sábado, marzo 21, 2015

Irma Verolín: Habitación

Gracias a Inés Legarreta

Un despliegue de cartas españolas
sobre la superficie tambaleante de la colcha
que cubre el cuerpo de mi madre
movedizo
increíblemente movedizo dentro de su enfermedad
ese vasto sitio donde todo confluye: nuestras conversaciones
el miedo
las manos de los médicos
las de mi madre que dice ay.
Montones de cartas resguardan ese cuerpo
ahora
y quieren abrigarlo
mamá las ha echado alzando su brazo con brusquedad
-revoltijo en el aire cara y ceca sin pronunciación-
para dar un salto hacia el futuro
ese otro lugar que no existirá para ella
aunque las cartas vaticinen fabulados prodigios
lunas fosforescentes en la ventana quieta
luces para repartir como caramelitos en su cumpleaños.
Todos aquí
nos asomamos al futuro de mamá
estirando el cuello hacia la colcha
que ya no soporta el colorido de las barajas
ni el temblor rudimentario de su cuerpo
deshecho su cuerpo
lábil entre las sábanas
que apenas recuerdan sus perfiles
las líneas
las rugosidades
ese cuerpo que se adelgaza en una precipitación
que no conoce límites.
Grande es el sitio que la espera apenas su cuerpo logre olvidar
cada una de las cosas que hoy la alimentan y cobijan
nácar como piedra o interior de caracola
nácar los diminutos botones de su camisón
aire y voz
ahora mi madre
acompaña este deslizamiento de mi mano
sobre la hoja
blanca
nítida la hoja
perspicaz y almidonada.
¿Qué hacen las voces sueltas tan lejos del cuerpo
en medio de esta voracidad?
Hay demasiadas preguntas
desparramadas sobre esta hoja
escuálida y prístina
todas escritas por mí
balbuceadas por las voces de mi madre
ahogadas por la perfección del rectángulo
en su antiquísima vacilación
Por qué mi madre está ahí
tendida en esa habitación cuadrada.
¿Por qué estamos nosotros aquí?
Dios no construye líneas rectas.



*De madrugada: Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2014.

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