Marcos Herrera: Madrigales
Madrigal
nº 1
Arpas
de heridas
para
que la luz tenga sentido:
ojos
en el temblor de la tarde.
Lluvia.
Las impresiones
de un
paisaje inhóspito
que
hace magia en tu
rostro
lunar.
Un
automóvil, a veces, puede ser
un
palacio secreto
para
nuestras voces secretas.
Nos
abrazamos y nos miramos a los ojos.
Pequeñas
batallas desplazándose
como
niebla. Alcohol en el umbral.
Una
historia invisible más
que se
agrega a la enorme saga
de la
pornografía urbana.
Madrigal
nº 2
Tormentas
blancas o celestes
en tus
ojos de oro
el
aviso de una aguja
vista
en sueños
el
tiempo asiático
respira
en tu mirada
otra
vez
luego
de las lágrimas, otro mundo
-Porque
vienen de otro mundo- dije.
Un
mundo en donde
los
únicos que pueden ver son los ciegos.
La
cordura como imaginación
de la
locura flotaba
en las
retinas:
tristeza
que todo lo embellece
y lo
transforma en
suavidad
de tormenta.
Te amo
como un ciego,
Minerva
o Casandra.
Hay
que esperar la música
del dolor
y que todo vuelva a empezar.
Es el
comienzo de un cuento
en
donde los espejos
dejan
salir
música
y criaturas
suavidad
de tormenta
en un
sueño de metales.
La
dosis justa de ojos abiertos
que se
van cerrando.
Madrigal
nº 3
Un
círculo pesado
gira
sobre mi cabeza
y otro
más liviano
y más
pequeño
gira
en mi pecho
mientras
te miro dormir.
Tu
respiración es el motor
que te
lleva lejos
más
allá de las
grutas
estelares y las
establecidas
rutinas del pánico.
¿Qué
estarás viendo
ahora
en tu nave adornada
con
ruinas de Java?
¿Los
huesos del dominio que
irradian
su silencio,
ese
velo mágico
que en
lugar de no dejarte ver
permite
que los kilómetros
acerquen
lo imposible?
Donde
empieza el desierto,
espero
que abras los ojos
y me
digas la verdad
solo
con tu mirada.
Los poemas que se transcriben forman parte de un libro inédito Madrigales.
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