sábado, septiembre 24, 2011

San Pablo: el cuerpo y los miembros*

Porque el cuerpo no es un miembro, sino muchos. 
Si dijere el pie: como no soy mano, no soy del cuerpo, no por eso deja de ser del cuerpo.
Y si dijere la oreja: ya que no soy ojo, no soy del cuerpo, no por eso deja de ser del cuerpo.
Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo oído, dónde estaría el olfato?
(...) Y si todos fueran un miembro, dónde estaría el cuerpo?
Muchos son los miembros, uno, empero, el cuerpo.
El ojo no puede decir a la mano: no te necesito; ni la cabeza a los pies: no os necesito. Más aún: los miembros aparentemente más débiles son los más necesarios, y a los que parecen más viles, los rodeamos de más honor, y a los deshonestos los vestimos con mayor decencia, ya que los decentes no lo necesitan. Y es que Dios formó el cuerpo, dando mayor honor a lo menos noble, para evitar divisiones en el cuerpo y que todos los miembros tengan mutua solicitud. Así si un miembro padece, con él padecen todos los miembros, si un miembro es honrado, todos se gozan.

*De Carta a los Corintios: 12, 26.