Andi Nachón: De su libro La III Guerra Mundial
a
Rolando, mi hermano mayor.
“Pues Ender la amaba, como sólo se puede amar a alguien que es un eco de uno mismo, en el momento de la pena más profunda.”
La voz de los muertos
Orson Scott Card.
Mapas,
rutas, accesos cortados: crecemos navegando así
nuestra fe en la catástrofe. Cada vacación
un simulacro: Caracoles, Camarones
Los Toldos. Esta cartografía final
desplegada en la mesa familiar
donde hombro contra hombro
rastreamos huidas posibles. Duran las siestas
el tiempo sin fin que lleva a la tierra
alcanzar un final: “Súbitamente
todo explotará” –así predica él y afuera
la explosión es otra historia. Tu hermano mayor y
vos
al sur la travesía, una búsqueda de otra vida
que empieza en un final. Hombro contra hombro
para vos la tercera guerra
se traslada por esa fuga
donde él y vos hallarán cobijo
entre un pueblo sin nombre y otro.
*
Soy
buena copiloto, aunque no lea mapas y pasen
los
carteles a la velocidad de la luz
nunca
me duermo ni dejo solo
al
conductor con su magia
en
avanzada constante. Soy
buena
copiloto y ya: desde los cuatro lo sé y cada
viaje
o este único
largo
viaje interminable
con
su movimiento marcan
su
propia realidad. Cuando fui chica la familia
nucleaba
en su chevy naranja
el
terror de la huida. Ahora
como
toda copiloto sé
no
hay viaje sin fuga y nada hay
que
no haya
empezado en algún dolor.
*
Esa es, será tu dicha: un hombre te mira
veinte años y pide luz
para hacer camino. Antes de Roca inundado
el ripio atrapa
al chevy anaranjado. Vos y él
cerrada de lluvia la noche
pala en mano no alcanzás
el metro sesenta pero igual
vas vos con él. Adelante y a salvo
en el coche espera la madre
el hermano del medio a cubierto: y sí,
esa es
será la dicha. A tientas
sobre su mirada vos
abrís camino en el barro.
*
En definitiva, lo suyo es la colección: alinea
y encuadra elementos disímiles. A veces
pinceles
colores y tonos que mezcla
en chapitas de gaseosa. Tu hermano mayor
alguna vez pintó y fuiste vos
una asistente precoz: tardes eternas a su lado
bosquejos y líneas de puntos
para armar figuras. Cuando él no está
solapada revolvés sus telas donde las caras
se retuercen y arman
gestos de dolor. Alguna vez
tu hermano mayor dejó atrás al debilucho
y arrastró a la madre de compras: su primer
trofeo
culata blanca el revólver, delicado y casi
para la cartera de una dama.
Del hermano mayor, la colección ahora
abarca toda la superficie de su cama: un
fusil de asalto, la colt cromada o el
winchester
que en perfección merece
su lugar de exhibición. Los días del padre
vos mentirás
en la escuela regalos
rutinas de paseo a sabiendas que
las verdades familiares no se enuncian
de ninguna manera. A los seis
sos una experta: un cucharón de joyero es útil
para volcar plomo y fabricar precisas
puntas de bala. Tu propia colección
mentiras en voz alta de pronto pronunciadas
eficientes al momento de eludir aquello
que no querés decir: belleza
del hermano mayor y su uniforme, la certeza
ineludible de su amor.
*
Cielo y más cielo
para los días sin fin: dieciocho
horas de luz en destello
corren tras la ventanilla del auto
en avance constante. Cielo
y más cielo es esto que
indiferentes navegamos.
*
El fin un fuego de artificio
en el fondo
tu hermano tiene mañas estéticas
lluvia de meteoritos, frentes de guerra para el
héroe
amurallado en su propia causa
la niña repetirá: fuerzas para la revuelta
en vos la revolución. Y no en plegaria
tratamos un problema
si la única belleza dice
belleza final. Contra piedras
saltarinas de rutas no asfaltadas
se acoraza el chevy, nuestro parabrisas
a prueba de balas.
*
Promedian los setenta y se retrasa
un año tu entrada a la primaria. Muchos esperan
el mundial mientras algunos
en urgencia alistan estrategias
encubrimientos y huidas. Como todo
horror cuando se instala parece
jamás comenzó y nunca
podrá terminar. Se retrasa
nuestra vuelta a la vida igual que alguien
pospone cierta operación o el festejo
de un cumpleaños más: nada
dice peligro y el peligro
está. Alucinada
la familia se entrega toda
en velocidad al viaje, cuerpo
hermanado a este desierto y capaz
de esfumarse hecho polvo aunque perdure
mineral e indestructible su estructura.
Mucho después buscarás rastros
a tu forma una memoria
su posible redención. Hubo horizontes abiertos
incontables las estrellas
signaron este viaje, su imperio
para tu familia incapaz
de arribar a un final.
*
Que en mis peores pesadillas seas vos
manchado de sangre a mis pies
solamente vos frente a quien
yo me rindo. Que en esas
las peores noches todavía
seas vos a quien busco
infinitamente ahí
rendido a mis pies.
*
No es soldado: media americana
borcegos, campera polar
pero no. En obsesión
arma y rearma su uniforme, sólo puntos
por hojas de ruta vueltas cartas
en futura navegación: un repertorio
imposible de gestos, objetos
donde no hay respuestas aunque sí
simulacros de control.
Su cuerpo un templo y el espíritu
de cuerpo la única
amalgama que una
nuestro átomo disfuncional. Como en toda cartografía
del deseo es la pulseada
entre él, aquello
que no tendrá. El hermano mayor, su guerra no santa
predice cada día sobre mismas urgencias
sus ansias: media americana
borcegos, campera polar. Atrás los demás
nuestra incompetencia vuelta una y cada vez
evidencia. Hay códigos,
ademanes. Simulamos control y al alba
dejamos atrás
todo punto de referencia.
*
Mucho después, cada llamada a deshoras
se vivirá en tanto comunicado
y notificación: “a las 23.45
su hermano mayor falleció”. Cuando vos no marques
el ritmo de mis días ni yo sepa
qué batallas se luchan o en qué
cuestiones creer, cada vez que el teléfono suene
temblaré. Aunque sea capaz de calma
y cuide quehaceres modestos –arbustos de jazmín,
alguna otra
tontera trascendente– igual
en mí irrumpirás en eco, revuelta
de todo aquello cancelado
tras seis llaves dos candados y una
patética oración. Cuando lleve todavía
esos jeans Lee gastadísimos –con vos recorrieron
miles de kilómetros y son casi
como llevarte a vos en mí
que me estás vedado– a deshoras cada llamada
anuncia todo eso que no
no lograré decir porque todavía
ni siquiera soy
capaz
de pensarlo.
*Andi Nachón. (1970). Ha publicado: Siam (Nusud, 1990), Warzsawa (Bajo La Luna Nueva, 1996), Taiga (Suscripción, 2000),Goa (Tsé tsé, 2003) y Plaza Real (La Bohemia, 2004). Dos compilaciones: Taiga no rio de janeiro (Ediçoes da passagem, Rio de Janeiro, 2001) y Villa Ballesta - Ñuñork (Surada, Sgo de Chile, 2003). Con ilustraciones de Sebastián Bruno, De vos a mí, digo(Suscripción, 2002). Integra las antologías El turno y la transición — compilador Julián Ortega— (Editorial Siglo XXI),Monstruos —compilador Arturo Carrera— (Editorial Fondo de Cultura- ICI), Poesía Erótica argentina 1600-2000 —compilador Daniel Muxica— (Editorial Manantial) y Agua de beber —compiladora Mónica D´Uva— (Editorial Nusud). Desde 1999 es parte del colectivo artístico interdisciplinario Suscripción. Actualmente es Docente del Una
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