jueves, junio 30, 2011

Javier Villafañe II: La sola

En el camino se encontró con un buey. Le acarició la cabeza y le dijo:
-¿Quiere venir a mi casa?
Y el buey respondió:
-Sí, señora.
Era una tarde de invierno. Hacía mucho frío.
Mientras iban caminando la mujer le preguntó al buey:
-¿Qué le gusta comer?
-Pasto; siempre como pasto.
- En mi casa no hay pasto -contestó la mujer-. En mi casa hay solamente paredes y una enredadera.
-Me comeré la enredadera -dijo el buey.
- No, por favor; la enredadera, no. La plantó un hijo mío.
-Entonces, ¿qué como? -preguntó el buey, y se detuvo.
La mujer también se detuvo.
-Buey, ¿no le gusta el azúcar?
-Sí, muchísimo. Estaría todo el día comiendo azúcar.
-Entonces le daré azúcar.
Y siguieron caminando. La mujer por la vereda, el buey por la calle.
-Le daré azúcar -repitió la mujer-. Todo el día le estaré dando azúcar. Después le pasaré un cepillo por el lomo y dormirá conmigo. ¿Quiere?
-Sí -comentó el buey.
Llegaron a una esquina. La mujer se detuvo. El buey también se detuvo.
-Esta es mi casa -dijo la mujer.
Abrió la puerta y agregó:
-Suba.
Y el buey comenzó a subir la escalera. Le costaba trabajo. Puso una mano en un peldaño, otra mano en otro peldaño. La mujer lo empujaba de atrás. Sentía todo el peso del buey sobre los hombros.
-¡Por fin! -exclamó la mujer-. Ya llegamos.
El buey miró hacia abajo y dijo:
-No puedo irme de aquí. Jamás podría bajar esta escalera.
-Es lo que yo quería -dijo la mujer-. Todos los que subieron, bajaron la escalera y se fueron. Yo viví esperándolos.
La mujer besó al buey en la frente. Lo acarició entero y le puso en la boca un terrón de azúcar.

Javier Villafañe: La cucaracha

Una vez había un hombre que vivía solo. Era periodista. Trabajaba en un diario desde las seis de la mañana hasta la medianoche. Cuando terminaba de trabajar salía del diario; caminaba unas cuadras; comía en un restaurante y después iba a un bar a tomar cerveza. Al amanecer regresaba a su casa. En su casa –era un pequeño departamento– no tenía un solo mueble; ni cama tenía, ni una silla en que sentarse. Había unos clavos en la pared en donde colgaba el saco, el pantalón y la camisa. Dormía en el suelo. En invierno o cuando hacía frío se envolvía en una frazada.
Le gustaba tomar cerveza. Todo el día tomaba cerveza: a la mañana, a la tarde, a la noche. Siempre llegaba a su casa con dos o tres botellas de cerveza.
Una madrugada, cuando se acostó en el suelo para dormir, vio a una cucaracha que salía de un agujero del zócalo. La vio caminar, detenerse y acostarse cerca de su cabeza.
Esto pasó varias veces. Una vez, cuando la cucaracha salía del agujero del zócalo, tomó la tapa de una botella de cerveza y la puso a su lado, y allí se acostó la cucaracha.
Al día siguiente el hombre llegó más temprano a su casa. Traía un poco de algodón: lo desmenuzó y le hizo una cama en la tapa de la botella de cerveza para que durmiera la cucaracha.
El hombre se acostó como siempre en el suelo. Vio salir a la cucaracha del agujero del zócalo: caminar y subir para acostarse en la cama que le había hecho en la tapa de la botella de cerveza.
Al otro día el hombre fue a trabajar. Estaba muy contento. Salió del diario. Iba silbando por la calle. Llegó al restaurante, comió, y después fue al bar a tomar cerveza. Se encontró con un amigo y le dijo:
–Ya no estoy solo. Cuando me acuesto, una cucaracha sale de un agujero del zócalo y viene a dormir a mi lado.
El amigo se rió.
–¿Cómo sabés que es la misma cucaracha? –le preguntó–. Tu casa debe estar llena de cucarachas.
–No, la conozco. Es la misma –respondió el hombre.
–¿Serías capaz de hacer una prueba?
–Sí. ¿Qué hago?
–Le arrancás una pata a la cucaracha. La dejás renga. Y si al día siguiente ves a una cucaracha renga que viene a dormir a tu lado, es entonces la misma cucaracha.
El hombre llegó a su casa. Se desvistió. Colgó en los clavos el saco, el pantalón y la camisa. Se acostó. La cucaracha salió del agujero del zócalo. Caminó y cuando iba a subir a la cama para acostarse, el hombre tomó a la cucaracha con el pulgar y el índice de la mano izquierda, y con el pulgar y el índice de la mano derecha, le quebró una pata y se la arrancó. Tiró la pata y puso a la cucaracha en su cama.
La cucaracha durmió: pero el hombre no pudo dormir. Vio el sol, la mañana. Él, tendido en el suelo, y la cucaracha a su lado dormida. Después la vio despertar, caminar renga y meterse en el agujero del zócalo.
El hombre se levantó, se vistió y salió. Ese día tomó mucha cerveza. Llegó al diario a las seis y media. Trabajó hasta después de medianoche. Fue al restaurante; comió. Fue al bar. Llegó a su casa. Se acostó. Vio salir a una cucaracha renga del agujero del zócalo. La vio llegar, subir y acostarse en la cama de algodón que él le había hecho en la tapa de una botella de cerveza.
Es la misma –se dijo el hombre–. Yo sabía que no estaba solo.
Pero no pudo dormir. Vio el sol, la mañana. Vio cuando se despertó la cucaracha. La vio caminar renga y meterse en el agujero del zócalo.
A la madrugada siguiente volvió la cucaracha. Llegó caminando lentamente y se acostó al lado del hombre.
El hombre no podía dormir. Miraba dormir a la cucaracha. Estaba desnudo, sentado en el suelo, tomando cerveza. Tomó una botella, dos, tres botellas de cerveza. Sintió el sol en los ojos, la mañana.
La cucaracha se despertó. Bajó de la cama. Caminaba arrastrándose y se metió en el agujero del zócalo.
Y no volvió nunca más.

*Javier Villafañe, titiritero y escritor (Buenos Aires, 1909-1996).

miércoles, junio 29, 2011

Leopoldo Brizuela: Danza

Muy poco antes del mar, amor, el río se demora
en remolinos de tierna resaca. Mira cómo, en tu ausencia
cenizas de la luna, la borra de los días
se enlazan
y danzan
girando sobre sí
como ese salvavidas recién tirado al agua, al que nadie se aferra.
No hay historia de amor: hay una danza
anclada al corazón de la memoria.


¿Te acordás? -¿Bailar, amor? El mar, la mar, y los marinos
saben. Los hijos... –Bailar, amor. Bahía. María Bethânia.
-¿Así? No sé. Soy tieso como un faro, mis pies
de acantilado sólo han bordeado abismos, no saben de las olas
más que un secreto ávido quebrado en la rompiente, una vez, otra vez.
-Así, amor. ¿No ves? Somos rompiente. Los brazos se aferran como algas
a las rocas, las caderas se topan, el viejo matrimonio
del agua y de la tierra. La luna
dibuja su alta alianza. Yo soy ese secreto. Zarpemos.

-No puedo, amor. El mar, la mar, la danza, son siempre imprevisibles
y estos primeros pasos son las mismas mentiras
que cantaba mi casa, caracol de la orilla:
partidas y retornos eternos de las olas
veranos y bandadas y estribillos y madre
procurando, afanosa, paralizar la espera.
Y mi padre volvía siempre imprevistamente. Ya no podré seguir.
-Podés, amor. ¿No ves? Ya es alta mar ahora, el corazón del mundo
es quien ritma los cuerpos, y las constelaciones
y aun la costa, a lo lejos, se uniforma y se curva
y su abrazo es de olvido, maternal, y de niebla.
Ya desapareció. Cayeron ya los muros, como ropas, o redes
que levaran desnuda la verdad abisal:
tu casa me amó, amor, como lo amó a tu padre. Vos me abriste,
entré. La libertad. Bailemos. No volverás allí.
Dejame hundirme. El viento
anuncia tempestad. Hundámonos.


-No puedo, amor, le temo a mi reflejo: es la primera vez.
Mi rincón era oscuro, los ojos de mujeres
tan sólo devolvían su propia soledad.
Siempre quise un espejo, pero nunca llegaba varón que me mostrase
más que un rostro mudo y ambiguo como el mar, que yo amaba
omo a cumbre de iceberg. No hay recuerdo del cuerpo en que pueda confiar:
-Podés, amor. ¿No ves cómo, al hundirnos
amarrados, girando, un barreno que apunta el centro de la tierra
toco manos y anémonas y muslos y delfines
y pecho y mantarrayas y labios y corales
y pulpos y pelos y nalgas y anguilas
y el deseo madura como perla en la concha?
Al surcarte, te beso como el agua al cadáver
del bello marinero al que algas avarientas
amarran aún al vientre galeón
hundido. ¿Quién te talló a la imagen
de su pasión, su delirio? Hemos tocado fondo. Vamos
más lejos en la noche, en la danza, en el paso
final.


Yo no creía poder, pero era un torbellino la corriente, la danza
rotaba como un cráter y al fin se deshacía
en el cardumen blanco que llaman la locura.
Silencio. La ceniza se aposenta en el fondo
Bethânia canta sola, y antes que llegue el sueño
una certeza, al fin: -¿Sabés? Mi padre, allá en Bahía
se asombró de hombres solos, en cáscaras de nuez
disputándole al mar el resto de su vida, la mejor de las muertes.
Ya no temo al recuerdo, ya no te dejaré.
-Yo tampoco. Durmamos. Los cuerpos, en el sueño
bailan entretejen la mutua indiferencia, cada uno
en su fondo, en su deseo. Y uno solo. Y el día los sorprende
de nuevo en una orilla, como vuelven a ella
las olas, los veranos y los padres. Les dice:
Bailar, amor. El mar, la mar. Bahía. María Bethânia.


No. Eso no era la vida. El mar, la mar, los marinos
no engañan. Y vos no eras marino: caracol de otra orilla. Emergimos en ríos
diferentes, corrientes que no hay que remontar. Y yo bajo, derivo
detritus de barranca, embrión desprendido, las islas de este delta
cadáveres de locos varados de terror.
La desembocadura. El río desanuda recodos del dolor
y la resaca, dispersa, se acelera. Una bandada espera
haciendo ronda al sol como aquella pitanza
que el río le tributa con cada nuevo otoño. ¿Seré yo parte de ella?
¿Mi red levará al sol entre los peces?
Ah esa otra danza, anclada en mi memoria: viva como bandada, carozo
de mi poca valentía. Y allá voy, amor. El mar, la mar
ahora está vacía. Bahía, amor. María Bethânia. Yo.
La vida.


De Fado, 1995.

*Leopoldo Brizuela (La Plata en 1963). Narrador. Además de varias antologías editadas sobre el oficio de narrar, su obra de ficción comprende, entre otros, Inglaterra. Una fábula (1999); El placer de la cautiva  (2001); Los que llegamos más lejos (relatos), 2002; Lisboa, etcétera.

Agenda: Cierre del III Festival de poesía y Ciclo De aquí en más...

Cierre del III Festival de Poesía en el Centro

Miércoles 29 de junio, a las 18. Lectura de Nara Mansur (Cuba) y Jacobo Rauskin (Paraguay).
Intervalo musical con los tangos del poeta Alberto Muñoz y la voz de la actriz Claudia Tomás.
Entrada Libre y Gratuita. Sala Solidaridad del Centro Cultural de Cooperación, Av. Corrientes 1543.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


De aquí en más, Ciclo de poesía en Rosario
Viernes 1 de julio, a las 20.30. Ciclo de poesía en Rosario“De aquí en más”.  Leerán: Gilda Di Crosta (Rosario), Maia Morosano (Rosario), Nicolás Azul (Rosario), Estela Kallay (Bs.As.), Cristina Domenech (Bs. As.)  Música: Cardo y Piedra Trío.  Viamonte 1111.

lunes, junio 27, 2011

Deleuze: el gris del fracaso y el gris de la hoguera

Gracias a El Paseante, Libros, https://www.facebook.com/#!/notes/el-paseante-libros/gilles-deleuze/241082199235684, por hacernos conocer este fragmento del libro de Gilles Deleuze Pintura: El concepto de diagrama -Serie Clases. Editorial Cacuts-.


Hay un texto célebre que todos los pintores siempre han repetido, un texto de Delacroix donde dice: "El gris es el enemigo del color, es el enemigo de la pintura". Vemos bien lo que esto decir. ¿Qué es el gris, en última instancia? Es allí donde el blanco y en negro se mezclan. En el límite, donde todos los colores se mezclan. Si todos los colores se mezclan, no ascienden los colores. Es grisalla.
Por eso mismo Cézanne, no mucho tiempo después de este texto que acabo de leer, dice lo siguiente. Escuchen un poco. Le dice a Gasquet: "Estaba en Talloire. Gris por donde quieras. Y verdes, todos los verdes grises del mapamundi. Las colinas de alrededor son muy altas, me ha parecido. Ellas aparecen bajas y llueve. Hay un lago entre dos estrechos, un lago de bucles. Las hojas de cuadernos caen completamente acuarelada de los árboles. Seguramente, es siempre la naturaleza. Pero no como yo la veo, ¿comprenden? Gris sobre gris. Gris sobre gris. Uno no es pintor en tanto no ha pintado un gris. El enemigo de toda pintura es el gris, dice Delacroix. No, uno no es un pintor en tanto no ha pintado un gris". Sin razón él se las agarra con Delacroix. El texto de Delacroix es tan importante y tan apasionante como el de Cézanne. Y además dicen exactamente lo mismo.
¿Qué quiere decir? Hay un gris que es el gris del fracaso. Y luego hay otro, un gris distinto. Hay un gris que es el del color que asciende. ¿Habría dos grises? ¿O incluso habría muchos grises, muchísimos grises? En todo caso, no se trata del mismo gris. El gris de los colores que se mezclan es el gris del fracaso. Y luego hay un gris que sería quizá como el gris de la hoguera, que sería quizá un gris esencialmente luminoso, un gris de donde los colores brotan."



Margareth Atwood: Esencia del gótico

Te muestro a una joven que corre de noche
entre árboles que no la aman
y las sombras de muchos padres

sin senderos, sin siquiera
migajas o piedras blancas
bajo una luna que nada le dice.
De verdad dice: Nada.

Cerca hay un hombre
que afirma ser amante
pero huele a saqueo.
¿Cuántas veces tendrá que decirle
que se mate antes de que lo haga?

De nada sirve decirle
a esta joven: Hay alguien que te cuida.
Hay aquí una habitación segura, aquí
hay comida y cuanto necesitas.

No puede ver lo que tú ves.
La oscuridad avanza hacia ella
como una avalancha. Una caída.

Quisiera dar un paso, entrar en ella
como si fuera no un puesto vacante
sino un destino,
dejando tras ella su cuerpo
arrancado, arrugado como una manga.

Yo soy la vieja
que aparece siempre en historias como ésta,
la que dice: Regresa, querida.

Regresa significa el sótano
donde lo peor aguarda,
donde están los otros,
donde puedes ver
cómo te verías de muerta
y quién lo desea.

Entonces serás libre
de elegir. De abrirte
camino.

*Poema del libro The door (La puerta). Versión al castellano de Adriana Díaz Enciso.

sábado, junio 25, 2011

Margaret Atwood: La puerta

La puerta se abre,
miras lo que hay dentro.
Está oscuro en el interior,
probablemente hay arañas,
no hay nada ahí que tu desees.
Tienes miedo.
La puerta se cierra.
La luna llena brilla,
repleta de delicioso zumo,
compras un bolso,
el baile es agradable.
La puerta se abre
y se cierra, tan rápido,
que no te das cuenta.
El sol sale,
tomas un desayuno frugal
con tu marido, aún delgado,
lavas los platos,
quieres a tus hijos,
lees un libro,
vas al cine.
Llueve de forma moderada.
La puerta se abre,
miras adentro:
¿por qué sigue pasando esto ahora?
¿Es que hay un secreto?
La puerta se cierra.
Cae la nieve,
barres el sendero, resollando,
ya no es tan fácil como antes.
Tus hijos llaman por teléfono, a veces.
Hay que arreglar el tejado.
Te mantiene ocupada.
Llega la primavera.
La puerta se abre:
está oscuro ahí dentro,
hay muchos peldaños hasta abajo.
Pero, ¿qué es lo que brilla?
¿Es agua?
La puerta se cierra.
El perro ha muerto.
Ya sucedió antes,
y compraste otro,
pero esta vez, no.
¿Dónde está tu esposo?
Has abandonado el jardín.
El trabajo era demasiado duro.
Por la noche te tapas con mantas;
sin embargo, padeces insomnio.
La puerta se abre:
Oh, dios de los goznes,
dios de los largos viajes,
has cumplido tu palabra.
Ahí dentro está oscuro.
Te confías a las tinieblas.
Entras dentro.
La puerta se cierra.


Tus hijos se cortan las manos

Tus hijos se cortan las manos
al acercarse a través del espejo
a donde el ser amado solía guarecerse.

No te lo esperabas,
creías que querían ser felices,
no llenarse de heridas.

Creías que la felicidad
les llegaría simplemente, sin esfuerzo
y sin ningún trabajo,

como el canto de un pájaro,
o una flor en el sendero,
o un banco de peces del color de la
plata;

pero ahora se han herido
con el amor, y lloran en secreto,
e incluso tus manos están entumecidas;
porque no puedes hacer nada,
porque no les dijiste que no lo
hicieran,
pues no creías
que fuera necesario,
y ahora te encuentras todo el cristal
roto
y tus hijos, con las manos
ensangrentadas,

aún se aferran a las lunas y a los
ecos,
al vacío y las sombras,
de la misma manera que tú lo hiciste entonces.

*Margaret Atwood, poeta canadiense. 

Edith Södergran: Nada me hará creer en moscas nauseabundas...

Jacintos poderosos

Nada me hará creer en moscas nauseabundas
venganzas y deseos mezquinos.
Yo creo en jacintos poderosos
que rezuman los tiempos primigenios.
Los lirios curan y son puros
como mi propia rudeza.
Nada me hará creer en moscas nauseabundas
que producen peste y mal olor.
Yo creo que grandes estrellas
abren camino a mi deseo
en algún lugar entre el sol y el sur
entre el norte y la noche.

*Edith Södergran. Poeta finlandesa nacida en San Petersburgo en 1892, falleció en 1923.

Edith Sitwell: Aún cae la lluvia...

Aún cae la lluvia
oscura como el mundo de los hombres:
negra como nuestra destrucción:
ciega como los mil novecientos cuarenta clavos
hincados en la cruz.
Aún cae la lluvia
con un son parecido al latir del corazón
convertido en golpear de martillo
en el campo del Alfarero, y al son del pie impío
sobre la tumba.
Aún cae la lluvia
en el campo de la sangre, donde crecen diminutas esperanzas,
y el cerebro del hombre
se nutre de codicia, aquel gusano de rostro de Caín.
Aún cae la lluvia
a los pies del hombre extenuado
pendiente de la cruz.
Cristo, día y noche clavado, apiádate de nosotros,
del opulento y de Lázaro:
bajo la lluvia las llagas y el oro son lo mismo.
Aún cae la lluvia
cae la sangre aún del herido costado del hombre extenuado:
lleva en su corazón las heridas todas, las de la luz que se extinguió,
la última y débil chispa
del corazón suicida, las heridas de la triste e incomprendida oscuridad,
las heridas del oso atrapado:
el oso ciego y gimiente, cuya carne indefensa
azotan los guardianes... las lágrimas de la acosada liebre.
Aún cae la lluvia
Entonces -"Oh, saltaré hasta mi Dios, que me ata al suelo"
-ved cómo la sangre de Cristo surca el firmamento:
se derrama de la frente que clavamos al madero
hasta el profundo y moribundo, el sediento corazón
que custodia los fuegos del mundo,
desgarrado de dolor
como una cesárea corona de laurel.
Entonces se oye la voz de Aquel que,
como el corazón del hombre,
fue una vez niño y durmió entre animales:
"Te amo aún, derramo aún mi luz
inocente y mi sangre por ti.

* Edith Sitwell (Reino Unido, 1887-1964). Publicó, entre otros, los siguientes libros:  La madre y otros poemas, Costumbres de la Costa de Oro, Música y ceremonias.

jueves, junio 23, 2011

Carmen Iriondo*: Lenta anunciación

Lenta anunciación


Prepara ella una mezcla de kiwi con naranja
a tientas descubre azúcar en el aire
abre la alacena y se pega a la miel
la compotera núbil de alabastro.

Con la placenta rubia todavía caliente
le agrega frutas secas y abrillante una nuez.

Pisa las castañas que suenan como truenos
lejanísimo ruidos de lenta anunciación,
se adormece empalagada con tus labios.

1.
No le agrada el viento desparejo
emanado del ventilador de techo
porque le pican ls ojos
de arenilla prenatal.

Le horroriza verlo girar, hélices
despojadas de su avión, tontas
locas guillotinadas de capricho.

2.
Jade, papel opaco, observa un pajarito
verde rebotar a través de las rayas tenues
del otoño.

Turbio espejo de los sentidos laqueados
en la cara de una vieja vestida de seda.


*(Buenos Aires). Poeta, narradora y letrista; psicoanalista. Publicó, entre otros, los siguientes libros:  Casa propia (1988), Rara vez (1995), La niña pandereta (1997), Por el miedo te digo (2000), Seamos nieve (2010), etc.

miércoles, junio 22, 2011

Ciclo Pretexto 2011, Villa Mercedes, San Luis

Ciclo PRETEXTO 2011 (Primer Encuentro), sábado 25 de junio, a las 19.30, en la Secretaría de Extensión Universitaria, Pescadores 280.

PRETEXTO comenzó en el año 2010 y fue producto de la necesidad de compartir distintas experiencias relacionadas con la producción poética actual. La dinámica de este ciclo incluye la participación de poetas invitados (dos de otras provincias, uno o dos de la región y alumnos del Taller Literario de la FICES). Los encuentros se realizan mensualmente, y, durante los mismos, además de escuchar a los invitados, se aprovecha para intercambiar distintos puntos de vista sobre la escritura y la situación cultural en general.
En este Primer PRETEXTO del 2011, participarán los siguientes poetas: Marita BALLA, de la ciudad de Paraná; Germán ARENS de Bahía Blanca; Sebastián QUIROGA TORRES de Villa Mercedes y Juan LUNA del Taller Literario de la FICES.

BOCA DE SAPO

Entrá a esta dirección http://www.bocadesapo.com.ar/ y leé la nueva revista BOCA DE SAPO, revista de literatura, arte y pensamiento...
Está muy buena, no te la pierdas...

III Festival de Poesía en el Centro: programación

Del 22 al 29 de junio

El Festival se propone reflexionar sobre la situación de la poesía argentina y latinoamericana en los comienzos del nuevo siglo, convocando a voces representativas de distintas tradiciones que se expresarán a través de su producción artística y teórica.

Apertura: hoy, miércoles  22 de junio

. Lectura de Rodolfo Alonso, Niní Bernardello (Tierra del Fuego), Susana Villalba y Alberto Muñoz
Sala Solidaridad [2º SS] 18:00 hs.



1ª jornada: jueves 23

. Mesa de lectura: Viviana Abnur, Clara Muschietti, Mercedes Araujo (Mendoza), Carlos Aldazábal (Salta) y Miguel Angel Federik (Entre Ríos).Coordina: Rodolfo Edwards. De 18:00 a 20:00 hs.

- Mesa de reflexión y debate: ¿De qué hablamos cuando hablamos de poesía? De 20:00 a 22:00 hs.
Participan: Miguel Dalmaroni, Alicia Genovese y Roberto Raschella. Coordina: Mario Goloboff.

Sala Jacobo Laks [3º Piso]

2ª jornada: viernes 24

. Mesa de lectura: Ana Arzumanian, Hugo Rivella (Salta), Macky Corbalán (Neuquén), Juan Meneguín (Entre Ríos), Alberto Szpunberg. Coordina: Inés Manzano. De 18:00 a 20:00 hs.

. Mesa de reflexión y debate: Continuidades y rupturas en la poesía argentina. De 20:00 a 22:00 hs.
Participan: Ricardo Herrera, Tamara Kamenszain, Rodolfo Edwards y Osvaldo Aguirre (Rosario) Coordina: Vicente Muleiro.

Sala Jacobo Laks [3º Piso]

3ª jornada: lunes 27

. Mesa de lectura: Horacio Zabaljáuregui, Nicolás Dorado, Daniel Amiano, Julio Félix Royano, Norberto Antonio (La Plata). Coordina: Rodolfo Edwards. De 18:00 a 20:00 hs.

. Mesa de reflexión y debate. Poesía en condiciones de excepción. De 20:00 a 22:00 hs.
Participan: Camilo Blajáquis, Susana Valenti (Rosario), María Medrano, Claudia Prado y Martín De Souza. Coordina: Alicia Genovese

Sala Jacobo Laks [3º Piso]


4ª jornada: martes 28

. Mesa de lectura: Alfia Arredondo (San Juan), Néstor Mux (La Plata), Ana Laferranderie (Uruguay), Marcelo Carnero y Valeria Meiller. Coordina: Inés Manzano. De 18:00 a 20:00 hs.

. Mesa de reflexión y debate: Poesía y regiones. La diversidad poética del país. De 20:00 a 22:00 hs
Participan: Juan Carlos Moisés (Chubut), Julián Axat (La Plata), Sergio De Matteo (La Pampa), y Ricardo Trombino (San Juan). Coordina: Carlos Aldazábal.

Sala Jacobo Laks [3º Piso]

Cierre: miércoles 29

Lectura de Jacobo Rauskin (Paraguay) y Nara Mansur (Cuba)

Cierre musical: Los tangos de Alberto Muñoz en la voz de Claudia Tomás.

Sala Solidaridad [2º SS] 18:00 hs.



*: ALBA - Secretaría de Cultura de la Nación – Festival miembro de la Red Nuestra América de Festivales Internacionales
Av. Corrientes 1543, Buenos Aires l www.centrocultural.coop

Prensa: Cecilia Balaguer l Carolina Guevara l prensa@centrocultural.coop

martes, junio 21, 2011

Inés Aráoz: Dos poemas...

Poema I


Cada cifra del poema
tomaba su valor
del lugar que mis dedos le asignaban
sobre el teclado
Y yo, sin palabras, transcribía
Leía una partitura interna
Una voz en realidad, un sonido
Dios.


Poema II

He cazado a la muerte
Como si fuera una palabra nueva
La he rodeado, inquirido y bientratado
Hasta he escrito sobre ella
–vida es la palabra que he usado–
y me ufano
de contemplar a cada instante
su aleteo furioso
en mi corazón.
* Inés Aráoz (Tucumán, 1945).

sábado, junio 18, 2011

Ayvu Rapyta, poesía guaraní

AYVU RAPYTA

El siguiente material ha sido tomado del blog "La Biblioteca de Marcelo Leites" (http://ustedleepoesia2.blogspot.com/), blog que siempre nos sorprende por la calidad de su material. (Véase la sección "Poesía paraguaya" http://ustedleepoesia2.blogspot.com/search/label/poes%C3%ADa%20paraguaya)
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"Los textos indígenas transcriptos pertenecen a la comunidad Mbyá-Guaraní del Guairá, del Paraguay, compilados y comentados por León Cadogan en la década del 50' del siglo pasado. Cadogan fue un investigador paraguayo que conoció desde el interior la cultura guaraní, ya que los sacerdotes de las tribus le revelaron directamente sus enseñanzas religiosas, en lengua guaraní (que luego el mismo Cadogan tradujo al español), que eran anónimas -eminentemente orales- y se transmitían de generación en generación.
Se trata de uno de los capítulos del Ayvu Rapyta, clásico de la etnología americana y de la poesía guaraní, la tercera edición de la obra preparada por Bartolomé Meliá, en 1992 (ver más datos en www.musicaparaguaya.org.py/AyvRapyta.htm).
El Ayvu Rapyta -la Palabra, el Verbo- es una recopilación de mitos, leyendas y tradiciones de la cultura guaraní. En el prólogo, el estudioso Egon Shaden señala que en el Ayvu Rapyta, no parecen haber quedado vestigios de influencias cristianas (ni de las misiones jesuíticas), ya que los textos conservan su pureza original, cosa que no ocurre con otras poblaciones guaraníes (...). Otro de estos cantos sagrados, "El fundamento del lenguaje humano", puede leerse en: www.staff.uni-mainz.de/lustig/guarani/ayvurap1.htm":

En un estudio hecho a pedido del Dr. Manuel Gamio, director del Instituto Indigenista Interamericano, y publicado en América Indígena, dividí la ciencia médica de los Mbyá en medicina mística y medicina racional. De la medicina racional me ocuparé en el capítulo siguiente; la medicina mística protege a la tribu contra las acechanzas de Mba'e Pochy, cuyos agentes, ya en forma de duendes malévolos, ya en forma de hechiceros rivales, persiguen a los hombres, introduciendo en sus visceras, guijarros, insectos, hojas venenosas. Es misión de los iñarandu porã i va'e, "los que poseen la buena ciencia", sanar a los embrujados y castigar a los culpables; recibir mensajes de los dioses referentes a la vida tribal; dirigir los cantos y las danzas. En la primera parte de este capítulo, el mayor Francisco, de Tava'i, describe las facultades del médico agorero, que puede ser hombre o mujer**.



CAPÍTULO IX

Primera parte


Los que se inspiran en la buena ciencia, conjurando los maleficios: los lugartenientes de los Jakairá


Quienes poseen entendimiento,
ilimitado amor al prójimo reciben de los de arriba.
ilimitada fortaleza y grandeza de corazón reciben también.
Aquel que entre todos los demás en mayor grado entendimiento
verdadero posee,
obtiene valor para las obras buenas, inspirándole por los Situados
encima de nosotros.
En esta forma le honran los Seres Buenos.
Palabras para acrecentar su fortaleza en plazo no lejano le hacen
pronunciar.

2

Por consiguiente,
los que pronuncian plegarias hermosas,
por más que vean,
por más que escuchen cosas
que incitan a la cólera,
no se encolerizan.


3

Quienes se inspiran en la buena ciencia,
quienes fortaleza y valor reciben de los de arriba,
son los lugartenientes de Jakairá.
En virtud del poder de conjurar de los Jakairá, conjuran los maleficios.
Las señoras, los señores que poseen la buena ciencia,
extraen las larvas de las moscas.

4


En todos los asientos de fogones existe una persona de esta clase.
Los guijarros con que nos hieren los habitantes ociosos de la tierra,
y los dueños de los barrancos precipitosos de los arroyos,
aun estas cosas las conjuran y extraen
quienes ejecutan buenas obras.

5

Los que pronuncian buenas plegarias extraen las hierbas nocivas,
en virtud de la facultad de conjurar de los de arriba, de los Jakairá.

6

Cuando un árbol de alma indócil hiere a alguien,
los que poseen la buena ciencia conjuran el maleficio, extraen el mal.
Entre todos los árboles, el que posee alma más feroz es el lapacho.
Aun cortando en pedazos el lapacho, su alma no desaparece;
por consiguiente este árbol no lo usamos nosotros para horcones
de nuestras viviendas.
El árbol de alma dócil es el cedro, el árbol de Ñamandú;
otro es el Aju'y blanco.


7

El que carece de entendimiento, el que posee la mala ciencia,
permite que se bifurque sobremanera su amor;
aun aquellas cosas que no debieran enfurecerle, le enfurecen
en extremo:
procediendo así el Ser Furioso lo inspira.
A los de esta clase, que utilizan su mala ciencia en detrimento
de sus semejantes, a los de esta laya les llamamos:
"los que hieren furtivamente al prójimo".


8

Cuando hay hechiceros, debemos escarmentarlos ejemplarmente;
debemos inferirles numerosas heridas en las muñecas.
Si muere aquel que ha sido herido furtivamente
debemos matar también al hechicero, para acabar con los que
dejaron de amar al prójimo.


9

A aquel que por desamor e hiriendo furtivamente a su semejante,
haya desolado el hogar de un prójimo,
debemos matarlo también para que haya justicia.
Únicamente procediendo así estarán contentos la madre y el padre
del muerto,
y sanará el dolor de corazón de la madre.


Un aspirante a la buena ciencia.

10

Yo recorro los alrededores de las casas de quienes pronuncian
buenas plegarias esparciendo la neblina (1).
Perseverando así, aprenderé numerosas palabras para fortalecer
mi espíritu.
Por esto es que concurro a tales lugares, para que lo vean
los verdaderos padres de mi alma;
y para que en un futuro no lejano me hagan decir muchas palabras.


11

Por consiguiente, no quiero ofender a mis semejantes;
en caso de enemistarlos, pecaría contra mis primeros Padres.
Por consiguiente, aunque mis semejantes se equivoquen,
los escucho sin prestarles importancia (2).
Procediendo asi, Nuestros Primeros Padres
sin duda alguna me harán pronunciar numerosas bellas palabras
para el fortalecimiento de mi espíritu.

12

Aunque nos amemos sinceramente,
si permitimos que nuestro amor se bifurque,
no hemos de alcanzar valor,
fortaleza.

13

"Ve a la tierra, mi hijo,
y aunque toda clase de cosas nefandas deberás ver,
has de afrontarlas con grandeza de corazón";
el que Nuestros Primeros Padres pronunciaran estas palabras
lo vemos.
Por consiguiente, debemos dedicarnos con fervor
a la obtención de la vida imperecedera.

14

Bien, siendo asi, seamos fuertes, seamos valientes
todas las noches, todos los días;
pues solamente si afrontamos con valor la sucesión
de las noches y los dias,
enviará Nuestro Primer Padre a los dirigentes
de sus numerosos hijos
que alberga frente a su propio corazón junto a los bien amados;
hará, efectivamente, que desciendan;
en verdad, hará que ellos pronuncien largas series de bellas palabras.



El que habla se dirige a los presentes:


15

"Pues bien, señores, señoras,
esforzaos (3) en virtud de la conciencia (4) que tenéis de los verdaderos
Padres de nuestras almas,
para luego descansar".


(1) Humo de tabaco
(2) Los perdono
(3) Danzad
(4) Conocimiento


CAPITULO IX


Arandu porã ogueno'ã va'e, mba'e mbojaitya, Jakairakuéry pyrõnga
Primera Parte


1


Ijarakuaa va'e


mborayu ijapÿ'e va'e ogueno'ã yvateguágui.


Mbaraete, mby'a guachu ijapy'eÿ va'e ogueno'ã avei.


A'e javikue i gui ijarakuaave aémava,


ipy'a guachu iporã ápy, Nande Aryguakuérygui.


A'éramiramo, ombojerovia Mba'e Porãkuéry.


Mbaraete rekorã mba'e i kuri katuéramo jepe e'iuka ño




2

A'éramiramo,


oñembo'e porã i va'e


oecháramo jepe,


oendúramo jepe


ogueropochy va'erã,


ndogueropochýi.

3


Arandu porã ogueno'ã va'e mbaraete rekorã,


mby'aguachu rekorã oupity yvateguágui,


Jakairakuéry pyrõnga.


Jakairakuéry mbojaity águi mba'e vai ombojaity.

Kuña karaikuéry, karaikuéry iñarandu porã i va'e,


mberu ra'y ombojaity.


4

Tataypy rupa jave íre, peteĩ teteĩ a'éramigua oiko.


Itara'ÿimy ñandapíramo yvýre itáva rei va'e,


yakã yvy'ã ja,


a'e va'e jepe omba'eapo porã i va'e


ombojaity, oguerochyry.




5



Oñembo'e porã i va'e ombojaity ka'avo yvategua,


Jakairakuéry mbojaityágui.




6



Yvyra iñe'ê katupyry'eÿ va'e oporoapíramo,


iñarandu porã i va'e oguerochyry, ombojaity.


A'e javikue yvyra iñe'ê avaeteve va'e, tajy.


Tajy jajagáramo jepe, iñe'ê ndochyrýi;


a'éramiramo yvyra ko va'e ore ytarã ndoroiporúi.


Yvyra iñe'ê katupyry va'e, ygary, yvyra Ñamandu;


amboae, Aju'y Chĩ.




7


Ijarakuaa'eÿ va'e, iñarandu vai va'e,


omoakãmby ño mborayu;


ogueropochy va'erãramigua'eÿ jepe ogueropochypa katuĩ:


Mba'e Pochy ombojerovia a'érami.


A'e va'éma katu, guapicháre oarandu vai oiporu va'e,


a'e nungápema "poroavykya" ro'e.




8


Poroavykya oikóramo, ñamondýi vaipa va'erã;


ipoapýrupi ñaikychĩmba i va'erã.


Embiavykykue omanóramo katu,


jajuka i avei va'erã, oporoayu'eÿ va'e opa anguã.






9


Porayu'eÿgui poroavykyápe


guapicha porã omoambaguéma ramivy,


jajukaramo maê a'eve.


A'éramo ae omano va'ekue chy, tuúpe a'eve va'erã,


ichy py'a rachy okuera i va'erã.






Arandu pora oguenó'áche va'e.






10


Oñembo'e porã va'e rokárupi aroguata tatachina


A'évyty, ñe'ã che mby'a guachu rekorã aikuaa iño va'erã.


A'érupi a'éramo aiko, che che Ñe'êy Ru Etekuéry oecha anguã;


kuri katuéramo jepe ñe'ã mba'e i e'iuka ño va'erã.






11


A'évyrima, che rapicha i kuéry namotare'ÿchéi;


amotare'ÿvy nda'u, Che Ru Tenondekuérype ajeavy va'erã.


A'éramiramo che rapicha i kuéry ojeavy i ramo jepe,


aendu veipa i va'e.


A'éramiramo,


mbaraete i rekorã mba'e i e'iuka ño eteve va'erã


Ñande Ru Tenondekuéry.




12




Jajeayúri uete jepe,


ñamoakamby ño ramo katu,


ndajaupitýi va'erã mby'aguachu rekorã,


aete rekorã.




13


"Tereo yvýpy, che ra'y;


opa marãngua reecha va'erãvy jepe,


reropy'a guachu va'erã",


e'i aguéramo Ñande Ru Tenondekuéry jaecha.


A'évare, teko porã ijapy'eÿvare


ñañemomburu va'erá.




14


Néi, a'éramo, ñane mbaraete, ñande py'a guachu


kuaray rupa ñavõ, jechaka rupa ñavõ:


a'e va'e jaropy'a guachupávy ae je


Ñande Ru tenondegua gua'y ruvicha vicha


opy'a rechéire meme ogueno'ã va'égui


ojokuái ño va'erã jeayu porãpe;


ogueroyvyiuka ño va'erã,






omoñeychyrõuka ño va'erã ñe'é porã.






15


Néike, karaikuéry, kuña karaikuéry,


peñea'ã ike peñandu i reívy ñane Ñe'êy Ru Etekuérype,


japytu'u i anguã.






*Nota: No fue posible, dada la configuración de las fuentes del blog, respetar totalmente la grafía guaraní; por eso la "y", aparece con diéresis en lugar del acento circunflejo que lleva originariamente; algo parecido pasa con "e".

viernes, junio 17, 2011

Segundo Festival de Poesía en la Escuela

Equipo del Festival 2011

. Coordinación de Talleres: Ana Adjiman
. Coordinación de la Revista del Festival: Taller de escritura del Liceo Nro . 1, Javier Galarza, Damián Masotta y Javier Lodeiro.

Logo del festival: gentileza del artista plástico Pablo Ramírez Arnol.

Coordinación general: Marisa Negri y Alejandra Correa.

Cronograma tentativo:

SEGUNDO FESTIVAL DE POESIA EN LA ESCUELA: se realizará del    12 al 19 de septiembre de 2011.  

Lunes 12 de septiembre de 2011. Sede: LICEO 1 "José Figueroa Alcorta" Av. Santa Fe 2778, Ciudad de Buenos Aires Escuela Media  
8.00 a 9.30 hs. Taller: Inés Abeledo sobre textos de Liliana Ancalao  
9.30 a 11.00 hs. Mesa de lectura:  Javier Galarza lee a Paul Celan, Angela Pradelli lee a Jorge García Sabal, Miguel Martínez Naón lee a Jorge Spíndola, Presentación de la Revista del Festival a cargo del taller de escritura del Liceo 1, coordinada por Javier Galarza Micrófono abierto
11.00 hs. Poesía y Música: Georgina Hassan
13.00 a 14.30 hs. Taller: Pablo Runa sobre textos de Javier Villafañe  
14.30 a 16 hs. Mesa de lectura: Romina Freschi lee a Marosa Di Giorgio Julieta Lerman Samuel Bossini lee a Gonzalo Rojas María del Carmen Colombo
16hs: Luis Pedro Hardoy canta a Juan Carlos Bustriazo Ortiz .

Martes 13 de septiembre de 2011 SEDE: EP 97 Avelino Díaz 500 Villa Celina, La Matanza Escuela Primaria  
8.00 a 9.30 hs. Taller: Gabriel Rodríguez Acuña sobre textos de Jaime Sabines
9.30 a 11.00 hs. Mesa de lectura   José María Pallaoro lee a Roberto Themis Speroni Natalia Molina lee a Roberta Iannamicco Clara Vasco lee a José Watanabe Marcelo Carnero lee a Leopoldo María Panero Victoria Schcolnik lee a Sharon Olds

SEDE: COLEGIO MARIANO MORENO    Av. Rivadavia 3577, Ciudad de Buenos Aires Escuela Media
13.00 a 14.30 hs. Taller Pablo Runa
14.30 a 16.00 hs. Homenaje al poeta Francisco Madariaga (ex- alumno del colegio) Mesa de lectura:   Mercedes Araujo lee a Susana Thénon Lucio Madariaga lee a Edgar Bayley Silvia Camerotto lee a Alfonsina Storni Catalina Boccardo lee a Juan L. Ortiz  
16.00 hs. Poesía & Música. Gabriela Borrelli Azara canta a Jorge Leónidas Escudero.

Miércoles 14 de septiembre de 2011   Sede: LICEO 1 "José Figueroa Alcorta" Av. Santa Fe 2778, Ciudad de Buenos Aires   Escuela Media  
8.00 a 9.30 hs. Taller: Marta Bryckman sobre textos de Federico García Lorca
9.30 a 11.00 hs. Mesa de lectura   Martín Armada lee a Cesare Pavese Soledad Castresana lee a Alberto Laiseca Eduardo Mileo lee a Francisco Madariaga Alejo González Prandi lee a Jacobo Regen   ESCUELA DE ESTÉTICA DE MORÓN  Escuela de nivel primario con orientación artística  
13.00 a 14.30 hs. Taller: Gisela Galimi sobre textos de Marosa di Giorgio
14.30 a 16.00 hs. Mesa de lectura   David Wapner lee a Nicanor Parra (Videoconferencia desde Israel) Mercedes Roffe (Videoconferencia desde Estados Unidos) Valeria Tentoni Valeria Cervero lee a María Teresa Andruetto Paulina Aliaga lee a César Vallejo.

Jueves 15 de septiembre de 2011 SEDE: ESB 186  Avelino Díaz 500, Villa Celina, La Matanza  Escuela Media  
8.00 a 9.30 hs. Taller: Claudia Prado y Maricel Santin
9.30 a 11.00 hs. Mesa de lectura   Claudia Prado lee a  Wislawa Szymborska Maricel Santin lee a Idea Vilariño Natalia Litvinova lee a Anna Ajmátova Juan Linares lee a Fernando Pessoa  

SEDE: ESCUELA PORTAL DEL SOL  Tapiales Escuela de Educación Especial   
13.00 a 14.30 hs. Taller: Ana Adjiman sobre textos de Mercedes Roffé
14.30 a 16.00 hs. Mesa de lectura   Alejandro Méndez lee a Silvina Ocampo Silvia Castro lee a Juan Carlos Moisés Julia Magistratti lee a María Granata Ana Lafferranderie lee a Héctor Viel Témperley.
Viernes 16 de septiembre de 2011 SEDE: EP 11  Río Paraná Miní / Delta de San Fernando Escuela Primaria  
8.00 a 9.30 hs. Taller: Nina Franco  
9.30 a 11.00 hs. Mesa de lectura   Alejandra Correa a Gustavo Roldán Paula Aramburu lee a Silvina Ocampo Joaquín Valenzuela lee a Hugo Midón
14.30 a 16.00 hs. Mesa de lectura Alberto Muñoz Javier Cófreces  Marisa Negri lee a Luis Rogelio Nogueras 

Lunes 19 de septiembre de 2011 Sede: LICEO 1 "José Figueroa Alcorta" Av. Santa Fe 2778, Ciudad de Buenos Aires Escuela Media
8.00 a 9.30 hs. Taller
9.30 a 11.00 hs. Mesa de lectura   Leonardo Martínez lee a Néstor Groppa Graciela Zanini lee a Amelia Biagioni Clara Muschietti Gabriela Franco lee a Oliverio Girondo
13.00 a 14.30 hs. Taller
14.30 a 16.00 hs. Mesa de lectura   Josefina Saffiotti lee a Juana Bignozzi Sergio de Matteo lee a Horacio Castillo Florencia Walfisch lee a Miguel Angel Bustos Carlos Juarez Aldazábal lee a Gonzalo Rojas Coordinación general: Marisa Negri y Alejandra Correa. Coordinación de Talleres: Ana Adjiman. Revista del Festival: Alumnos del Liceo 1 coordinados por Javier Galarza, Damián Massotta y Javier Lodeiro.
Entrá a esta dirección para más información:

http://www.poesiaenlaescuela.blogspot.com/

Peces del desierto, Peces/Maryn 2011 y Aquí no vive nadie, de Tani Mellado

El viernes 24 de junio, a las 21, en el  Centro Cultural Caracol, Puerto Madryn, se presentará la plaqueta de poesía Peces del desierto, , el fanzine especial Peces/Madryn 2011 y el poemario Aquí no vive nadie, de la poeta Luciana Mellado.
Leerán los poetas: Lucho Carranza, Fernanda Maciorowski, Martín Përez, Noelia González, Nelly González y Tani Mellado.
Se proyectará  un video montaje de Romina Santos, basado en el texto “Lo de Anselmo”, de Juan Cárdenas, y un corto sobre Peces, a cargo de Mónica Baeza y Andy Maldonado. Además se realizará una muestra de dibujos publicados en la plaqueta de Romina Santos, Nuria Bolzán, Alejandra Ferrada, Luz Villarroel, Julieta Laztra, Agustín Huberty y César Barrientos; así como una serie de libros intervenidos por Marisa Eylenstein.
Habrá músicos invitados, y cierra "Toco Madera.La entrada es libre y gratuita.

La lluvia de Tuñón: Oh generosa!

LLUVIA


Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa.

Unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios abandonados. Otras veces cae con furia, y uno piensa en los maremotos que se han tragado tantas espléndidas islas de extraños nombres.

De cualquier manera la lluvia es saludable y triste.

De cualquier manera sus tambores acunan nuestras noches y la lectura tranquila corre a su lado por los canales del sueño.

Tú venías hacia mí y los otros seres pasaban:

No habían despertado todavía al amor.

No sabían nada de nosotros.

De nuestro secreto.

Ignoraban la intimidad de nuestros abrazos voluptuosos, la ternura de nuestra fatiga.

Acaso los rostros amigos, las fotografías, los paisajes que hemos visto juntos, tantos gestos que hemos entrevisto o sospechado, los ademanes y las palabras de ellos, todo, todo ha desaparecido y estamos solos bajo la lluvia, solos en nuestro compartido, en nuestro apretado destino, en nuestra posible muerte única, en nuestra posible resurrección.

Te quiero con toda la ternura de la lluvia.

Te quiero con toda la furia de la lluvia.

Te quiero con todos los violines de la lluvia.

Aún tenemos fuerzas para subir la callejuela empinada. Recién estamos descubriendo los puentes y las casas, las ventanas y las luces, los barcos y los horizontes.

Tú estás arriba, suntuosa y bíblica, pero tan humana, increíble, pero, tan real, numerosa, pero tan mía.

Yo te veo hasta en la sombra imprecisa del sueño.

Oh, visitante.

Ya es seguro que ningún desvío nos separará.

Iguales luces señaleras nos atraen hacia la compartida vida, hacia el destino único.

Ambos nos ayudaremos para subir la callejuela empinada.

Ni en nuestra carne ni en nuestro espíritu nunca pasaremos la línea del otoño.

Porque la intensidad de nuestro amor es tan grande, tan poderosa, que no nos daremos cuenta cuando todo haya muerto, cuando tú y yo seamos sombras, y todavía estemos pegados, juntos, subiendo siempre la callejuela sin fin de una pasión irremediable.

Oh, visitante.

Estoy lleno de tu vida y de tu muerte.

Estoy tocado de tu destino.

Al extremo de que nada te pertenece sino yo.

Al extremo de que nada me pertenece sino tú.

Sin embargo yo quería hablar de la lluvia, igual, pero distinta, ya al caer sobre los jardines, ya al deslizarse por los muros, ya al reflejar sobre el asfalto las súbitas, las fugitivas luces rojas de los automóviles, ya al inundar los barrios de nuestra solidaridad y de nuestra esperanza, los humildes barrios de los trabajadores.

La lluvia es bella y triste y acaso nuestro amor sea bello y triste y acaso esa tristeza sea una manera sutil de la alegría. Oh, íntima, recóndita alegría.

Estoy tocado de tu destino.

Oh, lluvia. Oh, generosa.

jueves, junio 16, 2011

Pizarnik: dos versos

(...)

Antiguamente mis ojos buscaron refugio en las cosas humilladas, desamparadas, pero en amistad con mis ojos he visto, he visto y no aprobé.

*Versos del poema: "Gestos para un objeto".

III Festival de Poesía en el Centro

Se realizará desde el 22 al 29 de este mes de junio, en el Centro Cultural de la Cooperación -Corrientes 1543- el III Festival de Poesía en el Centro (http://www.festivalpoesiaenelcentro.blogspot.com/).

Consultar programación: http://www.festivalpoesiaenelcentro.blogspot.com

martes, junio 14, 2011

Antonio Gamoneda: Hablo con mi madre...

Mamá: ahora eres silenciosa como la ropa
del que no está con nosotros.
Te miro el borde blanco de los párpados
y no puedo pensar.

Mamá: quiero olvidar todas las cosas
en el fondo de una respiración que canta.
Pasa tus manos grandes por mi nuca
todos los días para que no vuelva
la soledad.

Yo sé que en cada rostro se ve el mundo.
No busques más en las paredes, madre.
Mira despacio el rostro que tú amas:
mira mi rostro en cada rostro humano.

He sentido tus manos.
Perdido en el fondo de los seres humanos te he sentido
como tú sentías mis manos antes de nacer.

Mamá: no vuelvas más a ocultarme la tierra.
Esta es mi condición.
Y mi esperanza.


*Antonio Gamoneda (Oviedo, España, 1931). Doctor Honoris Causa por la Universidad de León. Ha recibido entre otros, el Premio Castilla y León de las Letras en 1985, el Nacional de Poesía, en 1988, el  Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Premio Cervantes en 2006. Fue nominado al Premio Europa 1993. Publicó, entre otros, los siguientes libros:: Sublevación inmóvil, 1960, Descripción de la mentira, 1977 y 1986, León de las miradas 1979 y 1990, Blues castellano 1982, Lápidas 1986, Edad 1988, Libro del frío 1992, Libro de los venenos 1995, ¿Tú? 1998, Sólo luz 2000, Cecilia 2004.

Presentación Revista Pájaro en Bahía Blanca

Hoy, martes 14 de junio, a las  20:30, en el  Grego Resto Pub (11 de Abril y 12 de Octubre), Bahía Blanca, se presentará el número 1 de la Revista Pájaro
Hablarán en la oportunidad  sus directores: Natalia Molina, Diego Rosake, Matias Monge y Valeria Tentoni.


Música en vivo: Milton Amadeo y Rodrigo García
Twitter: @revistapajaro
Entrada libre y gratuita. Entrega de ejemplares de la revista.

Javier Adúriz: Los nada

Hoy, martes 14 de junio, a las 19.30, se presentará el libro Los nada, del poeta Javier Adúriz.
Con Santiago Sylvester, Rafael Felipe Oteriño y Lucia Adúriz.

La cita es en: Lavalleja 924, Villa Crespo, CABA.

lunes, junio 13, 2011

Susana Torres Molina: Estática (Oratoria para cuatro cuerpos)

A partir del sábado 18 de junio, a las 21, se podrá disfrutar de esta obra de Susana Torres Molina, en el Centro Cultural de la Cooperación, Sala González Tuñón, Av. Corrientes 1543 -
-sábados a las 21.00 y domingos a las 20.15. TEL: 5077-8000 / 5077 8077. Boletería: miércoles a domingo.

"Ellos no comprenden que las piezas de los engranajes se traban. Que es parte de su función trabarse. Un instante están funcionando y al siguiente, sin razón aparente, se produce el desperfecto."

Con la actuación de: Emiliano Díaz, Silvia Dietrich, Gabriela Saidon, Santiago Schefer.
Realización de Escenografía: Eduardo Manfredi.
Diseño de Iluminación: Santiago Botet.
Producción fotográfica: Patricia Pearson & Marcelo González Forestano.
Asistente de Producción: Claudia Hercman.
Producción Ejecutiva: Sonia Caligo.
Prensa: Simkin & Franco.
Dramaturgista: María Mascheroni.
Director Asistente: Christian Lange.
Dramaturgia y dirección general: Susana Torres Molina.

*Finalista Premio Casa de América. Festival Escena Contemporánea de Dramaturgia.
Innovadora. Madrid. España. (2003).

Néstor Perlongher: Ondas en El fiord. Barroco y corporalidad en Osvaldo Lamborghini

"Jamás seremos vandoristas"

"Risible o irrisorio (pero también patético), el grotesco de El fiord desafía (o desborda) las convenciones fabulosas de lo fantástico (cierta tendencia a la etereidad que ayuda a hacer flotar en un espacio mítico a muchas de las producciones que, grosso modo, convenimos en llamar grotescas), para anclarse en la desbandada de una referencialidad, por excesiva, extravagante -curiosamente, más "política" que explícitamente histórica. Si las apretadas 27 páginas de la primera edición de El fiord-carta de nacimiento, desgarrado y tortuoso, parto "contranatura" de una "nueva escritura" (en el sentido de Libertella)- drapean su oropel sobre los emblemas deshechos de una historia grupuscular, es porque aspiran a tajear (en el jaleo, en el jadeo) el contexto "exterior" ("real") donde se encajan.

Texto secreto, la repercusión que ese jocundo libelo causa, erosión trastocadora, Krakatoa en la estrechez, en las letras argentinas, no deja de acompañarse -como corresponde a una cultura abundosa en narradores, ávida de mironear al escribiente- de una mitología reticular (digo reticular, porque adquiere su fantasmagoría voluminosa en los cogollos de la red literaria, que Lamborghini prefirió llamar, en "Neibis", "salón": hálitos echeverrianos que fantasean el matadero). Según se cuenta, los ejemplares de la primera (y hasta hace poco única) edición de El fiord (Ediciones Chinatown, 1969) estuvieron a punto de sucumbir (¿entre las llamas? ¿en los inodoros?) en medio del pánico que siguió a la prohibición de Nanina, la entonces escandalosa novela de Germán García. Ello nos acerca a las circunstancias de aparición de El fiord. Tienen que ver con todo un movimiento o flujo escritural que llegó a nuclearse en las páginas de la revista Literal. Al respecto, Osvaldo Lamborghini se encarga de aclarar, puntilloso, en una entrevista, a Lecturas Críticas: "Yo no estaba en Literal (con Luis Gusmán y Germán García); yo hacía Literal con Germán García". El frasquito de Luis Gusmán, Nanina de Germán García, El fiord (al que se sumaría, en 1973, el Sebregondi retrocede) son los libros que pueden servir de muestra iridiscente de esta nueva tendencia. Más allá de los puntos de partida teóricos que los números de Literal enuncian, se puede reconocer, como un rasgo común, una tendencia a la sexualización de la escritura: Nanina narra los escándalos eróticos pueblerinos (tal vez más "pesados" que aquellos que, hacia la misma época, Manuel Puig parodia); el título de El frasquito -una saga lúmpen- hace alusión al receptáculo donde el embarrado galán tanguero que protagoniza la nouvelle guarda las gotas de su semen, para entregar en homenaje a la Madre, que se repone de un aborto, al grito de "Mirá, nena, me la hice para vos". Si El fiord está prácticamente montado sobre un mostruario (o mostrador) de aberraciones pornográficas (línea que las últimas producciones, como "El pibe Barulo" y "La causa justa", incluidas en Novelas y Cuentos, y otras inéditas, llevan al paroxismo), su originalidad estriba, como ya anticipamos, en su saturación de consignas (palabras de orden) de la militancia, de variado pelaje, de la época. En un áspero artículo sobre el poeta de "Soré-Resoré", Germán García con-firma: la "onda" en los 60 y primera mitad de los 70 (hasta que el golpe del 76 "pudrió todo") era, en sus palabras, el terrorismo político y la perversión sexual. Es en esta confluencia que se abre el tajo irreductible de El fiord. Pero hay otro elemento importantísimo: el lacanismo de combate, el lacanismo en su edad heroica, cuando aún no se había tornado -como posteriormente sucedió- predominante en la Argentina, lacanismo que alzaba las vestes del deseo (aunque regado a Falos, Carencias y Faltas) en el pantano del edipismo mamario, a la Melanie Klein, que ataba a los hiperpsicoanalizados argentinos a los sopores de una, aunque refinada ineluctable, adaptación. También estos literatos entraban en choque con la exigencia de una disciplinante formación en los pupitres de las sociedades psicoanalíticas oficiales (la disidencia reconocería un punto extremo: la fugaz Escuela Freudiana de Mar del Plata, fundada casi solitariamente por Osvaldo Lamborghini, que firmaba, en la época, "travestí y mujer con pene").

Partiendo de ese contexto y del engarce de El fiord en su seno, se pueden bosquejar dos grandes series o líneas de fuerza a las cuales prender los oropeles "pugnosos" de esta obra: una serie política y una serie sexual (Estamos, como se ve, un tanto lejos del grotesco que uno podría imaginarse, aunque están presentes algunos de los elementos que bajo su difuso escudo se amparan -como la mezcla de códigos, más carnavalizante, y la de formación de los cuerpos; sobre todo, la corporalidad).

Serie política: su horizonte -al que fragmenta, astillándolo en la diversificación de sus emanaciones o incrustaciones, pero mantiene acaso, valga como interrogante, cierto flujo "revolucionario", que se trasunta en la licuefacción de las lenguas, que se ve mejor en el plano del trabajo con el lenguaje- es la revolución, la idea de revolución; narra, la nouvelle, o sería mejor decir, escande, agencia, los avatares de una insurrección, de un alzamiento. Terrorista. Dice el Marqués de Sebregondi: "Paciencia, culo y terror nunca me faltaron".

Serie sexual: escande -o mejor: tajea- todos los avatares; sería tal vez tedioso recontarlos, que ya mejor están plasmados.

Resumen provisorio: la violencia de la autoridad -del Loco Autoritario, Rodríguez- se ejerce, se administra, se sacia en y sobre los cuerpos. La rebelión avanza también por lo sexual: es el protagonista el que, tras cogerse a la mujer del Padre (si no fuese por la acumulación de menesundas y trapisondas; "todo para coger", "para joder", esto se prestaría a un liviano edipismo), se caga literalmente en el amo y desata el desmoronamiento final (en ese cagar se huele, nuevamente, que la rebelión pasa por el plano de los cuerpos, que todo siempre se remite a esa corporalidad aquí, en la obra, infatuada y desmembrada -desmembramiento explícito en el descuartizamiento del depuesto). Vemos como las series se juntan, se mixturan inextricablemente. Para parapetar el alzamiento, se erigen las consignas revolucionarias, tomadas al pie de la letra (de ahí el efecto "literal"): el imperialismo es un tigre de papel -como Rodríguez, a despecho de sus hermosas vetas de carne natural, lo era por entero: "un brillo de fraude y neón", se nos anticipa en los primeros párrafos.

Pero hay además otro plano -que, si faltase, haría polvo las encaracoladas cristalerías de El fiord, haciéndolo pasar por un torpe remedro reichiano. Ese otro plano, podemos aludirlo con lo que Deleuze y Guattari denominan "el plano de consistencia del deseo". En este caso, funcionaría como un hiato que alumbra, entre la humareda asambleística de los metalúrgicos soga al cuello, remitentes al vandorismo, la profundidad piruetesca de lo irreductible. Ese plano deseante en sí mismo, que no se resuelve sino en su propia fruición -habida cuenta que el deseo no es el deseo de un objeto, que sale de un sujeto omnisciente o siquiera "escindido", sino que es, como quiere Deleuze, el "entre", el magma fluido de conexión y agenciamiento-, se me ocurre asociarlo a la sorprendente irrupción -otra vez literal- del fiord en medio de las bolas de fuego y ante el barbiturizante convite a la muerte (es el protagonista que se lo enseña, a través de los vidrios, a Carla Greta Terón, cuando ésta se apresta a ingerir su balde azul repleto de somníferos potentes). Hay una frase que resume esto: "vacío y punto nodal de todas las fuerzas contrarias en tensión" (sorprendentemente aparece referida a lo que ocurrió "después de Huerta Grande").

Apuesto como hipótesis: es esa irrupción del plano propio del deseo lo que enloquece y desmelena la escritura, llenándola de vericuetos, de recovecos, transformándola en un tapiz tan denso que nunca se redunda, cada frase remite a otro rincón, como si hubiese una avidez desesperada por atar los hilos de la red a la mayor cantidad de elementos posible.

Así practica El fiord una barroquización sorprendente -sorprendente porque ella no apela a las convenciones de la rimbomba "poética", construida con los materiales del lenguaje poético convencional -empero también se recurra, en la vorágine, a esos giros. Ese efecto de barroquización pasa por cierto "horror vacui", horror al vacío. Tapiz apretujado, pero que en vez de esplander en la nobleza de sus gasas y aterciopelados moños, se urde a espumarajos, a escupitajos, a baldes de sangre y mierda, a chonguerías. Y aquí vale plantear una cuestión: ¿es Lamborghini barroco?

La estupefacción que ese planteo puede despertar-ya que parece que estubiésemos aquí más lejos del barroco como convencionalmente se entiende, que del grotesco cuyo extrañamiento ya entrevimos- autoriza el recurso a la pirueta: ¿Lamborghini no sería más bien -si cabe el paródico neologismo- "neobarroso"? Eso porque lo labrado y lo proliferante se acollaran a cierto efecto (diríamos, quizá, demanda) de profundidad que, desbordada ya por la abundancia literal, ya por la operación de simulacro, chapotea, como "El Niño Proletario", en el barro ensangrentado. Es como si Lamborghini diese cuenta, desfondándolo y dándolo vuelta, del imperativo de compromiso -y también del imperativo de narración, de "contar algo", que en textos como "La Mañana" se disipa a ojos vista- que campea en la novelística (o en cierta novelística) argentina. Ahora bien, esa referencialidad, esa narratividad, resulta llevada a tal plano de delirio, que sus eslabones con la tierra chata (lo que él llama, brillantemente, perspicazmente "la llanura del chiste", en "La Causa Justa") son roídos, minados, socavados, para abrir un plano de flotabilidad ("alguna cosita a medias, flotadora, virtual", aconseja en los poemas) que muestra lo que ase: la contundencia de sus garfios, y lo eleva al plano de una literariedad que el refucilo verbal salva de caer de los tediosos corsets de la alegoría.

En El fiord se ve como la barroquización, el efecto de barroquización, puede resultar de un plus de carnavalización. Lo Carnavalesco se reconoce en trazos grotescos, en pinturas a brocha gorda, en nombres que suenan ridículos (como los de las mujeres) y más ridículos, o intrigantes, aún, cuando abandonan las "normas de seguridad" y revelan sus nombres "verdaderos" -una mutación más, que juega al despacho de la "identidad" (batíase Lamborghini contra el insistente, cargoso fantasma o fantoche de la "monosexualidad"). Pero ese plus se percibe cuando el efecto de carnavalización invade el interior mismo de las palabras, de las sílabas (ejemplo: "obligué" por "ogarché", corrigen al ideólogo).

Esa carnavalización exacerbada se vuelve, asimismo, barroca, cuando radicaliza la mezcla de códigos, como lo advierte, en su análisis "Los Nombres de la Negación" (postfacio a la primera edición de El fiord), Germán García, que firma el ensayo con el pseudónimo de Leopoldo Fernández. Enumera éste, analizando un fragmento:

Planificar: palabra de la jerga sociopolítica. Ladino: de la jerga gauchesca.

Inminente: adjetivo vaciado por la jerga periodística. Chata: una palabra de abuelas.


Y concluye más abajo:

"Ocurre que mediante la mezcla de códigos, mediante el contacto de esos restos, se intentará despertar a las palabras, sacar al otro del adormecimiento de un ritmo, de un orden en las frases, que no es sino el orden del mundo".

Digamos que la máquina de El fiord está al servicio de la subversión del lenguaje; y que la perversión es un recurso al que esa empresa subversiva acude.

Queda en pie un problema ya planteado: ¿Lamborghini, neobarroco? Al respecto, cabe reflotar una tensión que recorre esa gran alianza escritural de que habla Libertella:

"Aquel movimiento común de la lengua española que tiene sus matices en el Caribe (musicalidad, gracia, alambique, artificio, picaresca que convierten al barroco en una propuesta -'todo por convencer', dice Severo Sarduy) y que tiene sus diferentes matices en el Río de la Plata (¿racionalismo, ironía, ingenio, nostalgia, escepticismo, psicologismo?)- inflación del lenguaje que hallaría en la "escritura gorda" de Lezama Lima su punto álgido de imantación e iridiscencia. Tensión aquella que se traza entre la escritura como tatuaje de Severo Sarduy, y la escritura como tajo, de Osvaldo Lamborghini. Compárense dos fragmentos:


"La pirámide falangista penetró, lúbrica hada, brusca entre los glúteos goteantes. El magno sintió una estaca ígnea, mil ofuscados serafinillos fórmicos, o bien, la embestida de dardos taladreantes que escapan de un avispero ahumado. Con un gruñido de máscara hitita y los puños cerrados saltó de la mesa; lo empujaba por detrás un demonio de patas bífidas" (Severo Sarduy, "Maitreya").

"Entonces todas las cosas que le hice, en la tarde de sol menguante, azul, con un punzón. Le abrí un canal de doble labio en la pierna izquierda hasta que el hueso despreciable y atorrante quedó al desnudo. Era un hueso blanco como todos los demás, pero sus huesos no eran huesos semejantes. Le rabané la mano y vi otro hueso, crispados los nódulos -falanges aferrados, clavados en el barro, mientras Esteban agonizaba a punto de gozar" (Osvaldo Lamborghini, "El Niño Proletario", en Sebregondi retrocede).

Disidencias en lo que hace a la violencia textual, que se transmiten a las reflexiones sobre la parodia, formuladas por ambos escritores en Lecturas Críticas.
Si para el cubano la parodia evoca:
"Una orquestica felliniana, con tamborines rotos y guitarras llenas de agua, litoral y barata, ejecutando las puntuales variaciones como una musicanga de circo: lo deplorable como reverso metafísico. En el carnaval bakhtiniano se entroniza a un rey irrisorio..."
Para el argentino:
"Habría que ver a quien se le hace una parodia. En cierto sentido toda la literatura podría ser calificada de irreverente. Un escritor nunca habla de pavadas. Una de las tareas más difíciles de llevar a cabo, es sacar al artista del lugar de boludo en que se lo ha colocado."

Viene en nuestro auxilio una boutade de Germán García: el parodiar es un para-odiar.

Festín del odio, de la crueldad: no se escribe sobre los cuerpos, sino que se inscribe en los cuerpos. Recurrencia el tajeo como procedimiento estético, que insta a rememorar el papel de la inscripción de la letra, por el recurso a la crueldad ritual, en el cuerpo primitivo, considerado por Pierre Clastres. No se busque en El fiord ninguna piedad, ninguna "humanidad"; se convoca la alucinación, y la pesadilla es terrorista, paranoica. Ese recurso a lo alucinante reengancha, o puede reenganchar, con otra figura primitiva: el chamán, aquél que en el éxtasis inducido lanza interpretaciones oraculares, poéticas, del mundo, de las cosas. Valor, en todo caso, premonitorio de El fiord: huele, vislumbra, intuye con lucidez devastadora el torbellino de horror que se preparaba a abalanzarse sobre la Argentina. A la pregunta "idiota", articulada con provocaciones microfascistas o fascistoides (como las referencias a la falangista GRN, Guardia Restauradora Nacionalista), que contribuyen a lo que El fiord tiene de repulsivo, de repugnante, de "pugnoso", sobre si "existieron realmente los campos de concentración", amalgama el texto anticipos teatralizados, sobreactuados, en fin, grotescos, del oprobio. Así, la emergencia de "mi mujer" desde el fondo del fiord con las manos entre los dientes, se mimetiza con las imágenes bélicas de los auténticos fiords malvineros, se los acopla en la distancia.

Saga de la militancia, El fiord pulveriza un plano mítico (es decir, se monta al mito, al plano "simbólico" acaso, para hacerlo añicos) que no deja de rearmarse en la mitología que orna, rara compensación, su rareza. Se cuenta que el texto circuló entre los insurrectos revolucionarios del Cordobazo. Su lectura provocaría la misma incitación, tal vez, que las espeluznantes descripciones de las torturas de la mazmorra que con la inflamada verba: del marqués de Sade atizaba, a través de un caño, a la multitud que tomaría la Bastilla.

Si digo que ese plano mítico resulta pulverizado, es porque -insistamos-, sin desmedro de sus repercusiones y resonancias, que son, claro, deseadas, El fiord se juega en el plano del lenguaje. Si hay una subversión potente y patente, ella afecta al lenguaje. El autor del postfacio habla de una "escritura de la destrucción" y no, advierte, de una "destrucción de la escritura". El ataque se dirige al meollo de la significación, develando la resquebrajada convencionalidad y vacuidad final del signo. Pero, volviendo a la carnavalización, la barroquización opera por minorización de todas las lenguas, de todas las voces: al encastrarlas en el enchastrado entretejido, las engarza, como joyescas, o las engruda, mucilaginosas.

La escritura, como dice Foucault en Las palabras y las cosas, llama la atención sobre su ser. En El fiord, la palabra clave es oropel.

Palabras de orden: su abundancia no es solo anecdótica (aún cuando merezca seguir-se, por su intrincada contorsión, el pasaje por las siglas y las consignas de grupos que van de la ultraderecha a la ultraizquierda, recalando en los torsos de los sindicalistas); está revelando un funcionamiento del lenguaje como "palabra de orden", en el sentido que reportan Deleuze y Guattari en Mil Mesetas- resumidamente, lo nuclear del lenguaje no sería el intercambio comunicativo del modelo estructural liberal, sino su producción de lo real. De ahí que, significativamente, El fiord se tome "en serio"  los slogans de la lucha. Una visión nietszcheana de la vida como lucha permanente. De ahí que la manifestación sea la salida: "Y salimos en manifestación", reza la frase final.

Libidinización del simulacro militante (el simulacro, como dice Deleuze en Lógica del Sentido, es diferente que la copia: ésta, se identifica con la esencia del objeto imitado; el simulacro, en cambio, simula apenas su pura exterioridad, al tiempo que socava y destruye su identidad esencial, la "ley del padre"), las redes de El fiord se integran también en una saga lumpen. Eso se ve más claro en el Marqués lúmpen, Sebregondi, y su periplo perverso-delincuencial, a las vueltas con los tintineos de las balas incrustadas y los graznidos de su amante puto. En el Marqués se puede vislumbrar incluso la sombra de un Gombrowicz raído, que "llega, retrocede y llega". Daniel Molina escribió que la de Lamborghini es una "escritura por atrás": las atribulaciones del "prototraidor" (recuérdese la tensión permanente en la Argentina, y sobre todo en el peronismo, tan del gusto del autor, entre "lealtad" y "traición") se unen con la pasión (también sadeana) por la sodomía.

Como otro elemento de esa lumpenización -cuya incidencia debe tomarse con recaudos, para no caer en un desleído sociologismo-, está la constante fuga. En la literatura argentina el lúmpen figura un poco como límite: mencionemos a Arlt y al menos conocido Carlos Correas ("La Narración de la Historia", Los reportajes de Félix Chaneton). Más, si en el primero se procede, al fin, sobre cierto "realismo" -aunque desbordado por el exceso anárquico de sus correrías- y en el segundo se mantiene cierto tono común a la literatura de Contorno, es en Lamborghini que esa fuga desmelena no sólo los tránsitos, sino también las bocas, las yemas, las cabezas. Es decir, se escribe en fuga, la fuga lúmpen, la deriva lúmpen invade la escritura, la conduce a alocarse. Aquí se detecta otro elemento singular, ya presente en Genet: cómo la literatura de un marginal real, en vez de conformarse con la llaneza que algunos socialrealistas le atribuirían estereotipadamente, se embarroca, se enrieda en las lujurias de la lengua, pero sin dejar de recoger todas las hablas. Algo análogo se podría decir de Osvaldo Lamborghini: apostar siempre a lo más "alto" para tratar de lo más "bajo".

Colofón

Antes de proceder a un análisis sistemático, estas apretadas notas procuran hacer las veces de un trampolín, que incite a arrojarse a la pesca de noctilucas carnales en las ondas de El fiord. Si el texto crítico en su "lealtad" a aquel sobre el que se monta, no se deja llevar por el arrastre (resaca de la marisma) de una escritura tan perturbadora y potente como la de Osvaldo Lamborghini, si se pretendiese realizar, al respecto, una operación de decodificación aséptica, córrese el riesgo de anular la fuerza en los entramados de la operación "traductora", que se revelaría así "confiscatoria".

Para decirlo en términos de Deleuze, la crítica, en su afán de rigor, en su tentación glacial, pasaría a funcionar como una "máquina abstracta de sobrecodificación", cuando de lo que se trata es que la molecularidad intensa del deseo que pone en movimiento las fumarolas y manivelas de El fiord, enchufe en una máquina de mutación que, al dar vuelta el orden de la escritura, revierta los sofocantes autoritarismos de la vida. Aún así, este ofrecimiento de minarete o trampolín olímpico está lejos de agotar los periplos posibles de navegación por estas aguas erizadas. Lejos, por ejemplo, de transmitir la belleza de la sordidez que alimenta el texto y lo vuelve nutricio. Lejos de entrever los disparatados efectos de esa suerte de poetización de la política (no en el sentido blando, blandengue, tilingo, de la épica patriótica, sino en el sentido de intensificación micropolítica) y, todavía, temeroso hasta cierto punto de meterse en esos andariveles de las líneas de fuga, donde aún en el desmoronamiento del déspota artificioso, un tufo microfascista pringa la violencia del hundimiento."

*Perlongher escribió ensayos sobre varios escritores que suelen ser embarcados en la corriente "neobarroca". Este  se publicó en Cuadernos de la Comuna Nº 33, Puerto General San Martín, Santa Fe, en noviembre de 1991. Se reprodujo en Diario de Poesía, en 1995.

*Material extractado de El Ortiba, Cuadernos de Literatura.