jueves, noviembre 18, 2010

Francisco Madariaga III

Una acuarela móvil
a Roberto Borja

Campaña subtropical y acuática del norte de Corrientes,
con primitivo gauchillaje, hombres de a caballo o de
canoas, poetas anónimos y en estado natural, bárbaros
de la belleza de la intemperie y de las más ardiente
bondad, que son los primeros que influyeron en mí.

Llanura gateada, celeste, colorada, verde y amarilla,
que se vive probando en sangre contra las condiciones
de la nada, entre un reverberar de ondas solares ylunares,
con sangrías flotantes de degollaciones, en esterales,
de antiguos guerreros criollos o de bandidajes.

Una región aislada, recargada de lagunas con arenas
de oro anaranjado y de grandes ríos-esteros, circulares
o alargados como frutos tropicales, que se estrangulan
de su propia belleza autonómica, y duermen –detenidos
o movilmente- una lujosa anacronía de todos los
olores y colores; planos bajos de antiquísimos mares
retirados, con las orillas cargadas de palmeras celestes,
coloradas, verdes, penetrando o saliendo de las aguas.

Tierras morenas-claritas o rojas-rubias como las dos
clases de lechos, de cabellos y de piel de las primitivas
hadas contrabandistas de tesoros para el amor, que
por allí peinaban sus cabellos.

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