viernes, marzo 08, 2013

Alberto Vanasco: A mi hijo...



Las únicas virtudes de tu padre son
algunas pocas cosas que nunca hizo.

Sus únicas culpas: otras muchas cosas que dejó de hacer.

En el terreno de lo hecho sólo unas cuantas sombras
varillas confusas
pasiones como nada.

Y en el tiempo
sólo tu sonrisa que arde
sólo un gran amor que se arraigó
sólo algún poema que respira.

Esto en cuanto a mí..

Y para tus años
la cal viva de la alegría
el préstamo lustroso del porvenir
la estridencia de las cosas
el calor y el temblor de otros hombres
y la luz con que nosotros soñamos.

Hay en el contorno del mundo
una lámina de fuego que todo hombre
puede pisar.
Hay en el agua de todos los mares una gota de sombra
que todo hombre debe beber.
Hay en el espacio una campanada perdida
que todo hombre se sienta a escuchar.
Por esa lámina
con esa gota
en esa campanada se vive.



* Alberto Vanasco (Buenos Aires, 1925-1993). Poeta, novelista y cuentista; traductor, periodista y guionista; profesor de Física, Matemática y Literatura. Publicó las siguientes novelas: Justo en la cruz del camino, 1943; Sin embargo Juan vivía (1948); Para ellos la eternidad (1957); Los muchos que no viven (1964). En poesía, editó: 24 sonetos absolutos y dos intrascendentes (1945); Cuartetos y tercetos definitivos (1947); Ella en general (1954); Canto rodado (1962); Sonetos (1971).

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