Anne Sexton: De noche, sola, me caso con la cama
La balada de la masturbadora solitaria
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Al
final del asunto siempre es la muerte.
Ella es
mi taller. Ojo resbaladizo,
fuera
de la tribu de mí misma mi aliento
te echa
en falta. Espanto
a los
que están presentes. Estoy saciada.
De
noche, sola, me caso con la cama.
Dedo a
dedo, ahora es mía.
No está
tan lejos. Es mi encuentro.
La taño
como a una campana. Me detengo
en la
glorieta donde solías montarla.
Me
hiciste tuya sobre el edredón floreado.
De
noche, sola, me caso con la cama.
Toma,
por ejemplo, esta noche, amor mío,
en la
que cada pareja mezcla
con un
revolcón conjunto, debajo, arriba,
el
abundante par en espuma y pluma,
hincándose
y empujando, cabeza contra cabeza.
De
noche, sola, me caso con la cama.
De esta
forma escapo de mi cuerpo,
un
milagro molesto. ¿Podría poner
en
exhibición el mercado de los sueños?
Me
despliego. Crucifico.
Mi
pequeña ciruela, la llamabas.
De
noche, sola, me caso con la cama.
Entonces
llegó mi rival de ojos oscuros.
La dama
acuática, irguiéndose en la playa,
un
piano en la yema de los dedos, vergüenza
en los
labios y una voz de flauta.
Entretanto,
yo pasé a ser la escoba usada.
De
noche, sola, me caso con la cama.
Ella te
agarró como una mujer agarra
un
vestido de saldo de un estante
y yo me
rompí como se rompe una piedra.
Te
devuelvo tus libros y tu caña de pescar.
El
periódico de hoy dice que se han casado.
De
noche, sola, me caso con la cama.
Muchachos
y muchachas son uno esta noche.
Se
desabotonan blusas. Se bajan cremalleras.
Se
quitan zapatos. Apagan la luz.
Las
brillantes criaturas están llenas de mentiras.
Se
comen mutuamente. Están más que saciadas.
De
noche, sola, me caso con la cama.
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Etiquetas: Anne Sexton
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