Felisberto Hernández: Historia de un cigarrillo...
Pintura surrealista. |
A Antonio Soto (Boy)
I
Una noche saqué una cajilla de cigarrillos del
bolsillo. Todo esto lo hacía casi sin querer. No me daba mucha cuenta que los
cigarrillos eran los cigarrillos y que iba a fumar.
Hacía mucho rato que pensaba en el espíritu en sí
mismo; en el espíritu del hombre en relación a los demás hombres; en el
espíritu del hombre en relación a las cosas, y no sabía si pensaría en el
espíritu de las cosas en relación a los hombres. Pero sin querer estaba mirando
fijo a una cosa: la cajilla de cigarrillos. Y ahora analizaba repasando mi
memoria. Recordaba que primero había amenazado sacar uno pero apenas tocándolo
con el dedo. Después fui a sacar otro y no saqué ese precisamente, saqué un
tercero. Yo estaba distraído en el momento de sacarlos y no me había dado
cuenta de mi imprecisión. Pero después pensaba que mientras yo estaba
distraído, ellos podían haberme dominado un poquito, que de acuerdo con su
poquita materia, tuvieran correlativamente un pequeño espíritu. Y ese espíritu
de reserva, podía alcanzarles para escapar unos, y que yo tomara otros.
II
Otra noche estaba conversando con un amigo. Entonces
me distraje y volví a sentir otra cosa de los cigarrillos. Cuando tenía ganas
de fumar y tomaba uno de ellos, pensaban tomar uno de tantos. Sin querer
evitaba tomar uno que estaba roto en la punta aunque eso no influiría para que
no se pudiera fumar. Mi tendencia era a tomar uno normal. Al darme cuenta de
esto, saqué el cigarrillo roto más afuera de la cajilla que los demás. Invité a
mi compañero. Vi que a pesar de que ése fuera el más fácil de sacar, él tuvo el
mismo sentimiento de unidad normal y prefirió sacar otro. Eso me preocupó, pero
como seguimos conversando me olvidé. Al rato muy largo fui a fumar, y en el
momento de sacar los cigarrillos me acordé. Con mucha sorpresa vi que el roto
no estaba y pensé: "me lo habré fumado distraído" y me alivié de la
obsesión.
III
Esa misma noche en otra de las veces que saqué la
cajilla me encontré con lo siguiente: el cigarrillo roto no me lo había fumado,
se había caído y había quedado horizontal en el fondo de la cajilla. Entonces
al escapárseme tantas veces, me volvió la obsesión. Tuve una fuerte curiosidad
por ver qué ocurría si se fumara. Salí al patio, saqué todos los que quedaban
en la cajilla sin ser el roto; entré a la pieza y se lo ofrecí a mi compañero,
era el único y tendría que fumar "ése". Él hizo mención de tomarlo y
no lo tomó. Me miró con una sonrisa.
Yo le pregunté: "¿Usted se dio cuenta?". Él
me respondió: "¿Pero cómo no me voy a dar cuenta". Yo me quedé frío,
pero él enseguida agregó: "Le quedaba uno solo y me lo iba a fumar
yo". Entonces sacó de los de él y fumamos los dos del mismo paquete.
IV
Al día siguiente de mañana recordé que la noche
anterior había puesto el cigarrillo roto en la mesa de luz. La mesa de luz me
pareció distinta: tenía una alianza y una asociación extraña con el cigarrillo.
Pero yo quise reaccionar contra mí. Me decidí a abrir el cajón de la mesa de
luz y fumarlo como uno de tantos. Lo abrí.
Quise sacar el cigarrillo con tanta naturalidad que se
me cayó de las manos. Me volvió la obsesión. Volví a reaccionar. Pero al ir a
tomarlo de nuevo me encontré con que había caído en una parte mojada del piso.
Esta vez no pude detener mi obsesión; cada vez se hacía más intensa al observar
una cosa activa que ahora ocurría en el piso: el cigarrillo se iba
ensombreciendo a medida que el tabaco absorbía el agua.
En Narraciones
incompletas. Texto extractado de
Biblioteca Ignoria.
Etiquetas: Felisberto, Narradores, Poetas argentinos
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