jueves, abril 07, 2016

Alejandro Castro: Poemas

1-  06:00 AM


El rumor de un océano perfecto, la ola, decibeles moderados,
el buzo de la ciudad aguanta el aire que a brazadas abre
el día, las piedras decantadas en el fondo, el sueño incorpora el aire
acondicionado que se incrusta en las ventanas de los pisos más altos,
la perfección es la oscuridad, la sed del ser debidamente bebida, apenas
un ligero resplandor en las rendijas se vuelca en el cuenco de las palmas
de los dedos se escurre y derrama la brisa hincha como otros días
el cuerpo astral, la superficie alborotada, el atontamiento lúcido
en la punta de la lengua, la boca, la ensenada, la tierra al fin baldía
el velamen de la mente parte ya y su estela se disipa mientras anda
y llama un resplandor catódico, los ingenios de metal destemplado,
rezuman, decía, en los intentos de ver, de llegar hasta el azul,
el azul plegado, el azul en los reflejos de un jardín iridiscente de lunarias 
la crujía plateada del pez, su ojo -que no descansa ni en la muerte-
que ve las burbujas ascender, locas huyendo del abismo, el azul,
pero antes de abrir la puerta, el espejismo, el primer manotazo del ahogado.







2-  10:30 AM


De tu mano casi vienen a comer las lechuzas, era poco
lo que faltaba, respondiendo a su mirada interrogante
en el vano de la puerta la arena, allá unas nubes enrolladas
retrocedían lentamente -como los ojos del caracol que, tocados,
se llevan con ellos el sueño de los otros- el momento ese
en que sentándose a tus pies, pues ellas sabias de lo que es imprescindible,
te devolvían el privilegio solo a vos, así, a un estado único de fotografía
en ese plano podíamos menos que la sorpresa, cuando sentándose
buenamente, una por vez, picando migas, acercaban, sobrevivientes,
su mundo extraordinario; qué hacer si no soltar la mano, o girar un aspa
de palabras o empujar la música o dejarte llenar todos los rincones,
quedándote el gusto por el mar, los días calmos, y así el hijo que vendrá
de tu hijo preguntará por qué a su hijo le vienen las aves tan mansas
a su lado en la orilla del agua o le revolotean cuando la tarde se aplaca;
la materia traspasará el chistido bajo la espuma, constante en sus pliegues
el trabajo de la partícula más estable oscilará, respondiendo a otro temblor.







3-   14:00 hs.


Claro que hay penas, quién no siente en lo ajeno de las vacas levantarse
la sombra que estuvieron preparando, tan oscura y fría y durante
tanto tiempo, que apenas su presencia se disipa en el sueño, o bien
sostenidas por un silbo indeleble, propagar su tamaño invulnerable.
Valen tanto como listas enrolladas ocultas en papeles enrollados
en diarios, penas enrolladas en caracteres góticos, altos pupitres
mayúsculos de penas corrientes como la electricidad o artes explotadas
por el aire de marcar con énfasis la pena de la locura que las condena
a venir por nosotros, olerlas de cerca, acostarse con ellas, tenerlas
en el regazo, mojarlas en el sentido, salir a la calle portándolas
como un documento o verlas venir cantando, como alguien que se defiende
por la razón de ser monstruos de ayer tan presentes cuando el espejo
se activa y deja en la línea del tiempo la permanencia sobre un equilibrio
incierto. Hay días en que rebalsan como el agua o supurando de las horas llagan
sin que se sepa su núcleo, la pura energía que las condensa, pero entonces
viene una voz. Un flujo de aire vibrante en la cuerda del amor que cura.







4-   01:30


Y contestamos. Decimos algo que pueda ser nada para no tocar nada. Sí.
Un accidente doméstico, antes de que amarre el día, nuestra duda, bordearlo,
pero en el desierto no. No en el mar ni en el cielo. Alzarse con pedazos rotos
mientras las horas irán deslizándose desde ese futuro inmediato hacia aquél
pasado irremediable, sin que las hayas probado, conocido su sabor o visto su luz
en otros ojos, otros cantares o risas propias o ajenas. La gran fuente que hecha
al mundo lo que le toque en suerte y contesta contra la nada y es pródiga también
en sus palabras, apenas llega algo más lejos que nuestros sentidos y nos horrorizamos
y echamos furia mirando al cielo o la cabeza se nos cae pesada de las lágrimas,
aún cuando no nos es posible fijar la residencia de nuestras ideas si ya somos otros
distintos y ya somos otros también y otros y ponemos caras de comprender todo y
contestamos. Sí. No alcanzan los años que duran el sonido de un plato roto 
para dejar cada parte de nosotros como un desecho abandonándose a la entropía
y perdiéndonos, seguir cada paso, cada murmullo que resuena con un sobresalto,
apurándonos a hacer las preguntas propias. La vida que no continúa, como el sonido
de un objeto que cae, choca contra el piso rompiéndose en pedazos y se apaga







5-   01:45


Qué otra cosa será más que una última demora, un fin develado, una cadena
de oración enlazada en el vacío absoluto, estas zurcidas de brazadas en el mar
que dejan detrás de vos lo mismo que delante, animado ya en la pared
de piedra pulida el perfil de la bestia inaudita, los mismos trazos negros, rojos
soplados tan solo la noche anterior, una vez de pie el otro animal al fin completo
¿cuán diferente puede ser la fascinación por el fuego? Las sombras ésas vendrán
a una oscuridad menor, mientras un brillo en la espesura confía ser evocado
para sacarlo todo de la vista y en el mismo momento, dejarlo en tus manos. Lleno
la boca de tinta y soplo sobre esta piedra grave, aún sin afilar: aquí te espero
en alguna clase de eternidad mirándote a los ojos, en el juego de una representación
innumerable. Tal vez no haya nada detrás de la oscuridad, la materia se transforma,
nosotros cesamos, el desequilibrio continuará y en ese error  otras cosas y seres
intentarán una nueva luz, pero qué felicidad la cercanía efímera, ese momento
de dejarse en un breve destello: habrán todos los estados de la vida, la incertidumbre
hará las oraciones más largas, el gesto de tocar la palabra escrita que cicatriza ante las yemas rozándolas, la fugacidad como certeza que nos devuelve a una presencia intangible


6-   23:00 hs.


La alarma cuela en las rendijas a ras del piso la noche viene de lejos, volanta
de una noticia trivial que mañana será olvidada; los calcetines de lana ahogan
los pasos doblando un tambor litúrgico sobre la madera: venís ahora a la cama
para ceñir la luz que cae en el fondo de las tazas vacías, sobre los libros cerrados,
nada abandona en su círculo amoroso: más allá del alcance de nuestros brazos
no habrá otra cosa más que oscuridad. Ahora, mientras persiste flotando alrededor
la charla ligera como en una cabina espacial, tus pasos -los escucho bien - traen
los medicamentos y el agua para el sueño interrumpido, la ropa ya fuera de nosotros,
un pabilo carbonizado sobre la silla, doblado después de arder, referidas las acciones,
las lineas del pensamiento, el toque de lidia, risa bajo el poliéster y las guardas incas,
figuras sagradas, volutas, cenizas de palosanto y piretro, incienso consumado que te trae flotando de veras como todo lo que hay entre lo posible y lo improbable, venís
a la cama con tu manto de armiño, tu camisa real, en el sobresalto inmediato
del espacio exterior, la marca vaga en tu espalda ya en el campo del sueño respira
sobre nosotros el bestiario de la pintura caída, un paraíso posible de ser arrasado , venís, para borrar todas las marcas, aquí, ahora, en el mismo azar que levantamos.  





Alejandro Castro nació en 1956 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Poeta y músico  Reportes de la noche, su primer libro publicado, obtuvo el segundo premio en el género poesía del Concurso Régimen de Fomento a la Producción Literaria y Estímulo a la Industria Editorial 2006 del Fondo Nacional de las Artes. Con su novela El verano de las Adivinas, ganó el primer premio  Sigmar de Literatura Infantil y Juvenil 2011.
Su libro Un Portal de Ovejas, integra la colección Miliuna de poesía, de Ediciones La Biblioteca, auspiciada por la Biblioteca Nacional. Su libro La estación obtuvo mención en el premio literario Casa de las Américas de Cuba 2015. Como músico integró distintas agrupaciones, entre ellas Santa María del Buen Ayre y Ollantay, con las que obtuvo, entre otros, un premio ACE (Asociación de Cronistas del Espectaculo) en 1992. Actualmente integra el Ensamble Folclorico Miel de Caña.






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