jueves, julio 30, 2015
miércoles, julio 29, 2015
martes, julio 28, 2015
domingo, julio 26, 2015
Premio Literario "Provincia de Córdoba: Género Poesía 2015
La Agencia Córdoba Cultura, a través de la Subdirección de Letras y Bibliotecas, invita a escritores argentinos, por nacimiento o por adopción con residencia de cinco años en el territorio nacional, a participar en el Premio Literario “Provincia de Córdoba” – Género Poesía 2015.
Los autores podrán participar con un poema o conjunto de poemas de temática libre y con una extensión total (en conjunto) que no supere los quinientos (500) versos y tenga un mínimo de trescientos (300).
La obra ganadora será distinguida con la suma de 30 mil pesos, diploma y publicación. La edición será de 500 (quinientos) ejemplares, de los cuales se entregarán 50 (cincuenta), equivalentes al 10 por ciento de los derechos de autor estipulados por ley, al autor galardonado. La fecha de publicación está prevista para los meses de mayo o junio de 2016.
Las obras deberán presentarse personalmente o por correo, consignando Premio Literario “Provincia de Córdoba” – Género Poesía 2015, Subdirección de Letras y Bibliotecas, 27 de abril 375, C.P. 5000 – Córdoba. La fecha de entrega será durante el mes de septiembre y hasta el día 30 de noviembre de 2015, de lunes a viernes de 9 a 19:30. En caso de envío postal se tomará en cuenta la fecha inscrita por el matasellos.
Los trabajos deberán ser inéditos y presentarse un total de tres (3) copias en hojas de formato A4, impresas en una sola cara del papel y encarpetadas por separado, las que estarán acompañadas por un sobre cerrado, en el exterior del cual sólo se inscribirá el pseudónimo elegido y el titulo de la obra. En el interior el participante consignará sus datos personales: nombre y apellido, Nº de documento, dirección, código postal, teléfono, e-mail, breve reseña de la obra publicada y todos los datos que considere de interés.
Respecto al jurado, los trabajos serán evaluados por un comité de lectura y selección que tendrá plazo hasta el 1 de febrero de 2016, fecha donde se elevarán los manuscritos al jurado. El mismo estará integrado por Susana Cabuchi, Hernán Jaeggi y Francisco Colombo. El dictamen se dará a conocer el 28 de marzo de 2016, no pudiéndose declarar desierto el premio; a su vez, se podrán otorgar hasta 3 (tres) menciones especiales.
Anne Sexton: La vida de la bruja
Cuando yo era niña
había una anciana en nuestro barrio
a quien llamábamos La Bruja.
Todo el día espiaba desde su ventana en el
segundo
piso
tras las cortinas arrugadas
y algunas veces abría la ventana
y gritaba: ¡Lárguense de mi vida!
Tenía el pelo como algas
y la voz de una roca.
Ahora pienso en ella algunas veces
y me pregunto si me estoy volviendo ella.
Mis zapatos se curvan hacia arriba como los de un
bufón.
Trozos de mi cabello, mientras escribo esto,
se enroscan como dedos de un pie.
Estoy sacando fuera niños
a cucharadas.
Sólo mis libros me ungen,
y unos pocos amigos,
aquellos que recorren mis venas.
¿Tal vez me estoy volviendo un ermitaño,
y sólo abro la puerta
a ciertos animales?
¿Tal vez mi cráneo está demasiado poblado
y no tiene agujero por el cual
darle sopa?
¿Tal vez he tapado los huecos
para dejar dentro a los dioses?
Tal vez aunque mi corazón
es un gatito de mantequilla,
lo estoy inflando como un zeppelin.
Sí. Esta es la vida de la bruja,
escalando la cuesta primordial,
sueño dentro de un sueño,
y luego aquí sentada
sosteniendo un brasero.
-----------------
The
Witch’s Life
When I
was a child
there
was an old woman in our neighborhood whom we called The Witch.
All
day she peered from her second story
window
from
behind the wrinkled curtains
and
sometimes she would open the window
and
yell: Get out of my life!
She
had hair like kelp
and a
voice like a boulder.
I
think of her sometimes now
and
wonder if I am becoming her.
My
shoes turn up like a jester’s.
Clumps
of my hair, as I write this,
curl
up individually like toes.
I am
shoveling the children out,
scoop
after scoop.
Only
my books anoint me,
and a
few friends,
those
who reach into my veins.
Maybe
I am becoming a hermit,
opening
the door for only
a few
special animals?
Maybe
my skull is too crowded
and it
has no opening through which
to
feed it soup?
Maybe
I have plugged up my sockets
to
keep the gods in?
Maybe,
although my heart
is a
kitten of butter,
I am
blowing it up like a zeppelin.
Yes.
It is the witch’s life,
climbing
the primordial climb,
a
dream within a dream,
then
sitting here
holding
a basket of fire.
De: The Awful Rowing Toward God.
*Versión: Ernesto Hernández Busto.
sábado, julio 25, 2015
Olvido García Valdés: Éste es un ejemplo: se trata de una imagen...
Éste es un ejemplo: se trata de una imagen
del XIII (el XIII con su cúpula), una Virgen
sentada en el jardín, altiva y sola (la única
que yo conozca en su especie). Observen
en el prado las flores esmaltadas,
las hojas, el azul ultramar y el rojo
extraño como un incendio. Observen
su rostro, se llama féretro luminoso
de su puro; a la izquierda, el halcón
anuncia que el alma emprende el vuelo,
al fondo el río, casi un hilo,
se pierde. Es forma la pintura.
Ella hacía ganchillo, puntillas para sábanas, le
resultaban difíciles los gestos por la artrosis, sus largos dedos agudos.
-Éstas de arañas son las más guapas -dice-, son las que más me gustan, aunque
tengo una pena muy grande por el nenín. Un día, antes de caer enfermo, tenía
una araña
roja en la espalda, muy grande, así -y señala con
el puño el tamaño-, casi no podía arrancársela, y después le salieron aquellas
ronchas rojas. Pensé si se habría muerto por eso, pero no, tenía endocarditis
aguda, el médico lo
dijo, como si el corazón se fuera haciendo más
grande cada vez y no cupiera en la caja. Era por la miseria. Yo traía brazadas
de habas a la cocina para deshacerlas allí y con ellas venían arañas. Todo era
trabajar y trabajar-. Se calla, sigue con la aguja y el larguísimo hilo, -¿no
te gustan a
ti?-. Es morena, tiene ojos oscuros de pájaro
desarbolado. El amor, arañas bajo los ojos, féretro de su puro, decía.
Si falla
la memoria, todo quiebra;
Si es escasa, empero,
significa: aquel valle
tan dulce y tan sombrío.
*De Caza nocturna, 1997.
* Olvido
García Valdés, escritora española (Asturias,1950. Poeta, ensayista, traductora,
docente, codirectora de la revista Los
Infolios. Ha publicado decenas de libros.
Etiquetas: Olvido García Valdez
lunes, julio 20, 2015
sábado, julio 18, 2015
Ezra Pound: Canto LXXXI
Gracias Eduardo Silveyra
Lo que amas permanece,
el resto no es nada.
Lo que amas no te será arrebatado.
Lo que amas es tu herencia verdadera.
¿De quién este mundo, mío, de ellos,
o de nadie?
Primero vino lo visible, entonces lo palpable,
el Elíseo, da igual que fuera ante las puertas
del Infierno.
Lo que amas es tu herencia verdadera.
Lo que amas no te será arrebatado.
La hormiga es un centauro en su mundo de dragón.
Humilla tu vanidad, no fue el hombre
quien hizo el valor, el orden o la gracia.
Humilla tu vanidad, humíllala te digo.
Descubre en la naturaleza tu lugar
en invención a escala o verdadero arte.
Humilla tu vanidad,
Paquin, ¡humíllala! El árbol sobrepasa tu
elegancia.
Aduéñate de ti y otros también lo harán.
Humilla tu vanidad.
No eres más que un perro golpeado bajo el
granizo,
sólo una urraca hinchada bajo el sol veleidoso,
medio negra, medio blanca,
y ni siquiera distingues el ala de la cola.
Humilla tu vanidad.
Mezquino es todo tu odio
nutrido por la falsedad.
Humilla tu vanidad,
ansioso en destruir, avaro en caridad.
Humilla tu vanidad,
te digo, humíllala.
*Poeta norteamericano.
Etiquetas: Pound
jueves, julio 16, 2015
Jorge Rivelli: La viuda bizca
viuda bizca
con
menos ojos que rímel se tiró del décimo piso de la calle solís 456
……………………………………………………hablaba
con lord byron en el balcón
……………………………………………………hablaba
del río de la plata……………..
y
su voz fue rociando de nafta el puerto y las piernas…………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
firmó
el acta de defunción del cuerpo vacío………………………………………………….
………………………………………………………………………olvidado
entre las flores
…………………………………………………………………………del
velorio al entierro
…………………………………………………………………………de
los lirios a las margaritas
………………………………………………………………………….de
los fantasmas al silencio
cerró
las ventanas
para
atrapar las voces
esperanza
experiencia
el
héroe
que
dominó las moscas
para
volar o
volar
segundos
para
estrellarse
en
el pavimento
………………………………...la
elección del suicida entre lo pornográfico & la fantasía
…………..lo
hiperreal o la ficción………………………………………………el resto ceguera
...................................................................................................................................
………………………………………si
no saca las manos de mi ventana voy a llamar a los
………………………………….fumadores
bursátiles para que le cuente de la libidinosa
………………………………….viuda
bizca robando discos de caruso en los hogares de
………………………………….ancianos
y fotos de george bancroft donde
encontraba
…………………………………………………………………………………………………………………..
dobló
la pluma de marechal
las
cartas de macedonio
los
ambages de césar
los
vinos de edgard
el
cuerpo de juanele
………………………………………………………..los
hemisferios se disuelven……………..
………………………………………………………..las
manos se secan………………………….
………………………………………………………..la
hoz se come el martillo………………..
………………………………………………………..y
un río me devuelve el deseo………….
…………estamos
en lo alto / estamos en estambul o la cola de la serpiente y el viento de la
estampa de parís cargado de piedras cargado de roma cargado de buenos aires
desangelado una vida + mil dudas o decir…permiso…paso al fondo a la izquierda a
descargar mis muertos…………………………………………….a decir que soy el menos indicado para
marcar la zona de los voluntarios……………………….los que dijeron que hoy se acabó la
historia………
……………………………………………………………………………………………………….te
lluevo otra vez
……………………………………………………………………………………………………….te
lluevo otra vez
……………………………………………………………………………………………………….te
lluevo otra vez
……………allá
voy volando como una cuna vacía como un anca quebrada como un animal muerto de
miedo…………………………………………………………………………allá voy & esperame
………………………………………………cuerpo
que duele & duele esperar la muerte de mi deseo
…………………………………………………..la
hundida carga del vacío…allá con mis padres en el infierno & mis heces en
el paraíso & mis letras flotando en la superficie etérea de la realidad………………………………………..voy
escucho & me persigno………….sigo como un animal en celo cuando todo es
………………………………………………..& te lluevo otra vez
…………………………………………………………………………………………….&
te lluevo otra vez
…………..o
somos esa cáscara de tuñón alimentando la villa alimentando la pérdida no
escrita de los héroes de caseros 1852 de los suicidas y los hambrientos que
revolotean por debajo del cabildo & sus esclavos…………………………………………….que
queda…que queda
…………………………………….si
no el vuelo del piso diez a las diez & un lágrima de consuelo ………………………….sueño
con los colores que nos dio el otoño el 22 de mayo de 1997 …………………………………...el paseo las flores las
hojas secas las hojas escritas la voluntad para caer perdido en el infierno con
virgilio……………………………………………………………….
……………………………………………………………………………………………………………………………..
&
estaba toda manchada de vino
&
estaba toda manchada de odio
&
estaba toda manchada de río
&
estaba toda manchada de roma
&
estaba toda manchada de sangre
&
estaba toda manchada
&
estaba toda manchada
………………………………………………………ayer
volví para tirarme …………………………………..
………………………………………………………siempre
vuelvo para tirarme……………………………
*jorge rivelli (Buenos Aires, 1954) publicó:
un tiempo para matar (1991), movimiento en fuga (1992)-, trompe l’oeil (1994)-, hebra mojada –en colab, con alejandra
mendé (1997)-; matambre (2004)-; las calles terminan en los bares –papel (2005,
premio fondo nacional de las artes 2004)-; platos
de agua / copas de fuego -homenaje a
bukowski-, (2012); a mi primo sergio (el barítono) (2012)-;
baila baco baila (2013)-; manhattan gandhi (2014) . Formó parte de
las antologías: legado de poetas (poesía
social argentina 1956-2006 (2007)- y
poetas & putas (2008)-. De 1999 a
2009 dirigió la revista de poesía omero.
desde el 14 de enero de 2014 produce el blog de poesía caína bella (un poema es una
ciudad) – cainabella.blogspot.com-.
Etiquetas: Jorge Rivelli
lunes, julio 13, 2015
Alicia Genovese: Las mujeres escribimos a la sombra de Sor Juana
http://tiempo.infonews.com/nota/157357/las-mujeres-escribimos-a-la-sombra-de-sor-juana
"Las mujeres escribimos a la sombra de Sor Juana"
Alicia Genovese, ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz, escribió a mediados de los '90 La doble voz: poetas argentinas contemporáneas que acaba de reeditar Eduvim. Un diálogo sobre la condición femenina y la escritura.
Ver el conflicto con el lenguaje y con el espacio social de enunciación en la obra poética de cinco mujeres. Pero ver también cómo, cada una a su manera resuelve ese conflicto a través de sus textos. Eso fue lo que indagó Alicia Genovese a mediados de los '90 a través de los trabajos de Irene Gruss, Tamara Kamenszain, Diana Bellessi, María del Carmen Colombo y Mirta Rosenberg. Inicialmente, fue la tesis del doctorado que cursó en la Universidad de Florida, en Estados Unidos. Después, a mediados de los '90, se convirtió en libro y se llamó La doble voz: poetas argentinas contemporáneas. Si bien hubo en ese momento cierta reticencia por parte de la crítica (nunca ha sido fácil escribir desde una postura orgullosamente feminista y, a la vez, teóricamente rigurosa), el texto fue encontrando sus lectores en la academia y en otros espacios. Por otra parte, las poetas seleccionadas resultan las consagradas de ahora, esas mujeres insoslayables en el momento de construir un panorama actual de la escritura. Así es como La doble voz acaba de ser reeditado por Eduvim, la editorial universitaria de Villa María. De manera paralela, Genovese recibió una noticia que la sitúa a ella en el mismo lugar que sus compañeras de ruta. Porque con su poemario La contingencia (que en nuestro país editará Gog y Magog) obtuvo el Premio Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz en el rubro poesía, que reconoce el trabajo literario de mujeres de lengua española de América Latina y el Caribe. Esta poeta y ensayista es autora de más de diez libros y el año pasado Ruinas Circulares editó su antología personal El río anterior.
-¿Cuál es la exploración que hacés en La contingencia?
-Es un libro cuya escritura comienza en un momento de la intimidad tocado por la pérdida de seres queridos, ligados a mí por lazos entrañables. Es un momento en el que fui encontrando modos de recomponerme y en el camino fue creándose una cercanía con ciertos elementos primordiales de la naturaleza: agua, barro, aire. La contingencia alude a aquello que sucedió y que no era esperable entonces, pero también a aquello que sucede y nos desvía de lo previsible, ese elemento disruptivo que nos otorga lo nuevo. Hace poco, mucho después de que este libro estuviese terminado, leí sobre una nueva tendencia filosófica realista y especulativa, que presta atención justamente a la contingencia, a eso que sucede más allá de nosotros y del repertorio de lo previsible. Leer sobre eso me confirma la idea de que la poesía puede pensar las mismas necesidades de la época desde una percepción distinta. Y como decíamos antes, La doble voz estaba en imprenta cuando me llamaron por teléfono desde México para avisarme que había ganado el Sor Juana Inés de la Cruz. Un premio que me dio mucho orgullo; entre otras cosas, por el nombre.
-¿Por qué?
-Me siento identificada con Sor Juana. Es una mujer que conquistó su lugar de saber en el siglo XVII dando una gran pelea con el mundo patriarcal, que le impedía estudiar. Todas las mujeres que escribimos, lo hacemos a su sombra, por lo menos en Latinoamérica. Además, su poesía es absolutamente erótica y escandalosa, aunque todavía no está suficientemente leída en esa dimensión. La Respuesta a Sor Filotea de la Cruz me parece una pieza maravillosa. El discurso masculino religioso es el centro de su reflexión intelectual en ese texto; la carta está en realidad dirigida al obispo de Puebla, la mayor autoridad religiosa en la Colonia, y en ella cuestiona la palabra bíblica, la sentencia de San Pablo Apóstol que manda a callar a las mujeres en la Iglesia. Hay en la Respuesta una primera voz que intenta mostrarse recatada en su hábito de religiosa, pero no resigna su inteligencia, su sagacidad.
-Esa marca también está presente en un tramo de La doble voz ¿Cómo surgió el libro?
-Tenía que escribir una tesis de doctorado, que inicialmente iba a ser sobre narradoras latinoamericanas. Volví de Estados Unidos a fines de 1989 con toda la investigación y un proyecto aprobado para escribir esa tesis. También volví embarazada de mi hija Cecilia. El asunto es que aquí empecé a reencontrarme con poetas y a escribir poesía, algo que no había hecho en Florida. O sea, no me podía a escribir la tesis porque empecé a estar tomada por la escritura de poesía. Al fin Andrés Avellaneda, mi tutor de tesis –argentino, radicado allá- me dijo que quizás tenía que cambiar de tema. No fue fácil pero finalmente hice una selección de poetas que no fueron ni son las únicas, pero cuya escritura ha demostrado su poder. Y un recorte temporal, desde 1983 a 1993, que abarcaba básicamente diez años a partir del retorno de la democracia.
-¿Cómo definís el concepto de 'doble voz'?
- Considero que en estas cinco mujeres aparece una primera voz que está relacionada con el dominio de la escritura poética, con el oficio de la poesía, que las hace incuestionables como poetas, que incluso las puede asociar con alguna de las tendencias que caracterizan la época. Pero además de esa primera voz, vinculada a un saber hacer, hay una segunda voz que marca un plus en sus textos, una diferencia. Esa segunda voz habla desde una zona "salvaje", inexplorada, no enunciada por la cultura. Esa segunda voz da cuenta también del lugar de enunciación de una mujer escritora. Es decir, desde dónde se para una mujer para escribir. Esa mujer, y sobre todo en esa época tiene que ir en contra del discurso masculino dentro de la literatura y la crítica literaria.
-En el libro también decís: "la doble voz, la segunda voz (...), se gesta precisamente en la situación de enunciación que coloca a una mujer escritora frente a su escritura e indirecta, pero innegablemente, frente a la cultura a la cual pertenece".
-Es que para articular su voz, cada mujer necesita desarticular los significados impuestos en una cultura. Es un discurso contracultural aunque no aparezca enunciado así en los textos poéticos. El solo hecho de que una mujer proyecte su propio deseo ya es contracultural. Porque lo dominante es la cultura patriarcal donde esta voz de mujer es ignorada. Esto se complementa con estrategias de lectura, que son también una forma de resistencia. Recuerdo la importancia que tuvo para las mujeres de mi generación la lectura de Alejandra Pizarnik, uno de los pocos modelos en el que podíamos mirarnos. Esa es la idea de lectura que va haciéndose carne. Una lectura que no sólo incluya a T.S. Eliot, Ezra Pound, William Carlos Williams; o sea, el canon que instalan los muchachos, sino que involucre con la misma potencia y legitimación a Emily Dickinson, Elizabeth Bishop, Sor Juana… -¿Por qué la decisión de trabajar desde una perspectiva feminista?
-Podría haber disfrazado mi enfoque y poner que era un "recorte de género" o ese tipo de eufemismos. Pero quería sentar posición y además ¿por qué negar la fuerza que tiene el discurso feminista que ha permeado y continúa permeando los discursos de la diferencia? Un discurso que puede verse hoy en la calle, a través del "Ni una menos" o en el reclamo por la legalización del aborto. Hoy hablamos de identidades múltiples que no se agotan en lo masculino y lo femenino; en ese sentido, el discurso feminista ha actuado como una matriz para generar esas nuevas discursividades. Al mismo tiempo defendí esa postura sin negar conceptos de la teoría literaria desde Bajtin a Barthes, aunque haciendo reformulaciones.
-O sea que las ideas que trabajaste en su momento, mantienen vigencia aún.
-Sí. Por eso accedí a reeditar el libro tal como se publicó por primera vez. No podía actualizarlo porque eso hubiese significado escribir otro libro. Y es que la obra de cada una de las poetas ha adquirido volumen e intensidad como para no ser ignorada por ningún trazado del canon. En el momento en el que escribo La doble voz hay un riesgo mayor. Se trataba de discutir la construcción del canon y provocar reacomodamientos. «
-Es un libro cuya escritura comienza en un momento de la intimidad tocado por la pérdida de seres queridos, ligados a mí por lazos entrañables. Es un momento en el que fui encontrando modos de recomponerme y en el camino fue creándose una cercanía con ciertos elementos primordiales de la naturaleza: agua, barro, aire. La contingencia alude a aquello que sucedió y que no era esperable entonces, pero también a aquello que sucede y nos desvía de lo previsible, ese elemento disruptivo que nos otorga lo nuevo. Hace poco, mucho después de que este libro estuviese terminado, leí sobre una nueva tendencia filosófica realista y especulativa, que presta atención justamente a la contingencia, a eso que sucede más allá de nosotros y del repertorio de lo previsible. Leer sobre eso me confirma la idea de que la poesía puede pensar las mismas necesidades de la época desde una percepción distinta. Y como decíamos antes, La doble voz estaba en imprenta cuando me llamaron por teléfono desde México para avisarme que había ganado el Sor Juana Inés de la Cruz. Un premio que me dio mucho orgullo; entre otras cosas, por el nombre.
-¿Por qué?
-Me siento identificada con Sor Juana. Es una mujer que conquistó su lugar de saber en el siglo XVII dando una gran pelea con el mundo patriarcal, que le impedía estudiar. Todas las mujeres que escribimos, lo hacemos a su sombra, por lo menos en Latinoamérica. Además, su poesía es absolutamente erótica y escandalosa, aunque todavía no está suficientemente leída en esa dimensión. La Respuesta a Sor Filotea de la Cruz me parece una pieza maravillosa. El discurso masculino religioso es el centro de su reflexión intelectual en ese texto; la carta está en realidad dirigida al obispo de Puebla, la mayor autoridad religiosa en la Colonia, y en ella cuestiona la palabra bíblica, la sentencia de San Pablo Apóstol que manda a callar a las mujeres en la Iglesia. Hay en la Respuesta una primera voz que intenta mostrarse recatada en su hábito de religiosa, pero no resigna su inteligencia, su sagacidad.
-Esa marca también está presente en un tramo de La doble voz ¿Cómo surgió el libro?
-Tenía que escribir una tesis de doctorado, que inicialmente iba a ser sobre narradoras latinoamericanas. Volví de Estados Unidos a fines de 1989 con toda la investigación y un proyecto aprobado para escribir esa tesis. También volví embarazada de mi hija Cecilia. El asunto es que aquí empecé a reencontrarme con poetas y a escribir poesía, algo que no había hecho en Florida. O sea, no me podía a escribir la tesis porque empecé a estar tomada por la escritura de poesía. Al fin Andrés Avellaneda, mi tutor de tesis –argentino, radicado allá- me dijo que quizás tenía que cambiar de tema. No fue fácil pero finalmente hice una selección de poetas que no fueron ni son las únicas, pero cuya escritura ha demostrado su poder. Y un recorte temporal, desde 1983 a 1993, que abarcaba básicamente diez años a partir del retorno de la democracia.
-¿Cómo definís el concepto de 'doble voz'?
- Considero que en estas cinco mujeres aparece una primera voz que está relacionada con el dominio de la escritura poética, con el oficio de la poesía, que las hace incuestionables como poetas, que incluso las puede asociar con alguna de las tendencias que caracterizan la época. Pero además de esa primera voz, vinculada a un saber hacer, hay una segunda voz que marca un plus en sus textos, una diferencia. Esa segunda voz habla desde una zona "salvaje", inexplorada, no enunciada por la cultura. Esa segunda voz da cuenta también del lugar de enunciación de una mujer escritora. Es decir, desde dónde se para una mujer para escribir. Esa mujer, y sobre todo en esa época tiene que ir en contra del discurso masculino dentro de la literatura y la crítica literaria.
-En el libro también decís: "la doble voz, la segunda voz (...), se gesta precisamente en la situación de enunciación que coloca a una mujer escritora frente a su escritura e indirecta, pero innegablemente, frente a la cultura a la cual pertenece".
-Es que para articular su voz, cada mujer necesita desarticular los significados impuestos en una cultura. Es un discurso contracultural aunque no aparezca enunciado así en los textos poéticos. El solo hecho de que una mujer proyecte su propio deseo ya es contracultural. Porque lo dominante es la cultura patriarcal donde esta voz de mujer es ignorada. Esto se complementa con estrategias de lectura, que son también una forma de resistencia. Recuerdo la importancia que tuvo para las mujeres de mi generación la lectura de Alejandra Pizarnik, uno de los pocos modelos en el que podíamos mirarnos. Esa es la idea de lectura que va haciéndose carne. Una lectura que no sólo incluya a T.S. Eliot, Ezra Pound, William Carlos Williams; o sea, el canon que instalan los muchachos, sino que involucre con la misma potencia y legitimación a Emily Dickinson, Elizabeth Bishop, Sor Juana… -¿Por qué la decisión de trabajar desde una perspectiva feminista?
-Podría haber disfrazado mi enfoque y poner que era un "recorte de género" o ese tipo de eufemismos. Pero quería sentar posición y además ¿por qué negar la fuerza que tiene el discurso feminista que ha permeado y continúa permeando los discursos de la diferencia? Un discurso que puede verse hoy en la calle, a través del "Ni una menos" o en el reclamo por la legalización del aborto. Hoy hablamos de identidades múltiples que no se agotan en lo masculino y lo femenino; en ese sentido, el discurso feminista ha actuado como una matriz para generar esas nuevas discursividades. Al mismo tiempo defendí esa postura sin negar conceptos de la teoría literaria desde Bajtin a Barthes, aunque haciendo reformulaciones.
-O sea que las ideas que trabajaste en su momento, mantienen vigencia aún.
-Sí. Por eso accedí a reeditar el libro tal como se publicó por primera vez. No podía actualizarlo porque eso hubiese significado escribir otro libro. Y es que la obra de cada una de las poetas ha adquirido volumen e intensidad como para no ser ignorada por ningún trazado del canon. En el momento en el que escribo La doble voz hay un riesgo mayor. Se trataba de discutir la construcción del canon y provocar reacomodamientos. «
Etiquetas: Alicia Genovese- Colombo
sábado, julio 11, 2015
Armonía Somers: El hombre del túnel*
Iba saliendo de
aquel maldito caño -un tubo de cemento de no más de cincuenta centímetros de
diámetro en el que había tenido el coraje de meterme para atravesar la
carretera- cuando lo conocí. Contaba entonces siete años. Eso explicará por
qué, si es que se puede cruzar normalmente una senda, alguien pensara en la
angosta alcantarilla como vía. Y que todo el sacrificio de aquel pasaje
inaudito, agravado por la curva de la bóveda, fuese para nada, absolutamente
para y por nada.
Reptando a duras
penas, oliendo con todos los poros el vaho pútrido de la resaca adherida a la
superficie, logré alcanzar la mitad del tubo. Fue en ese preciso punto de
caramelo de la idiotez cuando sucedieron varias cosas, una de ellas
completamente subjetiva: el pensar que pudiera aparecerse de golpe algo
terrorífico, desde víbora a araña, siendo imposible el giro completo del
cuerpo, y debiéndose imaginar la marcha atrás como una persecución frontal por
el monstruo. Entonces, y ya instaurada para siempre la desgracia de la claustrofobia,
se advirtieron estos dos leves indicios compensatorios: ver aproximarse cada
vez más la boca del caño a la punta de mi lengua y vislumbrar los pies de un
hombre, al parecer sentado sobre la hierba, según la posición de sus zapatos.
Es claro que ni por
un momento caí en pensar que era yo quien había estado buceando hacia todo,
sino que las cosas se vendrían de por sí, a fuerza de tanto desearlas. (Dios,
yo nunca te tuve, al menos bajo esa forma de cómoda argolla de donde prenderse
en casos extremos, ni siquiera como la cancelación provisoria del miedo). Así,
solamente asistida por una imagen circular y dos pies desconocidos, fue cómo
llegué a la boca de la alcantarilla, hecha una rana bogando en seco, y exploré
la cosa.
El hombre de las
suelas, gruesas y claveteadas en forma burda, estaba sentado, efectivamente.
Pero no sobre la hierba, sino en una piedra. Vestía de oscuro, llevaba un
bigote caído de retrato antiguo y tenía una ramita verde en la mano.
Mi salida del
agujero no pareció sorprenderlo. Aun sin sacar todo el cuerpo, respirando
fatigosamente y tatuada por la mugre del caño, debí parecerle un gusano del
estiércol que va a tentar suerte al aire de los otros bichos. Pero él no hizo
preguntas, no molestó con los famosos cómo te llamas ni cuántos años con que a
uno lo rematan cuando es chico, y que tantas veces no habrá más remedio que
contestar mostrando la retaguardia en un gesto típico. Si acaso intentó algo
fue sonreír. Pero con una sonrisa de miel que se desborda. Y elaborada al mismo
tiempo con los desechos de su propia soledad, quizás de su propio túnel, como
siempre que la ternura se quede virgen en esta extraña tierra del desencuentro.
Entonces yo emergí
del todo. Es decir, me incorporé enfrentándolo. De nuevo volvió él a echarme
por encima aquel baño total de asentimiento, una especie de connivencia en la
locura que me caló hasta los tiernos huesos.
Nadie en la vida
había sido capaz de sonreírme en tal forma, debí pensar, no sólo completamente
para mí tal una golosina barata cualquiera, sino como si se desplegase un
arcoíris privado en un mundo vacío. Y casi alcancé a retribuírselo. Pero de
pronto ocurre que uno es el hijo de la gran precaución. Hombre raro. Policía
arrestando vagos. Nunca. Cuidado. Eran unas lacónicas expresiones de diccionario
básico, pero que se las traían, como pequeños clavos con la punta hundida en la
masa cerebral y las cabezas afuera haciendo de antenas en todas las direcciones
del riesgo. Malbaraté, pues, el homenaje en cierne y salí a todo correr, cuanto
me permitió e! temblequeo de piernas.
El relato,
balbuceado en medio de la fiebre en que caí estúpidamente, se repitió con
demasía. Y así, sin que nadie se diera cuenta de lo que se estaba haciendo, me
enseñaron que había en este mundo una cosa llamada violación. Algo terrorífico,
según se lograba colegir viendo el asco pegado a las caras como las moscas en
la basura. Pero que si, de acuerdo con mi propia versión del suceso, podría
provenir de aquel hombre distinto que había sonreído para mí desde la piedra,
debía ser otra historia. Violación, hombre dulce. Algo muy sucio de lo que
ellos estarían de vuelta. Pero sin que nada tuviese que ver con mi asunto,
divisible solamente por la unidad o sí mismo, como esos números anárquicos de
la matemática elemental que no se dejan intervenir por otros. Tanto que supuse
que violar a una niña sería como llevársela sobre un colchón de nubes, por
encima de la tierra suspicaz, a un enorme granero celeste sin
techo ni paredes. Y a estarse luego a lo que sucediera.
Así fue cómo la imagen inédita de mi hombre permaneció
inconexa, tierna y desentendida de todo el enredo humano que había provocado.
Detuvieron a unos cuantos vagabundos, y nada. Mi descripción no coincidía nunca
con harapos, piojos, pelo largo, dientes amarillos. Hasta que un día decidí no
hablar más. Me di cuenta de que eran unos idiotas crónicos, pobres palurdos sin
aventura, incapaces de merecer la gracia de un ángel que nos asiste al salir
del caño. Y todo quedó tranquilo. Pero eso no fue sino el prólogo. Él
reapareció muchas veces, se diría que siete, las suficientes para una completa
terrenidad. Y aquí comienza la verdadera historia. El hombre de la acera de
enfrente. El único que asistió a mi muerte. La revelación final del vacío.
Yo vivía entonces en
una buhardilla. La había elegido por no tener nada encima ni a los costados,
una especie de liberación inconsciente del túnel, por si esto fuera saber
sicoanalizarse. Una vez, luego de cierta enfermedad bastante larga, abrí la
ventana para regar unas macetas y lo vi. Sí, lo vi, y era el mismo. Con tantos
años más encima, y no había cambiado ni de edad, ni de traje, ni siquiera de
estilo en el bigote. Se hallaba parado junto a una columna y, aunque nadie
pudiese creerlo, tenía la misma ramita verde de diez o doce años atrás en la
mano. Entonces yo pensé: esta vez será mío. Sólo que su imagen no tendrá
profanadores, no irá a caer en los sucios anales del delito común, al menos
siendo yo quien lo entregue... En ese preciso golpe mental de mi pensamiento,
él levantó la cabeza, desde luego que reconociéndome, y volvió a sonreírme como
en la boca del túnel. (Dios mío, haz que no se pierda de nuevo —dije
agarrándome de la famosa argolla del ruego—. Otros tantos años después del
después no serían lo mismo. Sólo tiempo de bajar a decirle que yo no lo acusé.
Y no únicamente eso, sino todo lo demás, las dulces historias que su presunta
violación había sido capaz de provocar más tarde, en toda soledad que Tú
desparramases bajo el cielo, cuando las horas eran propicias y las uvas
maduraban en sus auténticos veranos...).
Tomé el teléfono y
marqué el número del negocio vecino al lugar donde él había reaparecido.
-Perdone -dije
contrariando mi repugnancia a este tipo de humillaciones- habla la estudiante que
vive en el último piso de enfrente...
-Sí... ¿Y?
-Bueno, usted no lo
podría comprender. Quiero, simplemente, que salga y diga a ese hombre vestido
de oscuro y con una ramita en la mano que está junto a la columna, que la
muchacha que regaba las macetas es aquella misma chiquilla del túnel. Y que ya
baja a encontrarlo, que no vaya a perderse de nuevo a causa de los cinco pisos
que deberá hacer para reunírsele. ¡Corra, se lo suplico!
-Nada más, ¿eh? — se
atrevió a preguntar el tipo.
-Vaya de una vez -le
ordené con una voz que no parecía salir de mis registros- lo espero sin cortar.
¡Es que ya no podrían pasar de nuevo los mismos años, nunca es el mismo tiempo
el que pasa!
Mis incoherencias,
la locura con que le estaría machacando el oído, lo hicieron salir a la calle.
Le observé mirar hacia el punto preciso que yo había indicado, mover la cabeza
negando, y aumentar después el área de reconocimiento. Al cabo de unos
segundos, y mientras yo veía aún al forastero en la misma actitud, volvió con
esta estúpida rendición de noticias:
Oiga, ¿por qué no se guarda las bromas para otro?
Junto a la columna no hay ningún tipo, ni nada que se le parezca. Esto no es un
episodio del hombre invisible, qué diablos...
-¡Bromas las que quiere hacer usted, no yo -le
grité histéricamente- está aún ahí, lo sigo viendo!
-Eso si no agarró las de villadiego al ver que yo
o usted lo habíamos pescado a punto de robarse mi bicicleta, ¿no?
-¡Cállese, pedazo de bruto!
-O las de cruzar la calle, no más -agregó
tomándose confianza- para trepar de cuatro en cuatro a su altillito... Porque
yo siempre pienso que usted duerme ahí demasiado sola y que cualquiera sería
capaz de ir a acompañarla con gusto...
Le corté el chorro
sinfín de la estupidez con que amenazaba inundar el mundo. Y hasta descubrir
quién sabría qué conexiones secretas con los demás, los de aquel tiempo qué se
me había ido perdiendo entre uno y otro año nuevo, llevándose sus caras. Por
breves minutos de marcha atrás, volví a sentir mi aire abanicado por sus
alientos, algunos como el del parto de las flores, pero otros tan iguales al de
esas mismas flores cuando se pudren, que casi hubiera sobornado a la muerte
para que se los arrastrara de nuevo.
Fue entonces cuando
comprendí que jamás, en adelante, debería comunicar a nadie mi mensaje. Todo
era capaz de quedar injuriado en el trayecto por el puente que ellos me
tendían. Y en forma vaga llegué a intuir que ni yo misma estaría libre de caer
en sus fabulaciones, que era necesario liberar también al hombre de mí propio
favor simbólico, tan basto como el de cualquiera.
Cerrado, pues, el
trato definitivo, y mientras él seguía en la misma actitud de contemplación,
sin enterarse siquiera de que el dueño de la bicicleta la sacaba del apoyo de
la columna llevándosela al interior de la tienda, yo salí como una sonámbula
hacia la escalera.
Iría, quizás,
hablando sola, o contraviniendo la velocidad normal, o en ambas cosas a la vez,
cuando la mujer de color indefinido que subía resoplando con un bolso lleno de
provisiones en la mano, se interpuso en mi camino. Ya antes de pretender su
prioridad, se me había hecho presente con un olor como de escoba mojada con que
traía inundado el pasillo. La estaba imaginando en una pata, yéndose a la
oscuridad de la rinconera a colgarse sola por una argollita de hilo sucio que
ella misma se habría atado en la ranura del cuello, cuando persistió en tomarse
toda la anchura del pasaje. Luchábamos por el espacio vital, sin palabras, a
puro instinto de conservar lo más caro, ella su vocación de estropajo, yo la boca
del túnel donde iba a hallar de nuevo algo que me pertenecía, cuando no tuve más
remedio que empujar. Sí, empujar, qué otra cosa. Dos veces no va uno a dejarse
interferir por nadie, mientras hace equilibrios en la cuerda tirante del
destino sobre las pequeñas cabezas de los que miran de abajo.
Y llegó ella primero
que yo, es claro. Cuando la volví a ver en el último descanso, mirándome
fijamente con dos ojos de vidrio entre el desparramo de sus hortalizas, ya era
tarde. El hombre había desaparecido. No diré que para siempre. Mas su
periodicidad, contándose desde mi violación a mi primer crimen, luego a las
otras menudencias de las que él fue también principal testigo, y en las que
siempre los demás actuaban de desencadenantes, se me llevó pedazos de la pobre
vida que nos han dado. Es que uno merodea por años alrededor de ese algo que
nos van a quitar, y luego hasta tiene valor para esperar a que el vino se ponga
viejo. Así, cuando mucho tiempo después cambié las escaleras por ascensor
automático, y nadie supo en el piso de dónde venía la mudanza, casi llegué a
saludar a una mujer parecida a mí que se echaba hacia atrás los cabellos en un
espejo del pasillo. Dios mío, iba a decir ya como alguna otra vez en las
apuradas. Pero recordé de pronto el peor y el mejor de mis trabajos, aquel de
quitarle limpiamente su hombre a una prójima desconocida. Y decidí que mi pelo
ya desvitalizado era una cosa de poca monta para andar a los golpes en la
última puerta en busca de lástima.
Hasta que cierto
atardecer lluvioso, no podría decir cuánto tiempo después, el hombre del túnel
volvió a aparecer en esa y no otra acera de enfrente, con el olfato de un perro
maníaco que anduviera de por vida tras la pieza. Entonces yo decidí que nada en
este mundo podría impedirme ya que me precipitase a su encuentro definitivo.
Estaba así, sin intermediarios de ninguna especie, apretando el botón de la
jaula, cuando vi recostada a la pared la escalera de emergencia.
-Eso es, lo de
siempre -farfullé- la atracción invencible del caño, aunque la senda normal sea
ahora ésta que va y viene verticalmente con su incuestionable eficacia propia.
De pronto, y
mientras la puerta del ascensor se abría de por sí como un sexo acostumbrado,
el pasamanos grasiento de la escalera se me volvió a insinuar con la sugestión
de un fauno tras los árboles. El minuto justo para cerrarse la puerta de nuevo.
Y yo hacia atrás de la memoria, cabalgando en los pasamanos tal como alguien
debió inventarlos para los incipientes orgasmos, que después se apoderan de las
entrañas en sazón, hasta terminar achicándose en los climaterios como trapo
quemado.
-¡Sí! -grité de
golpe, completamente libre ya de toda carga, incluso la de los otros, que
también soportan lo suyo encima.
Aquel sí colgado del
vacío, sin más significación que la de su arrasamiento, se quedó unos instantes
girando en el aire de la caja con otros sí más pequeños que le habían salido de
todo el cuerpo y me acompañaron hasta la puerta. Crucé luego la calle con el
mismo vértigo con que había cabalgado la escalera, ajena a la intención de las
ruedas que se me venían como si el mundo entero hubiese enfilado sus carros en
busca de mis vísceras. Yo estaba sorda y ciega a todo lo que no fuera mi
objetivo, el abrazo consustancial del hombre de la ramita verde que seguía parado
allí, sin edad, omiso ante la obligación de correr como un loco detrás del
tiempo. Fue entonces cuando pude ver fugazmente cómo el violador de criaturas,
el ladrón, el asesino, el que codicia lo que no le fue dado, y el todo lo demás
que puede ser quien ha nacido, abría los brazos hacia mí. Pero en una
protección que no se alcanza si las ruedas de un vehículo llegaron primero. Lo
vi tanto y tan poco que no puedo describirlo. Era como un paisaje tras los
vidrios del tren expreso, con detalles que nunca se conocerán, pero que
igualmente aterciopelan la piel o la erizan de punta a punta.
-Gracias por la
invención de las siete caídas -alcancé a decirle viendo rodar mi lengua como
una flor monopétala sobre el pavimento.
Entré así otra vez
en el túnel. Un agujero negro bárbaramente excavado en la roca infinita. Y a
sus innumerables salidas, siempre una piedra puesta de través cerca de la boca.
Pero ya sin el hombre. O la consagración del absoluto y desesperado vacío.
*Armonía Somers. Escritora uruguaya. Cuento de La rebelión de la flor, Antología personal
El Cuenco de Plata, 2009. Cuento para confesar y morir
Etiquetas: Armonía Somers
viernes, julio 10, 2015
Concepción Bertone en Letras & Música
Este sábado 11/7, a las 20:30, para disfrutar de una noche de poesía, narrativa y música en vivo en la cooperativa MU (Hipólito Yrigoyen 1440 CABA), un lugar muy cálido donde se está llevando a cabo LETRAS & MÚSICA este año.
Invitados: Poesía: CONCEPCIÓN BERTONE - ALBERTO BOCO
Narrativa: JUAN CARLOS ESCOBAR RIVERA
Narración oral: LILI MEIER
Música en vivo: PAULI GARNIER - GABY GAPEvento a la gorra.
Etiquetas: Concepción Bertone:
jueves, julio 09, 2015
martes, julio 07, 2015
sábado, julio 04, 2015
España: ¡Justicia poética ya!
Extractado del blog: "Justicia poética ya!
"Lo siento, la poesía femenina en España no está a la altura de la masculina. No hay mujeres poetas comparables a lo que suponen en la novela Ana María Matute o Martín Gaite (...). Desde la generación del 98 y todo el siglo XX no hay ninguna gran poeta, ninguna (...). Hay muchas que están bien, como Elena Medel, pero no se la puede considerar, por una Medel hay cinco hombres equivalentes".
Estas declaraciones de Jesús García Sánchez –más conocido como Chus Visor– fueron publicadas el 25 de junio de 2015 en el suplemento‘El Cultural’ del diario El Mundo.
Dado que Jesús García Sánchez es el editor y propietario de Visor Libros, uno de los sellos de poesía más importantes de España desde hace 45 años, y el primero en distribución en Hispanoamérica; que el editor participa como miembro del jurado de numerosos premios de poesía (*) concedidos por instituciones públicas, cuya dotación se paga con el dinero de los impuestos de la ciudadanía; y que dichas instituciones tienen acordada con Jesús García Sánchez la publicación en su editorial de los libros ganadores, consideramos:
Que el criterio de este editor merma la igualdad de oportunidades para las mujeres poetas en la consecución de premios sustentados por fondos públicos y consecuentes publicaciones y, por tanto, debería invalidarlo para el papel de miembro de cualquier jurado de premios de esta índole.
La cuestión no es menor si se tiene en cuenta que, en el pasado, opiniones como las del editor de Visor han conducido a que la historia de la literatura invisibilice la creación de autoras cuya obra es de calidad igual o superior a la de muchos autores omnipresentes en libros de texto, reconocimientos y nombres de calles o escuelas.
También si se considera que las mujeres poetas han sufrido y sufren actualmente en la literatura similar discriminación a la que se produce en todos los ámbitos del arte, la cultura y la educación, perpetuando la injusticia de un canon excluyente que no refleja la realidad de la creación contemporánea.
De hecho, es el mismo criterio de Jesús García Sánchez el que explica que sólo el 15% de los libros de poesía y el 30% de los de narrativa, publicados en español, estén escritos por mujeres; que, de los 52 Premios Nacionales de Poesía que se han concedido en España hasta ahora, sólo cuatro hayan sido otorgados a mujeres. A lo que se añade que, una vez publicados, esos libros apenas reciben la atención de la crítica. En lo que a la poesía respecta, sólo hay que echar un vistazo a las antologías para confirmar que la presencia de mujeres es ínfima (no sobrepasa el 8%).
Y eso a pesar de que lo más importante que ha sucedido en la poesía española de las últimas décadas ha sido la irrupción de una gran cantidad de poetas mujeres, con una fuerza, una ambición y una profundidad en su discurso poético como nunca se había conocido antes. Es más, se podría afirmar que esa saludable presencia de las mujeres poetas es el acontecimiento más importante que ha sucedido en las letras españolas desde la Generación del 27, generación en la que ya había grandes mujeres poetas, pioneras que también fueron entonces silenciadas.
Las palabras de Jesús García Sánchez, en definitiva, ayudan a borrar de la Historia a poetas imprescindibles para comprender la cultura española, como son (y sólo citamos a algunas de finales del siglo XIX y del siglo XX) Rosalía de Castro, Concha Espina, Rosa Chacel, Concha Méndez, Ángela Figuera, María Zambrano, Carmen Conde, Gloria Fuertes, Ana María Moix…
La consecuencia más perversa de esta discriminación es la ausencia de las mujeres en los libros de texto: no sólo se expropia a las mujeres su legítimo derecho a ser reconocidas como creadoras, como parte generadora de Historia y de pensamiento, sino que se educa a las generaciones futuras en la ignorancia de que existe una genealogía y una tradición que les pertenece y que les es usurpada.
Nuestro tiempo ya no permite tal expolio humano y cultural. La experiencia de la poesía, de la cultura en todas sus manifestaciones, no puede seguir siendo sólo la experiencia que refleja una mitad del mundo. Hacer entrega a los jóvenes de una herencia sesgada dinamita las bases de una sociedad que se dice democrática.
Por todo, pedimos a las instituciones públicas que estén a la altura de una época en la que el sexismo es un insulto a la dignidad de toda la ciudadanía, y tomen medidas como:
1. No contar con ningún miembro de jurado de premios públicos de poesía con un criterio clara y públicamente sesgado contra la poesía escrita por mujeres, pues tal contratación iría en contra del artículo 14 de la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.
2. Asegurar que intereses del negocio editorial no rigen el destino de los fondos públicos, pues eso puede ir en detrimento de la transparencia y la justicia de la concesión de dichos galardones.
3. Que asuman, con los aquí firmantes, la reivindicación de una justicia poética e histórica, a favor de la poesía escrita por mujeres.
Consideramos que estas acciones favorecerían que voces como la de este editor ya no sean más que el eco, cada vez más lejano, de otra época, de otras letras.
Las personas firmantes de este comunicado no reclamamos cuotas; aspiramos a que haya transparencia en la concesión de premios con fondos públicos, paridad en los jurados que los otorgan y rotación de sus componentes. ¡Justicia poética ya!
(*) En todos los premios de poesía que se detallan a continuación, y en ocasiones durante más de un cuarto de siglo, Chus Visor ha formado parte del Jurado, aunque no esté expresamente señalado en las bases: Emilio Alarcos, Principado de Asturias (7.200€); Fray Luis de León, Diputación de Cuenca (6.000€); Generación del 27, Diputación de Málaga (15.000€); Tiflos, ONCE (6.000€); Internacional de Poesía Hermanos Argensola, Ayuntamiento de Barbastro, Huesca (6.000€); Ciudad de Burgos, Ayuntamiento de Burgos (7.200€); Ciudad de Melilla, Ciudad Autónoma de Melilla (18.000€); Jaime Gil de Biedma, Diputación de Segovia (13.000€); Premios del Tren, Fundación de los Ferrocarriles Españoles (6.000, 3.000 y 500€). Casa de América de Poesía Americana, Casa de América en Madrid (3.000€): Casa de América es la única institución oficial en España que se ocupa en exclusiva de las relaciones entre España y el resto de los países iberoamericanos. Financiada mayoritariamente por fondos públicos del Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Relaciones Exteriores, así como por un consorcio de empresas españoles con intereses en la región. Chus Visor dirige la revista ‘La Estafeta del Viento’ de Casa de América. Visor Libros publica la colección La Estafeta del Viento: 17 antologías “La poesía del siglo XX”, de 17 países americanos.
* EL MANIFIESTO 'JUSTICIA POÉTICA ¡YA!' HA SIDO PUBLICADO A MODO DE PETICIÓN PÚBLICA EN LA WEB CHANGE.ORG. PULSA AQUÍ PARA FIRMAR ESTA PETICIÓN.
* LISTADO DE ADHESIONES DE PERSONAS DEL MUNDO DE LA CULTURA AL MANIFIESTO 'JUSTICIA POÉTICA ¡YA!' (SI QUIERES PARTICIPAR ESCRIBE A genialogias@gmail.com INDICANDO TU NOMBRE, APELLIDO Y DEDICACIÓN. EL LISTADO DE FIRMAS SE IRÁ ACTUALIZANDO A DIARIO).