Stella Ángel Villegas: Acerca del texto “Consenso inútil” de María Mascheroni**
El frío irrumpe como
flecha en el texto. Algo comienza a
romperse en las montañas en forma de vapor y se quiebra “cae de una brecha
abierta en el cielo que transforma en rayos la luz del sol oculto”.
El frío es marco del
acontecimiento: arquero- flecha- arco o modos de afectación.
El tirador de arco inicia
la ceremonia de la escritura.
Arco compuesto por la
tensión: poesía - muerte. Y lanza la pregunta “¿cómo se juntaron estas
palabras?”, que se desmoronan esparcidas por el texto.
El frío en el cuerpo del
arquero y “el frío afuera”, distancias que hacen temblar las palabras cuando
modula, “el dolor sube”, “la luz aumenta”.
El temblor del arquero
traza líneas de fuga, multiplica centros o preguntas, distribuidas en la
superficie. Preguntas- flechas que dialogan entre sí y en sí, “¿qué
es poesía?”,” ¿qué de la muerte me pasa cuando escribo?”, “¿de qué cosas se
dice que mueren?”.
Puntas
o cabezas bifurcadas de frío que atraviesan el texto o el carruaje vacío.
Acontece la exterioridad del escribir,
afectación de escritura que “me da miedo”, “me angustia”. Disminuye el
movimiento de transducción. Y aumenta, si al acto de escribir le asigna un
sentido de exterioridad.
Mascheroni
dona exterioridad, lo hace funcionar con lo màs exterior y lo màs intensivo de
sí, entre sí.
Para
el arquero – poeta la experiencia de muerte es tierra de interrupción y al
mismo tiempo, no interrupción. De flujos o matices.
La
intensidad- muerte y la intensidad- morir admiten nombres de intensidades
distintas.
Le asigna
heterónimos, otros nombres de la exterioridad, “¿qué pasa si sustituimos la palabra muerte por otra como caballo?”.
La
muerte existe en el texto como voluntad de proposición, “tema o sustantivo”,
pero no forma parte de la experiencia del arquero. Para él la muerte no.
La
experiencia de morir cada vez multiplica
las muertes. Muertes poéticas que señalan cortes de inicio y final. Morir que
no cesa, “morir la muerte”, un flujo de deseo de morir.
El
arquero vive la experiencia sensible de morir en cada transformación. Conjura la muerte “¿qué hace la poesía a la
muerte? ¿conjurar el peligro o atraerlo?
Transformación
de matices en el acto de escribir o morir.
Longitud de arco que hace pasar el doble, pasar la poesía y la muerte.
Intensidades que no se agotan en su mismo movimiento.
Quietud
en la muerte que existe en tanto imagen- recuerdo de esa memoria que recopila
fuerzas que no cambian. Memoria que renuncia a la función de multiplicidad, a
lo continuo.
Todos los hombres se mueren por consenso
“cuanto mayor es el consenso uno se queda más afuera de la cosa”, más afuera de
la experiencia.
Muerte
como voluntad de nada, sin curvas en el arco.
La
muerte no guarda transformaciones por
eso permanece como consenso.
Aquello
que no cambia y permanece igual.
Los
verbos- reacción se retiran uno a uno, se disuelven los signos de puntuación
que separan, quedan las imágenes ópticas - sonoras, las modulaciones de
afectos. El arquero deviene poeta -músico, despega los diferenciales. Superpone
relaciones de interfaces y amplifica.
La
máquina de la escritura crea intercesores, Arqueros- intercesores, Deleuze, Dylan Thomas, Temperley,
Pizarnik, Lepera, Di Giorgio.
Individua
la relación poesía –muerte como proposición y como acontecimiento.
Acontecimiento de ser capaz de soportar en que se transforma, en tanto que
olvida.
Orden
transductivo de una intensidad poética que se despliega. Y vuelve.
La
flecha del tiempo que cae, vuelve, y en ese pasar- hogar- , olvida, “que estaba
en ella”.
* Stella Angel Villegas, nació en Rosario. Esquizoanalista, artista plástica, investiga y genera conexiones poéticas entre el pensar y la creación artìstica como prácticas para la vida; una propuesta filosòfico-poètica para crear salud.Creó en 1992 y dirige aún el Centro de Estudios e Investigación de Medicina y Arte, institución que aborda las problemáticas del siglo XXI, el pensamiento de cruce y las estéticas transdisciplinarias.
**El texto "Consenso inútil" de María Mascheroni, puede leerse en este mismo blog del amasijo.
Etiquetas: Stella Ángel Villegas
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