(En busca de la Metáfora de la Siesta)
Belarte Conciencial (del ser de la conciencia, no de episodios de ella). Arte consciente, sabido o ‘inspirado´; sin la Vida; de trabajo a la vista; tan consciente que puede hacerse de encargo sin comprometerse a una inspiración de encargo; metáfora sin contexto de trama ni de efusión, sólo por labor perceptiva, sin sonoridades, compás, simetría, ritmo; sin emoción asociada sino sólo percepción y emoción directa; no psiquismos o borrosidades asociativas o analógicas burdas, ni extractos de descripción con pretensión de descripción total, ni símbolos fáciles, inhábiles: percepción en Versión (indirecta, no mero traslado del Objeto al papel); sin la puerilidad del novelismo o biografismo, del dónde, cuándo, cómo y a quién aconteció el poema.
Al lector: lectura de ver hacer; sentirás lo difícilmente que la voy tendiendo ante ti. Trabajo de formularla; lectura de trabajo; leerás más como un lento venir viniendo que como una llegada. Dedicado a los pies de Tinta China de la Siesta, Fiesta de la Intelección, Siesta Evidencial
La sin Estrellas Noche del Deslumbramiento: las Cosas perdidas en todo-transparencia; hora de los Rumores, sólo aviso de cosas.
Su estática o figura: el Mundo un Botón Reventicio. Tensión. Su dinámica: mínima, no advertida. Su moción: un «lento» procesional, sin dirección, columpio. Su acento: murmullo de vibraciones interiores, no sonido de traslaciones.
Su sentido: un Presente no fluente. Vibración sin Traslación, No Rumbo, No Perfil, No Andar.
De la noche estrellada no nació metafísica; en la Siesta duerme lo individual; nace el panteísmo.
La Siesta Evidencial envuelve. Borrados en su deslumbre los perfiles, hácesenos nocturna la hora; los cuerpos vivientes, en el embebimiento de Luz transparentan, invisibles de luz. Sólo los pies de cerco y los muros pisan sombra.
Nocturnalidad de la Siesta.
Al pie de cada muro, todo a lo largo, al pie de cada arbusto, de cada cerco, pincela un trazo o deja caer una gran gota de tinta china la luz estrujada en su tensión, vertiendo de su ser la sombra más espesa, en la verticación abrumante del Todo.
Sombras más fuertes que no tiene la noche, noche más unida porque no la desunen estrellas, gotea pies negros a los cercos y muros y sobre cada agujero o lista de tinta de la luz estremece un pequeño enjambre de resplandor.
Noche mejor para la intelección, porque no turba con las pavuras que habitan la noche, se despliega por todas las Cosas, sin perfiles pintados que embebió la Siesta.
La Siesta, una sola, que no se disminuye con el adorno menor de las estrellas.
La Siesta Oída, mientras ojos grandes de ciego son los nuestros, en su rumor.
Tensión de plenitud verticante envuelve; como de un botón reventicio es el rumor de la Siesta Oída.
El Todo de la Siesta bambolea, cimbra en la vasta embebición de tensa luz.
Las Cosas recogen sus Perfiles hasta un mero ser, adivinado.
Duermen los Perfiles. Estáse una frescura levemente móvil en el cabecear las copas de árboles su compás lento. Sigue cayendo con todo-igual verterse.
Aquel que por el camino que la Siesta hace blanco aléjase moviendo ante sí las manos como se camina en la noche, pero para apartar las tinieblas del deslumbramiento, cree vivir individual y proponerse un fin de camino, pero privado de Perfiles, sin Figura, en las contraluces interiores a la mucha luz es visto sin Figura, transparente, y sólo es fuerte, en su debilidad, la sombra entre sus pies, más vista que él en el continuo del descenso incesado del aplomo del Día. La Siesta, dormir del perfil, dormir de lo individual, es el hecho mayor de las Cosas, el mayor dato de la inteligibilidad. Nos dice: «Ahora sé tú el deslumbrado que ve». En otra hora lo real y la inteligencia se son extraños.
Entre los planos de contraluz del Día violento, borrado en transparencia por la luz, hecho hombrecillo, adivinado, el hombre allá se hormiguea en la mancha fuerte, entre sus pies, de su cuerpo.
La luz se ensecreta en la reverberación, seca los Perfiles, agua los cuerpos de los seres; la sombra ancha, libre, lava y empalidece; la sombra fija, de lo enhiesto y vertical, ennegrece al pie de los cercos, de los muros. Y todo esto vale por cómo a las psiques toma, por qué les propone: la Intelección.
Es el momento de la Sombra Corta, breves sombras negrísimas recogidas a los pies, que no alcanzan de una a otra cosa, que no se alzan por los muros; las cosas aminoradas por transparencias; las sombras al pie más fuertes. La luz opera una embebición de separaciones y hace del Todo un Continuo. Constante oído rumor unido, quietud y visión una hacen del Todo un ¡ah!, el elevarse de un ¡ah!
Elevación en luz de las cosas y sombras tintas al pie,caídas, sin tenderse ni alzarse en tanto todo lo que parte de lo terrenal, perfumes, rumores, en un Ascenso. ¿Por qué cortas las sombras, por qué tanto más negras como cortas, por qué, Siesta, son así tus sombras? Tu luz es la Intelección, ¿pero estas manchas espesas calzando todo pie? ¿Por qué la Intelección está siempre defendiéndose y atacada de las sombras; por qué de la Intelección hay un prevalecer pero no un continuo? ¿No hay Continuo de Intelección? ¿No hay un Continuo de Pasión?
Abrumación aceptada; sólo la visión de Luz y el oír lozanos. Los árboles o el trigal (Paifois comme un soupir de leurs ámes brúlantes) se tienen dueños; el hombre es un menos tenerse que ellos; los árboles le dicen: «Qué claro es todo; qué claro es ser».
El todo decir de la Siesta: Presente no fluente, Moción sin Traslación; lo Ser, el Todo hace un Mundo sin Marcha, que es y que no va; el Ser se da una sola vez; Vibración, Oscilación sin Repetición Idéntica o Casualidad hacen al Tiempo un solo Hoy.
Fantasmas de la Siesta Evidencial. Exaltación de la Vigilia de la Presentación-Natura que hace dentro a los Ojos sombras de reverberación; fantasmas de palidecimientos de la fulgencia verticante; fantasma de pie, cabeceando, oscilando, aunque enhiestos.
Siesta al Oído de las crepitaciones, de las bocanadas de la Tensión, de rumores que saltan exhalados, corridas cortas de un aleteo de zozobra del ave en su sueño, calofríos, hundimientos, distendimientos, ahogos en pesadillas, incorporaciones de yacentes dormidos.
La sin Estrellas Noche por Deslumbramiento.
Discusión con los noes totales del Silencio.
La sin Estrellas Noche de la Reverberación Siestal.
Más rumbos otorgan las estrellas; la Luz-Sollos niega todos. Total negación nos opone la Noche sin Estrellas a la perfilación, dirección e identidad de lo real. Lo sin Rumbo tiene la verdad; todo Rumbo y Perfil son un error.
Para mí la Siesta es el Llamado al Camino de la Evidencialidad Mística, y está en el ángulo de Oscuridad y Deslumbramiento, lo oscuro por reverberación, la claridad del darse del Ser por supresión de la Figura y Rumbo que se nos antoja imposible. El mundo en Siesta no marcha; a la Noche las estrellas le ponen direcciones múltiples. Por ello la Inteligencia prospera en la Siesta y no en la Noche.
(Pero esto ha de ser dado en versión, es decir, en metáfora, no en definición. Quien tenga la metáfora de la Siesta, la dé. Yo se la pediré al gallo insomne de la Noche de la Siesta. Hay que hacerle arte al místico, a la Pasión, pero no a lo Real, a la pasión de vivir.)
1940