José María Arguedas: Zumbayllu
“La terminación quechua
yllu es una onomatopeya. Yllu representa en una de sus formas la
música que producen las pequeñas alas en vuelo; música que surge del movimiento
de objetos leves. Esta voz tiene semejanza con otra más vasta: illa. Illa nombra
a cierta especie de luz y a los monstruos que nacieron heridos por los rayos de
la luna. Illa es un niño de dos cabezas o un becerro que nace
decapitado; o un peñasco gigante, todo negro y lúcido, cuya superficie
apareciera cruzada por una vena ancha de roca blanca, de opaca luz; es también illa
una mazorca cuyas hileras de maíz se entrecruzan o forman remolinos; son illas
los toros míticos que habitan el fondo de los lagos solitarios, de las
altas lagunas rodeadas de totora, pobladas de patos negros. Todos los illas,
causan el bien o el mal, pero siempre en grado sumo.
Tocar un illa, y
morir o alcanzar la resurrección, es posible. Esta voz illa tiene
parentesco fonético y una cierta comunidad de sentido con la terminación yllu.
Se llama tankayllu,
al tábano zumbador e inofensivo que vuela en el campo libando flores. El tankayllu
aparece en abril, pero en los campos regados se le puede ver en otros meses
del año. Agita sus alas con una velocidad alocada, para elevar su pesado
cuerpo, su vientre excesivo. Los niños lo persiguen y le dan caza. Su alargado
y oscuro cuerpo termina en una especie de aguijón que no sólo es inofensivo
sino dulce. Los niños le dan caza para beber la miel en que está untado ese
falso aguijón. Al tankayllu no se le puede dar caza fácilmente, pues
vuela alto, buscando la flor de los arbustos. Su color es raro, tabaco oscuro;
en el vientre lleva unas rayas brillantes; y como el ruido de sus alas es
intenso, demasiado fuerte para su pequeña figura, los indios creen que el tankayllu
tiene en su cuerpo algo más que su sola vida.
¿Por qué lleva miel
en el tapón del vientre? ¿Por qué sus pequeñas y ende bles alas mueven el
viento hasta agitarlo y cambiarlo? ¿Cómo es que el aire sopla sobre el rostro
de quien lo mira cuando pasa el tankayllu? Su pequeño cuerpo no puede
darle tanto aliento. El remueve el aire, zumba como un
ser grande; su
cuerpo afelpado desaparece en la luz, elevándose perpendicularmente.
No, no es un ser
malvado; los niños que beben su miel sienten en el corazón, durante toda la
vida, como el roce de un tibio aliento que los protege contra el rencor y la
melancolía. Pero los indios no consideran al tankayllu una criatura de
Dios como todos los insectos comunes; temen que sea un reprobo. Alguna vez los
misioneros debieron predicar contra él y otros seres privilegiados. En los
pueblos de Ayacucho hubo un danzante de tijeras que ya se ha hecho legendario.
Bailó en las plazas de los pueblos durante las grandes fiestas; hizo proezas
infernales en las vísperas de los días santos; tragaba trozos de acero, se
atravesaba el cuerpo con agujas y garfios; caminaba alrededor de los atrios con
tres barretas entre los dientes; ese danzak' se llamó
"Tankayllu". Su traje era de piel de cóndor ornado de espejos.
Pinkuyllu
es el nombre de la quena gigante que tocan los indios del sur durante
las fiestas comunales. El pinkuyllu no se toca jamás en las fiestas de
los hogares. Es un instrumento épico. No lo fabrican de caña común ni de carrizo,
ni siquiera de mámak', caña selvática de grosor extraordinario y dos veces
más larga que la caña brava. El hueco del mámak' es oscuro y profundo.
En las regiones
donde no existe el huaranhuay los indios fabrican pinkuyllus menores
de mámak', pero no se atreven a dar al instrumento el nombre de pinkuyllu,
le llaman simplemente mámak', para diferenciarlo de la quena familiar.
Mámak' quiere decir la madre, la germinadora, la que da origen; es un
nombre mágico. Pero no hay caña natural
que pueda servir de materia para un pinkuyllu-, el hombre tiene que
fabricarlo por sí mismo. Construye un mámak' más profundo y grave; como
no nace ni aun en la selva. Una gran caña curva. Extrae el corazón de las ramas
del huaranhuay, luego lo curva al sol y lo ajusta con nervios de toro.
No es posible ver directamente la luz que entra por el hueco del extremo
inferior del madero vacío, sólo se distingue una penumbra que brota de la
curva, un blando resplandor, como el del
horizonte en que ha caído el sol.
El fabricante de pinkuyllus
abre los huecos del instrumento dejando aparentemente distancias excesivas
entre uno y otro. Los dos primeros huecos deben ser cubiertos por el pulgar y
el índice, o el anular, abriendo la mano izquierda en toda su extensión; los
otros tres por el índice, el anular y el meñique de la mano derecha, con los
dedos muy abiertos. Los indios de brazos cortos no pueden tocar pinkuyllu. El
instrumento es tan largo que el hombre mediano que pretende servirse de él
tiene que estirar el cuello y levantar la cabeza como para mirar el cénit. Lo
tocan en tropas, acompañándose de tambores; en las plazas, el campo abierto o
en los corrales y patios de las casas, no en el interior de las habitaciones.
Sólo la voz de los wak'rapukus
es más grave y poderosa que la de los pinkuyllus. Pero en las
regiones donde aparece el wak'rapuku ya no se conoce el pinkuyllu. Los
dos sirven al hombre en trances semejantes. El wak'rapuku es una corneta
hecha de cuernos de toro, de los cuernos más gruesos y torcidos.Le ponen boquilla de
plata o de bronce. Su túnel sinuoso y húmedo es más impenetrable y oscuro que
el del pinkuyllu, y como él, exige una selección entre los hombres que
pueden tocarlo. En el pinkuyllu y
el wak'rapuku se tocan sólo canciones y danzas épicas.Los indios borrachos
llegan a enfurecerse cantando las danzas guerreras antiguas; y mientras otros
cantan y tocan, algunos se golpean ciegamente, se sangran y lloran después,
junto a la sombra de las altas montañas, cerca de los abismos; o frente a los
lagos fríos, y la estepa. Durante las fiestas
religiosas no se oye el pinkuyllu ni el wak'rapuku. ¿Prohibirían los
misioneros que los indios tocaran en los templos, en los atrios o junto a los
tronos de las procesiones católicas estos instrumentos de voz tan grave y extraña?
Tocan el pinkuyllu y el wak'rapuku en el acto de la renovación de
las autoridades de la comunidad; en las feroces luchas de los jóvenes, durante
los días del carnaval; para la hierra del ganado; en las corridas de toros. La
voz del pinkuyllu o del wak'rapuku los ofusca, los exalta, desata
sus fuerzas; desafían a la muerte mientras lo oyen. Van contra los toros
salvajes, cantando y maldiciendo; abren caminos extensos o túneles en las
rocas; danzan sin descanso, sin percibir el cambio de la luz ni del tiempo. El pinkuyllu
y el wak'rapuku marcan el ritmo; los hurga y alimenta; ninguna
sonda, ninguna música, ningún elemento llega más hondo en el corazón humano.
La terminación yllu
significa la propagación de esta clase de música, e illa la
propagación de la luz no solar. Killa es la luna, e illapa el
rayo. Illariy nombra el amanecer, la luz que brota por el filo del
mundo, sin la presencia del sol. Illa no nombra la fija luz, la
esplendente y sobrehumana luz solar.
Denomina la luz
menor: el claror, el relámpago, el rayo, toda luz vibrante. Estas especies de
luz no totalmente divinas con las que el hombre peruano antiguo cree tener aún
relaciones profundas, entre su sangre y la materia fulgurante.
*José María Arguedas
(Perú, 1911-1969). Fragmento de “Zumbayllu”, incluido en el libro Los ríos profundos.
1 Comments:
hermoso libro. gracias por recordármelo
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