Maria Julia de Ruschi Ordalía del agua (plaquette)
parece que vuesa merced debe ir adelante por
el ahora,
en
cuanto tenemos la flor del verano en la mano
Andrés de San Martín
La muerte fuera del tiempo
madre,el tiempo ha lavado a la muerte de toda manchacorrí desde las naves hacia las estrellascorrí desde las naves sobre el agua limpia,
purísima, iluminadahasta el horizontegusto a sangre en mi garganta,
los ojos cegados por el resplandorcorrí la lanza en ristre, belicoso,
la música del solestallando bajo el yelmomadre, la luz se convirtió en serpientesque se anudaron a mis piernas, a mi cinturamadre, la muertelavada de toda mancha me miróy yo miré hacia los barcosy vi a un niño que iba a cazar pájarosla sangre se escurrió entre mis dedosy vi a mi perro esperándome, jadeantey salí corriendo al huertomientras maduraba la muerteentre las hojasmadre,
la gloria, el saltoel relámpago en el pechola paz
Los marineros
el ojo turbio y la lengua torpeajmaríla risa grande hueca amarga malade no haber sido acunadoajmaría nosotros los marinerosnos necesitan los capitanespara ignorarnos
no hay pan¡no tengas hambre!y si dicen“perdióse más de la mitad de la tripulación”esos somos nosotrosajmarí:
La partida
hacer crecer el tiempo
a razón de mil inexactitudes por segundo
telarañas
que soñaron astrónomos,
comerciantes y locos
ambiciosos, traidores
y navegantes por vocación o por la fuerza
Magalhais siempre extranjero
abre los portulanos sobre las rodillas del mar
y su voluntad desesperada
vuela ya, ya ha llegado, ya pisó cielo
el astrologus sensible de otra manera
a los ultrajes monárquicos
le calienta la cabeza
y el capitán está harto
del artero don Faleiro
su noche de sabiduría quedará en el muelle
y el sol le devorará en silencio el mapa de los ojos
horóscopos, cartas astrales,
naufragios y susceptibilidad de cuartos húmedos
en el barrio del puerto
ambos comerán de la mano de los monarcas
y morderán las manos de los monarcas
y las manos de los monarcas jugarán con ellos
así en la tierra como en el mar
mientras aquel a quien el sueño levanta
por encima de todos los desaires
y agrias certidumbres robadas en noches
de cacería delirante
ese, el señor de los señores,
el que no llegará pero hará llegar a todos
Moisés de suntuosas quimeras
engaña sutilmente a reyes, constelaciones y
parte suavemente de las orillas del mundo,
se aleja poco a poco
poco a poco
a la locura que le da sus laureles, que lo pierde
così voleva la sua infelice sorte
* * María Julia De Ruschi nació en Buenos Aires. Poeta, traductora, ensayista. Publicó los siguientes libros de poesía: Polvo que une (1975), Et amava (1982), Artemis cantando, Artemis (1982) traducido, La mujer vacilante (2003), Salir de Egipto (2007) y Nada escrito (hilos, 2010). Codirigió la colección de poesía “el imaginero” e integró el Consejo Asesor de hilos editora.
Etiquetas: Maria Julia De Ruschi
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home