François Rabelais: La invención de un limpia-culo
De
cómo Grandgousier reconoció en la invención de un limpia-culo (Nota del
traductor: Torche-cul, en el original) la maravillosa inteligencia de su hijo
Gargantúa.
"Grandgoussier
visitó a su hijo Gargantúa y mientras lo besaba y abrazaba, le preguntó toda
suerte de cuestiones pueriles. Bebió con él y preguntó si lo habían mantenido
limpio y pulcro. Gargantúa afirmó que no había en todo el país un joven que fuera
tan limpio como él.
-He
descubierto, dijo Gargantúa, luego de largas y minuciosas investigaciones, un
modo de limpiarme el culo. Es el más noble, el mejor y el más eficaz que nadie
haya visto. Primero hagamos historia: una vez yo me limpié con una bufanda de terciopelo
de una dama y lo que encontré es que su dulzura
me procuró una gran voluptuosidad en el fondo del agujero.
Otra
vez con una caperuza de la misma dama y el resultado fue idéntico. Y otra vez
con un sombrero de mujer de satén de color vivo pero, una sarta de porquerías
de perlitas doradas que lo adornaban, me desollaron todo ahí atrás. ¡Que el
fuego de San Antonio le queme el agujero del culo al orfebre que los hizo y a
la dama que los portaba!
También
lo pasé mal cuando yo me limpié con un sombrero de paja emplumado a la Suiza.
Bien,
una vez que yo defequé detrás de un matorral, me encontré con un gato de marzo1, me limpié con él y sus garras me
desgarraron todo el periné. Me curé a la mañana siguiente limpiándome con los
guantes de mi madre bien perfumados de berga-mota2.
Después
yo me limpié con salvia, con hinojo, con anís, con mejorana, pétalos de rosa,
con hojas de trébol, con trozos de ladrillo, con lechuga, con hojas de
espinaca. Y, en realidad, no me sirvió de nada. Me limpié con los mercuriales y
las ortigas, pero yo me cagué en sangre como un Lombardo italiano, fue entonces
que me sentí lastimado, y me curé limpiándome el culo con mi bragueta.
Después
me limpié con paños, colchas, cortinas, carpetas, con una almohada, un tapiz de
juego, con trapos, servilletas, un pañuelo, todo eso me procuró más placer que
el que tienen los sarnosos cuando se los rasca.
-¿Cuál
es el mejor limpia-culo, el que más te gusta? --dijo Grandgousier.
-Ya
llegaré ahí, vas a encontrar enseguida la última palabra. Yo me he limpiado con
el heno, la paja, la borra, con lana, con papel, pero…
Quien
el culo se limpia con papeles, de la basura dejará caireles.
Escuchad
lo que dicen los cagantes 3 mientras
escriben textos en los muros de nuestros baños:
"Asquerosos,
el fuego de San Antonio los cocinará y quemará a todos si no se limpian sus
agujeros abiertos antes de partir".
¿Y
quieres un poco más?, dice Gargantúa. Aquí tienes un rondeau:
"Mientras
estaba cagando el otro día, he olfateado
la
imposición que mi culo reclamaba,
otro
bouquet atento yo esperaba,
que
fuera más hermoso y empestado.
¡Oh!,
¡si me habrá divertido
esa
chica que yo atendía mientras defecaba!
Durante
ese tiempo, sus dedos, mi culo de mierda han protegido.”
Decid
ahora, por la mierda (Nota del traductor:
en el original “par la mer Dé”, juego de palabras entre “par la merde” y “par
la mėre
de Dieu”), que no conozco de nada. No
soy yo quien ha compuesto estos versos, pero los escuché recitar a mi abuela, y los he
retenido en la bolsa de mi memoria.
-Hijo,
tu estás lleno de buen sentido, pequeño buen hombre, uno de estos días te haré
nombrar doctor en la Sorbona, pues eres bastante avanzado para tu edad.
Proseguid con tu propósito limpiaculístico 4.
-Bueno-dice
Gargantúa- ¿me pagarás una barrica de vino bretón si yo te cuento cuál es la
mejor manera de limpiarse el culo? Antes que nada: no hay necesidad de
limpiarse el culo si uno no tiene suciedad, y no puede haber suciedad si uno no
ha cagado antes, entonces nos hace falta cagar, antes de limpiarnos el culo.
-Después
-retoma Gargantúa-, me limpié con un sombrero, un tapa orejas, una pantufla,
una bolsa, una panera (pero, ¡qué desagradable limpia-culo!). Entre los
sombreros me limpié con algunos de fieltro, de terciopelo, de tafetán, pero los
mejores sin duda alguna son los que están hechos de pelo, absorben
excelentemente la materia fecal.
Después
me limpié con una gallina, un gallo, un pollito, la piel de un ternero, una
liebre, un pichón, un cormorán, con el saco de un abogado, con una cogulla, con
una cofia.
Para
concluir, yo digo y sostengo que el mejor limpia-culo, es un ganso plumoso,
metiendo su cabeza entre tus piernas. Créeme, sobre mi honor, que sentirás una
voluptuosidad mirífica, debido a la temperatura y la dulzura de ese plumaje que
causa el calor del pajarraco, que se comunica fácilmente de la tripa al culo y
de otros intestinos, hasta la región del corazón y aquellas del cerebro. Y no creas que la beatitud de los héroes y
semidioses que están en los Campos Elíseos es porque tienen su asfódelo 5, su ambrosía o su néctar, como dicen
las viejas de por aquí. ¡Ellos tienen a mi opinión que se limpian el culo con
un ganso bien plumoso!”
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1.Según
la leyenda los gatos nacidos en marzo pasan por ser muy batalladores.
2.
En el original en francés antiguo dice parfumez
de maujoin, que designa el sexo de una mujer.
3.
Fienteurs, en el original.
4.La
palabra que usa en el original es torcheculatif.
5.
Un tipo de planta.
* Gargantúa y Pantagruel. Libro1ero, Cap. XIII. Adaptado y traducido por Adrián Sapetti, tomado de
“RABELAIS: ŒUVRES COMPLĖTES”, ÉDITIONS DU
SEUIL, par GUY DEMERSON, París,
1973.
Etiquetas: Rabelais
1 Comments:
Puede llegar uno a rodar por el suelo en carcajadas
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