viernes, septiembre 30, 2011

Miguel Ángel Bustos traduce a Paul Claudel

En el día del traductor

La traducción al español del poema de Paul Claudel que transcribimos a continuación pertenece al poeta argentino Miguel Ángel Bustos; figura en uno de sus tantos cuadernos que Bustos inició hacia fines de los años '60, principios de la décad siguiente; este poema en particular lleva una etiqueta que dice "Fragmentos, año 1970". El entusiasmo de Bustos por este poema lo dejó impreso en el tomo de Claudel; allí, al pie del texto anotó "extraordinario". 

La virgen de Brangus

Estoy a sus pies y ruego.
Pero en ella no hay señal de que mire, que
escuche.
Ella se ilumina.
Así como el agua calma y pura se ilumina.
El que me oye es el niño que lleva en su brazo
izquierdo. Su oído que giró hacia mi lugar.
Late su corazón...
Y es prueba que late la larga mano de la
madre debajo alargada y que lo ensancha.
Ella lo oye oírme.
Pero la mano del niño también reposa en el
brazo de su madre.
Sobre la arteria maternal.
La Virgen de Brangus es una Virgen que funciona.
Me he introducido en su sistema en pleno funcio-
namiento. 

* Extractado de Miguel Ángel Bustos Prosa (1960-1976), Ediciones del CCC, Buenos Aires.

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Miguel Ángel Bustos: Filmpoema II


¿Qué es la imagen sino el movimiento "siempre andando", agua de un mar a otro mar, átomo de la palabra?

Nuestras palabras las tallamos en el taller, el material lo conseguimos sin saber cómo, en la calle, sufriendo, riendo; taller y material pueden estar contenidos y maduros en un minuto o cinco años.

Todo depende de velocidad, peso y ritmo.

Ahora bien, una imagen nos roza el ojo izquierdo y ce polvorienta en la lengua -AGRIA; duerme en la lengua, la tragamos. Necesario fue que casi la olvidáramos para que se fundiera en aquella palabra que nos dolió tanto. Sube la palabra sin polvo, unida a algo elástico y vivo. Este fluir construyendo, esta imaginería, este fenómeno, se podría realizar ante los ojos de la gente como yo me lo realizo ante mis propios ojos. Si nos hiciéramos instrumentos del fenómeno poético y dibujáramos sobre un película lo que nos sucede cuando escribimos, no explicáramos; tendríamos que ser mudos en cuanto a explicación se refiere; como una pluma choca contra la frente, cae, nos desborda la boca, se hunde lejos y ya no es pluma nada, es nieve, hombro, axila suave, piel con piel, y vuelve hecha a la boca, cae en las manos: darle años, hacer eterno este pan junto al mar.

Lograríamos de esta forma tal vez, "dibujar" el fenómeno poético, capturaríamos quizá llevándolo adentro nuestro, a nuestros ojos a que mire con nosotros cómo se hace un poema, al público esa novia.

Tenemos que saber que, imaginar par que lo imaginen simultáneamente con nosotros, no es desarrollar ni operar. El agua cuando se hace ola no habla ni explica nada, salta. Y el mar tal vez nos está demostrando cosas y nosotros lo comprendemos. Así tiene que ser dado este filmpoema. Lograr que nuestro ojo asaltante suba a la pantalla y comience a escribir su poema.

Y la gente entienda todo lo que trae la palabra agua –sangre- piedra-niño- desnuda- sombra. Y siga, ¿ves aquella línea que se duerme, ves?, aquella esfera que cae, las piedras, las espaldas cansadas.

Hasta que comience a sentir la esfera, la espalda, la sangre, la piedra. Y sepa por qué esta línea arrebató la esfera y la engulló con un tono bajo de guitarra. Comenzará a construir dibujando con nosotros el poema. ¿Para qué, entonces, la palabra que no sea poema, la palabra que explique, si ya se está dando puro y desnudo el poema con su imagen “hablando” en imágenes?

Escribo sobre medios técnicos en la poesía. Los nuevos planos que tiene que explorar. Los nuevos espacios de dolor. Los nuevos colores.

(…)

Véase: Miguel Ángel Bustos: Prosa 1960-1976. Ediciones del CCC, Buenos Aires.

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Miguel Ángel Bustos: Filmpoema (o cortometraje del crecimiento de un poema)

Preliminar (1)


Comenzados en 1960, interrumpidos por espacio de casi seis años, reanudo estos escritos con el único objeto de dar una guía,(2) un poema-guía que ayude en el sendero de tinieblas que lleva al infierno verbal.


Quiero que este libro sea como el gua que para correr se manifiesta. El agua no explica absolutamente nada. Es tema, forma y contenido en sí misma. Humedece, sumerge incorpora a su cuerpo ilimitado objeto y sujeto. Es decir, se ahoga y ahoga a otro.

Un poema es agua. Por el río de la saliva sube, alza la memoria, la visión, la epifanía de los Cielos. Escribo con el agua intemporal de los hombres.


(1) Nota manuscrita adosada al cuerpo del trabajo.
(2) "Pues hallo incompleto el acercarse al poema sin un conocimiento de la Patria Eidética de la cual es natural dicho poema. El pragma verbal es el poema realizado (tinta o lápiz y realidad  son materias primas para la formación corporal del poema). Pero si nos hundimos, vivimos el verbo, llegamos inevitablemente al espacio esencial en donde puro, virgen, innato, espera el poema." (Cita del autor.)
(3) Véase: Miguel Ángel Bustos: Prosa 1960-1976. Ediciones del CCC, Buenos Aires.


*Continúa en próximo post de este blog

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Miguel Ángel Bustos: Los patios del tigre

El tigre, aquel espejo del
odio y el espanto.
von Jöcker, siglo XVIII

Fueron siempre los pájaros los que anduvieron en los patios de mi infancia.
A la claridad del canario se sumó el gritito entrecortado del calafate, el vuelo diminuto de los bengalíes. Algún mono hubo, pero fue efímero.
Agregaba mi abuelo a la magia reinante sus oros de Gran Maestro. Sus libros que, de a poco, fueron siendo mis pájaros.
Un tío viajó y en una gran jaula trajo un tigre. Lo aseguraron a una cadena y esperaron que lo viera.
Su garganta me llamó; aparecí.
El espanto y la maravilla me helaron.
Desde ese día los patios dejaron de ser tales. Fueron selvas de mármol y mosaicos gastados en donde el terror habitaba.
Era feliz. Tocaba el misterio a diario y no desaparecía. Me acostumbré ávidamente a lo extraño. Cuando alguien ordenó su encierro en el Zoológico, lloré.
Entonces comenzaron mis fugaces visitas; temblaba cerca de su jaula. Su rugido era música tristísima para mí. Le imploraba a su memoria de fiera el recuerdo.
El día en que me fui a despedir de él para siempre me olió, detuvo su andar en círculos. Una sombra humana le cruzó la mirada. Intenté tocarlo. El griterío prudente me clavó en el piso.
Pensé un adiós, suavemente me marché. Más tarde supe de su muerte. Su carne fantástica se juntó en el polvo a otras carnes.
He crecido. Guardo de mi infancia sus huesos en mi alma, los libros en mi sangre.
Pero cuando llegue el fin y me miren los ojos que aún no he visto, pienso que será el tigre incierto de la locura el que me lleve tanteando a la nada, aquel tigre de titubeo y delirio del suicidio que en su boca me ahogará clamando.
O tal vez mi viejo tigre, rayado por la piedad, quiera devorarme como a un niño.


*De "Fragmentos fantásticos", en Visión de los hijos del mal. Ediciones Argonauta, Buenos Aires. 

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jueves, septiembre 29, 2011

Bruno Schulz: El señor Karol


Los sábados por la tarde, mi tío Karol –trasnochador episódico– se dirigía andando hasta el balneario, que distaba a una hora de camino de la ciudad, para visitar a su mujer y a los niños que pasaban allí el verano.


Desde la partida de su esposa, la casa no se había vuelto a limpiar y la cama permanecía siempre deshecha. El señor Karol llegaba a casa ya muy entrada la noche, extenuado por sus correrías nocturnas a las que le incitaban aquellos días tórridos y vacíos. Las sábanas arrugadas, en desorden, eran entonces para él como un puerto, una isla salvadora en la que encallaba sin fuerzas, náufrago a la deriva durante días y noches por un mar proceloso.

A tientas, en la oscuridad, se hundía entre las colinas blancas, las cordilleras y montones de plumas tibias, y así dormía, hacia un rumbo desconocido, del revés, cabeza abajo, hundido en la suave pulpa del edredón, como si quisiese atravesar mientras dormía los macizos poderosos de la ropa de cama, que crecían en la noche. Luchaba contra ellos en su sueño, como un nadador con el agua; los aplastaba con todo su cuerpo, se hundía allí como en una gran artesa de pasta cremosa, y se despertaba en el ceniciento amanecer, jadeante, empapado de sudor, arrojado a la orilla de aquella marea blanca, que no había podido domar en el transcurso de las violentas refriegas nocturnas.

Aún a medio dormir, permanecía un momento suspendido en el borde de la noche, respirando ávidamente, mientras que las sábanas crecían en torno a él, hinchaban y fermentaban, cubriéndolo de nuevo con un desprendimiento de pasta densa y blanquecina. Dormía hasta muy entrada la mañana; las almohadas formaban una gran planicie blanca por la que transcurría al fin su sueño apaciguado. Por esos caminos poco a poco volvía en sí, y al día, y a la realidad, y finalmente acababa abriendo los ojos como un pasajero somnoliento cuando el tren se detiene en una estación.

La habitación estaba sumida en una penumbra rancia, en la que se respiraba el poso de muchos días de soledad y silencio. Solamente bullía en la ventana un enjambre de moscas matinales, y los estores ardían, deslumbrantes. Al bostezar, el señor Karol arrojaba de su cuerpo, de las cavidades más profundas los restos del día anterior. Aquellos bostezos lo sacudían como convulsiones, como si se vaciase hasta los miasmas. Y así se desprendía de la arena, del peso no digerido del día anterior.

Habiéndose aliviado de ese modo, ya más libre, anotaba en su agenda los gastos, calculaba y soñaba. Después permanecía tumbado, inmóvil, con la mirada turbia, de ojos saltones y húmedos, color de agua. En la penumbra glauca de la habitación, sólo iluminada por el día que filtraban las cortinas, sus pupilas reflejaban todos los objetos brillantes, como pequeños espejos: las manchas blancas del sol en torno a la ventana, el rectángulo dorado de los estores; reflejaban toda la habitación como si fuesen una gota de agua, sin omitir el silencio de las alfombras y de las sillas vacías.

Mientras tanto, en el exterior el día bordoneaba, cada vez más resplandeciente; el sol enloquecía a las moscas. La ventana no podía contener aquel incendio blanco, luminosas reverberaciones recorrían las cortinas.

Entonces se arrastraba fuera de las sábanas y permanecía, por un instante, sentado al borde de la cama, quejándose maquinalmente. Cerca de la cuarentena, su cuerpo comenzaba a engordar. En aquel organismo hinchado de grasa, extenuado por los abusos sexuales pero aún lleno de jugos, parecía que su destino futuro maduraba poco a poco en el silencio.

Mientras que se abandonaba a ese entumecimiento vegetal, reducido a su sola circulación y respiración, a la pulsación profunda de sus jugos, crecía en el interior de su cuerpo, sudoroso y cubierto de vello en distintas partes, un futuro indescifrable, sin expresar; una excrecencia monstruosa y fantástica que aumentaba en una latitud desconocida.

Mas, no se asustaba, pues se sentía ya idéntico a esa cosa extraña e inmensa que debía acontecer, y crecía con ella sin resistencia, en una comunión insólita, paralizado por un tranquilo horror, reconociéndose en la formidable exuberancia que surgía ante su mirada interior. Con uno de sus ojos veía entonces tenuemente otra realidad, como queriendo alejarse hacia otra dimensión.

Saliendo de su ensimismamiento encontraba de nuevo sus pasos perdidos y lejanos, y, entonces, volvía en sí y al momento presente; veía sus pies sobre la alfombra, gordos, blancos y delicados como los de una mujer; se quitaba poco a poco los gemelos dorados de la camisa. Después iba a la cocina, hallaba en un rincón sombrío un balde de agua –círculo de un espejo silencioso y vigilante que lo esperaba allí–, único ser vivo y consciente en la casa desierta. Entonces vertía el agua en la palangana y con su piel probaba su humedad insípida y estancada.

Se aseaba larga y cuidadosamente, intercalando pausas entre las diferentes manipulaciones que llevaba a cabo.

La casa dejada al abandono no reconocía en él a su dueño, los muebles y las paredes lo escrutaban con una muda desaprobación. Al entrar en su silencio se sentía como un intruso en el corazón de aquel reino hundido donde transcurría otro tiempo, un tiempo diferente. Tomaba precauciones de ladrón para abrir sus propios cajones, andaba de puntillas por temor a despertar un eco ruidoso, exagerado e irritable, que esperaba el menor pretexto para estallar.

Y, finalmente, cuando yendo de un armario a otro, encontraba todas las prendas de vestir necesarias y daba por acabado su aseo en medio de aquellos muebles, que, con aire ausente, lo soportaban en silencio, cuando ya al fin estaba preparado, a punto de salir, con el sombrero en la mano, se sentía molesto por no poder encontrar, en el último momento, la palabra capaz de quebrar aquel mutismo hostil, y entonces se dirigía lentamente hacia la puerta, resignado, cabizbajo, mientras que en el otro sentido, hacia el fondo del espejo, alguien que le daba la espalda para siempre se alejaba sin prisa a través de una fila de habitaciones que nunca existieron. 

Bruno Schulz: El señor Karol. Las tiendas de color canela. Maldoror. Traducc.: Jorge Segovia y Violetta Beck.

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martes, septiembre 27, 2011

Hilda Doolittle (H.D.): De "El florecimiento de la vara", Trilogía


4

Gansos azules, gansos blancos, se puede decir,
sí, conozco esta dualidad, esta doble nostalgia;

conozco el anhelo insaciable,
en invierno, de la sombra de la palmera.

Y de la arena y de objetos calcinados de los que lleva el mar;
pero en verano, cuando miro

la ola hasta que su borde de espuma
toca la arena caliente y al instante

se desvanece como nieve en el ecuador,
gritaría, quédate, quédate,

y recuerdo entonces la delicada y resistente escarcha
y su forma en el amanecer del invierno;

bajo el sol caliente del mediodía, pienso en el gris
iridiscente del amanecer invernal; cuando la ola

se quema sobre  las conchillas, pienso,
eres menos bella que la escarcha;

pero es verdad también que ruego,
oh  dadme el azul ardiente

y las algas marinas calcinadas y quebradizas
sobre la línea de la marea

cuando me detengo aún insatisfecha,
bajo la larga sombra del pino sobre la nieve.


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lunes, septiembre 26, 2011

San Agustín: El tiempo: "si nadie me lo pregunta..."


(...) ¿Qué es, pues, el tiempo? ¿Quién podrá explicar esto fácil y brevemente? ¿Quién podrá comprenderlo con el pensamiento, para hablar luego de él? Y, sin embargo, ¿qué cosa más familiar y conocida mentamos en nuestras conversaciones que el tiempo? Y cuando hablamos de él, sabemos sin duda qué es, como sabemos o entendemos lo que es cuando lo oímos pronunciar a otro. ¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé. Lo que sí digo sin vacilación es que sé que si nada pasase no habría tiempo pasado; y si nada sucediese, no habría tiempo futuro; y si nada existiese, no habría tiempo presente. Pero aquellos dos tiempos, pretérito y futuro, ¿cómo pueden ser, si el pretérito ya no es él y el futuro todavía no es? Y en cuanto al presente, si fuese siempre presente y no pasase a ser pretérito, ya no sería tiempo, sino eternidad. Si, pues, el presente, para ser tiempo es necesario que pase a ser pretérito, ¿cómo decimos que existe éste, cuya causa o razón de ser está en dejar de ser, de tal modo que no podemos decir con verdad que existe el tiempo sino en cuanto tiende a no ser? (...)."


*Confesiones, Libro XII.

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domingo, septiembre 25, 2011

Bruno Schulz: Tiempo de doble vía



"Los sucesos ordinarios están alineados en el tiempo, permanecen enhebrados en su curso como en un hilo. Allí tienen sus antecedentes y sus consecuencias que, apretujándose, se pisan los talones sin parar, sin cesar. Esto también tiene su importancia en la narración ya que su alma es la sucesión y la continuidad.
Mas, ¿qué hacer con los acontecimientos que no tienen su propio lugar en el tiempo, los acontecimientos que llegaron demasiado tarde, cuando el tiempo ya había sido distribuido, compartido, descompuesto, y ahora se hallan suspendidos, no clasificados, flotando en el aire desamparados y errantes? ¿Acaso el tiempo es demasiado insignificante para todos los sucesos? ¿Es posible que todas las localidades del tiempo fuesen vendidas? Preocupados, corremos a lo largo del tren de sucesos preparándonos para el viaje. Por el amor de Dios, ¿acaso no hay aquí venta de billetes para el tiempo?… ¡Señor revisor!
¡Calma! Sin pánico, lo arreglaremos calladamente con nuestros propios medios.
¿Habrá oído hablar el lector de los carriles paralelos del tiempo en el tiempo de doble vía?
Sí, existen ramificaciones del tiempo, en verdad algo ilegales y problemáticas, que llevan un contrabando semejante al nuestro, ese acontecimiento fuera de lugar, inclasificable, y uno no puede mostrarse demasiado exigente.
Intentemos, pues, encontrar en algún punto de la narración un desvío, un callejón sin salida, para arrojar allí esa historia ilícita. Sin miedo, sucederá imperceptiblemente, el lector no sufrirá ningún trauma. Quien sabe, quizá, mientras estamos hablando de ello, la dudosa maniobra ya ha sido realizada y avanzamos por la vía paralela."

*Fragmento del cuento "La época genial". Ed. Siruela Bolsillo.

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sábado, septiembre 24, 2011

San Pablo: el cuerpo y los miembros*

Porque el cuerpo no es un miembro, sino muchos. 
Si dijere el pie: como no soy mano, no soy del cuerpo, no por eso deja de ser del cuerpo.
Y si dijere la oreja: ya que no soy ojo, no soy del cuerpo, no por eso deja de ser del cuerpo.
Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo oído, dónde estaría el olfato?
(...) Y si todos fueran un miembro, dónde estaría el cuerpo?
Muchos son los miembros, uno, empero, el cuerpo.
El ojo no puede decir a la mano: no te necesito; ni la cabeza a los pies: no os necesito. Más aún: los miembros aparentemente más débiles son los más necesarios, y a los que parecen más viles, los rodeamos de más honor, y a los deshonestos los vestimos con mayor decencia, ya que los decentes no lo necesitan. Y es que Dios formó el cuerpo, dando mayor honor a lo menos noble, para evitar divisiones en el cuerpo y que todos los miembros tengan mutua solicitud. Así si un miembro padece, con él padecen todos los miembros, si un miembro es honrado, todos se gozan.

*De Carta a los Corintios: 12, 26.

Rodrigo Malmsten: Esqueletos transparentes

Espectáculo poético teatral. 
La cita es este jueves a las 22, en Ofelia Casa Teatro, 
Honduras 4761.
No te lo pierdas!

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viernes, septiembre 23, 2011

Alejandra Pizarnik: Canción de las plagas

Como una idiota cruzando la calle
tengo miedo, me río, me saludo en el espejo
con una sábana hedionda,
me corto de raíz,
me escupo, me execro.
Como una santa acosada
por voces angélicas
me hundo en la canción de las plagas
y me vengo, me renuncio,
me silencio, me recuerdo.

*Véase Alejandra Pizarnik, Poesía completa (Lumen, 2004).

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Gabriela De Cicco: Soy la distancia justa...


Soy la distancia justa
que existe entre la sombra
de mi padre y nuestra historia.
La frontera cruzada por gusto
propio cuando no a desgano,
perseguida por ideas
ajenas a mi estado. Piedad
o monotonía familiar que angosta
la forma de parecer a ser
la primera en la vida. Sabiduría
lejana que en versos tristes
confunden al padre
con la hija.
Travestis desdoblados,
va la una sin el
otro en juego que amalgama
la sinuosidad de un gesto,
o la altiva presencia
del que manda; no ya padre,
ni hija. Rey apenas
constituyendo orden provisorio
en historia ajena.


*De su última libro, editado: Queerland, Hipólita Ediciones, 2011.

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Alicia Genovese: Lo leve, lo grave, lo opaco


Presentación del libro Leer poesía. Lo leve, lo grave, lo opaco, 
de Alicia Genovese:
Participan
Horacio Zabaljáuregui
y la autor
a.


A través de los nueve ensayos que componen Leer poesía, Alicia Genovese sitúa el lenguaje poético en el marco de la época, lo contrasta con otros discursos y construye eficaces vías de acceso para precisar sus rasgos característicos y los recursos para su confección.  
Alicia Genovese compone un libro atractivo y estimulante, por fuera de hermetismos y jergas, que abre un espacio de diálogo con los lectores que buscan una aproximación teórica que permita leer y pensar la poesía.
Fondo de Cultura
VIERNES 30 DE SEPTIEMBRE,
a las 19, en 

Librería Eterna Cadencia Honduras 5574,  Buenos Aires





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jueves, septiembre 22, 2011

Festival en Lanús Este


Continúa desarrollándose en la Casa de la Cultura de la localidad de Lanús Este,   Sarmiento 1713,  el Festival de poesía, música y diversas artes. A continuación, detallamos el programa.
                    
 Hoy, JUEVES 22:  Mesa redonda, talleres, charlas: 
                                   
                                   18 a 19: Charla: A 50 años del “Boom” de la literatura                                                                                                                                        Hispanoamericana, por Roxana Palacios.                          

                                    19 a 20:  Taller interactivo: "Encontrando el sentimiento del Tango"  
                                   Coord.:  Antonio Linardi y María Cristina Cassino

VIERNES 23          18 a 19.30: Charla  a cargo del Amauta Luis Sandi Rioja :
                                                   “Transmisión   oral de los Pueblos Originarios”.
                                   Grupo de Sikuris “Lanúsmanta”, dir. Jorge Balanzino

SÁBADO 24:   De 15 a 19: CIERRE  en Plaza Mariano Moreno de Escalada.
                           Av. H.Yrigoyen 6200  R. de Escalada  
                        Canto,  Música, Danza  y Feria de Artesanías
                       
                        15:30: Coro Municipal de Lanús,  dir. Lito Otero
                        16: Canto Popular: Norma Aguirre, grupo folclórico Turay
17: Grupo de Danza “Amerindia”, Dir. Liliana Zuluaga, Marcela Aguilera y sus músicos.
17.30:  Grupo musical “Pasaje Ascasubi”
                        18:  Grupo Chajmay y
                        18:30: grupo Kallpa (música andina)
                        19: Banda Municipal de Jazz.

                                            

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Boca de Sapo

Ya salió el N.º 10 de la revista Boca de Sapo, revista de Literatura, Arte y Pensamiento. No te la pierdas, entrá en esta dirección:

http://www.bocadesapo.com.ar/

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miércoles, septiembre 21, 2011

Olga Orozco, como siempre, en primavera

En abril o en octubre

Abril es el mes más cruel, engendra
lilas de la tierra muerta, mezcla
recuerdo y deseo, despierta
con lluvia primaveral inertes raíces.
T.S.Eliot: La Tierra baldía


¿Qué el más cruel de los meses es abril, es decir nuestro octubre?
¿Sólo porque da brillo a la esperanza y sopla sobre las cenicientas ascuas?
Quizás porque supones que todas las primaveras son perversas,
que humillan agonías y tratan de abatir de un golpe avieso,
de un verdor que despliega su abanico d plumas en un joven alarde,
desdeñoso, insolente,
la rama que no ha muerto,
esa que resistió debajo de la escarcha los castigos del viento,
los menudos puñales de la lluvia y la embestida de la fiera.
Yo, hija de hombre, ya sé desde el principio de mis noches
que toda carne es hierba, y se doblega y cae como paja,
pero si no despierta la hierba sofocada y se alza nuevamente como hierba,
y si el deseo sólo se prolonga en vanas humaredas fantasmales,
no es culpa de tu abril, sino de nuestro agosto que secó toda gloria,
carcomió sin piedad las cortezas del mundo
y sepultó hasta el reino más negro de las sombras las visiones doradas.
Sí, sí, reconozco ese olor de humedad subterránea, de jardín clausurado,
ese sabor de exilio en las arenas de la boca,
el tacto de la nada.
Pero yo, hija de hombre, igual te digo que cuando en un abril o en un octubre,
aunque sea lejano, ya casi como nunca,
abriste por una vez, por un instante, las puertas de tu irrecuperable paraíso
y te invadió la luz de aquella primavera,
aprendiste de una sola mirada la mirada del sol de cada día
que alza su altar también sobre las aguas muertas, sobre la dura tierra,

sobre la hierba seca.

*Del libro Con esta boca, en este mundo. Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1994

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Agenda poética de Setiembre


. Hoy, miércoles, 21 de setiembre, Arrojas, Poesía al Sur: Lectura de Poesía, a las 19.30 en Avda Gral Lamadrid 1001, esquina Irala (Barrio de La Boca). Organizan: Marta Sacco y Zulma Duca.



.  Hoy, miércoles, 21 de septiembre, a las 21.30, en la ciudad de Madrid, Bar La Huelga, Zurita 39: Lectura de poemas de la poeta argentina Noni Benegas. Organiza: El ojo en la Cerradura, coordina el colectivo de poesía: Lavarca Ebria.



. Hoy, miércoles 21 de setiembre, a las 19: Poesía Viva. En Espacio Arte-Bar Lavalle, Lavalle 1693, Buenos Aires. En el cierre, la poeta Susana Murguía presentará un recital de tangos de su autoría.


. Sábado 24 de setiembre, a las 12, en Av. Las Heras y Agüero, Plaza del Lector, Buenos Aires. Convocatoria  Movimiento Poético Mundial. Llevaremos un libro de poesía para donarlo a la Biblioteca Nacional.



. Sábado 24 de setiembre, a las 20, en Pescadores 280, Villa Mercedes, San Luis: PRETEXTOS: Lectura de Poesía con:  Malka VENTIVEGNA, Walter OLGUIN y Fernando OJEDA de la ciudad de San Luis; Marcelo DIAZ de Río IV; Franco GARGIULO de Villa Mercedes; Francisco MARZIONI (santafesino residente en Buenos Aires) y Darío MIRANDA del Taller Literario.

. 27 de setiembre, a las 20, en El Imaginario Cultural, esquina Guardia Vieja y Bulnes, Buenos Aires: Hilos editora presenta El cansancio de los hijos, de la poeta María Mascheroni.  Hablarán del libro los poetas Laura Klein y Mario Nosotti. Performance vocal Patricia Rodríguez. 


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martes, septiembre 20, 2011

Pretextos en Villa Mercedes, San Luis


PRETEXTOS es un Encuentro que tiene lugar mensualmente y que cuenta con la participación de poetas, narradores y amantes de la escritura en general, para intercambiar experiencias creativas y escucharlos leer sus propias producciones. La organización está en manos del Taller Literario de la F.I.C.E.S., y de su coordinador, el poeta Patricio Torne, y del evento han participado escritores que van desde los inéditos hasta los consagrados. 
Los invitados en esta ocasión serán: Malka VENTIVEGNA, Walter OLGUIN y Fernando OJEDA de la ciudad de San Luis; Marcelo DIAZ de Río IV; Franco GARGIULO de Villa Mercedes; Francisco MARZIONI (santafesino residente en Buenos Aires) y Darío MIRANDA del Taller Literario.
La cita es el sábado  24 de septiembre, a las 20, en la sede de la Secretaría Extensión Universitaria, Pescadores 280 -Villa Mercedes- (San Luis).

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Noni Benegas, en El Ojo de la Cerradura


Si andás por Madrid mañana, miércoles, 21 de septiembre, date una vuelta por el Bar La Huelga, Zurita 39, para  escuchar la lectura de la poeta Noni Benegas. La cita es a las 21:30.
Organiza: El ojo en la Cerradura, coordina el colectivo de poesía: Lavarca Ebria.




Esta es la novena convocatoria del ciclo mensual de poesía que se propone arrojar luz sobre el microcosmos íntimo y creativo que se esconde detrás del trabajo de la autora invitada

Pablo Neruda: Al pie desde su niño


EL pie del niño aún no sabe que es pie,
y quiere ser mariposa o manzana.
Pero luego los vidrios y las piedras,
las calles, las escaleras,
y los caminos de la tierra dura
van enseñando al pie que no puede volar,
que no puede ser fruto redondo en una rama.
El pie del niño entonces
fue derrotado, cayó
en la batalla,
fue prisionero,
condenado a vivir en un zapato.
Poco a poco sin luz
fue conociendo el mundo a su manera,
sin conocer el otro pie, encerrado,
explorando la vida como un ciego.
Aquellas suaves uñas
de cuarzo, de racimo,
se endurecieron, se mudaron
en opaca substancia, en cuerno duro,
y los pequeños pétalos del niño
se aplastaron, se desequilibraron,
tomaron formas de reptil sin ojos,
cabezas triangulares de gusano.
Y luego encallecieron,
se cubrieron
con mínimos volcanes de la muerte,
inaceptables endurecimientos.
Pero este ciego anduvo
sin tregua, sin parar
hora tras hora,
el pie y el otro pie,
ahora de hombre
o de mujer,
arriba,
abajo,
por los campos, las minas,
los almacenes y los ministerios,
atrás,
afuera, adentro,
adelante,
este pie trabajó con su zapato,
apenas tuvo tiempo
de estar desnudo en el amor o el sueño,
caminó, caminaron
hasta que el hombre entero se detuvo.
Y entonces a la tierra
bajó y no supo nada,
porque allí todo y todo estaba oscuro,
no supo que había dejado de ser pie,
si lo enterraban para que volara
o para que pudiera
ser manzana.

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lunes, septiembre 19, 2011

Hilda Doolittle (H:D:), subacuática...





"¿Somos pólipos de coral psíquicos? ¿Nos construimos los unos sobre los otros? ¿Acaso yo (subacuática) en las islas Scilly, extendí un tentáculo? ¿He muerto en mi forma de pólipo y dejaré un esqueleto de coral que se mezclará con toda esta guirnalda de coral de mil mentes o con esta isla coralina? Mis experiencias psíquicas fueron subacuáticas?




Véase: Tributo a Freud. Ed. Schapire, Buenos Aires, 1979.

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sábado, septiembre 17, 2011

Hilda Doolitle (H.D.): Había cosas debajo de las cosas...

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(...) Vimos lo que había bajo el tronco pesado. Había una variedad interesante; cositas como hormigas se movían muy rápido; corrían frenéticamente en círculos pero siempre volvían al mismo terrón o al mismo montículo de arcilla. En arroyuelos prolijamente delineados, algunas criaturas blancas se enroscaban. La base del tronco había sido el techode una serie de bolsillos o de tumbas abiertas con prolijidad, semejantes a cámaras sepulcrales aztecas o egipcias, aunque yo no lo sabía. Estas babosas blancas, enroscadas, eran cosas no nacidas. Eran bastante repulsivas, como forúnculos sin abrir. O es posible que no fueran esencialmente repulsivas; deben haber sido larvas sin capullo, deben "madurar" en algún momento. Pero yo solamente las vi, no sabía lo que eran, o lo que podían llegar a ser. Mi hermano y yo nos quedamos boquiabiertos ante esta revelación. Eric miró atentamente las carreras frenéticas de las hormigas; luego volvió el tronco a su lugar con cuidado, tratando de no aplastar a los bichos, de modo de restaurar, dentro de lo posible, el techo protector sobre las cabezas de las orugas blancas.
Había cosas debajo de las cosas, así como cosas adentro de las cosas.

21
(...)
Hay varias maneras de tratar de escapar de lo inevitable. Se puede dar vueltas y vueltas en círculos como las hormigas de aquel tronco que Eric arrancó para nosotros. O la psique, el alma, puede envolverse y dormir como aquellas orugas blancas."

*Del libro Tributo a Freud  (Schapire, Buenos Aires, 1979). Traducc. Mario Calmi.

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jueves, septiembre 15, 2011

Hilda Doolitle (HD): De su libro Trilogía

En su libro Trilogía, Hilda Doolittle (H.D.), siguiendo la cosmovisión esbozada ya en su novela Palimpsest, y mediante la técnica de las imágenes yuxtapuestas, identifica Londres y Karnak. El libro está dividido en tres movimientos, constituidos por series de dísticos agrupados en sucesiones de diferentes series. Según aclara Louis L. Martz  en el prólogo del libro H.D. Selected Poems (Edited by Martz), la primera parte,"No caen las murallas", escrita en 1942, es preparatoria y exploratoria, una afirmación de la creencia; parte de una inmersión en lo oscuro, pero también se sostiene la creencia de que "la eternidad existe". El Londres de la guerra es como Troya después de su incendio, también como Pompeya después de la erupción del Vesubio, pero siempre hay algo que se salva y que nos hace sacar provecho de la desgracia. 
El descubrimiento del secreto de Isis viene en la segunda parte, "Tributo a los ángeles", que comienza bajo la dirección del mítico Hermes Trimegisto, el padre de la lengua y fundador de la antigua cultura egipcia. Este movimiento se inicia con elementos tomados del capítulo 21 del Apocalipsis y del Corpus Hermeticum
"El florecimiento de la vara", tercera parte,  trata de la redención: cuenta cómo María Magdalena ha obtenido de Gaspar, uno de los Magos, la jarra con la que ungió los pies de Cristo. Se trata de un relato de sanación dirigido no sólo a Londres sino a todas las "ciudades humeantes" de Europa, durante la Segunda Guerra. Las fuentes que la poeta menciona son la Carta a los Hebreos 9,4 e Isaías 11,1Las versiones en español de los poemas que transcribimos corresponden a diversos traductores.




(33)
Midamos la derrota
en términos de pan y de carne,

y los continentes
en la expresión relativa

de los campos de trigo; no enseñemos
lo que mal aprendimos

y no nos benefició;
no preparemos

pociones curativas a los muertos
ni inventemos

colores nuevos
para ojos ciegos.




(39) 
Hemos recibido demasiados dogmas
y muy pocas garantías,
demasiados: más no se ha demostrado
lo suficiente que esto, esto, esto
es herejía: sé y siento
el significado que ocultan las palabras;
son anagramas, criptogramas,
pequeños estuches, adecuados
para incubar mariposas



[41]
Sirio:
¿qué misterio es este?
eres semilla,
grano junto a la arena,
plantado en el surco
negro como el plomo.
Sirio:
¿qué misterio es este?
te has ahogado
en el río;
los riachuelos de la primavera
empujan las compuertas del agua.
Sirio:
¿qué misterio es este?
donde el calor quiebra y agrieta
el desierto de arena,
tú eres una neblina
de nieve: blancas, diminutas flores.


[43] 
Pero no caen las murallas,
no entiendo por qué;
hay un ssss-silbido,
una nueva dimensión,
desconocida, del relámpago;
estamos indefensos,
polvo y pólvora anegan los pulmones,
nuestros cuerpos chocan
al cruzar las puertas desgoznadas,
ceden los dinteles
formando un aspa;
caminamos sin descanso
bajo un aire leve
que se espesa en niebla cegadora,
entonces nos apartamos
sin demora, porque ni del aire
podemos fiarnos,
denso donde habría de ser fino
y tenue
donde las alas se separan y abren,
y el éter
pesa más que el suelo,
y el suelo se comba
como en un naufragio;
no conocemos reglas
por las que guiarnos,
somos navegantes, exploradores
de lo desconocido,
lo no registrado;
carecemos de mapa;
quizá arribemos a puerto,
a cielo.

De "No caen las murallas", primer libro de Trilogía. 
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24)

Cada hora, cada momento
tiene su específico Espíritu acompañante;

la manecilla del reloj, minuto a minuto,
golpetea en torno a su órbita prescrita;

pero esta curiosa perfección mecánica
no debería separar sino antes bien relacionar

nuestra vida, este eclipse temporal,
con aquella otra...

(25)
...vida de la no necesidad
de la luna de brillar en él,

pues golpeteaba minuto a minuto
(el reloj en mi cabecera,

con su pálido, luminoso disco)
cuando la Dama tocó;

yo hablaba informalmente
con amigos en la otra habitación,

cuando vimos la estancia de afuera
hacerse más ligera –y en el umbral

no había tal puerta
(se trataba de un sueño, desde luego),

y ella estaba ahí de pie,
en realidad, al doblar la escalera.

(26)
Uno de nosotros dijo, qué extraño,
ella está ahí de pie en realidad,

me pregunto: ¿qué la habrá traído?
y otro de nosotros dijo:

¿tendremos algún poder
nosotros tres juntos,

que actúa como una especie de imán
que atrae lo sobrenatural?

(pero todo era lo suficientemente natural,
según acordamos);

no sé lo que dije
o si dije algo,

pues antes de que pudiera hablar,
me di cuenta de que había estado soñando,

que yacía despierta ahora en mi cama,
que esa luz tan luminosa

era la carátula fosforescente
de mi pequeño reloj

y el leve golpeteo
provenía de las agujas.

(27)
Y sin embargo de sutil manera
ella estaba ahí más que nunca,

como si milagrosamente se hubiera
relacionado con el tiempo ahí,

lo cual no es cosa fácil
incluso para el experimentado extraño,

de quien no debemos olvidarnos
pues hay quien recibe a los ángeles de improviso.

(31)
Pero nada de esto, nada de esto
la sugiere tal como yo la vi,

aunque posiblemente nos aproximemos
a cierta parte de su fresca bondad

en la graciosa gentileza
de las doncellas marinas de mármol en Venecia,

que ascienden por la escalinata del altar
en Santa Maria dei Miracoli,

o la aclamamos
con otro nombre en Viena,

Maria von dem Schnee
Nuestra Señora de la Nieve

(32)
Pues en verdad puedo decir
que sus velos eran blancos como la nieve,

nada más pleno sobre la tierra
los puede superar en blanco; puedo decir

que lucía bellísima, lucía hermosa,
iba engalanada con un manto

hasta los talones, pero no iba
sujeto con un lazo de oro,

no había oro, ningún color,
no había resplandor en la tela

ni sombra de hilván y bastilla
cuando se dejaba caer; ella no lucía

ninguno de sus atributos de costumbre;
el Niño no la acompañaba.

(41)
Llevaba un libro, ya sea para decirnos
que era uno de nosotros, con nosotros,

o para sugerir que estaba satisfecha
con nuestra ofrenda, un atributo a los Ángeles;

y aunque hablaron los campanili,
Gabriel, Azrael,

aunque los campanili respondieron,
Rafael, Uriel,

aunque una distante nota sobre el agua
redobló Anael y Miguel,

fue implícita desde un principio
otra, profunda, innombrada, resurgente campana

que respondió, soñando a través de todos:
recuerda, donde nunca hubo

necesidad para que la luna brillara...
no vi templo alguno.

(42)
Algunos nombran a esa campana tan profunda
Zadkiel, la bondad de Dios,

él es regente de Júpiter
o Zeus padre o Teus padre,

Teus, Dios; Dios el padre, padre dios
o el Ángel dios padre,

él mismo, el cielo aún en casa en una estrella
cuyo color es amatista,

cuya vela se enciende en violeta profundo
con las demás.

(43)
Y el punto del espectro
donde todas las luces son una sola

es blanco y blanco no es una falta de color,
tal como se nos enseña desde niños,

sino un todo color;
donde las flamas se mezclan

y las alas se encuentran, donde ganamos
el arca de la perfección,

estamos satisfechos, estamos felices,
comenzamos de nuevos;
Yo ví a Juan. Soy testigo
de las alas de arco iris, del alcance del cielo

y los muros de color,
las columnas de jaspe;
pero cuando la joya
se derrite en el crisol,
no encontramos cenizas, cenizas de rosa,
una alta vasija y un báculo de lirio,
no un vas spirituale,
no una rosa mystica siquiera
sino un racimo color de rosa de jardín
o un rostro como rosa de Navidad.
He aquí el florecimiento del cayado,
es el florecimiento de la leña quemada,
donde, Zadkiel, nos detenemos a dar gracias
por levantarnos de nuevo de entre los muertos y vivir.

* De Tribute to angels, segundo libro de Trilogía
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(2)
Voy donde amo y soy amada
hacia la nieve;

Voy hacia aquello que amo
sin ningún pensamiento de deber o piedad;

Voy hacia donde pertenezco, inexorable,
como la lluvia que no ha cesado de caer

hacia los surcos; he dado
o podría haber dado

vida al grano;
pero si éste no crece o madura

con la lluvia de la hermosura,
la lluvia retornará a la nube,

quien cosecha afila su acero sobre piedra;
pero éste no es nuestro campo,

no lo hemos sembrado;
impiadosos, impiadosos, dejemos

el sitio de la calavera
para aquellos que lo compusieron.


(5)Satisfechos, insatisfechos,
saciados o entumecidos de hambre,

he aquí la urgencia eterna,
la desesperación, el deseo de equilibrar

la variante eterna;
tú percibes este llamado insistente,

esta demanda de un cierto instante,
la vocación de gozar, de vivir,

no el mero afán de perdurar,
la vocación de vuelo, de consecución,

la vocación de reposo tras un largo vuelo;
pero ¿quién conoce la desesperada urgencia

de esos otros –verdaderos tal vez ahora
míticos pájaros—que buscan, infructuosos, reposo

hasta que se desploman desde el punto más alto de
la espiral
o caen del centro mismo de un círculo cada vez más estrecho?

pues ellos recuerdan, recuerdan, al mecerse y revolotear
lo que existió una vez –recuerdan, recuerdan—

ellos no se desviarán –han conocido la bienaventuranza
el fruto que satisface –han retornado—

¿y si las islas se perdiesen? ¿si las aguas
cubrieran las Hespérides? Mejor es que recuerden—

recuerden las manzanas doradas del árbol;
Oh, no los compadezcas, mientras los ves caer uno por uno,

pues caen exhaustos, adormecidos, ciegos,
pero en un cierto éxtasis,

pues de ellos es el hambre
del Paraíso.

27
Y Gaspar (pues sin duda era mercader)
al principio no la reconoció;

era frágil, delgada, no llevaba pulseras
ni ningún otro adorno, y con el chal

envolviendo su cabeza y sus hombros
no se hacía notar, no parecía

una sirvienta llevando un recado, sino alguien
de confianza, de parte de una gran dama;

la discreción en persona
con su túnica oscura y su tocado;

Gaspar no la reconoció
hasta que el chal se le cayó al suelo,

y reconoció entonces no sólo a María
tal como decían las estrellas (Venus en ascendente

o Venus en conjunción con Júpiter
o comoquiera que él llamase a estos fuegos errantes),

sino que, cuando vio la luz de su cabello
igual que luna llena sobre un río perdido,

Gaspar
recordó.

*De "La floración de la vara", tercer libro de Trilogía.

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