viernes, junio 12, 2009

Mallarmé: Minucias chinas*

“Tiene usted ahora mis trece poemas (…).
Tengo algunos ruegos que hacerle:
. Dígame si hubiera alguna corrección que no le guste –después de haber examinado largo tiempo su significación, porque hay que desconfiar de la sensación desagradable que se experimenta al ver nuevas palabras en lugar de aquellas que la memoria concluía de antemano. Yo mismo he sido sorprendido algunas veces. Todas las sustituciones han tenido una finalidad, relativa generalmente a la composición, y no he vacilado en sacrificar versos que me parecían de una linda pintura. (…)
. Segundo ruego, que se relaciona –no oso decir con la impresión sino con la imprenta: Quisiera un tipo suficientemente cerrado, que se adaptara a la condensación del verso, pero con aire entre los versos, con espacio, a fin de que se separen bien los unos de los otros, lo que es necesario también por su condensación. He numerado los poemas, ¿es útil? En todo caso quisiera, también, un gran blanco después de cada uno, un descanso, porque no han sido concebidos para continuarse así, y, si bien, debido al orden que ocupan, los primeros sirven de iniciadores a los últimos, desearía que no se los leyera de un tirón y como buscando una continuidad de estados del alma que resulten los unos de los otros, lo que no es así, y echaría a perder el placer particular de cada uno. --Su orden es bueno, no es así?, con excepción del Mendiant que he rechazado al penúltimo lugar, no sabiendo dónde colocarlo. –Qué piensa del título? He vacilado entre Angoises y Atonies, que son igualmente justos, pero he preferido el primero que ilumina mejor el Azur, y los versos en la misma nota. (…).
Envíeme una Prueba. (…) Confío en esa Prueba (…) para ver por mí mismo el efecto de conjunto, primero, y, si no habría ventaja en desplazar ciertos poemas: y después detalles, que estarían repetidos a demasiada poca distancia, y se contradecirían, incluso. En fin, hay uno o dos títulos que todavía no he encontrado, el del Mendiant, por ejemplo, y de Tristesse d’ été, que repite una palabra del soneto.
De igual modo recuerdo que la palabra fin se encuentra dos veces en Épilogue (…).
¡Qué de minucias, verdaderamente chinas (…).

*Fragmento de la carta enviada por el poeta Sthépan Mallarmé a Catulle Mendès –poeta, crítico y amigo de Mallarmé— el 24 de abril de 1866 (Cartas sobre la Poesía, Ed. del Copista, 2004).