Enrique Pezzoni: César Vallejo
Fragmentos de la lectura acerca de la obra del poeta peruano César Vallejo realizada por el profesor Enrique Pezzoni, titular de la Cátedra Teoría Literaria de la Carrera de Letras, de junio de 1987.
Número 1
“(…) La dificultad de abordaje que
produce la poesía de César Vallejo hace oscilar a los críticos entre la
interpretación más o menos arbitraria, precisamente a raíz del hermetismo de
algunos textos de Vallejo, como son los textos de Trilce, o la tentación autobiográfica, es decir, el tomar la obra
como documento. Nuestra propuesta en cambio es ver cómo se constituye el sujeto
en los textos de Vallejo, y qué formas de dialogismo o no aparecen en los
mismos. (…)
César Vallejo nació en 1892 en
Santiago de Chuco, un pueblo de Perú, y hasta el momento en que publica Trilce
(1922) vive en varias ciudades de Perú. En 1911 está en Lima; en 1913 en
Trujillo –que es el momento en que CV comienza a participar en la bohemia
literaria de Trujillo y a tener los primeros contactos con lo que se puede
llamar la “la vanguardia”, es decir, las formas no tradicionales de poesía. En
1917 está en Lima; en 1918 publica Los
heraldos negros y 1918 también es la fecha de muerte de su madre.
Uno de los espacios fundamentales en
la poesía de CV es el de la Crónica familiar (véase Kate Hamburger), en
la que aparecen continuamente la madre muerta y la mujer amada, en general
intercambiando atributos. El hermano muerto, el reducto familiar: es la
experiencia de la muerte, de los amores desaparecidos, de los amores
proyectados en el recuerdo. Precisamente, lo fascinante es constatar cómo el
sujeto se constituye experimentando esos hechos, poco importa que los
documentemos o no.
Entonces, en la vida de CV, hay ese paso por diferentes ciudades, Santiago de
Chuco, Lima, Trujillo, en contacto primero con la literatura modernista –que deja
toda una serie de relaciones intertextuales en Los heraldos negros –Herrera y
Reissig, Darío, Lugones—(…).
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé
Vamos a rastrear en los textos de CV a
ese sujeto que aparece tanto en Los
heraldos… como en Trilce, como en
poemas posteriores, que persiste con alguna carascterística en las múltiples
variantes de sus libros, cual es: la firmación y la negación de sí mismo: un
sujeto que trata de afirmarse como sujeto pero continuamente se niega como
sujeto. Es decir, una posición oscilante, contradictoria.
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé
o
Yo nací un día
que dios estuvo enfermo.
Esa negación de sí que siempre va
acompañada de un sentimiento de culpa. Y por otro lado, además, el anhelo del
otro y la negación de la posibilidad del contacto con el otro.
Dos actitudes antagónicas pero
coincidentes.
En Trilce, por ejemplo, e inclusive en
poemas amorosos, hay siempre un anhelo de fusión, de vertebrarse con el otro, que después se transformará en otro tipo de
relaciones en Poemas humanos.
Ese movimiento contradictorio –negación
de sí-anhelo de afirmación de sí; anhelo del otro-imposibilidad de contacto con
el otro- se dan de maneras muy diferentes, en situaciones formales
privilegiadas. Por ejemplo con situaciones dialógicas en el texto, frecuentes
situaciones de diálogo con otro imaginado, consigo mismo… Siempre existe toda
una constelación de preguntas, órdenes que suponen una contraposición de
sujetos “yo-el otro, yo a quien le pregunto, yo a quien intimo,, yo con
respecto a mí mismo: a eso llamo una situación dialógica permanente en los
textos de CV. Se trata de una situación de diálogo que nunca se llega a
constituir plenamente, porque no hay respuestas a las preguntas, a las órdenes,
a los ruegos (…).
Por ejemplo, la negación del contacto
con el otro tiene lugar en una serie de contraposiciones: la exaltación de la
amada que muchas veces se reviste de los atributos maternos – el amor a la
amada está siempre coincidiendo con la relación erótica; la exaltación de la
amada pero a la vez la proyección de la amada siempre en el pasado, casi nunca
hay situaciones presentes de relación con la amada. Ella está siempre en lo que
fue, o en lo que se consumó imperfectamente. La amada está siempre en la zona
del recuerdo. La unión sexual siempre va
unida a la frustración, el no logro. Es decir que este sujeto está trabajando
con esas contraposiciones muy violentas y muy patéticamente vividas como experiencia.(…)”
Etiquetas: Pezzoni
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