miércoles, octubre 24, 2012

Gastón Bachelard. Instante poético e instante metafísico


"La poesía es una metafísica instantánea. En un breve poema, debe dar una visión del universo y revelar el secreto de un alma, del ser y de los objetos al mismo tiempo. Cuando obedece simplemente al tiempo de la vida, es menos que la vida; no puede ser más que la vida sino inmovilzando la vida, sino viviendo en la realidad la dialéctica de las dichas y de las penas. En entonces el principio de una simultaneidad."

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"En tanto que todas las demás experiencias metafísicas son dispuestas en antepropósitos inerminables, la poesía desecha los preámbulos, los principios, los métodos, las pruebas. Desecha la duda. Cuando mucho necesita un preludio de silencio."

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"Luego, tras las sonoridades huecas, produce su instante. Para construir un instante complejo, para anudar sobre ese instante simultaneidades múltiples es por lo que el poeta destruye la continuidad simple del tiempo encadenado.
En todo poema verdadero, se puede entonces encontrar los elementos de un tiempo detenido, de un tiempo que no sigue la medida, de un tiempo que nosotros llamaremos vertical para distinguirlo de un tiempo común que huye horizontalmente con el agua del río, con el viento que pasa."

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"La prosodia no organiza sino sonoridades sucesivas [...] Pero todas las reglas prosódicas no son sino medios, viejos medios. El fin es la verticalidad, la profundidad o la altura; es el instante estabilizado en que las simultaneidades prueban ordenándose que el instante poético tiene una perspectiva metafísica."

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"¿Pero es tiempo todavía ese pluralismo de acontecimientos contradictorios encerrados en un solo instante? ¿Es tiempo toda esa perspectiva vertical que sobresale del instante poético? Sí; porque las simultaneidades acumuladas son simultaneidades ordenadas. Dan una dimensión al instante puesto que le dan un orden interno. Ahora bien, el tiempo es un orden y no otra cosa. Y todo orden es un tiempo."
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"He aquí entonces los tres órdenes de experiencias sucesivas que deben desligar al ser encadenado en el tiempo horizontal:
1) acostumbrarse a no referir su propio tiempo al tiempo de los demás: romper los marcos sociales de la duración;
2) acostumbrarse a no referir su propio tiempo al tiempo de las cosas: romper los marcos renomenológicos de la duración;
3) acostumbrarse -difícil ejercicio- a no referir su propio tiempo al tiempo de la vida, a no saber si el corazón late, si crece la dicha: romper los marcos vitales de la duración.

Sólo entonces se alcanza la referencia autosincrónica, en el centro de sí mismo, sin vida periférica. De pronto se borra toda horizontalidad plana. El tiempo ya no corre. Brota.

[...]"


Gaston Bachelard, "Instante poético e instante metafísico" en El derecho de soñar, FCE, Colombia, 1993. ["Instant poétique et instant métaphysique", en Messages, t.I, cuaderno 2, 1939, y L´Arc (Cahiers méditerranéens), 1961.]