sábado, noviembre 20, 2010

Fuentes

La fuente, de San Juan de la Cruz
¡Oh cristalina fuente,
sí en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!
...
La fuente de sangre, de Baudelaire

Creo sentir, a veces que mi sangre en torrente
se me escapa en sollozos lo mismo que una fuente.
Oigo perfectamente su queja dolorida,
pero me palpo en vano para encontrar la herida.

Corre como si fuera regando un descampado,
y en curiosos islotes convierte el empedrado,
apagando la sed que hay en toda criatura
y tiñiendo doquiera de rojo la Natura.

A menudo también del vino he demandado
que aplaque por un día mi terror. ¡Pero el vino
torna el mirar más claro y el oido más fino.

Tampoco en el amor el olvido he encontrado:
ha sido para mí un lecho de alfileres,
hecho para saciar la sed de las mujeres.


La fuente, de Rubén Darío

Joven, te ofrezco el don de esta copa de plata
para que un día puedas calmar la sed ardiente,
la sed que con su fuego más que la muerte mata.

Mas debes abrevarte tan sólo en una fuente,
otra agua que la suya tendrá que serte ingrata,
busca su oculto origen en la gruta viviente
donde la interna música de su cristal desata,
junto al árbol que llora y la roca que siente.

Guíete el misterioso eco de su murmullo,
asciende por los riscos ásperos del orgullo,
baja por la constancia y desciende al abismo
cuya estrada sombría guardan siete panteras:

son los Siete Pecados las siete bestias fieras.
Llena la copa y bebe: la fuente está en ti mismo.

La fuente, de Antonio Machado

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Di, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes a mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía,
soñé, ¡bendita ilusión!,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

Fuente, de Octavio Paz

El mediodía alza en vilo al mundo.
Y las piedras donde el viento borra lo que a ciegas escribe el tiempo,
las torres que al caer la tarde inclinan la frente,
la nave que hace siglos encalló en la roca, la iglesia de oro que
...tiembla al peso de una cruz de palo,
las plazas donde si un ejército acampa se siente desamparado y
...sin defensa,
el Fuerte que hinca la rodilla ante la luz que irrumpe por la loma,
los parques y el corro cuchicheante de los olmos y los álamos,
las columnas y los arcos a la medida exacta de la gloria,
la muralla que abierta al sol dormita, echada sobre sí misma, sobre
...su propia hosquedad desplomada,
el rincón visitado sólo por los misántropos que rondan las afueras:
...el pino y el sauce,los mercados bajo el fuego graneado de los gritos,
el muro a media calle, que nadie sabe quién edificó ni con qué
...fin, el desollado, el muro en piedra viva,
todo lo atado al suelo por amor de materia enamorada, rompe
...amarras
y asciende radiante entre las manos intangibles de esta hora.


El viejo mundo de las piedras se levanta y vuela.
Es un pueblo de ballenas y delfines que retozan en pleno cielo,
...arrojándose grandes chorros de gloria;
y los cuerpos de piedras, arrastrados por el lento huracán de calor,
escurren luz y entre las nubes relucen, gozosos.
La ciudad lanza sus cadenas al río y vacía de sí misma,
de su carga de sangre, de su carga de tiempo, reposa
hecha un ascua, hecha un sol en el centro del torbellino.
El presente la mece.


Todo es presencia, todos los siglos son este Presente.
¡Ojo feliz que ya no mira porque todo es presencia y su propia
...visión fuera de sí lo mira!
¡Hunde la mano, coge el fulgor, el pez solar, la llama entre lo azul,
el canto que se mece en el fuego del día!
Y la gran ola vuelve y me derriba, echa a volar la mesa y los papeles
...y en lo alto de su cresta me suspende,
música detenida en su más, luz que no pestañea, ni cede, ni avanza.
Todo es presente, espejo sin revés: no hay sombra, no hay lado opaco,
...todo es ojo,
todo es presencia, estoy presente en todas partes y para ver mejor,
...para mejor arder, me apago
y caigo en mí y salgo de mí y subo hasta el cohete y bajo hasta el
...hachazo
porque la gran esfera, la gran bola de tiempo incandescente,
el fruto que acumula todos los jugos de la historia, la presencia,
...el presente, estalla
como un espejo roto al mediodía, como un mediodía roto contra
...el mar y la sal.


Toco la piedra y no contesta, cojo la llama y no me quema, ¿qué
...esconde esta presencia?
No hay nada atrás, las raíces están quemadas, podridos los cimientos,
basta un manotazo para echar abajo esta grandeza.
¿Y quién asume la grandeza si nadie asume el desamparo?
Penetro en mi oquedad: yo no respondo, no me doy la cara,
perdí el rostro después de haber perdido cuerpo y alma.
Y mi vida desfila ante mis ojos sin que uno solo de mis actos
...lo reconozca mío:
¿y el delirio de hacer saltar la muerte con el apenas golpe de alas
...de una imagen
y la larga noche pasada en esculpir el instantáneo cuerpo del
...relámpago
y la noche de amor puente colgante entre esta vida y la otra?


No duele la antigua herida, no arde la vieja quemadura, es una
cicatriz casi borrada
el sitio de la separación, el lugar del desarraigo, la boca por
...donde hablan en sueños la muerte y la vida
es una cicatriz invisible.
Yo no daría la vida por mi vida: es otra mi verdadera historia.


La ciudad sigue en pie.
Tiembla en la luz, hermosa.
Se posa el sol en su diestra pacífica.
Son más altos, más blancos, los chorros de las fuentes.
Todo se pone en pie para caer mejor.
Y el caído bajo el hacha de su propio delirio se levanta.
Malherido, de su frente hendida brota un último pájaro.
Es el doble de sí mismo,
el joven que cada cien años vuelve a decir unas palabras, siempre
...las mismas,
la columna transparente que un instante se obscurece y otro
...centellea,
según avanza la veloz escritura del destino.
En el centro de la plaza la rota cabeza del poeta es una fuente.
...
Vasija y fuente, de Claribel Alegría
De pronto río abajo
acompañada
¿era el Nilo
el Mississippi
el Orinoco?Todos los ríos
mi Río
y yo vasija henchida
vasijera
barco que no hace ruido
no se agita
va esculpiendo un destino
en su interior.
Silencio
oscuridad
preguntas sueltas:
¿cómo será su pelo
sus manitas?Asombrada me siento
ante el milagro
ante el vientre que crece
y le da forma
y todo sin esfuerzo
quedamente
mi vasija creciendo
ya soy nido
donadora de vida
cáliz
puente
¿será hombre
mujer?
¿Tendrá la piel morena
el cabello cobrizo?
Saboreo el momento
voy creando futuro
encadeno el pasado
y el presente
es un codo del Río insospechado
me gusta el mundo
visto desde allí
desde ese puerto espejo.
Amo a los hombres
a las bestias
a las aves
converso por las noches
con la luna
yo misma soy la luna
luna llena
inviolable
donadora de vida
vasijera.
Me recibí de madre
con dolor
empezaron mis pechos
a crecer
eran fuentes mis pechos
se henchían
se vaciaban
mi hija los vaciaba
mientras yo la acunaba
y me acunaba a mí la Madre Grande
no hay espacio
no hay tiempo
sencillamente somos
me concentro en su oreja
en las circondulaciones
de su oreja
¿cómo es posible?
me pregunto
¿cómo fui capaz
de modelar la perfección?
Me siento diosa omnipotente
sólo mi hijay yo
e necesita ella
la necesito yo
somos parte de un plan
que no comprendo
ni necesito comprender.

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