Jacobo Rauskin*: Las manos vacías
Futura madre
quizás abandonada
por uno que se hizo humo.
La veo triste, pensativa y dominical,
cuando cruza la plaza esta mañana.
Ver mujeres en tal condición
forma parte de mi trabajo.
¿Para qué? No lo sé.
Tampoco tiene mucha importancia.
Yo veo amor herido en su manera de andar,
de dar tímidamente unos pasos
con la indecisa gracia de un ave que camina.
Para mi gusto, para mi manera
de ver el mundo en su más íntima
y secreta correspondencia,
ella, hoy, en la cálida mañana,
es una garza melancólica
que ha salido a dar un paseo.
Ahora cruza, sin la menor prisa,
este jardín municipal con pájaros,
con un Jacaranda florido,
con un sol cariñoso,
un sol que te acaricia el cuello,
que te invita a dormir, pero
no eres tú quien está por llegar a la calle;
es ella, que por poco pisa mi sombra
y, sin embargo, no me ve.
Mejor así.
Seré el poeta clandestino
de su tristeza pasajera.
*Jacobo Rauskin. Poeta paraguayo (Villarica,
1941).Ha publicado más de veinte poemarios. Es miembro de la Academia Paraguaya
de la Lengua y académico correspondiente de la Real Academia Española. Ha sido
catedrático en la Universidad Católica de Asunción, y actualmente se desempeña
como Director de la Biblioteca Municipal «Augusto Roa Bastos» de Asunción,
Paraguay. En 2007, se le concedió el premio Nacional de literatura.
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