lunes, septiembre 18, 2017

Gerardo Lewin: Selección de poemas



El que no sabe adónde va


Fugan sus horas en primarios segundos
sentado solo al fondo del espejo
lleva paquetes sin valor, vaciados
en regueros que los bichos voraces adivinan.
Destinatario ausente finje no escuchar la voz que clama,
la voz que desde lo profundo carraspea bronca.

Calles deshabitadas,
inundaciones como espasmos las ahogan.
Su reloj se detuvo, neblinas invasoras
establecer impiden prioridad, cronologías.

¿Qué vaticinarán clarividentes, brujos?
El panorama es desalentador, se enseñorea el frío,
la negada paternidad de este presente.
¿Y qué debiera preguntar?
El fin del viaje se aproxima: la ciudad ideal, iluminada.
El libro donde no encontrará esta frase:
“no te enamores nunca”.

Los otros le rehuyen la mirada directa
o el contagio, el mal omnipresente y expansivo.
Nadie lo espera, nadie lo ha enviado
y una canción, una tonada, la melodía ciega
que no consigue abandonar, que nada lava,
ronda, vuelve, brinca, retorna:

Al que no sabe adónde va
cualquier colectivo lo deja
bien.

A AD



Fin de Contrato


Sé que mi vida se repliega ahora
a una trinchera móvil
cavada en húmedas cajas de cartón,
en estallidos súbitos y ansiosos
de cintas de embalar voraces.

Aquí fue donde bailamos
el rockanroll de las patatas fritas.
En esta cama casi muero.
Llorabas desconsolada en esa silla
y yo sólo atinaba
a besarte las manos.

En el final el eco rebotando
de pared a pared
y obstinados imanes
aferrándose a la heladera muerta.

Sumisos, obedientes,
nuestros fantasmas
cancelarán las deudas,
nos buscarán sonriendo en los espejos,
regresarán correspondencia
a desesperanzados remitentes.

El polvo de los años
se asentará cantando
sobre estos pasos últimos,
este murmullo incontinente...

Silencioso llanto de babosas
en el patio:
las despedidas las abruman,

pobres bichos.



Fin de semana en Solaris

No habrá más mundos que este
que para ti convoco;
materia otra que la que aquí conjuro.

Atravieso espejismos,
me hundo en alucinaciones
que con tu rostro se disfrazan.
Incorpóreos engaños que simulan tu aroma.

Y contra mí conspiran odiosas estadísticas,
antagónicas leyes prohíben nuestro encuentro.

¿Cuántas vidas debería vivir
hasta que esta pompa de jabón
asuma nuestras formas?


Nada guardo de ti sino tu ausencia.


Goma líquida


Canto con una voz
de goma líquida.
Una profunda gota me sumerge
en ríos de tristeza blanca.
- dijo el chino.

Por culpa de este lunar,
de esta verruga indócil,
he perdido una hija.

Por culpa de este gusano
que devora mi pierna.

Crece, pero nadie en el barrio cree
que pueda llegar a convertirse
en persona.

Tuve un amanecer esta certeza
viendo cómo, entre llantos,
intentaba dibujar una sonrisa
allí donde debía estar su cara.

Chinatown.

Hablemos entonces sólo de negocios:
ahora embotello las tristemente célebres
“Lágrimas de Gusano”.

Las compran gentes
que arrastran odios,
rencores acendrados.

Su pertinaz aroma permite asesinar a la distancia.
La víctima muere, después de muchos años,
de una melancolía que nadie
- hasta aquí -
había querido explicar.



 Lenta luz


Desconocemos, de estos cuerpos que chocan,
significado, dirección, resabios de voluntad
atravesada por dragones, por deseos fulmíneos.

Qué fue de la promesa, del laurel.
Las ropas susurrantes de la luz.

Y ya en la oscuridad,
vuelven a mí las cosas esenciales,
el estribillo triste de la polilla ciega:
se acabó la función.

Como un dios descastado
¿estoy dispuesto a envejecer tras estas líneas?

Abro mi corazón a mis verdugos:
no volveremos, amigos, a vivir.


Plato roto


¿Te has enfrentado alguna vez
al misterio de fragmentos errantes,
a la crueldad
de las astillas vivas?

Trozos desesperados
de lo que fue
felicidad,
yacen ahora frente a tí,
rotos,
gritando cada cual su versión.

Pegadas a tus dedos,
promesas vanas
de adhesivo infalible.

¿Qué harás?

¿Podrás hallar un rumbo
entre voces que claman
por volver a un pasado perfecto,
sin grietas,
sin fisuras?


Transcripción

Un dios se revela ante mí.
Ladra con una voz de espinas incendiadas,
vierte en mi oído palabras
que se arrastran o que flotan.

Me conmina: graba cuanto te he dicho.
Estilo en mano, hiendo:

“En el principio el mundo era
la bola de excremento de un escarabajo.
En su interior luchaba el trueno contra el viento,
contra la lluvia la montaña.
Cada quien ansiaba ser el primero en nacer.
Los hombres no existían, no había dioses.
Sólo la tibia noche del estiércol.”

¿Es esto cierto? El barro ya se seca y sólo alcanzo
a añadir mi nombre: (ilegible).

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*Gerardo Lewin, poeta argentino. Publicó varios libros. Esta selección incluye poemas de algunos de esos libros: (Amores muertos El Jabalí, 2003), Nombre Impropio y  Tránsito, ambos incluidos en volumen único de Editorial Deacá, (Villa Mercedes, 2016). "Transcripción", el último poema es inédito. .






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