Ha cumplido 92 años, acaba de
editar un nuevo libro y es una de las voces poéticas más importantes de
la Argentina, totalmente personal y casi sin antecedentes. Su sintaxis
diferente es pintura fiel del habla cotidiana. La vida y la obra de este
escritor sanjuanino son una misma cosa. Eso tal vez le da la razón a
quienes afirman que la poesía es un género autobiográfico.
- El año pasado se editó tu Poesía Completa, 20 libros más algunos poemas sueltos, todos agrupados en un tomo. Hoy ya hay un libro nuevo. ¿Quedaba algo por decir?
- Siempre queda algo por decir porque las palabras no
alcanzan. Es un tema reiterativo en mí la búsqueda de las incógnitas que
el hombre trata de dilucidar. Este último libro es un intento más,
necesario en mi poesía.
- Si tenemos en cuenta que publicaste tu primer libro (La raíz de la roca)
a los 50 años, podemos hablar de una producción vertiginosa que nada
tiene que ver con el apresuramiento de los jóvenes. ¿Estás conforme con
esta manera de manejar tu obra?
- Sí, estoy conforme porque la oportunidad para iniciar la
publicación de mis poemas llegó a los 50 años y se despertó la poesía
que estaba en mi interior aguardando la oportunidad de revelarse. Este
hecho fue sucediendo a través de los 21 libros publicados.
- Nos conocimos cuando acababas de publicar tu tercer libro (Piedra sensible),
que es una metáfora magistral de lo que es San Juan. Esa aridez
geográfica está en tu poesía, sin embargo tus versos son ricos en cuanto
a recursos. ¿Cómo conseguís ese juego de opuestos?
- Conseguí en mi expresión poética reflejar el lenguaje de
mis semejantes de San Juan en la ciudad, campos y montañas donde anduve
siempre en contacto con las personas, inicialmente en mis andanzas en
los cerros. El paisaje sanjuanino despierta en mí la polaridad del
desierto y la vida ciudadana, lo que ha constituido un lenguaje
idiolecto; es decir, una manera propia de expresarse dentro del idioma
común.
- Creo que tu poesía hace un equilibrio notable para no caer
en el juego folclórico, sobre todo teniendo en cuenta que coqueteás con
él desde las formas coloquiales. Sin embargo tu rigurosidad es extrema.
¿Corregís al detalle tus textos?
- No corrijo, naturalmente surge el modo de expresarme, que
es absorbido de mi comunicación verbal con la gente de la región en la
que vivo, y eso lo llevo al papel de manera ajena a toda artisticidad,
sin disfrazar el lenguaje.
- Leo tu poema Acrobacia, que se encuentra en el libro Dicho en mí,
y me río. Allí te obsesionás con una palabra del diccionario, y te he
visto hacer lo mismo muchas veces en tus charlas con Rufino Martínez, en
el antiguo bar Douglas. ¿Creés que la poesía es un género autobiográfico, idóneo para registrar nuestro paso por la vida?
- Creo absolutamente que es nuestro pensamiento vertido como
poesía un intento por descubrir las incógnitas del hombre referentes a
su paso por la existencia. En este intento el poeta a veces camina
haciendo equilibrio entre la verdad y los espejismos. La palabra
"funámbulo", que consulté en el diccionario, define la intencionalidad
del poeta al intentar descubrir la verdad.
- He notado que en Buenos Aires llama la atención que hayas
sido buscador de oro. A mí, como sanjuanino, me parece lo más natural
del mundo. Lo que me asombra es tu poesía; esa forma indirecta de buscar
oro. ¿Son dos oficios similares con diferentes herramientas de trabajo?
- Ante la necesidad de decir por medio de la poesía, lo hago
como el cateador de minerales en la montaña, atento a las impresiones
del paisaje, del medio donde vivo y en el que las palabras son
expresiones que reflejan lo que encuentro.
© LA GACETA
PERFIL
Jorge Leonidas Escudero nació en 1920, en San Juan. Su último libro es
Atisbos (2012). Tiene además una
Antología Poética, en México (2006), y otras dos en
Ediciones en Danza, de Buenos Aires: son
A otro hablar (2001) y
Andanzas mineras (2004). Su
Poesía Completa
(2011) apareció bajo el mismo sello editorial. Entre múltiples
distinciones, fue designado miembro de honor por la Fundación Argentina
para la Poesía y distinguido por el Senado de la Nación. Es doctor
honoris causa de la Universidad de San Juan.
CAMBIO DE DOMICILIO
Por Jorge Leonidas Escudero
Fui a visitarte a la casa donde no estás
y es habitada hoy por fantasmas.
Salió a recibirme una señora pálida
diciéndome que me había equivocado de piso,
que tú vives hoy solamente en mi cabeza.
Abrí ojos en vista de tamaña realidad
como es tu presencia en mis pensamientos
y contesté perdón, no me había dado cuenta.
De modo que insisto y te visito
puntualmente ahora en los insomnios.
Te obsequio flores; pero me da tristeza
que estés así, tan puesta
exclusivamente en mi imaginación.