Suleika Ibáñez, Súbito rey Lear
V
(a
Roberto Ibáñez, mi padre)
Por
el prado paseaba con un libro de versos, y leía con voz de tierra firme, y
arenas movedizas. Ya era la levedad de un ramo de tomillo, ya menguante de luna
en avaricia.
Sólo cantaba quedo: “Había una vez...”.
Tiernamente me maldecía, con ferocidad su bendición me daba, con voz de
plata y lámpara vacía.
Y se iba en la tempestad, de blanco, de luto, desnudo, rota su vara de
varón, asido a su anillo de viudo. Bajo la hoguera de blancura de su melena
salvaje, bajo el cielo de terciopelo verde y desgarrado. Y en el torcido rayo
de su báculo, en ramo de violetas encorvadas se derramaba su sombra malherida.
Yo le seguí el crepúsculo mordido por las estrellas de centelleos
crueles en adioses, y alcancé su sonrisa ya espejismo. Y con mudez le dije que
lo amaba, antes de que su espejo me cediera la herencia de su rostro en el
abismo.
.
Suleika Ibáñez, Uruguay 1937:2013.
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De: Cartas de la pasión (inédito).
Extractado de http://revistaloquevendra.blogspot.com.ar/2012/03/suleika-ibanez.html
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