Miguel Ángel Bustos: Filmpoema II
De archivo del blog
¿Qué es la imagen sino el movimiento
"siempre andando", agua de un mar a otro mar, átomo de la palabra?
Nuestras palabras las tallamos en el
taller, el material lo conseguimos sin saber cómo, en la calle, sufriendo,
riendo; taller y material pueden estar contenidos y maduros en un minuto o cinco
años.
Todo depende de velocidad, peso y ritmo.
Ahora bien, una imagen nos roza el ojo
izquierdo y ce polvorienta en la lengua -AGRIA; duerme en la lengua, la
tragamos. Necesario fue que casi la olvidáramos para que se fundiera en aquella
palabra que nos dolió tanto. Sube la palabra sin polvo, unida a algo elástico y
vivo. Este fluir construyendo, esta imaginería, este fenómeno, se
podría realizar ante los ojos de la gente como yo me lo realizo ante
mis propios ojos. Si nos hiciéramos instrumentos del
fenómeno poético y dibujáramos sobre un película lo que nos sucede cuando
escribimos, no explicáramos; tendríamos que ser mudos en
cuanto a explicación se refiere; como una pluma choca contra la frente, cae,
nos desborda la boca, se hunde lejos y ya no es pluma nada, es
nieve, hombro, axila suave, piel con piel, y vuelve hecha a la boca, cae en las
manos: darle años, hacer eterno este pan junto al mar.
Lograríamos de esta forma tal vez,
"dibujar" el fenómeno poético, capturaríamos quizá llevándolo adentro
nuestro, a nuestros ojos a que mire con nosotros cómo se hace
un poema, al público esa novia.
Tenemos que saber que, imaginar
par que lo imaginensimultáneamente con nosotros, no es desarrollar ni
operar. El agua cuando se hace ola no habla ni explica nada, salta. Y el mar
tal vez nos está demostrando cosas y nosotros lo comprendemos. Así tiene que
ser dado este filmpoema. Lograr que nuestro ojo
asaltante suba a la pantalla y comience a escribir su poema.
Y la gente entienda todo lo que trae la
palabra agua –sangre- piedra-niño- desnuda- sombra. Y siga, ¿ves aquella línea
que se duerme, ves?, aquella esfera que cae, las piedras, las espaldas
cansadas.
Hasta que comience a sentir la esfera, la
espalda, la sangre, la piedra. Y sepa por qué esta línea
arrebató la esfera y la engulló con un tono bajo de guitarra. Comenzará a construir
dibujando con nosotros el poema. ¿Para qué, entonces, la palabra
que no sea poema, la palabra que explique, si ya se está dando puro y
desnudo el poema con su imagen “hablando” en imágenes?
Escribo sobre medios técnicos en la
poesía. Los nuevos planos que tiene que explorar. Los nuevos espacios
de dolor. Los nuevos colores.
(…)
Véase: Miguel Ángel Bustos:
Prosa 1960-1976. Ediciones del CCC, Buenos Aires.
Etiquetas: Miguel Angel Bustos
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