"Soy la tristeza de un ex socialista/ que rico y burgués toma el fresco al balcón,/
le trae el viento el ideal justicialista/ mientras abajo pasa elástica la manifestación”
Hay un hombre solo a las dos de la tarde
Hay un hombre solo a las dos de la tarde
sentado en una plaza,
es domingo, día de guardar.
Se ha puesto el traje de gala,
on su civil condecoración de caspa
serpenteando la solapa.
Fija la mirada, la cara inmóvil,
el hombre se está allí, solo en la ciudad,
a las dos de la tarde del domingo
solo en su soledad.
Se queda, quietecito, casi duro,
mientras lejos hay seres, familias, amores;
él no tiene nada, sólo su domingo desfondado
de recuerdos y de presentes.
Está solo, a las dos de la tarde,
en mi plaza suburbana,
con la mirada en la nada.
Tan solo que más no se pudiera.
Yo le pido al buen Dios que desde su
altoparlante
celestial,
le descuelgue al hombre que está solo,
este domingo a las dos de la tarde,
un cachito de tango
para que no se quede tan solo,
tan solo, mi alma.
(Pas de quatre (1964).
Tranvía a las dos de la mañana
Aburrido carro de hierros económicos,
diez centavos de ruidos a hierro viejo,
maderas nostalgiosas de bosques, lacónicos
edictos municipales y un higiénico consejo...
Un guarda metafísico que fuma
a espaldas de un espectro de inspector.
Larva retardada el tranvía se esfuma
dejando un parpadeante resplandor...
¡Oh! mi tristeza exacerbada,
mi cuantiosa tristeza,
como pesa
en esta carrindanga retrasada...
Nenas apabulladas por un frío reticente
-el inútil frío de las dos de la mañana-,
la pereza se da diente con diente
con la inminencia de la cama...
Son dos violinistas por la nota espigadas,
que aún las persigue, la nota del vals...
siempre a estas horas están desmadejadas
y en el pomo de la rabia solucionan su mal...
Tendrán hasta diez y seis años confesados,
y una tristeza efectiva de heroínas de opereta,
a estas horas sus espíritus son blandos estados
de conciencia, a ver, ¡qué hace este poeta!
Ensayo una mirada que es cómica a fuer de triste,
-pero una se ha dormido- mi corazón,
así como el deseo que antes la desviste,
presiente un gran agujero de pobreza en su talón.
¡Oh la miseria de tu media agujereada!
-la bella durmiente ha descalzado un pie-
silba suavemente un aria cansada
la otra compañera del Café Concert...
Miseria de pequeños burgueses
la nuestra, nenas violinistas...
y el tranvía sigue haciendo eses
como un progreso juerguista.
Miseria de burgueses pacatos
que no se deciden a definir sus vidas:
Ustedes, serían prostitutas ha rato,
y el que les canta sería un suicida...
¡Cómo es innoble la vida a las dos de la mañana!,
¡qué abulia escandalosa!, ¡qué ganas de acabar
para siempre!, ¡para siempre!
toca la campana
se acaba el viaje
y mañana
empezar... empezar...
17 de octubre
Desde la negra barrera del otro lado de la villa,
donde el horizonte se fundía con la nada,
con salitre en la mejilla resecada
y una miel despavorida en la mirada
llegaron
los descamisados.
Desde la fragua abierta cual granada de su sangre,
encajada en el molde de la muerte,
desde altos hornos pavorosos, crudo fuego enemigo
con las uñas carcomidas
y el cabello chamuscado en cansancio secular
sus mujeres desgreñadas por el hambre y sus crías
que no lloran porque miran,
llegaron
los descamisados.
Sin más arma que el cansado desaliento que en sus trazos
/se hizo hueco/
frente al río enchapado de alquitranes y petróleos,
solfatara de mil diablos expulsados,
del ansioso cielo antiguo de los pobres,
detenido en el asombro de su paso,
la pupila desbarrada en la angustia esperanzada
en un hombre que hace luz en la tiniebla,
que levanta todo aquello que se daba por perdido,
por perdido y para siempre,
llegaron/los descamisados.
Desde el otro lado de los puentes destruidos
por la mano codiciosa de los despechados
con un grito silencioso en la grieta de los labios,
clamoroso, esperanzado,
latir azulceleste en las venas que se crispan,
levantando los racimos en las manos,
hacia un hombre presentido,
que vibraba delicado,
llegaron
los descamisados.
Desde el taller cerrado y la fábrica con su cara
clausurada de bondad,
patinada
por el antiguo sudor de sus familiares,
invadieron la ciudad
y el grito fue invadiendo las conciencias
hasta hacerle claridad.
Claridad junto al Líder recobrado
por su pueblo, el gran pueblo, solo el pueblo,
y para siempre... para siempre, desde entonces
es nuestro, solo nuestro, recobrado por el pueblo,
en aquel día de gloria que empezó oscuro y trágico
hasta hacerse claridad,
cuando el nombre iluminado,
mi prójimo y vecino, mi compañero y hermano,
lo rezaran con el alma, cuando llegaron
los descamisados.
(Democracia, 16 de octubre de 1952)
*Poeta argentino (Buenos Aires, 1900- 1966), cuyo verdadero nombre era Diego Arzeno. Entre sus publicaciones se encuentran: Carne al sol, colección de cuentos (1922),La amada infiel (1924), La musa de la mala pata (1926), El gato escaldado ( 1929), Diez poemas sin poesías, Los poemas rezagados, Pas de quatre. Si bien poesía y narrativa fueron sus géneros preferidos, incursionó también en teatro, cine (como guionista, por ejemplo, de El morocho del abasto: La vida de Carlos Gardel (1950), escribió letras de tango ("La violeta", entre otras).