domingo, julio 26, 2015

Premio Literario "Provincia de Córdoba: Género Poesía 2015

La Agencia Córdoba Cultura, a través de la Subdirección de Letras y Bibliotecas, invita a escritores argentinos, por nacimiento o por adopción con residencia de cinco años en el territorio nacional, a participar en el Premio Literario “Provincia de Córdoba” – Género Poesía 2015.
Los autores podrán participar con un poema o conjunto de poemas de temática libre y con una extensión total (en conjunto) que no supere los quinientos (500) versos y tenga un mínimo de trescientos (300).
La obra ganadora será distinguida con la suma de 30 mil pesos, diploma y publicación. La edición será de 500 (quinientos) ejemplares, de los cuales se entregarán 50 (cincuenta), equivalentes al 10 por ciento de los derechos de autor estipulados por ley, al autor galardonado. La fecha de publicación está prevista para los meses de mayo o junio de 2016.
Las obras deberán presentarse personalmente o por correo, consignando Premio Literario “Provincia de Córdoba” – Género Poesía 2015, Subdirección de Letras y Bibliotecas, 27 de abril 375, C.P. 5000 – Córdoba. La fecha de entrega será durante el mes de septiembre y hasta el día 30 de noviembre de 2015, de lunes a viernes de 9 a 19:30. En caso de envío postal se tomará en cuenta la fecha inscrita por el matasellos.
Los trabajos deberán ser inéditos y presentarse un total de tres (3) copias en hojas de formato A4, impresas en una sola cara del papel y encarpetadas por separado, las que estarán acompañadas por un sobre cerrado, en el exterior del cual sólo se inscribirá el pseudónimo elegido y el titulo de la obra. En el interior el participante consignará sus datos personales: nombre y apellido, Nº de documento, dirección, código postal, teléfono, e-mail, breve reseña de la obra publicada y todos los datos que considere de interés.
Respecto al jurado, los trabajos serán evaluados por un comité de lectura y selección que tendrá plazo hasta el 1 de febrero de 2016, fecha donde se elevarán los manuscritos al jurado. El mismo estará integrado por Susana Cabuchi, Hernán Jaeggi y Francisco Colombo. El dictamen se dará a conocer el 28 de marzo de 2016, no pudiéndose declarar desierto el premio; a su vez, se podrán otorgar hasta 3 (tres) menciones especiales.

Anne Sexton: La vida de la bruja







Cuando yo era niña
había una anciana en nuestro barrio
a quien llamábamos La Bruja.
Todo el día espiaba desde su ventana en el segundo
piso
tras las cortinas arrugadas
y algunas veces abría la ventana
y gritaba: ¡Lárguense de mi vida!
Tenía el pelo como algas
y la voz de una roca.

Ahora pienso en ella algunas veces
y me pregunto si me estoy volviendo ella.
Mis zapatos se curvan hacia arriba como los de un bufón.
Trozos de mi cabello, mientras escribo esto,
se enroscan como dedos de un pie.
Estoy sacando fuera niños
a cucharadas.
Sólo mis libros me ungen,
y unos pocos amigos,
aquellos que recorren mis venas.
¿Tal vez me estoy volviendo un ermitaño,
y sólo abro la puerta
a ciertos animales?
¿Tal vez mi cráneo está demasiado poblado
y no tiene agujero por el cual
darle sopa?
¿Tal vez he tapado los huecos
para dejar dentro a los dioses?
Tal vez aunque mi corazón
es un gatito de mantequilla,
lo estoy inflando como un zeppelin.
Sí. Esta es la vida de la bruja,
escalando la cuesta primordial,
sueño dentro de un sueño,
y luego aquí sentada
sosteniendo un brasero.
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The Witch’s Life

When I was a child
there was an old woman in our neighborhood whom we called The Witch.
All day she peered from her second story
window
from behind the wrinkled curtains
and sometimes she would open the window
and yell: Get out of my life!
She had hair like kelp
and a voice like a boulder.

I think of her sometimes now
and wonder if I am becoming her.
My shoes turn up like a jester’s.
Clumps of my hair, as I write this,
curl up individually like toes.
I am shoveling the children out,
scoop after scoop.
Only my books anoint me,
and a few friends,
those who reach into my veins.
Maybe I am becoming a hermit,
opening the door for only
a few special animals?
Maybe my skull is too crowded
and it has no opening through which
to feed it soup?
Maybe I have plugged up my sockets
to keep the gods in?
Maybe, although my heart
is a kitten of butter,
I am blowing it up like a zeppelin.
Yes. It is the witch’s life,
climbing the primordial climb,
a dream within a dream,
then sitting here
holding a basket of fire.



De: The Awful Rowing Toward God.


*Versión: Ernesto Hernández Busto.

sábado, julio 25, 2015

Olvido García Valdés: Éste es un ejemplo: se trata de una imagen...


Éste es un ejemplo: se trata de una imagen
del XIII (el XIII con su cúpula), una Virgen
sentada en el jardín, altiva y sola (la única
que yo conozca en su especie). Observen
en el prado las flores esmaltadas,
las hojas, el azul ultramar y el rojo
extraño como un incendio. Observen
su rostro, se llama féretro luminoso
de su puro; a la izquierda, el halcón
anuncia que el alma emprende el vuelo,
al fondo el río, casi un hilo,
se pierde. Es forma la pintura.
Ella hacía ganchillo, puntillas para sábanas, le resultaban difíciles los gestos por la artrosis, sus largos dedos agudos. -Éstas de arañas son las más guapas -dice-, son las que más me gustan, aunque tengo una pena muy grande por el nenín. Un día, antes de caer enfermo, tenía una araña
roja en la espalda, muy grande, así -y señala con el puño el tamaño-, casi no podía arrancársela, y después le salieron aquellas ronchas rojas. Pensé si se habría muerto por eso, pero no, tenía endocarditis aguda, el médico lo
dijo, como si el corazón se fuera haciendo más grande cada vez y no cupiera en la caja. Era por la miseria. Yo traía brazadas de habas a la cocina para deshacerlas allí y con ellas venían arañas. Todo era trabajar y trabajar-. Se calla, sigue con la aguja y el larguísimo hilo, -¿no te gustan a
ti?-. Es morena, tiene ojos oscuros de pájaro desarbolado. El amor, arañas bajo los ojos, féretro de su puro, decía.
Si falla
la memoria, todo quiebra;
Si es escasa, empero,
significa: aquel valle
tan dulce y tan sombrío.

*De Caza nocturna, 1997.
Olvido García Valdés, escritora española (Asturias,1950. Poeta, ensayista, traductora, docente, codirectora de la revista Los Infolios. Ha publicado decenas de libros.


Linda y fatal Ediciones presenta


sábado, julio 18, 2015

Ezra Pound: Canto LXXXI


 Gracias Eduardo Silveyra

Lo que amas permanece,
el resto no es nada.
Lo que amas no te será arrebatado.
Lo que amas es tu herencia verdadera.
¿De quién este mundo, mío, de ellos,
o de nadie?
Primero vino lo visible, entonces lo palpable,
el Elíseo, da igual que fuera ante las puertas del Infierno.
Lo que amas es tu herencia verdadera.
Lo que amas no te será arrebatado.
La hormiga es un centauro en su mundo de dragón.
Humilla tu vanidad, no fue el hombre
quien hizo el valor, el orden o la gracia.
Humilla tu vanidad, humíllala te digo.
Descubre en la naturaleza tu lugar
en invención a escala o verdadero arte.
Humilla tu vanidad,
Paquin, ¡humíllala! El árbol sobrepasa tu elegancia.
Aduéñate de ti y otros también lo harán.
Humilla tu vanidad.
No eres más que un perro golpeado bajo el granizo,
sólo una urraca hinchada bajo el sol veleidoso,
medio negra, medio blanca,
y ni siquiera distingues el ala de la cola.
Humilla tu vanidad.
Mezquino es todo tu odio
nutrido por la falsedad.
Humilla tu vanidad,
ansioso en destruir, avaro en caridad.
Humilla tu vanidad,

te digo, humíllala.

*Poeta norteamericano.

jueves, julio 16, 2015

Jorge Rivelli: La viuda bizca

viuda bizca

con menos ojos que rímel se tiró del décimo piso de la calle solís 456
……………………………………………………hablaba con lord byron en el balcón
……………………………………………………hablaba del río de la plata……………..
y su voz fue rociando de nafta el puerto y las piernas…………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
firmó el acta de defunción del cuerpo vacío………………………………………………….
………………………………………………………………………olvidado 
entre las flores
…………………………………………………………………………del 
velorio al entierro
…………………………………………………………………………de los lirios a las margaritas
………………………………………………………………………….de los fantasmas al silencio
cerró las ventanas
para atrapar las voces
esperanza experiencia
el héroe
que dominó las moscas
para volar o
volar segundos
para estrellarse
en el pavimento
………………………………...la elección del suicida entre lo pornográfico & la fantasía
…………..lo hiperreal o la ficción………………………………………………el resto ceguera
...................................................................................................................................
………………………………………si no saca las manos de mi ventana voy a llamar a los
………………………………….fumadores bursátiles para que le cuente de la libidinosa
………………………………….viuda bizca robando discos de caruso en los hogares de
………………………………….ancianos  y fotos de george bancroft donde encontraba
…………………………………………………………………………………………………………………..
dobló la pluma de marechal 
las cartas de macedonio
los ambages de césar
los vinos de edgard
el cuerpo de juanele
………………………………………………………..los hemisferios se disuelven……………..
………………………………………………………..las manos se secan………………………….
………………………………………………………..la hoz se come el martillo………………..
………………………………………………………..y un río me devuelve el deseo………….
…………estamos en lo alto / estamos en estambul o la cola de la serpiente y el viento de la estampa de parís cargado de piedras cargado de roma cargado de buenos aires desangelado una vida + mil dudas o decir…permiso…paso al fondo a la izquierda a descargar mis muertos…………………………………………….a decir que soy el menos indicado para marcar la zona de los voluntarios……………………….los que dijeron que hoy se acabó la historia………
……………………………………………………………………………………………………….te lluevo otra vez
……………………………………………………………………………………………………….te lluevo otra vez
……………………………………………………………………………………………………….te lluevo otra vez
……………allá voy volando como una cuna vacía como un anca quebrada como un animal muerto de miedo…………………………………………………………………………allá voy & esperame
………………………………………………cuerpo que duele & duele esperar la muerte de mi deseo
…………………………………………………..la hundida carga del vacío…allá con mis padres en el infierno & mis heces en el paraíso & mis letras flotando en la superficie etérea de la realidad………………………………………..voy escucho & me persigno………….sigo como un animal en celo cuando todo es ………………………………………………..& te lluevo otra vez
…………………………………………………………………………………………….& te lluevo otra vez
…………..o somos esa cáscara de tuñón alimentando la villa alimentando la pérdida no escrita de los héroes de caseros 1852 de los suicidas y los hambrientos que revolotean por debajo del cabildo & sus esclavos…………………………………………….que queda…que queda
…………………………………….si no el vuelo del piso diez a las diez & un lágrima de consuelo                           ………………………….sueño con los colores que nos dio el otoño el 22 de mayo de 1997            …………………………………...el paseo las flores las hojas secas las hojas escritas la voluntad para caer perdido en el infierno con virgilio……………………………………………………………….
……………………………………………………………………………………………………………………………..
& estaba toda manchada de vino
& estaba toda manchada de odio
& estaba toda manchada de río
& estaba toda manchada de roma
& estaba toda manchada de sangre
& estaba toda manchada
& estaba toda manchada
………………………………………………………ayer volví para tirarme …………………………………..
………………………………………………………siempre vuelvo para tirarme……………………………

*jorge rivelli (Buenos Aires, 1954) publicó: un tiempo para matar (1991), movimiento en fuga (1992)-, trompe l’oeil (1994)-, hebra mojada –en colab, con alejandra mendé (1997)-; matambre (2004)-; las calles terminan en los bares –papel (2005, premio fondo nacional de las artes 2004)-; platos de agua / copas de fuego -homenaje a bukowski-,  (2012); a mi primo sergio (el barítono) (2012)-; baila baco baila (2013)-; manhattan gandhi (2014) . Formó parte de las antologías: legado de poetas (poesía social argentina 1956-2006  (2007)- y poetas & putas (2008)-. De 1999 a 2009 dirigió la revista de poesía omero. desde el 14 de enero de 2014 produce el blog de poesía caína bella (un poema es una ciudad) – cainabella.blogspot.com-.


   

lunes, julio 13, 2015

Alicia Genovese: Las mujeres escribimos a la sombra de Sor Juana

http://tiempo.infonews.com/nota/157357/las-mujeres-escribimos-a-la-sombra-de-sor-juana

"Las mujeres escribimos a la sombra de Sor Juana"

Alicia Genovese, ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz, escribió a mediados de los '90 La doble voz: poetas argentinas contemporáneas que acaba de reeditar Eduvim. Un diálogo sobre la condición femenina y la escritura.

Ver el conflicto con el lenguaje y con el espacio social de enunciación en la obra poética de cinco mujeres. Pero ver también cómo, cada una a su manera resuelve ese conflicto a través de sus textos. Eso fue lo que indagó Alicia Genovese a mediados de los '90 a través de los trabajos de Irene Gruss, Tamara Kamenszain, Diana Bellessi, María del Carmen Colombo y Mirta Rosenberg. Inicialmente, fue la tesis del doctorado que cursó en la Universidad de Florida, en Estados Unidos. Después, a mediados de los '90, se convirtió en libro y se llamó La doble voz: poetas argentinas contemporáneas. Si bien hubo en ese momento cierta reticencia por parte de la crítica (nunca ha sido fácil escribir desde una postura orgullosamente feminista y, a la vez, teóricamente rigurosa), el texto fue encontrando sus lectores en la academia y en otros espacios. Por otra parte, las poetas seleccionadas resultan las consagradas de ahora, esas mujeres insoslayables en el momento de construir un panorama actual de la escritura. Así es como La doble voz acaba de ser reeditado por Eduvim, la editorial universitaria de Villa María. De manera paralela, Genovese recibió una noticia que la sitúa a ella en el mismo lugar que sus compañeras de ruta. Porque con su poemario La contingencia (que en nuestro país editará Gog y Magog) obtuvo el Premio Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz en el rubro poesía, que reconoce el trabajo literario de mujeres de lengua española de América Latina y el Caribe. Esta poeta y ensayista es autora de más de diez libros y el año pasado Ruinas Circulares editó su antología personal El río anterior.
-¿Cuál es la exploración que hacés en La contingencia?
-Es un libro cuya escritura comienza en un momento de la intimidad tocado por la pérdida de seres queridos, ligados a mí por lazos entrañables. Es un momento en el que fui encontrando modos de recomponerme y en el camino fue creándose una cercanía con ciertos elementos primordiales de la naturaleza: agua, barro, aire. La contingencia alude a aquello que sucedió y que no era esperable entonces, pero también a aquello que sucede y nos desvía de lo previsible, ese elemento disruptivo que nos otorga lo nuevo. Hace poco, mucho después de que este libro estuviese terminado, leí sobre una nueva tendencia filosófica realista y especulativa, que presta atención justamente a la contingencia, a eso que sucede más allá de nosotros y del repertorio de lo previsible. Leer sobre eso me confirma la idea de que la poesía puede pensar las mismas necesidades de la época desde una percepción distinta. Y como decíamos antes, La doble voz estaba en imprenta cuando me llamaron por teléfono desde México para avisarme que había ganado el Sor Juana Inés de la Cruz. Un premio que me dio mucho orgullo; entre otras cosas, por el nombre.
-¿Por qué?
-Me siento identificada con Sor Juana. Es una mujer que conquistó su lugar de saber en el siglo XVII dando una gran pelea con el mundo patriarcal, que le impedía estudiar. Todas las mujeres que escribimos, lo hacemos a su sombra, por lo menos en Latinoamérica. Además, su poesía es absolutamente erótica y escandalosa, aunque todavía no está suficientemente leída en esa dimensión. La Respuesta a Sor Filotea de la Cruz me parece una pieza maravillosa. El discurso masculino religioso es el centro de su reflexión intelectual en ese texto; la carta está en realidad dirigida al obispo de Puebla, la mayor autoridad religiosa en la Colonia, y en ella cuestiona la palabra bíblica, la sentencia de San Pablo Apóstol que manda a callar a las mujeres en la Iglesia. Hay en la Respuesta una primera voz que intenta mostrarse recatada en su hábito de religiosa, pero no resigna su inteligencia, su sagacidad.
-Esa marca también está presente en un tramo de La doble voz ¿Cómo surgió el libro?
-Tenía que escribir una tesis de doctorado, que inicialmente iba a ser sobre narradoras latinoamericanas. Volví de Estados Unidos a fines de 1989 con toda la investigación y un proyecto aprobado para escribir esa tesis. También volví embarazada de mi hija Cecilia. El asunto es que aquí empecé a reencontrarme con poetas y a escribir poesía, algo que no había hecho en Florida. O sea, no me podía a escribir la tesis porque empecé a estar tomada por la escritura de poesía. Al fin Andrés Avellaneda, mi tutor de tesis –argentino, radicado allá- me dijo que quizás tenía que cambiar de tema. No fue fácil pero finalmente hice una selección de poetas que no fueron ni son las únicas, pero cuya escritura ha demostrado su poder. Y un recorte temporal, desde 1983 a 1993, que abarcaba básicamente diez años a partir del retorno de la democracia.
-¿Cómo definís el concepto de 'doble voz'?
- Considero que en estas cinco mujeres aparece una primera voz que está relacionada con el dominio de la escritura poética, con el oficio de la poesía, que las hace incuestionables como poetas, que incluso las puede asociar con alguna de las tendencias que caracterizan la época. Pero además de esa primera voz, vinculada a un saber hacer, hay una segunda voz que marca un plus en sus textos, una diferencia. Esa segunda voz habla desde una zona "salvaje", inexplorada, no enunciada por la cultura. Esa segunda voz da cuenta también del lugar de enunciación de una mujer escritora. Es decir, desde dónde se para una mujer para escribir. Esa mujer, y sobre todo en esa época tiene que ir en contra del discurso masculino dentro de la literatura y la crítica literaria.
-En el libro también decís: "la doble voz, la segunda voz (...), se gesta precisamente en la situación de enunciación que coloca a una mujer escritora frente a su escritura e indirecta, pero innegablemente, frente a la cultura a la cual pertenece".
-Es que para articular su voz, cada mujer necesita desarticular los significados impuestos en una cultura. Es un discurso contracultural aunque no aparezca enunciado así en los textos poéticos. El solo hecho de que una mujer proyecte su propio deseo ya es contracultural. Porque lo dominante es la cultura patriarcal donde esta voz de mujer es ignorada. Esto se complementa con estrategias de lectura, que son también una forma de resistencia. Recuerdo la importancia que tuvo para las mujeres de mi generación la lectura de Alejandra Pizarnik, uno de los pocos modelos en el que podíamos mirarnos. Esa es la idea de lectura que va haciéndose carne. Una lectura que no sólo incluya a T.S. Eliot, Ezra Pound, William Carlos Williams; o sea, el canon que instalan los muchachos, sino que involucre con la misma potencia y legitimación a Emily Dickinson, Elizabeth Bishop, Sor Juana… -¿Por qué la decisión de trabajar desde una perspectiva feminista?
-Podría haber disfrazado mi enfoque y poner que era un "recorte de género" o ese tipo de eufemismos. Pero quería sentar posición y además ¿por qué negar la fuerza que tiene el discurso feminista que ha permeado y continúa permeando los discursos de la diferencia? Un discurso que puede verse hoy en la calle, a través del "Ni una menos" o en el reclamo por la legalización del aborto. Hoy hablamos de identidades múltiples que no se agotan en lo masculino y lo femenino; en ese sentido, el discurso feminista ha actuado como una matriz para generar esas nuevas discursividades. Al mismo tiempo defendí esa postura sin negar conceptos de la teoría literaria desde Bajtin a Barthes, aunque haciendo reformulaciones.
-O sea que las ideas que trabajaste en su momento, mantienen vigencia aún.
-Sí. Por eso accedí a reeditar el libro tal como se publicó por primera vez. No podía actualizarlo porque eso hubiese significado escribir otro libro. Y es que la obra de cada una de las poetas ha adquirido volumen e intensidad como para no ser ignorada por ningún trazado del canon.  En el momento en el que escribo La doble voz hay un riesgo mayor. Se trataba de discutir la construcción del canon y provocar reacomodamientos. «

sábado, julio 11, 2015

Armonía Somers: El hombre del túnel*


Iba saliendo de aquel maldito caño -un tubo de cemento de no más de cincuenta centímetros de diámetro en el que había tenido el coraje de meterme para atravesar la carretera- cuando lo conocí. Contaba entonces siete años. Eso explicará por qué, si es que se puede cruzar normalmente una senda, alguien pensara en la angosta alcantarilla como vía. Y que todo el sacrificio de aquel pasaje inaudito, agravado por la curva de la bóveda, fuese para nada, absolutamente para y por nada.
Reptando a duras penas, oliendo con todos los poros el vaho pútrido de la resaca adherida a la superficie, logré alcanzar la mitad del tubo. Fue en ese preciso punto de caramelo de la idiotez cuando sucedieron varias cosas, una de ellas completamente subjetiva: el pensar que pudiera aparecerse de golpe algo terrorífico, desde víbora a araña, siendo imposible el giro completo del cuerpo, y debiéndose imaginar la marcha atrás como una persecución frontal por el monstruo. Entonces, y ya instaurada para siempre la desgracia de la claustrofobia, se advirtieron estos dos leves indicios compensatorios: ver aproximarse cada vez más la boca del caño a la punta de mi lengua y vislumbrar los pies de un hombre, al parecer sentado sobre la hierba, según la posición de sus zapatos.
Es claro que ni por un momento caí en pensar que era yo quien había estado buceando hacia todo, sino que las cosas se vendrían de por sí, a fuerza de tanto desearlas. (Dios, yo nunca te tuve, al menos bajo esa forma de cómoda argolla de donde prenderse en casos extremos, ni siquiera como la cancelación provisoria del miedo). Así, solamente asistida por una imagen circular y dos pies desconocidos, fue cómo llegué a la boca de la alcantarilla, hecha una rana bogando en seco, y exploré la cosa.
El hombre de las suelas, gruesas y claveteadas en forma burda, estaba sentado, efectivamente. Pero no sobre la hierba, sino en una piedra. Vestía de oscuro, llevaba un bigote caído de retrato antiguo y tenía una ramita verde en la mano.
Mi salida del agujero no pareció sorprenderlo. Aun sin sacar todo el cuerpo, respirando fatigosamente y tatuada por la mugre del caño, debí parecerle un gusano del estiércol que va a tentar suerte al aire de los otros bichos. Pero él no hizo preguntas, no molestó con los famosos cómo te llamas ni cuántos años con que a uno lo rematan cuando es chico, y que tantas veces no habrá más remedio que contestar mostrando la retaguardia en un gesto típico. Si acaso intentó algo fue sonreír. Pero con una sonrisa de miel que se desborda. Y elaborada al mismo tiempo con los desechos de su propia soledad, quizás de su propio túnel, como siempre que la ternura se quede virgen en esta extraña tierra del desencuentro.
Entonces yo emergí del todo. Es decir, me incorporé enfrentándolo. De nuevo volvió él a echarme por encima aquel baño total de asentimiento, una especie de connivencia en la locura que me caló hasta los tiernos huesos.
Nadie en la vida había sido capaz de sonreírme en tal forma, debí pensar, no sólo completamente para mí tal una golosina barata cualquiera, sino como si se desplegase un arcoíris privado en un mundo vacío. Y casi alcancé a retribuírselo. Pero de pronto ocurre que uno es el hijo de la gran precaución. Hombre raro. Policía arrestando vagos. Nunca. Cuidado. Eran unas lacónicas expresiones de diccionario básico, pero que se las traían, como pequeños clavos con la punta hundida en la masa cerebral y las cabezas afuera haciendo de antenas en todas las direcciones del riesgo. Malbaraté, pues, el homenaje en cierne y salí a todo correr, cuanto me permitió e! temblequeo de piernas.
El relato, balbuceado en medio de la fiebre en que caí estúpidamente, se repitió con demasía. Y así, sin que nadie se diera cuenta de lo que se estaba haciendo, me enseñaron que había en este mundo una cosa llamada violación. Algo terrorífico, según se lograba colegir viendo el asco pegado a las caras como las moscas en la basura. Pero que si, de acuerdo con mi propia versión del suceso, podría provenir de aquel hombre distinto que había sonreído para mí desde la piedra, debía ser otra historia. Violación, hombre dulce. Algo muy sucio de lo que ellos estarían de vuelta. Pero sin que nada tuviese que ver con mi asunto, divisible solamente por la unidad o sí mismo, como esos números anárquicos de la matemática elemental que no se dejan intervenir por otros. Tanto que supuse que violar a una niña sería como llevársela sobre un colchón de nubes, por encima de la tierra suspicaz, a un enorme granero celeste sin techo ni paredes. Y a estarse luego a lo que sucediera.
Así fue cómo la imagen inédita de mi hombre permaneció inconexa, tierna y desentendida de todo el enredo humano que había provocado. Detuvieron a unos cuantos vagabundos, y nada. Mi descripción no coincidía nunca con harapos, piojos, pelo largo, dientes amarillos. Hasta que un día decidí no hablar más. Me di cuenta de que eran unos idiotas crónicos, pobres palurdos sin aventura, incapaces de merecer la gracia de un ángel que nos asiste al salir del caño. Y todo quedó tranquilo. Pero eso no fue sino el prólogo. Él reapareció muchas veces, se diría que siete, las suficientes para una completa terrenidad. Y aquí comienza la verdadera historia. El hombre de la acera de enfrente. El único que asistió a mi muerte. La revelación final del vacío.
Yo vivía entonces en una buhardilla. La había elegido por no tener nada encima ni a los costados, una especie de liberación inconsciente del túnel, por si esto fuera saber sicoanalizarse. Una vez, luego de cierta enfermedad bastante larga, abrí la ventana para regar unas macetas y lo vi. Sí, lo vi, y era el mismo. Con tantos años más encima, y no había cambiado ni de edad, ni de traje, ni siquiera de estilo en el bigote. Se hallaba parado junto a una columna y, aunque nadie pudiese creerlo, tenía la misma ramita verde de diez o doce años atrás en la mano. Entonces yo pensé: esta vez será mío. Sólo que su imagen no tendrá profanadores, no irá a caer en los sucios anales del delito común, al menos siendo yo quien lo entregue... En ese preciso golpe mental de mi pensamiento, él levantó la cabeza, desde luego que reconociéndome, y volvió a sonreírme como en la boca del túnel. (Dios mío, haz que no se pierda de nuevo —dije agarrándome de la famosa argolla del ruego—. Otros tantos años después del después no serían lo mismo. Sólo tiempo de bajar a decirle que yo no lo acusé. Y no únicamente eso, sino todo lo demás, las dulces historias que su presunta violación había sido capaz de provocar más tarde, en toda soledad que Tú desparramases bajo el cielo, cuando las horas eran propicias y las uvas maduraban en sus auténticos veranos...).
Tomé el teléfono y marqué el número del negocio vecino al lugar donde él había reaparecido.
-Perdone -dije contrariando mi repugnancia a este tipo de humillaciones- habla la estudiante que vive en el último piso de enfrente...
 -Sí... ¿Y?
-Bueno, usted no lo podría comprender. Quiero, simplemente, que salga y diga a ese hombre vestido de oscuro y con una ramita en la mano que está junto a la columna, que la muchacha que regaba las macetas es aquella misma chiquilla del túnel. Y que ya baja a encontrarlo, que no vaya a perderse de nuevo a causa de los cinco pisos que deberá hacer para reunírsele. ¡Corra, se lo suplico!
-Nada más, ¿eh? — se atrevió a preguntar el tipo.
-Vaya de una vez -le ordené con una voz que no parecía salir de mis registros- lo espero sin cortar. ¡Es que ya no podrían pasar de nuevo los mismos años, nunca es el mismo tiempo el que pasa!
Mis incoherencias, la locura con que le estaría machacando el oído, lo hicieron salir a la calle. Le observé mirar hacia el punto preciso que yo había indicado, mover la cabeza negando, y aumentar después el área de reconocimiento. Al cabo de unos segundos, y mientras yo veía aún al forastero en la misma actitud, volvió con esta estúpida rendición de noticias:
Oiga, ¿por qué no se guarda las bromas para otro? Junto a la columna no hay ningún tipo, ni nada que se le parezca. Esto no es un episodio del hombre invisible, qué diablos...
-¡Bromas las que quiere hacer usted, no yo -le grité histéricamente- está aún ahí, lo sigo viendo!
-Eso si no agarró las de villadiego al ver que yo o usted lo habíamos pescado a punto de robarse mi bicicleta, ¿no?
-¡Cállese, pedazo de bruto!
-O las de cruzar la calle, no más -agregó tomándose confianza- para trepar de cuatro en cuatro a su altillito... Porque yo siempre pienso que usted duerme ahí demasiado sola y que cualquiera sería capaz de ir a acompañarla con gusto...
Le corté el chorro sinfín de la estupidez con que amenazaba inundar el mundo. Y hasta descubrir quién sabría qué conexiones secretas con los demás, los de aquel tiempo qué se me había ido perdiendo entre uno y otro año nuevo, llevándose sus caras. Por breves minutos de marcha atrás, volví a sentir mi aire abanicado por sus alientos, algunos como el del parto de las flores, pero otros tan iguales al de esas mismas flores cuando se pudren, que casi hubiera sobornado a la muerte para que se los arrastrara de nuevo.
Fue entonces cuando comprendí que jamás, en adelante, debería comunicar a nadie mi mensaje. Todo era capaz de quedar injuriado en el trayecto por el puente que ellos me tendían. Y en forma vaga llegué a intuir que ni yo misma estaría libre de caer en sus fabulaciones, que era necesario liberar también al hombre de mí propio favor simbólico, tan basto como el de cualquiera.
Cerrado, pues, el trato definitivo, y mientras él seguía en la misma actitud de contemplación, sin enterarse siquiera de que el dueño de la bicicleta la sacaba del apoyo de la columna llevándosela al interior de la tienda, yo salí como una sonámbula hacia la escalera.
Iría, quizás, hablando sola, o contraviniendo la velocidad normal, o en ambas cosas a la vez, cuando la mujer de color indefinido que subía resoplando con un bolso lleno de provisiones en la mano, se interpuso en mi camino. Ya antes de pretender su prioridad, se me había hecho presente con un olor como de escoba mojada con que traía inundado el pasillo. La estaba imaginando en una pata, yéndose a la oscuridad de la rinconera a colgarse sola por una argollita de hilo sucio que ella misma se habría atado en la ranura del cuello, cuando persistió en tomarse toda la anchura del pasaje. Luchábamos por el espacio vital, sin palabras, a puro instinto de conservar lo más caro, ella su vocación de estropajo, yo la boca del túnel donde iba a hallar de nuevo algo que me pertenecía, cuando no tuve más remedio que empujar. Sí, empujar, qué otra cosa. Dos veces no va uno a dejarse interferir por nadie, mientras hace equilibrios en la cuerda tirante del destino sobre las pequeñas cabezas de los que miran de abajo.
Y llegó ella primero que yo, es claro. Cuando la volví a ver en el último descanso, mirándome fijamente con dos ojos de vidrio entre el desparramo de sus hortalizas, ya era tarde. El hombre había desaparecido. No diré que para siempre. Mas su periodicidad, contándose desde mi violación a mi primer crimen, luego a las otras menudencias de las que él fue también principal testigo, y en las que siempre los demás actuaban de desencadenantes, se me llevó pedazos de la pobre vida que nos han dado. Es que uno merodea por años alrededor de ese algo que nos van a quitar, y luego hasta tiene valor para esperar a que el vino se ponga viejo. Así, cuando mucho tiempo después cambié las escaleras por ascensor automático, y nadie supo en el piso de dónde venía la mudanza, casi llegué a saludar a una mujer parecida a mí que se echaba hacia atrás los cabellos en un espejo del pasillo. Dios mío, iba a decir ya como alguna otra vez en las apuradas. Pero recordé de pronto el peor y el mejor de mis trabajos, aquel de quitarle limpiamente su hombre a una prójima desconocida. Y decidí que mi pelo ya desvitalizado era una cosa de poca monta para andar a los golpes en la última puerta en busca de lástima.
Hasta que cierto atardecer lluvioso, no podría decir cuánto tiempo después, el hombre del túnel volvió a aparecer en esa y no otra acera de enfrente, con el olfato de un perro maníaco que anduviera de por vida tras la pieza. Entonces yo decidí que nada en este mundo podría impedirme ya que me precipitase a su encuentro definitivo. Estaba así, sin intermediarios de ninguna especie, apretando el botón de la jaula, cuando vi recostada a la pared la escalera de emergencia.
-Eso es, lo de siempre -farfullé- la atracción invencible del caño, aunque la senda normal sea ahora ésta que va y viene verticalmente con su incuestionable eficacia propia.
De pronto, y mientras la puerta del ascensor se abría de por sí como un sexo acostumbrado, el pasamanos grasiento de la escalera se me volvió a insinuar con la sugestión de un fauno tras los árboles. El minuto justo para cerrarse la puerta de nuevo. Y yo hacia atrás de la memoria, cabalgando en los pasamanos tal como alguien debió inventarlos para los incipientes orgasmos, que después se apoderan de las entrañas en sazón, hasta terminar achicándose en los climaterios como trapo quemado.
-¡Sí! -grité de golpe, completamente libre ya de toda carga, incluso la de los otros, que también soportan lo suyo encima.
Aquel sí colgado del vacío, sin más significación que la de su arrasamiento, se quedó unos instantes girando en el aire de la caja con otros sí más pequeños que le habían salido de todo el cuerpo y me acompañaron hasta la puerta. Crucé luego la calle con el mismo vértigo con que había cabalgado la escalera, ajena a la intención de las ruedas que se me venían como si el mundo entero hubiese enfilado sus carros en busca de mis vísceras. Yo estaba sorda y ciega a todo lo que no fuera mi objetivo, el abrazo consustancial del hombre de la ramita verde que seguía parado allí, sin edad, omiso ante la obligación de correr como un loco detrás del tiempo. Fue entonces cuando pude ver fugazmente cómo el violador de criaturas, el ladrón, el asesino, el que codicia lo que no le fue dado, y el todo lo demás que puede ser quien ha nacido, abría los brazos hacia mí. Pero en una protección que no se alcanza si las ruedas de un vehículo llegaron primero. Lo vi tanto y tan poco que no puedo describirlo. Era como un paisaje tras los vidrios del tren expreso, con detalles que nunca se conocerán, pero que igualmente aterciopelan la piel o la erizan de punta a punta.
-Gracias por la invención de las siete caídas -alcancé a decirle viendo rodar mi lengua como una flor monopétala sobre el pavimento.

Entré así otra vez en el túnel. Un agujero negro bárbaramente excavado en la roca infinita. Y a sus innumerables salidas, siempre una piedra puesta de través cerca de la boca. Pero ya sin el hombre. O la consagración del absoluto y desesperado vacío.

*Armonía Somers. Escritora uruguaya. Cuento de La rebelión de la flor, Antología personal
El Cuenco de Plata, 2009. Cuento para confesar y morir

Manu Chao - Me Quedo Contigo (Si me das a elegir)

viernes, julio 10, 2015

Concepción Bertone en Letras & Música


Este sábado 11/7, a las 20:30, para disfrutar de una noche de poesía, narrativa y música en vivo en la cooperativa MU (Hipólito Yrigoyen 1440 CABA), un lugar muy cálido donde se está llevando a cabo LETRAS & MÚSICA este año.




Invitados
Poesía: CONCEPCIÓN BERTONE - ALBERTO BOCO
Narrativa: JUAN CARLOS ESCOBAR RIVERA
Narración oral: LILI MEIER 
Música en vivo: PAULI GARNIER - GABY GAP

Evento a la gorra.

sábado, julio 04, 2015

España: ¡Justicia poética ya!


Extractado del blog: "Justicia poética ya!
"Lo siento, la poesía femenina en España no está a la altura de la masculina. No hay mujeres poetas comparables a lo que suponen en la novela Ana María Matute o Martín Gaite (...). Desde la generación del 98 y todo el siglo XX no hay ninguna gran poeta, ninguna (...). Hay muchas que están bien, como Elena Medel, pero no se la puede considerar, por una Medel hay cinco hombres equivalentes".
Estas declaraciones de Jesús García Sánchez –más conocido como Chus Visor– fueron publicadas el 25 de junio de 2015 en el suplemento‘El Cultural’ del diario El Mundo.
Dado que Jesús García Sánchez es el editor y propietario de Visor Libros, uno de los sellos de poesía más importantes de España desde hace 45 años, y el primero en distribución en Hispanoamérica; que el editor participa como miembro del jurado de numerosos  premios de poesía (*) concedidos por instituciones públicas, cuya dotación se paga con el dinero de los impuestos de la ciudadanía; y que dichas instituciones tienen acordada con Jesús García Sánchez la publicación en su editorial de los libros ganadores, consideramos:
Que el criterio de este editor merma la igualdad de oportunidades para las mujeres poetas en la consecución de premios sustentados por fondos públicos y consecuentes publicaciones y, por tanto, debería invalidarlo para el papel de miembro de cualquier jurado de premios de esta índole.
La cuestión no es menor si se tiene en cuenta que, en el pasado, opiniones como las del editor de Visor han conducido a que la historia de la literatura invisibilice la creación de autoras cuya obra es de calidad igual o superior a la de muchos autores omnipresentes en libros de texto, reconocimientos y nombres de calles o escuelas.
También si se considera que las mujeres poetas han sufrido y sufren actualmente en la literatura similar discriminación a la que se produce en todos los ámbitos del arte, la cultura y la educación, perpetuando la injusticia de un canon excluyente que no refleja la realidad de la creación contemporánea.
De hecho, es el mismo criterio de Jesús García Sánchez el que explica que sólo el 15% de los libros de poesía y el 30% de los de narrativa, publicados en español, estén escritos por mujeres; que, de los 52 Premios Nacionales de Poesía que se han concedido en España hasta ahora, sólo cuatro hayan sido otorgados a mujeres. A lo que se añade que, una vez publicados, esos libros apenas reciben la atención de la crítica. En lo que a la poesía respecta, sólo hay que echar un vistazo a las antologías para confirmar que la presencia de mujeres es ínfima (no sobrepasa el 8%).
Y eso a pesar de que lo más importante que ha sucedido en la poesía española de las últimas décadas ha sido la irrupción de una gran cantidad de poetas mujeres, con una fuerza, una ambición y una profundidad en su discurso poético como nunca se había conocido antes. Es más, se podría afirmar que esa saludable presencia de las mujeres poetas es el acontecimiento más importante que ha sucedido en las letras españolas desde la Generación del 27, generación en la que ya había grandes mujeres poetas, pioneras que también fueron entonces silenciadas.
Las palabras de Jesús García Sánchez, en definitiva, ayudan a borrar de la Historia a poetas imprescindibles para comprender la cultura española, como son (y sólo citamos a algunas de finales del siglo XIX y del siglo XX) Rosalía de Castro, Concha Espina, Rosa Chacel, Concha Méndez, Ángela Figuera, María Zambrano, Carmen Conde, Gloria Fuertes, Ana María Moix…
La consecuencia más perversa de esta discriminación es la ausencia de las mujeres en los libros de texto: no sólo se expropia a las mujeres su legítimo derecho a ser reconocidas como creadoras, como parte generadora de Historia y de pensamiento, sino que se educa a las generaciones futuras en la ignorancia de que existe una genealogía y una tradición que les pertenece y que les es usurpada.
Nuestro tiempo ya no permite tal expolio humano y cultural. La experiencia de la poesía, de la cultura en todas sus manifestaciones, no puede seguir siendo sólo la experiencia que refleja una mitad del mundo. Hacer entrega a los jóvenes de una herencia sesgada dinamita las bases de una sociedad que se dice democrática.
Por todo, pedimos a las instituciones públicas que estén a la altura de una época en la que el sexismo es un insulto a la dignidad de toda la ciudadanía, y tomen medidas como:
1. No contar con ningún miembro de jurado de premios públicos de poesía con un criterio clara y públicamente sesgado contra la poesía escrita por mujeres, pues tal contratación iría en contra del artículo 14 de la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.
2. Asegurar que intereses del negocio editorial no rigen el destino de los fondos públicos, pues eso puede ir en detrimento de la transparencia y la justicia de la concesión de dichos galardones.
3. Que asuman, con los aquí firmantes, la reivindicación de una justicia poética e histórica, a favor de la poesía escrita por mujeres.
Consideramos que estas acciones favorecerían que voces como la de este editor ya no sean más que el eco, cada vez más lejano, de otra época, de otras letras.
 Las personas firmantes de este comunicado no reclamamos cuotas; aspiramos a que haya transparencia en la concesión de premios con fondos públicos, paridad en los jurados que los otorgan y rotación de sus componentes. ¡Justicia poética ya!

(*) En todos los premios de poesía que se detallan a continuación, y en ocasiones durante más de un cuarto de siglo, Chus Visor ha formado parte del Jurado, aunque no esté expresamente señalado en las bases: Emilio Alarcos, Principado de Asturias (7.200€); Fray Luis de León, Diputación de Cuenca (6.000€); Generación del 27, Diputación de Málaga (15.000€); Tiflos, ONCE (6.000€); Internacional de Poesía Hermanos Argensola, Ayuntamiento de Barbastro, Huesca (6.000€); Ciudad de Burgos, Ayuntamiento de Burgos (7.200€); Ciudad de Melilla, Ciudad Autónoma de Melilla (18.000€); Jaime Gil de Biedma, Diputación de Segovia (13.000€); Premios del Tren, Fundación de los Ferrocarriles Españoles (6.000, 3.000 y 500€). Casa de América de Poesía Americana, Casa de América en Madrid (3.000€): Casa de América es la única institución oficial en España que se ocupa en exclusiva de las relaciones entre España y el resto de los países iberoamericanos. Financiada mayoritariamente por fondos públicos del Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Relaciones Exteriores, así como por un consorcio de empresas españoles con intereses en la región. Chus Visor dirige la revista ‘La Estafeta del Viento’ de Casa de América. Visor Libros publica la colección La Estafeta del Viento: 17 antologías “La poesía del siglo XX”, de 17 países americanos.


* EL MANIFIESTO 'JUSTICIA POÉTICA ¡YA!' HA SIDO PUBLICADO A MODO DE PETICIÓN PÚBLICA EN LA WEB CHANGE.ORG. PULSA AQUÍ PARA FIRMAR ESTA PETICIÓN.

* LISTADO DE ADHESIONES DE PERSONAS DEL MUNDO DE LA CULTURA AL MANIFIESTO 'JUSTICIA POÉTICA ¡YA!' (SI QUIERES PARTICIPAR ESCRIBE A genialogias@gmail.com INDICANDO TU NOMBRE, APELLIDO Y DEDICACIÓN. EL LISTADO DE FIRMAS SE IRÁ ACTUALIZANDO A DIARIO).