miércoles, agosto 02, 2017

Bárbara Belloc: Texto de presentación de Hierba sobre el mundo castigado


Lo que contienen las páginas de este libro ya está debida, cuidadosa y exquisitamente explicado en sus palabras preliminares:

− cuál es el recorte generacional (el de los nacidos entre 1955 y 1965),
− cuáles son las razones de la reunión y recopilación de su escritura,
− el porqué y el cómo del arriesgado y feliz, productivo e incitante método compositivo, que para ello adoptaron Teresa Arijón y María Mascheroni,
− el componente (que es un valor) político de esta clase de lectura (que es una intervención) sobre este corpus particular, y
− el espacio que busca recuperar este acto dentro del mapa, el planisferio estratégico o el catastro de la poesía argentina que es, aunque haya a quienes les resulte remota por desconocerla, por la dificultad de dar con los libros, contemporánea: actual y vivita y
coleando.

De modo que a lo bienaventuradamente escrito allí, en las preliminares, por María y Teresa, yo lo resumiría diciendo que se trata de un rescate emotivo. Además de una reparación histórica, el soplo que recupera el fuego latente en los rescoldos. Además de un gesto de justicia y audacia poética.
El propio hierba sobre el mundo castigado es una palabra preliminar, un preludio: a 55.65, la serie de cordeles que irá publicando rítmicamente la obra individual de los poetas redescubiertos y tramados, como dicen las compositoras, en el “colectivo poético involuntario”, que figura como autor del libro que esta noche se lanza como una luz de bengala. Así que hay mucho y bueno por venir. Y hay que leer ya mismo: hierba sobre el mundo castigado es pasto fresco. Fresco, verde y cargado de futuro.
Quiero llamar la atención sobre algo que me resulta, por así decirlo, un poco inquietante: pareciera que para encontrarnos con la poesía de esta generación “desleída” por el contexto histórico y social en que le tocó y le toca escribir debiéramos internarnos en sucesivos túneles, como quien dice preliminares a preliminares a preliminares, o como cifraba mi amado Pier Paolo (Pasolini), “descripciones de descripciones”. Pero, ¿por qué? ¿Por qué esta generación
necesitaría, a diferencia de otras, el oficio de los intermediarios? ¿Y por qué para volver a entrar en el anillo 55.65 del túnel del tiempo tuvimos que esperar hasta hoy? ¿Cuál sería la amenaza allí escondida por la cual deberíamos tomar cuidados o aceptar, incluso procurar, postergaciones? Todo llega. Al fin, la lectura es contundente. En poesía el contacto es directo.
Y el poema es un antropófago.


hierba sobre el mundo castigado..., este extenso poema coral que confabula contra y así contraviene la monología del “libro de poeta” en la puesta en continuidad de las entonaciones y las sensibilidades
personales, viene a decir lo suyo. Podemos abrirlo, y por magia de la palabra de la poesía, que incluso escrita recobra siempre la potencia de la oralidad, escuchar su voz. Un canto que puede conectar la sintonía fina de la lírica con el verso más sucio de un poema sucio. Voz que no falla en recobrar y religar todas las voces, como un tambor es tambor de todos los ritmos. Y entonces, la poesía es una cámara acusmática, una recámara de ecos del espaciotiempo próximo y prójimo que no supimos (cómo) escuchar en su momento. hierba sobre el mundo castigado es una rosa es una rosa es una rosa, es una voz es una voz es una voz, es una emoción es una emoción es una emoción según quién lea, pero lo que verdaderamente importa es que la emoción nos une. La poesía es la llave que abre todas las puertas y las no puertas. Por eso:

gracias a Teresa Arijón y María Mascheroni y a todos los poetas seminales de este libro.

Hilos Editora: club cultural matienzo, 28 de junio de 2017 


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