Irma Verolín: Habitación
Gracias a Inés Legarreta
Un
despliegue de cartas españolas
sobre
la superficie tambaleante de la colcha
que
cubre el cuerpo de mi madre
movedizo
increíblemente
movedizo dentro de su enfermedad
ese
vasto sitio donde todo confluye: nuestras conversaciones
el
miedo
las
manos de los médicos
las
de mi madre que dice ay.
Montones
de cartas resguardan ese cuerpo
ahora
y
quieren abrigarlo
mamá
las ha echado alzando su brazo con brusquedad
-revoltijo
en el aire cara y ceca sin pronunciación-
para
dar un salto hacia el futuro
ese
otro lugar que no existirá para ella
aunque
las cartas vaticinen fabulados prodigios
lunas
fosforescentes en la ventana quieta
luces
para repartir como caramelitos en su cumpleaños.
Todos
aquí
nos
asomamos al futuro de mamá
estirando
el cuello hacia la colcha
que
ya no soporta el colorido de las barajas
ni
el temblor rudimentario de su cuerpo
deshecho
su cuerpo
lábil
entre las sábanas
que
apenas recuerdan sus perfiles
las
líneas
las
rugosidades
ese
cuerpo que se adelgaza en una precipitación
que
no conoce límites.
Grande
es el sitio que la espera apenas su cuerpo logre olvidar
cada
una de las cosas que hoy la alimentan y cobijan
nácar
como piedra o interior de caracola
nácar
los diminutos botones de su camisón
aire
y voz
ahora
mi madre
acompaña
este deslizamiento de mi mano
sobre
la hoja
blanca
nítida
la hoja
perspicaz
y almidonada.
¿Qué
hacen las voces sueltas tan lejos del cuerpo
en
medio de esta voracidad?
Hay
demasiadas preguntas
desparramadas
sobre esta hoja
escuálida
y prístina
todas
escritas por mí
balbuceadas
por las voces de mi madre
ahogadas
por la perfección del rectángulo
en
su antiquísima vacilación
Por
qué mi madre está ahí
tendida
en esa habitación cuadrada.
¿Por
qué estamos nosotros aquí?
Dios
no construye líneas rectas.
*De madrugada: Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2014.
Etiquetas: Verolín Irma
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