Marcelo Zigarán: La nota azul II
Delacroix: Geroge Sand Y Chopin. |
A continuación, y siguiendo con el tema de “La nota
azul”, transcribirmos un fragmento del artículo del músico Marcelo Zigarán*, “El poder de la música” que
extractamos del sitio http://www.musicaclasicaymusicos.com/el-poder-de-la-musica.html
"¿Cuál es el poder de la música? Continúo con mi trabajo de vincular la
música con el psicoanálisis, para establecer un discurso que nos permita
establecer un status de verdad del hecho musical. Siento una aversión y
disgusto, que lo viví en clases de historia, historia de las praxis
instrumental, de filosofía musical y hasta en clases de instrumento (porque los
discursos de una época llegan a todos lados, hasta la clase de piano
complementario por ejemplo), cada vez que la música es definida, considerada
y fagocitada desde la doctrina de otra disciplinas, como la psicología,
la filosofía, la ciencia o la crítica musical.
Si bien es cierto que recorro el terreno psicoanalítico por lo relevante del aspecto del sujeto y las dimensiones del placer y goce, en mis próximos libros estableceré los límites doctrinarios y la necesidad de conceptos nuevos para la consideración del hecho musical. Porque la música presenta verdades irreductibles a otras verdades, ya sean estas científicas, políticas o filosóficas.
Cuando Lacan dijo: "todas las formas de arte se caracterizan por un determinado modo de organización alrededor de [un] vacío", abrió la puerta para que sus discípulos y otras voces consideraran las artes desde la luz del psicoanálisis. Didier-Weill, un discípulo de Lacan, estableció las bases para analizar la música o la experiencia musical como una manera para tener en cuenta la existencia de la "pulsión invocante" de la que hablé en mi primera nota para Claves Musicales. Hoy continúo con el concepto de "la nota azul".
LA NOTA AZUL
¿Cuál es el poder de la música que nos transporta de un lugar a otro? Para responder a esta pregunta, Didier-Weill sostiene que la música provoca una emoción que tiene dos estados de ánimo simultáneos: una sensación de bienestar y un estado de nostalgia. No podemos medir ni comprender la naturaleza de este "goce nostálgico" [jouissance]; aparecerá en el instante que se produce esa nota que nos impacta. Weill llama a esta nota "la nota azul". Esta nota nunca es monótona, aunque siempre es la misma, en el sentido de que la nota que puede aparecer en cualquier tipo de música. Aclaremos que el concepto "nota azul" es un "momento de impacto", un acontecimiento, que no necesariamente tiene que ser UNA nota, pudiendo ser también un acorde, o un timbre sonoro, o una escala, etc. El nombre "La nota azul," está inspirado en la pintura de Delacroix de una "Note Bleue", mientras escuchaba tocar a Chopin.
La mayoría de los músicos, compositores y oyentes occidentales estamos familiarizados con la estructura binaria de tensión/relajación. Esto se puede aplicar a diferentes tipos y estilos de música. En los preludios de la Suites para violonchello solo de J. S. Bach, por mencionar un ejemplo de mi experiencia como violoncellista, podemos ver cómo cada frase se basa en la tensión entre la armonía y la melodía. Escuchamos con mayor emoción y tensión porque tenemos la esperanza de llegar a esa nota que resuelve y dará sentido a la frase. Esa nota es un ejemplo de la "nota azul". Como ejecutante, es la música la que me dice, con su particular estructura, el momento de la llegada de esta nota. Si intentase poseer o mantener la duración de esta nota a mi voluntad, generalmente terminaría destruyendo el efecto deseado.
El hacer música, como experiencia, pertenece a lo inefable (N. de R: que no se puede decir, explicar o describir con palabras) . Mi cuerpo, mi ser consciente-inconsciente, está inmerso en un entusiasta deleite de un presente dionisíaco que, al mismo tiempo, es un "devenir" de un movimiento hacia el futuro. ¿Hacia dónde? Por supuesto, hacia la "nota azul".
La existencia de la "nota azul" está más allá de cualquier conocimiento, porque este punto es la "causa" del sujeto. Como esta "causa" es inconsciente, nosotros también seguimos inconscientes de ella. Nuestro punto de acceso está representado por un movimiento, por una pulsión. Cuando hacemos música, nuestro movimiento corporal y la producción de sonido implican un sentido porque responden a una llamada, una invocación hacia un futuro indefinido. La música es una esperanza de que la espera de ese futuro no es en vano.
Esto podría explicar por qué la música tiene para muchos un profundo sentido, y al mismo tiempo excede el sentido tal como se lo entiende en el lenguaje. Ustedes pueden tener muchas imágenes o sentidos diferentes acerca de la música de Bach: y todos ellos pueden ser válidas interpretaciones de su música. La música es algo que nosotros no podemos categorizar; nos provoca emociones tan fuertes que hace que nos preguntemos "¿qué me está pasando?".
Una consecuencia importante de señalar en esta teoría es que una de las razones del poder de la música es la destrucción del significado. La música entendida así, resulta en un reencuentro con un "Real" que había sido excluido de nuestras vidas. Los intérpretes, los cantantes, todos experimentamos cómo la voz de nuestro instrumento nos conmueve tan profundamente. Cuando a alguien que escuchaba a María Callas en la ópera se le preguntó si él lloraba porque sabía que ella se iba a matar, el respondió: "No, es el sonido de su voz".
¿Qué es esto de la falta, de un vacío inherente a nuestro ser que nos revela el psicoanálisis? Esta carencia no es causa de tristeza o nostalgia. La música tiene esta dimensión nostálgica independientemente de su carácter. Es una nostalgia que sentimos como resultado de esta carencia que es estructural en nuestro ser, en nuestras vidas. Quizás ésta sea una de las razones por la que disfrutamos una música triste o melancólica. Víctor Hugo proclamó que la nostalgia es lo contrario de estar triste. Hugo parece tener una visión de "bienestar", de que la nostalgia es una sensación agradable: no es sólo el reconocimiento de nuestra falta, una renuncia al objeto que una vez amamos, sino también una sensación de bienestar que proviene de vivir con esta experiencia de falta. Esta falta, este vacío, puede ser también un vacío habitable de música, en un éxtasis perpetuo."
* Marcelo Zigarán egresó del Conservatorio Nacional de Música (Argentina), y estudió privadamente cello con C. Baraviera. Perfeccionó sus estudios de Violonchelo (Master y Doctorado) en Estados Unidos con V. Saradjian quien fue alumno de Rostropovich. Es miembro del dúo "La Note Bleue" y profesor de violonchelo y música de cámara en Houston, Estados Unidos. Tocó y toca como solista y músico de cámara en Estados Unidos, Europa y Sudamérica. Escribe y brinda conferencias acerca de la música y el sentido musical. Para cualquier pregunta o comentario por favor escriban a Marcelloz@sbcglobal.net o visiten www.duolanotebleue.com
Si bien es cierto que recorro el terreno psicoanalítico por lo relevante del aspecto del sujeto y las dimensiones del placer y goce, en mis próximos libros estableceré los límites doctrinarios y la necesidad de conceptos nuevos para la consideración del hecho musical. Porque la música presenta verdades irreductibles a otras verdades, ya sean estas científicas, políticas o filosóficas.
Cuando Lacan dijo: "todas las formas de arte se caracterizan por un determinado modo de organización alrededor de [un] vacío", abrió la puerta para que sus discípulos y otras voces consideraran las artes desde la luz del psicoanálisis. Didier-Weill, un discípulo de Lacan, estableció las bases para analizar la música o la experiencia musical como una manera para tener en cuenta la existencia de la "pulsión invocante" de la que hablé en mi primera nota para Claves Musicales. Hoy continúo con el concepto de "la nota azul".
LA NOTA AZUL
¿Cuál es el poder de la música que nos transporta de un lugar a otro? Para responder a esta pregunta, Didier-Weill sostiene que la música provoca una emoción que tiene dos estados de ánimo simultáneos: una sensación de bienestar y un estado de nostalgia. No podemos medir ni comprender la naturaleza de este "goce nostálgico" [jouissance]; aparecerá en el instante que se produce esa nota que nos impacta. Weill llama a esta nota "la nota azul". Esta nota nunca es monótona, aunque siempre es la misma, en el sentido de que la nota que puede aparecer en cualquier tipo de música. Aclaremos que el concepto "nota azul" es un "momento de impacto", un acontecimiento, que no necesariamente tiene que ser UNA nota, pudiendo ser también un acorde, o un timbre sonoro, o una escala, etc. El nombre "La nota azul," está inspirado en la pintura de Delacroix de una "Note Bleue", mientras escuchaba tocar a Chopin.
La mayoría de los músicos, compositores y oyentes occidentales estamos familiarizados con la estructura binaria de tensión/relajación. Esto se puede aplicar a diferentes tipos y estilos de música. En los preludios de la Suites para violonchello solo de J. S. Bach, por mencionar un ejemplo de mi experiencia como violoncellista, podemos ver cómo cada frase se basa en la tensión entre la armonía y la melodía. Escuchamos con mayor emoción y tensión porque tenemos la esperanza de llegar a esa nota que resuelve y dará sentido a la frase. Esa nota es un ejemplo de la "nota azul". Como ejecutante, es la música la que me dice, con su particular estructura, el momento de la llegada de esta nota. Si intentase poseer o mantener la duración de esta nota a mi voluntad, generalmente terminaría destruyendo el efecto deseado.
El hacer música, como experiencia, pertenece a lo inefable (N. de R: que no se puede decir, explicar o describir con palabras) . Mi cuerpo, mi ser consciente-inconsciente, está inmerso en un entusiasta deleite de un presente dionisíaco que, al mismo tiempo, es un "devenir" de un movimiento hacia el futuro. ¿Hacia dónde? Por supuesto, hacia la "nota azul".
La existencia de la "nota azul" está más allá de cualquier conocimiento, porque este punto es la "causa" del sujeto. Como esta "causa" es inconsciente, nosotros también seguimos inconscientes de ella. Nuestro punto de acceso está representado por un movimiento, por una pulsión. Cuando hacemos música, nuestro movimiento corporal y la producción de sonido implican un sentido porque responden a una llamada, una invocación hacia un futuro indefinido. La música es una esperanza de que la espera de ese futuro no es en vano.
Esto podría explicar por qué la música tiene para muchos un profundo sentido, y al mismo tiempo excede el sentido tal como se lo entiende en el lenguaje. Ustedes pueden tener muchas imágenes o sentidos diferentes acerca de la música de Bach: y todos ellos pueden ser válidas interpretaciones de su música. La música es algo que nosotros no podemos categorizar; nos provoca emociones tan fuertes que hace que nos preguntemos "¿qué me está pasando?".
Una consecuencia importante de señalar en esta teoría es que una de las razones del poder de la música es la destrucción del significado. La música entendida así, resulta en un reencuentro con un "Real" que había sido excluido de nuestras vidas. Los intérpretes, los cantantes, todos experimentamos cómo la voz de nuestro instrumento nos conmueve tan profundamente. Cuando a alguien que escuchaba a María Callas en la ópera se le preguntó si él lloraba porque sabía que ella se iba a matar, el respondió: "No, es el sonido de su voz".
¿Qué es esto de la falta, de un vacío inherente a nuestro ser que nos revela el psicoanálisis? Esta carencia no es causa de tristeza o nostalgia. La música tiene esta dimensión nostálgica independientemente de su carácter. Es una nostalgia que sentimos como resultado de esta carencia que es estructural en nuestro ser, en nuestras vidas. Quizás ésta sea una de las razones por la que disfrutamos una música triste o melancólica. Víctor Hugo proclamó que la nostalgia es lo contrario de estar triste. Hugo parece tener una visión de "bienestar", de que la nostalgia es una sensación agradable: no es sólo el reconocimiento de nuestra falta, una renuncia al objeto que una vez amamos, sino también una sensación de bienestar que proviene de vivir con esta experiencia de falta. Esta falta, este vacío, puede ser también un vacío habitable de música, en un éxtasis perpetuo."
* Marcelo Zigarán egresó del Conservatorio Nacional de Música (Argentina), y estudió privadamente cello con C. Baraviera. Perfeccionó sus estudios de Violonchelo (Master y Doctorado) en Estados Unidos con V. Saradjian quien fue alumno de Rostropovich. Es miembro del dúo "La Note Bleue" y profesor de violonchelo y música de cámara en Houston, Estados Unidos. Tocó y toca como solista y músico de cámara en Estados Unidos, Europa y Sudamérica. Escribe y brinda conferencias acerca de la música y el sentido musical. Para cualquier pregunta o comentario por favor escriban a Marcelloz@sbcglobal.net o visiten www.duolanotebleue.com
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