viernes, agosto 29, 2008

Leonidas Lamborghini: El solicitante descolocado*


Por María del Carmen Colombo


“Qué hay en lo que ha escrito este hombre, trabajado por problemas que hoy
pretendemos dejar de lado, que logra, en cambio, conmovernos?”
Oscar Massota

Esta pregunta que Oscar Massota** se formula ante los textos de Roberto Artl*** fue el punto de partida frente a estos otros textos del poeta Leónidas Lamborghini, reunidos ahora bajo el título El solicitante descolocado****.
Al respecto, y en lo poco que me fue dado reconstruir acerca de las condiciones de producción de esta poética, pensé: Lamborghini nadie quiere ser… Porque, seamos sinceros, escribir sobre el basural, con mayor o menor fortuna muchos lo hacen, pero arrojar el cascotazo desde ese lugar…, arrastrando el cuerpo, y la escritura claro, para ponerlos a salvo de la palabra “bien dicha”, la “bella poesía”, en fin, la marca de la ley o, lo que es lo mismo, los balazos de los “libertadores/opresores”, ESO (insisto), ESO NADIE QUIERE SER: “En el basural/ éste es el lugar de las maravillas/donde casi ninguno/ se salvó/ de que lo liberaran/cuando llegó/ el camión/ con ellos que no querían/ ser liberados/ por favor/ no nos liberen”.Sobrevivir AHÍ, entonces, supone un proceso grave que, se me ocurre, puede señalarse así: ESCAPAR a los plomos, no ser atravesados por el “bien decir”, “la bella poética” y… TRAICIONAR aquella palabra, sabotearla hasta el límite.
Digo entonces RESISTIR: sobrevivir desde el basural es resistir, sí. Afirmación que otorga sentido a buena parte de la palabra poética de Leónidas Lamborghini y a la palabra política de aquellos que, en 1955, fueron también con el poeta expulsados de un orden. Porque, como seguro imaginan, 1955 señala el intento desesperado, y nunca clausurado, de instaurar en nuestro país, no una dictadura feroz –que eso vino por añadidura--, sino por el contrario de reconstruir un sencillo, cándido, inocente sistema de representacion. Otorgarle, en fin, a la palabra la inusitada, fantasmática capacidad de interpelar sin ruborizarse y decir sin más: “mírenme, mírenme, yo soy lo que nombro…, luego de una oprobiosa década me ha sido devuelto el poder de representar… ALGO”.
Acaso haya sido aquel peronismo –también y primero— un escandaloso dispositvo económico, político e ideológico capaz de obturar, poner en suspenso, todo poder de representación. En este preciso punto –me parece--, la poesía de Lamborghini es atravesada impúdicamente por aquel peronismo: ella también bloquea toda ilusión de representar. Su palabra traiciona lo que nombra, lo silencia, lo descoloca. L. Lamborghini ocupa así el exacto, común basural, de aquellos que resisten negándose a ser representados (“y yo era/ ese/ que no era/ y ese que no era/ era”). Aquellos cuya palabra no es lo que nombra, palabra maldicha de quien ha perdido lo común del lugar y del nombre: el afásico cabeza (“lo que grito es que tienen que conocer/ reconocer al poeta Lamphorini, Leónidas T./ al gran poeta Lamborhini Leónidas B./ al grandísimo poeta Lamborghini Leónidas C/-paranoia)”.
Casi dos décadas después de la publicación de Las patas en la fuente, Eliseo Verón***** ha observado que aquellos peronistas eran mal hablados y, desde luego, propensos a los malos entendidos, claro… Pero es necesario negociar, bueno, digámoslo de otra manera, “convenir” con los críticos más prestigiosos, los prestigiosos más críticos, los más críticos prestigiosos…: la poesía de Lamborgini se muerde la cola, nada hay “por fuera” que la sostenga como tal poesía, es cierto. Es una “ética de la palabra” se ha dicho, y es esto también tranquilizador… Pero –hay que decirlo--, es la de Lamborhini una ética incierta, discretamente paradojal.. Porque, si como sugiere Althusser******, todo sistema absoluto tiene un exterior y no lo dice, la marca de Lamaborghini sí dice su exterior, con un grito más fuerte que todas las palabras…, callándolo, en hueco, sin representar: “La vida por/la vida por…”. Lo dicho, silencio, silencio atronador.
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* Texto de la presentación del libro El solicitante descolocado --Ediciones Tierra Firme, 1989--, realizada ese mismo año 1989 en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y en la Feria del Libro de Buenos Aires.
**Oscar Masotta (1930-1979), introductor de la obra de Lacan en la Argentina.
***Sexo y traición en Roberto Arlt. Argentina: Centro Editor de América Latina, 1982.
****El solicitante descolocado. Ediciones de Tierra Firme, Buenos Aires,1989.
*****Sociólogo argentino.
******Filósofo francés (1928-1990).

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jueves, agosto 28, 2008

BLUES DEL AMASIJO Y OTROS POEMAS


LO QUE SE SOSTIENE EN EL BORDE - Por Beatriz Vignoli*

Somos un caos irisado. Con estas palabras definía Paul Cézanne, a principios de siglo, su relación con un cuadro en el momento de pintarlo. Y leer un poema de María del Carmen Colombo -Buenos Aires, 1950- hace pensar en aquella poética del caos organizado (el caosmos) que imprimió su vitalidad al arte moderno. Ya desde el título, su libro Blues del amasijo y otros poemas evoca un género musical tan rigurosamente pautado como rico en pasión. En él Colombo logra mantener, verso a verso, grados extremos de tensión narrativa y de tensión lírica que amenazan todo el tiempo con desorganizar y hasta desintegrar no sólo el mundo representado, sino también la racionalidad y la sintaxis. Este naufragio está siempre a punto de suceder, pero nunca sucede del todo. El poema se sostiene así en el borde, en lo que parece un umbral de lo inteligible y de lo soportable, en una especie de tempestuosa zapada, donde fragmentos de imágenes emergen como golpes de swing. Enseguida surge el recuerdo de Juan Gelman en los años sesenta, y sus Poemas de Sydney West, donde la palabra extranjera irrumpía como un puro color sonoro en la trama de una lengua materna exiliada de sí mediante ficticios efectos de traducción. O el de César Vallejo vanguardista en Trilce; o del Indio Solari, de Los Redonditos de Ricota, para el caso.
Blues del amasijo fue publicado por primera vez en 1985 y, desde entonces, ha obtenido un logro poco común para un libro de poesía: una segunda edición en 1992, y una tercera que acaba de salir en la Colección Boulevard Octavo de Alicia Gallegos Editora. La primera parte del libro se abre con tres poemas que llevan un título en inglés: "To see I", II y III. La segunda, Bailanta, desarrolla ideas musicales. To see, que significa "ver", alude a la imagen recurrente del espejo, pero también a la relación entre exhibicionista y voyeur en el rito del strip-tease. Los poemas sugieren más de lo que muestran: es posible leer en ellos la escena del camarín de la diva (decadente o no, marginal o no; ¿acaso importa?), y leerla en la clave de una estética queer, donde coinciden ciertas fantasías femeninas con las de cierta región más o menos infernal del imaginario transgénero. Allí -suponiendo la improbable existencia de un aparato de representación queer--, la protagonista es casi siempre "ella", un desdoblamiento del "yo" que está puesto en escena y extrañado de sí, para que ese otro en el que el yo se ha convertido mientras tanto se dedique a mirarla desde el otro lado del espejo. "En cámara" ella puede decir de sí "yo", pero en pasado, y siempre desplazándose a través de sus nombres con minúscula: maría-márilin..., pero el que la nombre es él, y el sí es otro.
En Blues del amasijo la metonimia es constitutiva de la anécdota misma del poema. El complejo juego de espejos descripto, más una exquisita dislocación temporal, fusionan el yo y el mundo, el relato y el acontecimiento, lo real y la fantasía. "To see II : del espejo/ a su cuerpo/ los ojos caen como frutos/ dormidos/ en su cuna de sangre no verán/ dónde arroja la piedra/ en qué tiempo penetra su imagen/ o quién/ (por favor quién)/ la llama desde un pozo". Colombo gusta de puntuar la intensa musicalidad de estos poemas con imágenes de gran síntesis que tienen la belleza de lo feo, el encanto nostálgico de lo triste; la vida, en suma, de los pobres: " La voladora Hotel: paisajes/ hay que ver/ como la virgen pudre/ naranjas/ en el techo pintado/ de trapo japonés/ el ojo donde/ dios se desvirgue/ frente al reino/ animal/ a horas un querubín/ / empapelado té por/ margaritas de plástico/ resbale y no/ la orgía de zapatos o/ tules que nunca/ detendrán amarillos/ bajando en/ escalera/ alguna/ luz escasa para gitano/ tornasol que toque/ chamamé se emborrache/ de miedo/ llame a vieja/ medalla con rodete/ peinarse mientras pasan/ serpientes de orín/ por su pelambre".
*Poeta y narradora nacida en Rosario, Argentina.
** Comentario publicado originalmente en Rosario/12, domingo 26 de julio, 1998.

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miércoles, agosto 27, 2008

LA FURIA ES PRIMERO SILENCIO

Reflexiones sobre la poesía de María del Carmen Colombo*

Por Jimena Néspolo**
Se ha dicho que la intensidad es esencial a un poema. Poco o nada se ha comentado, sin embargo, de la furia. De la fuerza reprimida que exhiben las palabras cuando a costa de cercenar y cercenar lo que sobra, lo que adorna, lo que une, amalgama y hace absolutamente cotidiano al lenguaje, el poema se convierte en un trozo de metal brilloso que ostenta filosos laterales y enconadas aristas. Cada silencio entre verso y palabra de Blues del amasijo (1) de María del Carmen Colombo tiene la mortal virtud de recordar cuánto siente el mutilado el miembro ausente. Y es así como esta ausencia se suele manifestar, estos poemas hacen doler, tiritar, y hasta crepitar a sus silencios: “ toda respiración hace un silencio/ fino el hilo del cuerpo/ un pez un pelo/ cuelga sus escamas tu lenguaje /en el anzuelo del aire/ese silencio toda respiración”.
En un tiempo en que la frivolidad ha copado todos los espacios, incluso las irreductibles aguas de la “sagrada” poesía, los versos de Colombo batallan con lo dicho y con lo no, a fin de alzar la singularidad de su voz. Publicados en el 85, pero escritos varios años antes, la economía y el rigor formal en la construcción de versos tales como los de la trilogía “To See” sorprenden hoy y sorprenderán mañana puesto que sin duda pertenecen a esa selecta región de “elegidos” que la continua lectura no logra aprender. Algo de eso ha percibido Alicia Genovese en La doble voz: poetas argentinas contemporáneas (2) que, en rigor, es la primera lectura crítica hecha sobre la obra de Colombo.Genovese denota en la producción de esta poeta (igual que en la de Irene Gruss, Diana Bellessi, Tamara Kamenszain y Mirta Rosemberg) la existencia de una “segunda voz” que “se hace transparente en el momento en el que enfrenta el obstáculo impuesto por la circulación del discurso masculino, sea como enunciado social o literario”. Dice Genovese: “Leer literatura escrita por mujeres requiere leer una articulación doble, esto implica considerar textos literarios con sus especificidades poéticas y, al mismo tiempo, una producción diferenciada, irradiada por su filiación de género”. Sobre esta petición de principio o acto de fe poco se puede decir que no sea un elogio a su abierta franqueza. Sorprende, sin embargo que la crítica acuda a dos metáforas (una que toma de Nancy Miller y otra de Elaine Showalter) para graficar el concepto de “doble voz” y ratificar así la existencia de un sujeto de enunciación femenino: la primera homologa a la escritora con la araña “que genera el hilo del texto con su cuerpo, es una fuerza viviente, una tejedora que no puede entenderse prescindiendo de su biología”; la segunda marca la escisión entre un “yo domesticado” definido por la cultura masculina, y un “yo salvaje”, desconocido, punteado en la “segunda” voz. Aun contando con todo el beneplácito del lector, cierto es que esta serie aracnológica mujer araña-viuda negra/ animal domesticado-animal salvaje, pareciera atentar contra sus mismas bases: por un lado, porque no puede prescindir de la presencia de lo “masculino”(léase: el Falo, el Poder, la Autoridad) al definir a este sujeto dado en llamar “mujer”; por el otro, porque los condena con previsible irreversibilidad a asumir aquellos rasgos que excluyentemente definirían su existencia.
El problema con este tipo de estudios (Harold Bloom mediante) es que operan concediendo valor estético aun a priori al abordaje mismo del texto, el solo hecho de que el sujeto de enunciación se defina como femenino –lo que popularmente se traduce en mucho rimel y pocas nueces– ya de por sí los salva, los redime por sobre sus minusvalías formales. Es así como hoy padecemos en el mundillo literario a una región de nuevas barbies, con sin par astucia parapetadas bajo el infantilismo y la supuesta “belleza y felicidad” que desde esa óptica incumbiría al universo femenino. Todo lo que no se cuadre en esas coordenadas será tildado de masculino (y Dios nos guarde de semejante agravio).
Si esto es así, la voz de Colombo es definitivamente masculina. Es cierto que la escritura de esta poeta tiene un plus, un exceso que la hace por demás interesante. Pero explicarlo solo por su filiación de género implica condenarlo a unos límites que de por sí no le cuadran. El esfuerzo de apropiación y rearticulación de un espacio literario de interés común, por el cual Colombo disputa nada menos que con Leónidas Lamborghini y Juan Gelman –como bien lo ha notado Genovese--, es solo el punto de partida desde el cual se articula su poética. Leemos en La muda encarnación (3) “un modo de montar/ cuando fundo la palabra/ confundo caballo con/ jinete: una sola cosa”.
Lo conversacional y lo lírico se cruzan en la poesía de María del Carmen Colombo marcando un camino singular por donde transitar y zanjar las distancias. La presencia de vocablos lunfardos como “chamuyo”, “aguantadero”, “gilada”, y la de figuras míticas provenientes de un acervo popular de la más variada índole (desde Marilyn Monroe a Gardel, o la Virgen), tanto en Blues... como en La muda encarnación, son presa de un lirismo que los excede y resignifica hasta el hastío (lirismo que a su vez ya había definido las páginas de La edad necesaria (4), su primera publicación). El contrapunto entre lirismo y la presencia bastarda de las “pálidas rameras” de Blues del amasijo es lo que desacomoda, lo que ofusca e ilumina al poema: “de silenciosa nueva York/ las pálidas rameras se consumen/ (...)/ ¿qué haremos con las sobras de tanta/ hembra mimada/ cuando el amanecer resbale? / un gran pezon?/ algún suspiro?/acaso/ una película?”...Una fuerza irreductible escande las palabras y los silencios de estos versos. Este “yo poético” que en su “vacar va cavando la tara de su tierra dura”, en La familia china (5), el último libro publicado de Colombo, sufre una transformación primordial. Los silencios se transmutan, ahora, en un lenguaje poético definido como el espacio por excelencia del exilio que tienta a través de la prueba y el error la representación de distintas escenas de familia. A veces con humor, otras con ironía, Colombo logra aludir sin caer en meros panfletismos a la historia político-cultural argentina de las ultimas décadas. No sé de muchos poetas que lo hagan con igual maestría. Alfonsina (Storni) y Alejandra (Pizarnik) eran en el comienzo..., insinúa Genovese en la genealogía que diseña. Y mientras suenan en sordina los versos que la pitonisa Olga Orozco le dedicara a esta última: “Pero otra vez te digo/ ahora que el silencio te envuelve por dos veces en sus alas como un manto:/ en el fondo de todo hay un jardín”, la escritura de Colombo pareciera recordar que en el fondo, en el fondo de todo jardín está la furia. Esa que nos exilia. Es cierto, la furia es femenina. Pero, ¿quien se atrevería a decir que tiene género?
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*Artículo publicado en la Revista Boca de Sapo, Buenos Aires 2001, pp. 40, 41, 42.
**Jimena Néspolo (Buenos Aires, 1973). Es doctora en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Entre los años 1999 y 2001 dirigió la revista de literatura y artes gráficas Boca de Sapo. Publicó dos libros de poesía, incertezas (Simurg, Buenos Aires, 1999) y Papeles cautivos (Simurg, Buenos Aires, 2002). Ha colaborado, también, con artículos de crítica literaria en diversos medios periodísticos y revistas especializadas. En el año 2002 su ensayo Ejercicios de pudor. Sujeto y escritura en la narrativa de Antonio Di Benedetto (Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2004) recibió el Segundo Premio del Fondo Nacional de las Artes.
(1) Colombo, María del Carmen, Blues del amasijo y otros poemas, Alicia Gallegos Editora, Buenos Aires, 1998, 3era. Edición.
(2) Genovese, Alicia, La doble voz: poetas argentinas contemporáneas, Biblos, Buenos Aires, 1998.
(3) Colombo, María del Carmen, La muda encarnación, Último Reino, Buenos Aires, 1993.
(4) María del Carmen, La edad necesaria, Ed. Sur, Buenos Aires, 1979.
(5) Colombo, María del Carmen, La familia china, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1999.

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martes, agosto 26, 2008

Fondo Nacional de las Artes: Concurso Nacional de Cuentos

Como parte de las actividades con que celebra su aniversario, el Fondo Nacional de las Artes ha organizado un Concurso Nacional de Cuentos, que incluye tres primeros premios de $8.000, premio directorio de 2.000 y varias menciones de $1.000.
Los interesados deberán presentar un solo cuento, que no deberá sobrepasar los 50.000 caracteres (c/espacios), en tres ejemplares debidamente encarpetados. El plazo de presentación es hasta el 15 de setiembre (la fecha se prorrogó un mes).
Para leer las bases completas: www.fnartes.gov.ar

CONCIERTO BARROCO: acerca del libro La familia china, de María del Carmen Colombo

Por Pablo Ananía*
Extraños y fantásticos estos textos de Colombo, extraño estilo barroco-humorístico-oriental-porteño. Son poemas en prosa encantatorios y conmovedores, eróticos, deslumbrantes. Hay sobre todo uno ("El Mar de la China") que debe leerse varias veces. Es como un magnífico, mínimo concierto barroco.
Quien esto escribe tiene el explícito permiso de Alejo Carpentier, al cual lo ata una fluida y permanente conversación, ya que es precisamente ese libro suyo uno de los dos (el otro es Bartleby) de los cuales el comentador nunca podrá desapegarse ni aunque Alberto Girri resucite para abominar de sus lecturas. ¿Demasiada mescolanza? Es posible. Pero no es sencillo a cierta edad encontrar a alguien que ha logrado con arte y artesanía ponerle el cascabel a esa noción abstracta de Belleza con la que los poetas navegamos sin brújula y sin sentido (sin significados).
No hay otra alternativa después de la lectura de este libro de Colombo que entrar en estado de confusión, y si aparece Girri en la ensalada es (por dicha) porque he encontrado también en estos textos que es posible (ahora ya no me caben dudas) reflexionar con la música y con las substancias polícromas del arte de la pintura, sobre todo si se la intenta "con el fino pincel de las pestañas". Y de esa extraña armonía tan lograda procede el deleite especial que produce la lectura de La familia china. La Música, creo saberlo aunque me resulte muy duro demostrarlo con la escritura, es un signo absoluto: a tal sonido o conjunto de sonidos corresponde esencialmente tal estado de la naturaleza o tal ser, tal pensamiento o tal afecto amoroso... ¿Habrá encontrado Colombo un camino para acercarnos al misterio de la Música, del Poema? ¿Cómo hizo para cantar en esa lengua?

*Poeta y periodista argentino: Publicó: Diccionario inmoral de los argentinos (Ed. Vergara, Buenos Aires, 2005), Hemos construido este país desde el principio al fin equivocados (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1999), Más milagro que muerte (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1994), Pensar sin pensar (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1992), La comedia continua (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1989), Ciudad irreal (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1987), Tipos, observaciones (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1981), Tontas preocupaciones (Editorial Vos, Buenos Aires, 1963) En preparación: Eva Perón, la obediencia debida.

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lunes, agosto 25, 2008

COLOMBO EN EL ASTILLERO



Informamos que ya se encuentran en venta en el El Astillero, librería ubicada en Scalabrini Ortiz 2518 de esta ciudad de Buenos Aires, los libros de María del Carmen Colombo, La muda encarnación (Aurelia Rivera Ediciones, 2006) y La familia china (Ediciones de Tierra de Firme, 2006). También pueden solicitarlos llamando a los teléfonos: 4115-5812 / 5817.

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Alfonsina Storni: Un viaje hacia la tierra del danzón

Por María del Carmen Colombo
"Cuando cambian los vientos/ el alma femenina se trastorna y varía"

A. S.

A partir de su libro Ocre, publicado en 1925, Alfonsina cambia de aires; abandona las grandes masas ardientes del Zonda e ingresa, lentamente, en el territorio de la Sudestada. El desprendimiento supone, entre otras cosas, la despedida de su amante-padre literario, Rubén Darío, ante quien reconoce: "otras formas me atraen, otros nuevos colores". La dona e´ móbile pero no una pluma, porque la sostiene el peso de sus condiciones materiales, monedas que cuenta como las primaveras, sus ideas: "otra ha de ser mi poesía de mañana", decía ya en 1920, en su libro Languidez. Nunca mejor traducido ese mañana que por la travesía poética que emprende, cinco años después. Atenta siempre a los cambios de estación, a la intemperie del tiempo personal e histórico, su voz avanza hacia la tierra del danzón: zona del desencanto, hasta el oro de unas rimas se descubre, falso, ante el cansado soplo de la muerte. Esa caída en la cuenta del tiempo, esa conciencia de la finitud genera en quien habla en los textos de Ocre un estado de alerta que sorprende a sus lectoras del 2000, no sólo por la precocidad del suceso (“en mi año treinta y uno”, lo fecha Alfonsina). Brisas humedecidas del sudeste desarman la escenografía tradicionalmente asignada a una mujer en edad madura. En la escena de representación, la humana cabeza se enfría, toma distancia y contempla el propio drama como desde afuera: la tristeza se aligera y muda en melancolía, la pesadez de lo cómico se transforma en humor, ironía, la antigua furia en inteligente desafío de payadora: tonos, matices de la voz otoñal que hablan de una apuesta de Alfonsina por el rodeo, la visión indirecta necesaria para vencer al monstruo del desengaño, rey devorante que impide al lobezno corazón alzar el vuelo. Si en Ocre predominan los tonos y los matices de la voz, en Mundo de siete pozos (1924) el trabajo es con el ritmo y el espacio. Versos emparentados con la prosa o ritmos liberados de la rima dan entrada a la materia espacial, los poemas van dibujando sus delgadas siluetas, a veces en su arrastrado andar las palabras sacan lustre al piso de la página, cortes y encabalgamientos escanden una respiración jadeada. Otras veces es el decir caminado de la conversación, giros y acentos del habla popular, sutileza de la picardía propia de las voces colectivas, ecos y reverberaciones del Río de la Plata: "No era muy grande mi amor,/ no era muy alto/ nunca lo vi en traje de baño", dice en la "Balada arrítimica para un viajero". Los recursos de la vanguardia sirvieron a Alfonsina para alumbrar, entre otras cosas, una musicalidad compleja y de variada estructuración, más afín con la movilidad creativa, con el baile de su inteligencia. Sin embargo, su autora, una mujer acostumbrada a poner el cuerpo, caracterizó a este libro como "demasiado difuminado". Si bailando habla el ser humano, y si el baile, como dicen, es la corporalidad del canto, puedo suponer que acaso la voz que habla en Mascarilla y trébol (1938) haya imitado la gravedad sin peso de los cuerpos que obedecen el orden y la aventura de un baile: Alfonsina lo llamó danzón, nosotras lo llamamos tango: Una tarde, borracha de tus uvas/ amarillas de muerte, Buenos Aires/que alzas en sol de otoño en las laderas/ enfriadas del oeste, en los tramontos// vi plegarse tu negro Puente Alsina/ como un gran bandoneón y a sus compases/ danzar tu tango entre haraposas luces/ a las barcazas rotas del Riachuelo:// sus venenosas aguas, viboreando/ hilos de sangre; y la hacinada cueva; y los bloques de fábricas mohosas,// echando alientos, por las chimeneas,/ de pechos devorados, machacaban/ contorsionados su obsedido llanto.
Nota: Entre las justicias que Borges nunca administró se encuentra su actitud de continuo silenciamiento y desprecio ante la voz poética de Alfonsina, que ya cargaba sobre sí, yugo al cuello, la indiferencia de Lugones, el admirador de "Mi noche Triste", de Pascual Contursi, considerada por él como el mejor tratado sobre la ausencia. Borges, el escritor genial, el lector sutilísimo, el hombre que abrió sus oídos a Carriego, el mismo que afirmó "el tango está en el tiempo, en los desaires del tiempo", renegó del decir poético de Alfonsina, emparentado de muchas formas con la música y el imaginario del territorio que gobernó con bastón de patriarca y ojo de patrón. Inclasificable, incorregible en términos borgeanos, resultó la voz de esta mujer que desde el margen acercaba asociaciones complejas e inesperadas para un escritor anclado quizás en otro siglo. Alfonsina fue más allá, volaba hacia el futuro, y en el 2000, también, la esperaban sus lectoras.

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domingo, agosto 24, 2008

A los escritores, su derecho

CON UNA MASIVA ASAMBLEA FUE RELANZADA LA CAMPAÑA POR LA PENSIÓN DEL ESCRITOR

Las comisiones de Presupuesto y Cultura de la Legislatura porteña tratarán en la primera semana de septiembre el proyecto de ley de Pensión para los Escritores, iniciativa de la SEA que expresa un viejo anhelo de los creadores literarios y que ya cuenta con las firmas de más de 500 escritoras y escritores de distintos distritos del país.
El proyecto, presentado en el ámbito local en el año 2007 por el diputado Elvio Vitali, fue ratificado este sábado por más de cien escritores en la Asamblea Extraordinaria que presidió el poeta Wenceslao Maldonado.
En la reunión fue aprobado por unanimidad un plan de acción para difundir y explicitar los alcances del proyecto entre los legisladores y ante la opinión pública.
Leonor Calvera, Noé Jitrik, Tununa Mercado, Alberto Daneri, Diana Bellessi y José Luis Mangieri, entre otros escritores, coincidieron en destacar el valor del proyecto y en considerar que tras su aprobación en la ciudad de Buenos Aires se abrirá el camino para convertir la Pensión del Escritor en una ley nacional que dignificará el oficio.

“La cultura es la columna vertebral de una sociedad –se lee en los fundamentos del proyecto, redactados por el fallecido Elvio Vitali- y lo que permanece de ella son las obras. El sello de sus creadores constituye la idiosincrasia de un pueblo. No hay futuro si se abandona a quienes abonan con su arte el destino común”.

Al término de la reunión, la Presidenta de la SEA, Graciela Aráoz, anticipó la consigna que será estampada en los afiches de la campaña: “A los escritores, su derecho”.

AGRADECEMOS LA DIFUSIÓN DE ESTA INFORMACIÓN

SEA / Sociedad de Escritoras y Escritores de la ArgentinaAsociación Civil - Personería Jurídica IGPJ 0078/2001Bartolomé Mitre 2815, 2º piso, oficinas 225 a 230C1201AAA Ciudad Autónoma de Buenos Aires. ArgentinaTel. (5411) 4 864 8101www.lasea.org.ar

sábado, agosto 23, 2008

Una pensión para los escritores

Sumáte a la campaña de la SEA (Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina) por una Pensión para el Escritor. Ya son más de cuatrocientos los escritores que nos acompañan en esta justa reivindicación.
Para más información, entrá en www.lasea.org.ar

viernes, agosto 22, 2008

Poesía y política en Leónidas Lamborghini*

Por María del Carmen Colombo
Se ha señalado con ligereza que Lamborghini "canta en clave peronista". Y detrás de este comentario, imbuido, aparentemente, de un total y absoluto 'compromiso con', se esconde una disyuntiva que invita a optar entre dos términos, poesía o política, seccionando quirúrgicamente con bisturí de buen amputador lo que para Lamborghini no sólo va junto sino que, además, encuentra en la escritura su punto de fusión.No es casual que enfrentados a un libro como Las Patas en la fuente se estrellen aquellos que tienden a ver la problemática política como un conjunto de consignas ortopédicas, patas atornilladas al cuerpo del poema, para que éste, como la famosa cucaracha herida pueda con ellas caminar.Pero la puesta de Lamborghini es otra: alumbrar un nacimiento, el de un nuevo cuerpo que necesita ser relatado, escrito, y que trae consigo ya sus propias patas ("Una primavera me sorprende/ y el mover de este pueblo./ El ruido se hizo carne y habitó entre nosotros.") Así, enfatizando la inmediatez del mundo, su materialidad, encarnada en ese sonido ("lo mortal/ lo que se oye") que es resto de sentido y eco ("el nombre: eco del eco") de un habla congelada ("lo dignísimo"), Lamborghini lanzará su propuesta ubicándose fuera de aquella agotada escena, donde los viejos cuerpos de muñecos ventrílocuos, poemas vaciados de un proceso y rellenos de estopa, ejecutan sus ademanes, morisquetas o guiños retóricos.Elegirá, entonces, el margen, el basural", entre los "no antologados", en el lugar del no poder ("-Poder/mi no poder"), en el ningún lugar. Y allí, entre los restos y con ellos pondrá en escena ese alumbramiento.Haciendo oídos al "croar del corazón del feto", Lamborghini partero transformará en poesía todos esos restos flotantes y, como buen escuchador deseoso ("con el deseo del deseo") acompañará ese deambular dialogando con una multiplicidad de ecos ("Cómo se pianta la vida/ cómo rezongan los años/ cómo se viene la muerte/ tan callando").Constituyéndose en ese diálogo, el poeta escribirá su propio nacimiento: un hablar entrecortado de frases suspendidas, como entre la vigilia y el sueño ("... el canto que es lo que sale del sueño y/ entra en/la realidad y/entra en el sueño"). Con él responderá apropiándose de ese lenguaje ajeno, exterior, donde el poder se instala (" y eres libre o no eres libre"). No para reproducirlo y reproducir con él sus efectos de sentido, sino para diferenciarse, oponiéndose, enfrentándose y teatralizando ese enfrentamiento ("y fui hacia los libertadores/ y eran/ los opresores"). En este sentido, la apropiación del habla directa de la política, que se efectúa en Las Patas... se presenta como condición necesaria para decir, en la medida que posibilita al habla dominada escribirse, hacer su aparición ("somos los destrozados/los mutilados/ la vida por/la vida por").Se trata, entonces, de sabotear formas consagradas, "bellas", para que el verso dé la vida al poeta, terminando con el miedo y “asomando de tantas sofisticadas acumulaciones". El poeta “pegará el cascotazo", responderá pateando el tablero, dinamitando la lengua corriente y normativizada de la literatura, violando, en un mismo movimiento, ese conjunto de convenciones que provienen del sentido común, del statu - quo literario.No es ajena a esta propuesta la elección de una primera persona del singular. Como acabando con la "estatua del yo mismo", ese fantoche erigido por toda una tradición literaria, Lamborghini "rompe el mito/ de que (ha) nacido antes que nada", es decir, rehúye toda forma de trascendentalismo y dualidad, retirándole al yo ese estatuto previo, ese fundamento originario de instaurador de sentido previo a la formación de la palabra ("identidad en/ los principios:-a/ e.i.o.u.). El yo, entonces, se descentra, se descascara, y ese descamisamiento da entrada a la voz plural, ramillete cantor y dialogante que ha encarnado en el coro multitudinario de voces que en Episodios cuentan -"oyen"- un susurro: "susúrrame -lo que está unido/ susúrrame: lo que está entero". En un vertiginoso movimiento de fusión y recuperación de "entrada y salida" las voces se van entrelazando dentro del poema. "Metiéndose" en la cabeza de los personajes ("estoy con la cabeza/ metida en la cabeza/ del adicto cabeza"), y saliendo para meterse nuevamente en la cabeza del juglar, o en la del letrista proscripto, o bien transcribiendo voces interiores en la forma de un escucharse a sí mismo ("-No obstante tratá de dar los pasos necesarios"): así la voz lamborghiniana de los primeros libros se va desenredando.Y en ese permanente movimiento de vaivén, hablar es actuar, dejar el comentario para "meterse/ metiéndose": como en La estatua de la Libertad, uno de los libros donde con más énfasis se cuestiona el aislamiento del "yo mismo/ de la estatua de mí mismo". Es el drama del sujeto escindido el que se representa: el que ríe con la risa de lo cómico, risa humana por excelencia, ruptura del pacto entre dios y la criatura. Riéndose de sí mismo, acentuando la ruptura, la separación, poniendo el dedo en la llaga, mostrando su herida, ese hueco, Lamborghini abandona la clausura de la fijación en el tiempo y en el espacio y se hace sujeto, autor, y en ese su movimiento inacabado se transforma en futuro: canto futuro, clave lamborghinana con la que, en todo caso, en todo caso, el peronismo puede ser cantado.
* Ponencia leída en ocasión del primer Encuentro de Poesía, organizado por la Universidad Nacional de San Luis, y a cargo del poeta Patricio Thorne, que se realizara en la ciudad de Villa Mercedes, durante los días 9, 10 y 11 de octubre de 1987.
*Leónidas Lamborghini (Buenos Aires 1927). Poeta y periodista. Publicó, entre otros, los siguientes libros: El saboteador arrepentido (1955), Al público (1957, reedit, 1960), Las patas en la fuente (1965, reedit. 1966 y 1968), La Estatua de la Libertad (1967), La canción de Buenos Aires (1968), El solicitante descolocado (1971, reedit. 1990), Partitas (1972), Eva Perón en la hoguera (versión grabada), Circus (1986), Verme y 11 reescrituras de Discépolo, Odiseo confinado (1992), Tragedias y parodias (1994), Comedieta (1995).

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jueves, agosto 21, 2008

Macedonio, Alfonsina y Eva Perón

Por María del Carmen Colombo

Fue la poeta Patricia Somoza quien hace tiempo me habló de la mención que hace Macedonio Fernández* acerca de Alfonsina Storni en su Museo de la novela de la eterna. Efectivamente, en una sección de ese libro llamada "La conquista de Buenos Aires" (pp. 204 de la edición de Corregidor) pude leer lo siguiente:
"Y el Misterio quedó brindado al revelar el Presidente, concluida la Conquista, el hecho más singular de ciudad alguna, de que fue único testigo sabiente. Pues he aquí que en un día del año 1938 y dentro de un período de mero vivir, de frivolidad, al ocurrir que el cuerpo de Alfonsina Storni tocó las aguas de la muerte, la ciudad se desplazó sobre su eje girando su perímetro unos centímetros. El Presidente, perplejo aún al ignorar si ese esguince urbano fue un clamante "no mueras" o una, aunque dolida, aprobación a una temida y triste declinación de vivir, sabe que gracias a ese hecho, a la sensibilidad de la sede de una ciudad al instante de la muerte de un alma soñadora, Buenos Aires entró al Misterio."
Hermoso homenaje a Alfonsina de Macedonio, el mismo que, según cuentan algunos, supo decir de Eva Perón: "Es nuestra Juana de Arco".*Macedonio Fernández, escritor argentino (1874-1952 ).

La tradición es un delirio, antiguo

Por María del Carmen Colombo
al Grupo El Ladrillo

La herencia se impone, la tradición se elige, se fabula entre mate y mate, ante la mirada absorta --ausente-- de tatitas juidos al misterio del desierto por cuestiones de la ley.
Pocas pero ineludibles las huellas que dejaron esos caballos fantasmales en la llanura lisa de papel, nos han servido, sin embargo, para que en la soledad huérfana pudiéramos ensayar nuestra elección, intentarla por lo menos.
Metiéndonos por los intersticios de esas ausencias, nuestros ojos neblinosos, casi ciegos por la orfandad, por la falta de alimento, escucharon el susurro, la mudez de sus huellas, de sus textos.
En el presente de la llanura, en la orfandad pelada de la pampa de papel, robamos para comer, digerimos estrategias de supervivencia, ahondamos las huellas dejadas como al boleo ---bebimos de ellas-- hasta borrarlas, hasta olvidar, hasta escribirlas. Y en esos menesteres nos dimos cuenta de que --sin querer-- repetíamos los gestos de aquellos padres, también abandonados por los suyos. Casi atontados por la bebida, brebaje de huellas, en el pasado de la huida creímos ver un baile de borrachos, de mareados pañuelos que al compás de un pericón nos saludaban: eran los padres nuestros rezados de rodillas, el porqué, el porqué me has abandonado. Herencia de orfandad, de abandono en la pampa, como un desamparar que se hizo tango de nuestra propia suerte. Como un destino la herencia que se impone: la condena de hablar en una lengua falta, falta de todo padre. Hambre, hambre voraz había de inventarnos alguno.
Qué tarde era la hoja cuando lo descubrimos, una tarde casi crepuscular, esas que se asemejan al futuro cuando cae en picada, cuando el futuro cae como un descubrimiento fugaz. Otros más avispados tenían sus familias constituidas, como ecos repetían a los vientos: "a no llorar, la falta es lo que sobra", y tapaban los huecos de los platos, la boca de los mates las cerraban --horror vacui--, se enyenaban el buche y rellenaban colchones con los verdes vocablos de una herencia, y había que dormir para escucharlos recitar.
Cuando nos dimos cuenta --distraídos--, nos encontramos adentro de un espejismo de cristal, nuestro laboratorio refulgía, éramos alquimistas haciendo los conjuros contra la musa de la mala malaria. El movimiento del futuro anterior, como alguien dijo, "nos hacía comer de nuestra propia carne y vomitar otra distinta", trasmutar, trasmudábamos, mudábamos de forma: de la nada de fierro a la transformación en oro, oro aurora del nuevo día. Tradición de inventores de medias transparentes, argentinos, poetas: hacer nuevo lo viejo, como el sol, hacerlo cada día, pero siempre después, en el pasado de un presente futuro. Es decir: como perlas parir antepasados.
Notas halladas al pie de las estrofas de un pericón (antiguo)
A) Cuando los bailarines comienzan a girar, para atrás y adelante, debe leerse --léase-- en esta figura de la coreografía el régimen cronológico de nuestra tradición: el futuro anterior. En el sentido de que sólo instalados en el cuerpo de baile acontecido pueden recrearse las condiciones de producción de este acontecimiento, el baile, y entre ellas la así llamada tradición.
B) Cuando los bailarines se desplazan y ocupan el lugar de otro debe leerse, léase, a la tradición, a través de esta figura mínima. Acuérdese, lector, como dice la rima, la tradición es construcción política, en el sentido literario, claro. Porque todo texto ocupa su lugar por el desplazamiento de otros (textos), y por lo tanto la tradición permitirá la mejor producción de este desplazamiento.
C) Cuando los bailarines sacan los pañuelos debe leerse --léase--: la tradición es una apropiación, que se da bajo la forma o modalidad de cierta convocatoria a fantasmas emblemáticos, a ciertas voces que hablarán en los intersticios de la voz propia. En fin, ¿un inocente padrinazgo?

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miércoles, agosto 20, 2008

Vacas tristes entre la duda y la verdad*

Por María del Carmen Colombo

"Entrar a la gran literatura, como Anastasio el Pollo al teatro Colón"
L. L.

Este es el sueño que soñé despierta, el invento que en realidad me apareció releyendo los escritos de un sabio guitarrero que afirmaba --que afirma--, llamarse Juan, Juan Gelman (1).Iba yo como voy, boleada casi siempre, por la pampa de papel cuando de pronto encontré una leyenda que me llegó, digamos, que me rayó, como si en realidad la uña del mencionado rasgador de cuerdas me hiciera sonar el corazón. Cuando quise acordarme me di cuenta: versos eran y parte de una dedicación casi rimada, hechos a una difunta, reina mentada, musa inspiradora ELLA, Alejandra (2). Ave cantora, después supe, que como un pajarito había volado, huido a los misterios del desierto. Si el mareo me deja, quisiera recordar esas estrofas, decían más o menos así: Oh eternidades débiles perdidas para siempre/y vacas tristes entre la duda y la verdad/y sedas y delicias de la sombra/mejor hagamos un mundo para que alejandra se quede...(3)Abatatada por el sonido de las cuerdas de lana del pampero, fijé mi atenta distracción en esos animales que Juan el guitarrero así nombraba: “vacas tristes entre la duda y la verdad”. Como reconocer, reconocía haber visto muchas pero muchas vacas…, pero de éstas ninguna, claro… (era mala consejera la ignorancia mía, el corazón rasgado ya me lo decía). Entonces decidí preguntarle a un tal Don Federico, alias el matadiós porque había matado a su tatita, según se decía, con el filo de su afilosofado facón, él mesmo. Y buscando lo encontré en un rincón de su almacén de brebajes antiguos. Yo le mostré la letra y él me dijo: “ha dado usted con el hombre indicado” y, como un adivino encantado por los versos, agregó: “yo veo una mujer en esa vaca, porque recuerde –prosiguió-- que como yo mismo he dicho hace un montón ‘la mujer sigue siendo gato o pájaro o, en el mejor caso, vaca’ (4). No se lo tome a mal --se disculpó el viejo Federico-- pero este pensamiento mama del manantial que mi cuchillo hizo brotar en otras épocas. Saque --me dijo-- su pata de la letra y vuelque en su imaginación otra ginebra”.
Yo ya me desbordaba y empecé casi a delirar, seguí escuchando: “... esas vacas que pastan en la pampa de papel son las Consoladoras de la Soledad y viven tristes porque siempre una pérdida las pone así. De tal forma que penan infinitamente: aléjese son vacas perdedoras. Por eso están tumbadas, depremidas, tiradas en la seda del pasto, y quien se atreva a ordeñarlas no beberá la caña o la ginebra con que los varones como yo acostumbran a enyenarse el garguero, sino la dulce leche femenina de sus ubres”.Y después como si esto fuera poco me espetó con desprecio: “es el lenguaje de la falta fatal, de la falla, mi'hijita, que cava y cava hasta vaciarlo todo”. Y después de lo dicho el viejo Federico se esfumó, como un fantasma. O fui yo que me rajé del almacén del matadiós, más rayada que nunca. Una tormenta que me atormentaba llovía adentro de mi mente: como una catarata de recuerdos lo que había olvidado retornaba: eran definiciones de la infancia, las leídas en un viejo diccionario pampeano: vaca, hembra del toro; y vacante, vacío; y bacante con la b de labios suavizados: prienda movida por la pasión o la mamúa de transportes desordenados; vacante: abandonado, hueco, vacío.Un sudor femenino empapaba mi cuerpo: era de furia, de furor ancestral, acaso el que me recordaba a mí misma, vagando por los laberintos del rancho de la mente, rumiando, masticando como vaca y, por qué no decirlo, llorando mi aflicción.
Para calmarme, como se calma una, me tumbé como buena vacuna en la delicia de la sombra que un árbol me daba. Un vacío me vaciaba el alma, un vacío vacuno que yo había mamado, me di cuenta, en las ubres de la madre mía.Las palabras de Juan el guitarrero me tocaban como tocan, como señalan los punteros con su dedo largo, largo de padre occidental, un error, una falta, un no tener, y obligan a vivir, entonces, en la culpa de lo que no se tiene.No era nada inocente el sabio verseador cuando, sin darse cuenta, tildó de femenino a ese pensamiento.Ya totalmente enloquecida, y entrampada en las garras de esta ficción, yo me golpeaba el pecho repitiendo: yo la vaca, yo la vaca, como un signo yovaca de identidad. Y de tanto repetir, una jerga rabiosa me babeaba la boca, una jerga al revés. Era la jeringonza de los desesperados que, perdidos en su infinita pena de perder, dan vuelta las palabras, prendidos a la alelada jerga del lunfardo.Pero por fin desperté: una entripada realidad carnicera cortaba en picadillo la mañana, y en el rancho de al lado alguien cantaba unos versos vacunos que anoté y que decían:“Mi patria es este revés /porque me siento fallada /destino de condenada /tratar siempre de zurcir /falla detrás de otra falla. //Yo me trato de cubrir/rebozo de mis palabras/tapando lo que me falta /lo que falta me hace a mí. //No sea que al descubierto /quede tanta imperfección /y venga con su ficción/algún varón de la patria /a rasgarme el corazón /como cuerda de guitarra / y me haga sonar… "Y no hay vuelta que darle, ni despierta se sale fácil de esta ficción. Y sobretodo si “Oh eternidades, débiles, vacunas y vacías…, yo las amo” (5).

* Esta nota fue publicada en la Revista Feminaria, del mes de agosto de 1991, pp. 7 y 8.
(1) Gelman Juan, poeta argentino (Buenos Aires, 1930). Reside actualmente en México.
(2) Pizarnik, Alejandra, poeta argentina (Buenos Aires, 1936-1972).
(3) Fragmento del poema "Proposiciones" de Juan Gelman, incluido en su libro Relaciones (1973).
(4) F. Nietzche: Así hablaba Zaratustra.
(5) F. Nietzche: Así hablaba Zaratustra.

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martes, agosto 19, 2008

Mi Pushkin

A pesar de algunos problemas de traducción, y corrección, digamos que puede leerse... Me refiero al libro Mi Pushkin, de la escritora rusa Marina Tsvietáieva, publicado por la editorial Santiago Arcos (2003). Claro que sería deseable que, en cuanto a los rubros mencionados --traducción y corrección--, los editores pusieran más empeño. Los lectores, entonces, estaremos agradecidos.

Encuentro con narradores

Hoy, martes, a las 19.30, en Casa de la Lectura, Lavalleja 924, entrada libre y gratuita, tel. 5197-5476 / 5084.
Leen y conversan con el público Oliverio Coelho, Florencia Abbate y el escritor portugués Rui Zink.

lunes, agosto 18, 2008

Recomendaciones: Una maleta llena de dedos

Así se llama el primer libro de Marco Gabriel Limas (Buenos Aires, 1976), editado por Alción Editora en este 2008. Limas, poeta y diseñador gráfico, editó, además, y de manera independiente, los discos de canciones Mientras (2005) y Encuartos (2007). También recibió en 1996 el Primer Premio de Poesía otorgado por la Municipalidad de San Martín. Actualmente el autor trabaja en una obra interdisciplinaria: Muestrarios en cajas.
el drama de la cosa
la cosa es un cajón cuadrado
tomalo como quieras
ni vacío
ni lleno
los sentidos se agotan y celebran
en su interior limitado
aire plástico
a continuación un espejismo fractario
una porción de mar
otra de tierra
otra de cielo
visiones?
disfraces

sábado, agosto 16, 2008

Giorgio Baffo*: tres sonetos pornográficos

Placeres ansiados por el poeta

Para mi gloria quiero siete damas,
todas desnudas en derredor mío:
que el culo me reclama una, confío,
otra zampa mi polla y se la mama;

otras dos sobre el lecho desparraman
con el ombligo al aire, el mujerío,
y se corren meneando con tal brío
que mis brazos se tronchan como ramas.

Dos más aún estiradas para, digo,
follarlas con los pies sin disimulo
y darles fregotadas con el higo;

y me queda la última, calculo
que tras una lamida, aun consigo
con mi nariz joderla por el culo.

El mundo al modo del autor

Si yo debiera fabricar un mundo,
oye, cómo lo veo terminado:
que el calor fuese siempre moderado,
y en luna llena de esplendor rotundo;

Sin lluvia fuese el campo más fecundo,
y mil frutos naciendo en cualquier lado,
abierto el cielo, el mar siempre aplacado,
y no existiese fiera o bicho inmundo;

que el hombre fuera sano, rico y bravo,
que robos de dinero no existieran,
y nadie al porvenir diera un ochavo:

mas sobre toda cosa que me dieran,
pido que a todos se les hinche el nabo
para siempre joder, y a quien quisieran.

La polla en agonía

¡Adiós, coños y culos, los florones
del mundo más preciosos! Entre tanto
preciso es que levante mis cojones,
que ha muerto el Creador de Todo Santo;

aunque ya me hice dar mil restregones
por la mano desnuda de mi encanto,
para nada sirvió, ni las fluxiones
y el aroma de un coño sacrosanto.

Creyendo la podía reavivar,
pues con su hedor aún no ofendía a Dios,
le he puesto un bello culo a olfatear;

ni por esas se ha echado de él en pos
y ha hablado en el momento de expirar:
“¡Adiós, coños y culos! ¡Ay! ¡Adiós!”.

*Nació en Venecia en 1694. Poco se conoce de su vida. Escribió en puro dialecto veneciano.
Para sus poemas véase: La poesía de Giorgio Baffo, 1771, selección de doscientos poemas.
Estos dos poemas fueron extractados de la revista Hora de Poesía, Nº 29, 1983 (Traducc. Javier Lentini).

viernes, agosto 15, 2008

Antoni Tàpies*, pintor


Este es el pintor que le gusta a mi hija Soledad

"Tengo una fotografía en la que Franco (el general), rodeado de gente importante, está parado de lante de mis cuadros en una de las Bienales Hispanoamericanas. (...) Todos (los que están allí) ríen. (...) Alguien le decía a Franco: 'Excelencia, ésta es la sala de los revolucionarios'. Y parece que el dictador dijo: 'Mientras hagan las revoluciones así...' "**

*Pintor, escultor, grabador, etc., nació en Barcelona en 1923. Además de su obra plástica, se cuenta con sus obra ensayística (La práctica del arte, El arte contra la estética, La realidad como arte, etcétera). **Párrafo extractado del libro de Tàpies: Memoria personal (Seix Barral-Los Tres Mundos-Memoria-Marzo 2003).

jueves, agosto 14, 2008

Espacio Carta Abierta informa

Nos informa el equipo de Prensa del Espacio Carta Abierta que la próxima reunión tendrá lugar el Sábado 16 de Agosto a las 11 hs en la Biblioteca Nacional.

martes, agosto 12, 2008

Gustavo Zappa*

Ceferino

No tenía más de diez años cuando pidió a su padre estudiar en la gran ciudad. Entonces don Manuel, que en eso también estaba pensando, lo llevó acompañado de un lenguaraz, para hacerse entender por los blancos. Atravesaron la Pampa y después de dos días llegaron por fin a esa infinita sucesión de puertas y ventanas, de fragmentos de horizonte y humo, de olores y rostros desconocidos. Seguro de haber obrado como correspondía, el jefe mapuche dejó a su hijo al cuidado de los hombres de Dios. Pronto el niño aprendió la lengua castellana, se destacó por su bondad y por su aplicación al estudio. En todo, salvo una vez, fue manso, hasta que la tuberculosis terminó con él muy lejos de su tierra, cuando no tenía más de veinte años. Esa sola vez que levantó su voz lo hizo sin palabras, con regocijo, fue cuando con otros chicos desenganchó el caballo del carro del lechero que abastecía al colegio y salió a cabalgar un rato por las calles de Almagro. Era una mañana luminosa de octubre y, ante la mirada despavorida de algunas vecinas que hacían las compras, Ceferino volvió a sentir la amistad del animal, como en el sur, por fin...
*Narrador argentino, nació en Buenos Aires. Traductor. Publicó: La noche avanza en círculos (La lámpara errante, 1984), Tiempo presente (El molino de pimienta, 1991), Una perfecta felicidad (Simurg, 1998).

lunes, agosto 11, 2008

Pasen y Lean

La Casa de la Lectura, Lavalleja 924, tel. 5197-5084, invita a quienes deseen leer sus poemas o cuentos cortos (o fragmentos) a un encuentro a micrófono abierto. El mismo tendrá lugar este martes 12, a las 19.30.

miércoles, agosto 06, 2008

Alejandro Castro*: Reportes de la noche

31 de enero
(Yacana constelación oscura de la Llama)

borrón divino
que una frontera quema
y un plano por lado
separa:
la sombra que fue paloma
la huella que fue serpiente
en el espacio abrupto
la fragilidad escampa
donde fue suspendido
rendido a su ocaso
aquel que espera poner
el grito en el cielo

*Nació en Buenos Aires, en 1956. Músico y poeta.
El poema que se transcribe pertenece a su libro Reportes de la noche (Edicione en Danza,2008).

No te pierdas este blog

Entrá al blog de la escritora argentina Raquel Heffes, excelente!
http://raquelheffes.blogspot.com/

viernes, agosto 01, 2008

Presentación

El sábado 2 de agosto, a las 20.30, se presentará, en Gurruchaga 2254, el nuevo libro de la poeta argentina Mónica Sifrim, El mal menor, editado por Editorial Bajo La Luna.
www.monicasifrim.com.ar