Paul Klee, primeros recuerdos
“En sueños vi
los órganos genitales de la sirvienta; consistían en cuatro masculinos
(infantiles) y parecían un poco la ubre de una vaca” (dos a tres años).
“Mis primeras y muy
precoces impresiones de la belleza de las niñas fueron sin duda intensas.
Me dolía no ser yo mismo una niña y llevar esos encantadores calzoncitos
blancos con encajes” (tres a cuatro años).
“Unos malos
espíritus que dibujaba toman inesperadamente realidad. Busqué protección con mi
madre y me quejé de que los diablitos se asomaban por la ventana” (cuatro
años).
“No creía en Dios;
los otros niños repetían que Dios nos tenía continuamente a la vista.
Estaba yo convencido de la mediocridad de una creencia de este género”
(cinco años).
“En el restaurante de
mi tío, el hombre más gordo de Suiza, había mesas cubiertas de mármol liso
en cuya superficie se podía ver un embrollo de cortes longitudinales de
fosilización. En este laberinto de líneas era posible descubrir seres humanos
grotescos y trazarlos a lápiz. Ésta era una de mis preocupaciones preferidas”
(nueve años).
*Paul Klee empezó a
escribir un diario de vida en 1898. Tenía 19 años. Los “Diarios”, en
cuatro partes, se detienen en 1918, cuando es un artista consagrado y
exitoso. Sin embargo, seguirá revisando y editando dicho diario en los
años sucesivos, hasta el punto de reescribirlo como una autobiografía.
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