Enrique Pezzoni César Vallejo II
Fragmentos de la lectura acerca de la obra del poeta peruano César Vallejo realizada por el profesor Enrique Pezzoni, titular de la Cátedra Teoría Literaria de la Carrera de Letras, de junio de 1987. II
"Dos grandes espacios se abren en los
poemas de CV. La posición del sujeto en el mundo en el cosmos y el sujeto
encerrado y solo en el cosmos – sujeto que quiere encontrarse con el otro y no
pùede, explicarse a sí mismo y no puede, sujeto que se ve a sí mismo como un
obejto inexplicable.
Un espacio de clausura sería el sujeto
en la vastedad del mundo. Y el otro, el sujeto clausurado en la crónica
familiar.
Hay un poema LXXII de Trilce donde resulta evidente la
creación de la crónica familiar como clausura:
LXXII
Lento salón en cono, te cerraron, te
cerré,
aunque te quise, tú lo sabes,
y hoy de qué manos penderán tus
llaves.
Desde estos muros derribamos los
últimos
escasos pabellones que cantaban.
Los verdes han crecido. Veo labriegos
trabajando,
los cerros llenos de triunfo.
Y el mes y medio transcurrido alcanza
para una mortaja, hasta demás.
Salón de cuatro entradas y sin una
salida,
hoy que has honda murria, te hablo
por tus seis dialectos enteros.
Ya ni he de violentarte a que me seas,
de para nunca; ya no saltaremos
ningún otro portillo querido.
Julio estaba entonces de nueve. Amor
contó en sonido impar. Y la dulzura
dio para toda la mortaja, hasta demás.
El
“salón en cono” es el espacio de la crónica familiar.
aunque te quise, tú lo sabes,
y hoy de qué manos penderán tus
llaves.
Tenemos
las llaves de ese recinto, adonde él vuelve, proyectándose imaginariamente. A
quí se expresa, además, la amenaza sea el dueño de ese lugar cerrado. Y el
resto del poema insiste en eso.
Aparece
una palabra como “pabellones”, que tiene un amplio espectro de significados.
Desde estos muros derribamos los últimos
escasos pabellones que cantaban.
Justamente
“pabellón es una tienda de campaña en forma de cono. Lo cual remite al primer
verso. También los pabellones son las colgaduras que puede llevar alrededor una
cama, los doseles. Es también un edificio aislado y separado de otros
edificios..
En
el resto del poema hay de inmediato, una vez que se ha presentado ese espacio
de clausura, una contraposición entre lo clausurado y lo abierto:
Los verdes han crecido. Veo labriegos
trabajando,
los cerros llenos de triunfo.
Y el mes y medio transcurrido alcanza
para una mortaja, hasta demás.
Es
decir, el tiempo, la muerte, etc., pero esa imprevisión de lo exterior vuelve
al ambiente de clausura, o sea, el ambiente cerrado, aquello donde transcurre
el sujeto en la crónica familiar. Salón
de cuatro entradas y sin una salida,
ahí se entra pero no se sale.
hoy que has honda murria, te hablo
por tus seis dialectos enteros.
Ya ni he de violentarte a que me seas,
de para nunca; ya no saltaremos
ningún otro portillo querido.
De
repente, misteriosamente, aparece una situación dialógica. ¿Con quién está hablando?
Ya ni he de violentarte a que me seas,
de para nunca; ya no saltaremos
ningún otro portillo querido. El sujeto
parece hablar consigo mismo, o hablar con ese mismo espacio clausurado. Siempre
se está dialogando con otro que puede ser él mismo, que puede ser un
interlocutor misterioso. Otra cosa: el sujeto discute esa situación de encierro
y de imposibilidad de sí, en unos poemas que parecen argumentativos pero que
trabajan con la contradicción,, el absurdo, en definitiva. El trabajar con el
absurdo como única forma posible de argumentación."
Etiquetas: Pezzoni
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