lunes, abril 29, 2019
sábado, abril 27, 2019
domingo, abril 21, 2019
XIV Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires
Del 26 al 28 de abril del 2019 – Sala Victoria Ocampo
Programa:
https://www.el-libro.org.ar/internacional/propuestas-culturales/festival-de-poesia/ -
Programa:
https://www.el-libro.org.ar/internacional/propuestas-culturales/festival-de-poesia/ -
martes, abril 16, 2019
Javier Heraud*: El río
1
Yo soy un río,
voy bajando por
las piedras anchas,
voy bajando por
las rocas duras,
por el sendero
dibujado por el
viento.
Hay
árboles a mi
alrededor sombreados
por la lluvia.
Yo soy un río,
bajo cada vez más
furiosamente,
más violentamente
bajo
cada vez que un
puente me refleja
en sus arcos.
2
Yo soy un río
un río
un río
cristalino en la
mañana.
A veces soy
tierno y
bondadoso. Me
deslizo suavemente
por los valles fértiles,
doy de beber miles de veces
al ganado, a la gente dócil.
Los niños se me acercan de
día,
y
de noche trémulos amantes
apoyan sus ojos en los míos,
y hunden sus brazos
en la oscura claridad
de mis aguas fantasmales.
3
Yo soy el río.
Pero a veces soy
bravo
y
fuerte
pero a veces
no respeto ni a
la vida ni a la
muerte.
Bajo por las
atropelladas cascadas,
bajo con furia y con
rencor,
golpeo contra las
piedras más y más,
las hago una
a una pedazos
interminables.
Los animales
huyen,
huyen huyendo
cuando me desbordo
por los campos,
cuando siembro de
piedras pequeñas las
laderas,
cuando
inundo
las casas y los pastos,
cuando
inundo
las puertas y sus
corazones,
los cuerpos y
sus
corazones.
4
Y es aquí cuando
más me precipito
Cuando puedo llegar
a
los corazones,
cuando puedo
cogerlos por la
sangre,
cuando puedo
mirarlos desde
adentro.
Y mi furia se
torna apacible,
y me vuelvo
árbol,
y me estanco
como un
árbol,
y me silencio
como una piedra,
y callo como una
rosa sin espinas.
5
Yo soy un río.
Yo soy el río
eterno de la
dicha. Ya siento
las brisas cercanas,
ya siento el viento
en mis mejillas,
y mi viaje a través
de montes, ríos,
lagos y praderas
se torna inacabable.
6
Yo soy el río que viaja en las riberas,
árbol o piedra seca
Yo soy el río que viaja en las orillas,
puerta o corazón abierto
Yo soy el río que viaja por los pastos,
flor o rosa cortada
Yo
soy el río que viaja por las calles,
tierra o cielo mojado
Yo soy el río que viaja por los montes,
roca o sal quemada
Yo soy el río que viaja por las casas,
mesa o silla colgada
Yo soy el río que viaja dentro de los
hombres,
árbol
fruta
rosa
piedra
mesa corazón
corazón y puerta
retornados,
7
Yo soy el río que canta
al mediodía y a los
hombres,
que canta ante sus
tumbas,
el que vuelve su rostro
ante los cauces sagrados.
8
Yo soy el río anochecido.
Ya bajo por las hondas
quebradas,
por los ignotos pueblos
olvidados,
por las ciudades
atestadas de público
en las vitrinas.
Yo soy el río
ya voy por las praderas,
hay árboles a mi alrededor
cubiertos de palomas,
los árboles cantan con
el río,
los árboles cantan
con mi corazón de pájaro,
los ríos cantan con mis
brazos.
9
Llegará la hora
en que tendré que
desembocar en los
océanos,
que mezclar mis
aguas limpias con sus
aguas turbias,
que tendré que
silenciar mi canto
luminoso,
que tendré que acallar
mis gritos furiosos al
alba de todos los días,
que clarear mis ojos
con el mar.
El día llegará,
y en los mares inmensos
no veré más mis campos
fértiles,
no veré mis árboles
verdes,
mi viento cercano,
mi cielo claro,
mi lago oscuro,
mi sol,
mis nubes,
ni veré nada,
nada,
únicamente el
cielo azul,
inmenso,
y
todo se disolverá en
una llanura de agua,
en donde un canto o un poema más
sólo serán ríos pequeños que bajan,
ríos caudalosos que bajan a juntarse
en mis nuevas aguas luminosas,
en mis nuevas
aguas
apagadas.
Del poemario: "El
Río". Lima. 1960.
Etiquetas: Javier Heraud
César Fernández Moreno: Las palabras
tienen cuerpo las palabras tocan y son tocadas
son caramelos se las puede lamer chupar mamar
hierven como peces en un estanque tropical
tienen tantas formas como las valvas según las rocas a que
se adhieran
pero importa mucho más lo que contiene su nacarado seno
la vida deliciosa frágil del ser que las habita
son transparentes para que resplandezca su contenido
son crisálidas clavos ardiendo
granadas que revientan en la mano si no se arrojan a tiempo
sólo viven para morir
son pilotos suicidas
perecen al tocar su objetivo
la poesía es uno de esos objetivos
uno de los nombres del hombre
su respuesta al canto del gallo
toda expresión equívoca que aclara las cosas
la parte en blanco de los formularios
el himno de libertad de un libre o de un esclavo
un balbuceo muy bien impostado
un abuso del lenguaje
cualquier cosa natural para decir después de hacer el amor
un lenguaje siempre tan intenso como una despedida
el halo que circunda ese lenguaje
cuando se llega al límite sólo hay un modo de hablar
la metáfora decir que una cosa es otra
en el límite todas las cosas son otras
todo es todo la verdad radica en soplos
la poesía la dice no hay otra ciencia exacta
la dice en cierto modo con ciertas palabras
confunde esas palabras las calienta para impedir que la
vida
se entumezca
en ellas
hace convergir la vida en las palabras
bosques vecinos uniendo sus incendios
el poeta nace se hace se deshace
se rehace renace
es el inspector más general
un contemplativo sin contemplaciones
todas las cosas le interesan por igual pero a algunas les
presta
demasiada
atención
a otras demasiado poca
es un científico cuya mente funciona sin datos
es un deslenguado
es una cruza de perro y dactilógrafo
para ser poeta basta con saber oler y escribir
su conducta nunca es absurda
nunca sabe en qué recodo encontrará las palabras
siempre está naufragando en la libertad
atravesando de piedra en palabra el río del tiempo
todo el tiempo siente cómo pasa el tiempo
cambia gente por soledad a través de angustia
las estrellas volatilizan a esa gente
pero ese hombre tiene que contarle cómo
son esas
estrellas
está prisionero en una fortaleza no puede comunicarse
sino parabólicamente
por medio de obuses palomas mensajeras
silbatos
supersónicos
es decir palabras
montado en ellas vuelve de su soledad a la gente
ustedes qué harían si vieran descender un plato volador
correrían a contárselo a todos
cualquier cosa que ve el poeta le parece un plato volador
todas lo son
ustedes escuchen o no pero él debe hablar
no le importa que a ustedes no les importe
mentiras le importa mucho y a ustedes también debería
importarles
no piensen en él como poeta sino como hombre
de un tajo él se da cuenta cómo es alguna cosa
relaciones estrechísimas entre cosas al parecer remotísimas
él pone poética la realidad
la pone como es
o tal vez al contrario la realidad es la que se pone
poética
las cosas se enternecen se desequilibran trascienden
peligrosamente
sus límites
otra vez un bosque pero de otoño con todos sus árboles
vibrantes de
balsámicas
hojas
un movimiento se inicia alrededor del poeta lo arrastra a
girar
para no caer debe aferrarse a las palabras
para flotar en ese vacío hace falta una balsa o un puente
colgante
de palabras
o escala de seda o palabras por donde tal vez subir
la situación exige no perecer asumir una forma estable
no tiene otra salida que las palabras así como el atardecer
no tiene
otra que las
campanas
el poeta está obligado a descubrir y pronunciar esas
palabras
una fisura se oscurece en la pulimentada superficie del
mundo
donde él introduce la arista más delgada de su cuña verbal
a medida que los hechos pasan a palabras se va apaciguando
el vórtice
de realidad
enardeciéndose el de palabras
hasta que el poeta entrega su confesión por escrito
la poesía es el arte de no escribir 1
dígalo con palabras como si no lo dijera con palabras
cualquier cosa puede concentrarse en una palabra o
extenderse
en mil
hay que encontrar la cantidad exacta que resulte poética
cada palabra tiene mil sentidos
dos juntas multiplican un millón
con el correr del tiempo las precisiones se van desgastando
como templos
abandonados en la selva
el poeta quiso fabricar una llave pero le salió una ganzúa
ya no sabe qué puertas abrirá pero las abrirá
admiremos al noble ladrón que sólo roba puertas cerradas
ha aceptado ser un sicario pero de la poesía
ha decidido gastar su tiempo en eso
está dispuesto a consumir un año en una e
a escribir con su sangre letreros luminosos
a escribir con bordes de monedas con lapiceras explosivas
con guantes con la zurda
aunque los dedos se le agarroten o se le derritan
a la madrugada levantándose o acostándose
con el deseo con el hartazgo
él estaba escribiendo
se quedó ciego y siguió escribiendo
el poema es el arma perfecta
complejo aceitado compacto
todo poeta vive como un pistolero
con el corazón en la boca
las palabras le ordenan el mundo pero le desordenan la vida
él no compra un espejo para adornar el dormitorio de su
amante
compra la palabra espejo para adornar el verso donde su
amante
lo abandona
y se queda solo frente a ese espejo
las balas rebotan en la blindada imagen
el arma funciona contra su portador pero él no quiere
soltarla
se agarra del mundo por donde puede
su hacer es lo único que puede oponer al tiempo
el tiempo procura absorberme
integrarme a sí desintegrarme a mí
imposible evitar la lucha entre él y yo
yo lo voy a llenar de mí mismo de cosas en que me
transformo
escribir como amar son órganos por donde me vuelco
me lanzo a ser en el tiempo bajo una forma nueva
hasta que me vacíe del todo ya lo sé
pero el tiempo no puede quedar así
hay que ponerlo overo de palabras
[1] Esta definición sólo es válida para poetas.
Etiquetas: César Fernández Moreno
Paulo Ricci: Paco Urondo y Javier Heraud
La única verdad es la poesía
Fraternidades políticas y poetización de la muerte.
Javier Heraud y Francisco Urondo.Paulo Ricci
http://rayandolosconfines.com/critica_ricci.html
Fraternidades políticas y poetización de la muerte.
Javier Heraud y Francisco Urondo.Paulo Ricci
http://rayandolosconfines.com/critica_ricci.html
Etiquetas: Paco Urondo
jueves, abril 11, 2019
Taller Intensivo de Poesía
Taller Intensivo de Poesía
Comienzo: martes 7 de mayo
Horario: 17 a 19
Lugar: Caballito
Duración: cuatro meses
Grupos reducidos
Coordina Maria Del Carmen ColomboInformes e inscripciones: cotocolombo@gmail.com
Etiquetas: Maria del Carmen Colombo
miércoles, abril 03, 2019
Nilda Redondo: César Fernández Moreno y Paco Urondo, 1981
Recomendamos la lectura de este excelente trabajo: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.8699/ev.8699.pdf
Se trata de César Fernández Moreno y Paco Urondo 1981, de Nilda Redondo
IX Congreso Internacional Orbis Tertius de Teoría y Crítica Literaria 3 al 5 de junio de 2015 Redondo, N. (2015).
IX Congreso Internacional Orbis Tertius de Teoría y Crítica Literaria, 3 al 5 de junio de 2015, Ensenada, Argentina. Lectores y lectura. Homenaje a Susana Zanetti. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.8699/ev.8699.pdf
Se trata de César Fernández Moreno y Paco Urondo 1981, de Nilda Redondo
IX Congreso Internacional Orbis Tertius de Teoría y Crítica Literaria 3 al 5 de junio de 2015 Redondo, N. (2015).
IX Congreso Internacional Orbis Tertius de Teoría y Crítica Literaria, 3 al 5 de junio de 2015, Ensenada, Argentina. Lectores y lectura. Homenaje a Susana Zanetti. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.8699/ev.8699.pdf
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martes, abril 02, 2019
Marcelo Díaz: Bricolage
Claudio Giménez |
hoy, 2 de abril, a la memoria de Claudio Giménez, sobreviviente
del crucero ARA "General Belgrano"
Marcelo Díaz
BRICOLAGE
¿Qué
habría observado Ponge
en esa
soga blanca
de
nylon trenzado? ¿Cuánto tiempo
le
hubiera dedicado WCW
a
trenzarla en cuatro versos?
¿Qué
decir de su mudez
y su
distancia inaccesibles?
Una
vez, al menos, por semana, Claudio hacía
con la
soga blanca un nudo, la cruzaba
por
sobre un tirante y
se la
calzaba al cuello.
Subido
a un banco de madera contemplaba el mundo
en los
pequeños objetos de su galpón:
frascos
de vidrio con tornillos, una colección
de
revistas deportivas de los 70,
sobresitos
con semillas de lechuga
y
achicoria, y la luz que se filtraba
por
una ventana no muy grande,
no muy
limpia, y daba plena
en la
hoja de un serrucho. Después
se
quitaba la soga,
desataba
el nudo,
guardaba
el banco bajo una estantería,
y
regaba los canteros.
Un día
prueba varios nudos más pequeños
que
aprendió a hacer en Malvinas,
y con
la soga blanca de nylon trenzado
arma
un portamaceta más o menos,
medio
choto, pero firme,
que
sigue ahí en el patio
con un
clavel del aire.
* Marcelo Díaz, poeta argentino
Etiquetas: Marcelo Díaz