último Reino“. Publicó: Música de invierno (1982), El humo de los músicos (2000) y Coruña Negra (2002) en edición digital. Escribió dos novelas: La luz de la Siesta (1999) y El lejano occidente (inédita). Es arquitecta. Vivió en Salta muchos años y ahora reside en Capìtal.

viernes, julio 12, 2019

Leopoldo Marechal:: DESCUBRIMIENTO DE LA PATRIA




1

Dije yo en la ciudad de la Yegua Tordilla:
“La Patria es un dolor que aún no tiene bautismo”.
Los apisonadores de adoquines
me clavaron sus ojos de ultramar;
y luego devoraron su pan y su cebolla
y en seguida volvieron al ritmo del pisón.

2

¿Con qué derecho definía yo la Patria,
bajo un cielo en pañales
y un sol que todavía no ha entrado en la leyenda?
Los apisonadores de adoquines
escupieron la palma de sus manos:
en sus ojos de allende se borraba una costa
y en sus pies forasteros ya moría una danza.
“Ellos vienen del mar y no escuchan”, me dije.
“Llegan como el otoño: repletos de semilla,
vestidos de hoja muerta.”
Yo venía del sur en caballos e idilios:
“La Patria es un dolor que aun no sabe su nombre”.

3

Una lanza española y un cordaje francés
riman este poema de mi sangre:
yo también soy un hijo del otoño,
que llegó del oriente sobre la tez del agua.
¿Qué harían en el Sur y en su empresa de toros
un cordaje perdido y una lanza en destierro?
Con la virtud erecta de la lanza
yo aprendí a gobernar los rebaños furiosos;
con el desvelo puro del cordaje
yo descubrí la Patria y su inocencia.

4

La Patria era una niña de voz y pies desnudos.
Yo la vi talonear los caballos frisones
en tiempo de labranza;
o dirigir los carros graciosos del estío,
con las piernas al sol y el idioma en el aire.
(Los hombres de mi estirpe no la vieron:
sus ojos de aritmética buscaban
el tamaño y el peso de la fruta.)

5

La Patria era un retozo de niñez
en el Sur aventado, en la llanura
tamborileante de ganaderías.
Yo la vi junto al fuego de las yerras:
¡estampaba su risa en los novillos!
O junto al universo de los esquiladores,
cosechando el vellón en las ovejas
y la copla en las dulces guitarras de setiembre.
(No la vieron los hombres de mi clan:
sus ojos verticales se perdían
en las cotizaciones del Mercado de Lanas).

6

Yo vi la Patria en el amanecer
que abrían los reseros con la llave
mugiente de las tropas.
La vi en el mediodía tostado como un pan,
entre los domadores que soltaban y ataban
el nudo de la furia en sus potrillos.
La vi junto a los pozos del agua o del amor,
¡niña, y trazando el orbe de sus juegos!
Y la vi en el regazo de las noches australes,
dormida y con los pechos no brotados aún.

7

Por eso desbordé yo mi copa de tierra
y un cachorro del viento pareció mi lenguaje.
Por eso no he logrado todavía
sacarme de los hombros este collar de frutas,
ni poner en olvido aquel piafante
cinturón de caballos
ni esta delicia en armas que recogí en Maipú.

8

Guardosos de semilla,
vestidos de hoja muerta,
los hombres de mi clan ignoraron la Patria.
Con el temblor sin sueño del cordaje
la descubrí yo solo allá en Maipú.
Y de pronto, en el mismo corazón de mi júbilo,
sentí yo la piedad que se alarmaba
y el miedo que nacía.
“La Patria es un temor que ha despertado”,
me dije yo en el Sur y en su empresa de toros.
“Niña y pintando el orbe de su infancia,
en su mano derecha reposa la del ángel
y en su izquierda la mano tentadora del viento.”
El temor de la Patria y su niñez
me atravesó encostado (la cicatriz me dura).

9

Tal fue la enunciación, el derecho y la pena
que traje a la Ciudad de la Yegua Tordilla.
Y así les hablé yo a los inventores
de la ciudad plantada junto al Río,
y a sus ensimismados arquitectos,
o a sus frutales hombres de negocio:
“La Patria es un dolor en el umbral,
un pimpollo terrible y un miedo que nos busca.
No dormirán los ojos que la miren,
no dormirán ya ell sueño de los bueyes.”
(Los apisonadores de adoquines
masticaban su pan y su cebolla.)

10

Y así les hablé yo a los albañiles:
“La Patria es un peligro que florece.
Niña y tentada por su hermoso viento,
necesario es vestirla con metales de guerra
y calzarla de acero para el baile
del laurel y la muerte”.
(Los albañiles, desde sus andamios
hacían descender cautelosas plomadas).

11

Y dije todavía en la Ciudad,
bajo el caliente sol de los herreros:
“No solo hay que forjar el riñón de la Patria,
sus costillas de barro, su frente de hormigón:
es de urgencia poblar su costado de Arriba,
soplarle en la nariz el ciclón de los dioses.
La Patria debe ser una provincia
de la tierra y del cielo”.

12

Me clavaron sus ojos en ausencia
los amontonadores de ladrillos.
Los abismados hombres de negocio
medían en pulgadas la madera del norte.
Nadie oyó mis palabras, y era justo:
yo venía del Sur en caballos y églogas.

13

Y descubrí en mi alma: “Todavía no es tiempo:
no es el año ni el siglo ni la edad.
La niñez de la Patria jugará todavía
más allá de tu muerte y la de todos
los herreros que truenan junto al río”.

14

La Patria no ha de ser para nosotros
una madre de pechos reventones;
ni tampoco una hermana paralela en el tiempo
de la flor y la fruta;
ni siquiera una novia que nos pide la sangre
de un clavel o una herida.

15

Yo la vi talonear los caballos australes,
niña y pintando el orbe de sus juegos.
La Patria no ha de ser para nosotros
nada más que una hija y un miedo inevitable,
y un dolor que se lleva en el costado
sin palabra ni grito.

16

Por eso, nunca más hablaré de la
Patria.

lunes, julio 08, 2019

Agradecimientos y recordatorio






Agradecimientos a:
Los integrantes del Taller de Lectura que finalizó este mes de junio. Por su compromiso y por sus enriquecedoras lecturas del libro Rl Jardín, de Diana Bellessi.

Marianela Riera, por su regalo del libro Fuerte como la muerte es el amor, de Diana Bellessi!
A José María Pedroni, por el envío de "Poesías Escogidas" del gran poeta José Pedroni, a través de Alejandrina Devescovi, Ediciones Botella al Mar.

Recordatorio
El jueves 11 a las 19 horas en Caballito comenzamos el taller de Lectura de Poesía: autora elegida: Amelia Biagioni.
El martes 16 continuamos el Taller Intensivo de Escritura, a las 17.30, en Caballito.
Interesados escribir a: cotocolombo@gmail.com

domingo, julio 07, 2019

Roberto Guareschi: Caza



Caza



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                    Ted Hughes




Una noche capturé un zorro en mi cabeza.
Tenía nieve en el hocico
su aliento hacía vapor
y su mirada me envolvía tranquila y ausente
si podía sostenerla sin miedo y sin apuro,
si no se iba trotando con su inmensa cola.
Otra noche capturé una mujer.
Traía la electricidad de las tormentas
la envolvía el olor que anticipa la lluvia
a veces un miedo desnudo le temblaba en los ojos
no era fácil soportar tanto voltaje.
Ella no huía de mí:
me esperaba en la cama 
con su pelo alborotado y su miedo
pero tenía un adiós
en la manera de poner el cuerpo
y en la voz angostada en la garganta.
Yo nunca hacía a tiempo:
cuando llegaba ya se había ido sin su cuerpo,
sólo me quedaba una tibieza
y la oscuridad de su pubis apenas entrevisto.
Pienso que se cansaba de esperarme.
Pobre: irse es fácil los primeros metros
después los escombros se amontonan a tu espalda.
¿Y yo? Quedarse atrás parece más sencillo
pero cada segundo lo pagás después con sangre.
Ahora estoy solo de la peor manera:
al zorro lo comieron mis desgracias

y ella no va a salir de mi cabeza.





Adiós a Jorge Paolantonio


Con gran pesar informamos que ha fallecido el escritor Jorge Paolantonio. Hacemos llegar desde este blog nuestro más sentido pésame a su familia y amigos.