jueves, enero 24, 2019

José Hernández: Marín Fierro: Preludio a "La Ida"


"El desafío y el lamento (dos tonos de la voz oída y dos posiciones ante el poder y la ley), militarizados, politizados, y ligados cada uno con una razón universal o un sistema de intereses, se dirigen siempre en el género (gauchesco) contra el enemigo del que escribe. El desafío es la lengua militar y política; el lamento la lengua ley. Los dos tonos modulados, citados de un texto en otro, cambiados de lugar, representan el universo de la voz oída en el género. Y más allá, retomando por momentos el disfraz con que se exhibieron en su fuente oral, abren dos tradiciones de nuestra cultura: las que dieron su sustancia a la milonga y al tango. " Josefina Ludmer:  El género gauchesco Un tratado sobre la patria (Sudamericana, 1988).




Preludio a “La Ida”


Aquí me pongo á cantar
al compás de la vigüela1
que el hombre que lo desvela
una pena  estrordinaria,
5como la ave solitaria
con el cantar se consuela.

Pido á los Santos del Cielo
que ayuden mi pensamiento,
les pido en este momento
 que voy á cantar mi historia
me refresquen la memoria
y aclaren mi entendimiento.

Vengan Santos milagrosos,
vengan todos en mi ayuda,
 que la lengua se me añuda
y se me turba la vista;
pido á mi Dios que me asista
en una ocasion tan ruda.


Yo he visto muchos cantores,
20 con famas bien otenidas,
y que despues de alquiridas
no las quieren sustentar:
parece que sin largar
se cansaron en partidas.


Mas ande otro criollo pasa
Martin Fierro ha de pasar;
nada la hace recular
ni las fantasmas lo espantan,
y dende que todos cantan
 yo tambien quiero cantar.

Cantando me he de morir,
cantando me han de enterrar,
y cantando he de llegar
al pié del Eterno Padre:
dende el vientre de mi madre
vine á este mundo á cantar.


Que no se trabe mi lengua
ni me falte la palabra;
el cantar mi gloria labra
y poniéndome á cantar,
cantando me han de encontrar
aunque la tierra se abra.

Me siento en el plan de un bajo
a cantar un argumento;
como si soplara el viento
hago tiritar los pastos.
Con oros, copas y bastos
juega alli mi pensamiento.

Yo no soy cantor letrao,
mas si me pongo á cantar
no tengo cuándo acabar
y me envejezco cantando
las coplas me van brotando
como agua de manantial.



Con la guitarra en la mano
ni las moscas se me arriman;
naides me pone el pié encima,
y cuando el pecho se entona,
hago gemir á la prima
y llorar á la bordona.

Yo soy toro en mi rodeo
y torazo en rodeo ajeno;
siempre me tuve por güeno
y si me quieren probar
salgan otros á cantar
y veremos quién es menos.

No me hago al lao de la güeya
aunque vengan degollando;
con los blandos yo soy blando
 y soy duro con los duros,
y ninguno en un apuro
me ha visto andar tutubiando.

En el peligro ¡Qué Cristos!
el corazón se me enancha,
pues toda la tierra es cancha,
y de eso naides se asombre:
el que se tiene por hombre
ande quiera hace pata ancha.

Soy gaucho, y entiendanló
 como mi lengua lo esplica:
para mí la tierra es chica
y pudiera ser mayor;
ni la víbora me pica
ni quema mi frente el Sol.

Nací como nace el peje
en el fondo de la mar;
naides me puede quitar
aquello que Dios me dió:
lo que al mundo truje  yo
del mundo ló he de llevar.

Mi gloria es vivir tan libre
como el pájaro del Cielo;
no hago nido en este suelo
ande hay tanto que sufrir,
y naides me ha de seguir
cuando yo remonto el vuelo.

Yo no tengo en el amor
quien me venga con querellas;
como esas aves tan bellas
que saltan de rama en rama;
yo hago en el trébol mi cama
y me cubren las estrellas.

Y sepan cuantos escuchan
de mis penas el relato
 que nunca peleo ni mato
sino por necesidá,
y que á tanta alversidá
solo me arrojó el mal trato.

Y atiendan la relación
que hace un gaucho perseguido
que padre y marido ha sido
empeñoso y diligente,
y sin embargo la gente
lo tiene por un bandido.

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