martes, septiembre 27, 2011

Hilda Doolittle (H.D.): De "El florecimiento de la vara", Trilogía


4

Gansos azules, gansos blancos, se puede decir,
sí, conozco esta dualidad, esta doble nostalgia;

conozco el anhelo insaciable,
en invierno, de la sombra de la palmera.

Y de la arena y de objetos calcinados de los que lleva el mar;
pero en verano, cuando miro

la ola hasta que su borde de espuma
toca la arena caliente y al instante

se desvanece como nieve en el ecuador,
gritaría, quédate, quédate,

y recuerdo entonces la delicada y resistente escarcha
y su forma en el amanecer del invierno;

bajo el sol caliente del mediodía, pienso en el gris
iridiscente del amanecer invernal; cuando la ola

se quema sobre  las conchillas, pienso,
eres menos bella que la escarcha;

pero es verdad también que ruego,
oh  dadme el azul ardiente

y las algas marinas calcinadas y quebradizas
sobre la línea de la marea

cuando me detengo aún insatisfecha,
bajo la larga sombra del pino sobre la nieve.


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