Yoanda Pantin: Los años de infancia (pier paolo pasolini)
Aquí no hablamos de ángeles
aquí hablamos de pequeñas venganzas
y de pequeños triunfos
sobre la voluntad
Todo ángel es terrible
como terribles son
nuestras acciones cotidianas
templando el vacío
o la desesperanza
Estamos solos ante el Gran Sacrificio
después de haber viajado a través de un desierto
pleno de fantasmas cuyas presencias avivaban
los leños de la carne
Criaturas, auscultábamos el silencio
cuando caía la nieve sobre el amor adolescente
año tras año
Nuestros corazones brillaban como animales desollados
sordos a la sangre o al ruego
porque ellos eran la sangre y el ruego
La interioridad es un amasijo de órganos
no el templo de una esencia sagrada
Se trata de algo tan antiguo y tan profundo
como el odio a sí mismo o la autocompasión
Yazgo sobre ti totalmente vencido
Recuerda, por favor, cómo reconoce el amo a su esclavo
y cómo el esclavo desea
ser reconocido
Esto es el amor
la entrañable voluntad de someterse
de hacer daño
Tú reconociste en mí al padre que abandona
yo reconocí la frente de un niño sin nadie
Pero tú también sabías
lo que había padecido todos estos años
los años de infancia
contra el pecho el legado materno
nuestra única herencia de parias
Distrajimos el miedo como si no supiéramos
nada el uno del otro
cuando yo había tocado tus entrañas
porque el alma respira
en la respiración del cuerpo
que ahora me niegas
No te engañes, no me abandones
te lo suplico
en un próximo abril
Nouvelle
A veces parecía indiferencia
Ese andar por la casa, distante.
Nosotros conocíamos el habla
Y el lenguaje también de las miradas: calla.
Hasta que una voz nos llamaba:
“Vengan la cena está servida”.
Entonces nuestra madre nos saludaba
Como si nos reconociera
Y en la mesa ya sentados sonreía
Para que no pensáramos que la habíamos perdido
aquí hablamos de pequeñas venganzas
y de pequeños triunfos
sobre la voluntad
Todo ángel es terrible
como terribles son
nuestras acciones cotidianas
templando el vacío
o la desesperanza
Estamos solos ante el Gran Sacrificio
después de haber viajado a través de un desierto
pleno de fantasmas cuyas presencias avivaban
los leños de la carne
Criaturas, auscultábamos el silencio
cuando caía la nieve sobre el amor adolescente
año tras año
Nuestros corazones brillaban como animales desollados
sordos a la sangre o al ruego
porque ellos eran la sangre y el ruego
La interioridad es un amasijo de órganos
no el templo de una esencia sagrada
Se trata de algo tan antiguo y tan profundo
como el odio a sí mismo o la autocompasión
Yazgo sobre ti totalmente vencido
Recuerda, por favor, cómo reconoce el amo a su esclavo
y cómo el esclavo desea
ser reconocido
Esto es el amor
la entrañable voluntad de someterse
de hacer daño
Tú reconociste en mí al padre que abandona
yo reconocí la frente de un niño sin nadie
Pero tú también sabías
lo que había padecido todos estos años
los años de infancia
contra el pecho el legado materno
nuestra única herencia de parias
Distrajimos el miedo como si no supiéramos
nada el uno del otro
cuando yo había tocado tus entrañas
porque el alma respira
en la respiración del cuerpo
que ahora me niegas
No te engañes, no me abandones
te lo suplico
en un próximo abril
Nouvelle
A veces parecía indiferencia
Ese andar por la casa, distante.
Nosotros conocíamos el habla
Y el lenguaje también de las miradas: calla.
Hasta que una voz nos llamaba:
“Vengan la cena está servida”.
Entonces nuestra madre nos saludaba
Como si nos reconociera
Y en la mesa ya sentados sonreía
Para que no pensáramos que la habíamos perdido
Etiquetas: Yoanda Pantin
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