Suleika Ibáñez*: V – Súbito rey Lear
(a Roberto Ibáñez, mi padre)
Por el prado paseaba con un libro de versos, y leía con voz de tierra firme, y
arenas movedizas. Ya era la levedad de un ramo de tomillo, ya menguante de luna
en avaricia.
Sólo
cantaba quedo: “Había una vez...”.
Tiernamente me maldecía, con ferocidad su bendición me daba, con voz de plata y
lámpara vacía.
Y se
iba en la tempestad, de blanco, de luto, desnudo, rota su vara de varón, asido
a su anillo de viudo. Bajo la hoguera de blancura de su melena salvaje, bajo el
cielo de terciopelo verde y desgarrado. Y en el torcido rayo de su báculo, en
ramo de violetas encorvadas se derramaba su sombra malherida.
Yo le
seguí el crepúsculo mordido por las estrellas de centelleos crueles en adioses,
y alcancé su sonrisa ya espejismo. Y con mudez le dije que lo amaba, antes de
que su espejo me cediera la herencia de su rostro en el abismo.
De: Cartas de la pasión (inédito)
Etiquetas: Suleika Ibáñez
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home