Daniel Gayoso: Magos y animales
Teoría de las mariposas
“Es falso -enseñabas- que sus alas abiertas en las flores no digan nada, como la boca abierta y oscura de un muerto. También que el color y la luz sean la pura evidencia sin nombre. O el parpadeo de sus alas nos guiñe la solución de un acertijo imposible... Que otros sigan las líneas de leves polvillos, tan sólo por fugarse de este mundo al Minotauro del insecto. No -concluías-, en ellas la brisa divina escribió la cierta frase que, una a una, todas revelan fugazmente. Es inútil leerla. Es infinita. Su sentido es la gracia, tan simple, de olvidarla.”
Condición animal
Atroz es recordarse en la celda vidriosa de cada día; una prisión como un solo día gigantesco, astillado en incansables imágenes de sí. Allí estás, desolado, con una torpeza de elefante que no logra vencer la claridad, que a lo sumo eleva sus ansias de cisne sobre el fragor del impulso... ¿No ves, al alba, la repetida escena? ¿No sueñas, ya despierto, la Celda prodigiosa?
Mago
Llamas al animal que nunca se ha visto a sí mismo. La mariposa del ala izquierda más grande; el ciervo de los cuernos en flor; la araña diamantina; el ave del pico incrustado en el pecho; la oveja sin los ojos mansos... Sabías: “Natura imperfecta est”, reza la doctrina. Y uno por uno los sanas con amoroso don. Allí, en el negro cristal de los sueños. Y cuando ya enmiendas el último error, ves entonces tu imagen. Sola y deforme.
“Es falso -enseñabas- que sus alas abiertas en las flores no digan nada, como la boca abierta y oscura de un muerto. También que el color y la luz sean la pura evidencia sin nombre. O el parpadeo de sus alas nos guiñe la solución de un acertijo imposible... Que otros sigan las líneas de leves polvillos, tan sólo por fugarse de este mundo al Minotauro del insecto. No -concluías-, en ellas la brisa divina escribió la cierta frase que, una a una, todas revelan fugazmente. Es inútil leerla. Es infinita. Su sentido es la gracia, tan simple, de olvidarla.”
Condición animal
Atroz es recordarse en la celda vidriosa de cada día; una prisión como un solo día gigantesco, astillado en incansables imágenes de sí. Allí estás, desolado, con una torpeza de elefante que no logra vencer la claridad, que a lo sumo eleva sus ansias de cisne sobre el fragor del impulso... ¿No ves, al alba, la repetida escena? ¿No sueñas, ya despierto, la Celda prodigiosa?
Mago
Llamas al animal que nunca se ha visto a sí mismo. La mariposa del ala izquierda más grande; el ciervo de los cuernos en flor; la araña diamantina; el ave del pico incrustado en el pecho; la oveja sin los ojos mansos... Sabías: “Natura imperfecta est”, reza la doctrina. Y uno por uno los sanas con amoroso don. Allí, en el negro cristal de los sueños. Y cuando ya enmiendas el último error, ves entonces tu imagen. Sola y deforme.
*Del libro Magos y animales (Ediciones El Mono Armado, 2007).
**Daniel Gayoso (Buenos Aires, 1957). Licenciado en Letras, periodista. Ha publicado,entre otros, los siguientes libros: Marea secreta (1998), Los ojos inversos (1999), La noche coral (2001), Astillado (2002), La épica del no (2002) Primer premio de ensayo breve de la Universidad de Morón). Cordina talleres literarios.
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