Stephen Vizinzey: Importancia de la Literatura y arte en general
Gracias Mónica Sifrim
"Tolstói
estableció una comparación muy profunda entre el arte y la comida: la gente que
piensa que lo más importante de la comida es el placer que nos proporciona y la
exquisitez de su elaboración no entiende que la verdadera función de la comida
es nutrirnos. Lo mismo puede decirse del arte. Su función principal es cultivar
nuestra conciencia, nuestra alma, hacernos conscientes de que formamos parte de
la raza humana, de que no estamos solos. Sin embargo, los escritores jóvenes de
hoy lo tienen difícil, porque la idea más popular entre la gente es que el arte
sirve para entretener, es un espectáculo.
Yo
tuve la suerte de nacer en Hungría, donde el arte se consideraba un alimento
espiritual. A pesar de todas las tiranías que sufrimos, encontrábamos la
libertad en el arte y la poesía. El poeta siempre hablaba de sí mismo y era el
tribuno del pueblo: la voz que pronunciaba las cosas que el dictador de turno
no quería oír. Los poetas que yo admiraba eran personas que hablaban en nombre
del pueblo, de la nación, porque nosotros no teníamos ni democracia, ni un
parlamento libre, ni libertad de prensa. Grandes poetas húngaros fueron
asesinados, otros tantos se murieron de hambre, otros se suicidaron, pero
dejaron un legado que a los diez u once años me permitió sentirme orgulloso de
mí mismo como parte de la humanidad. Gracias a ese legado supe que no estaba
solo.
Lo
más importante del arte, de cualquier arte, aunque yo realmente solo puedo
hablar del arte de la literatura, es pues que gracias a ella aprendemos dos
cosas importantísimas: que no estamos solos y que podemos comunicarnos. Tolstói
afirmó que la gente que no es consciente de su historia, que desconoce lo que
ocurrió antes de que ellos nacieran, son salvajes. La literatura establece un
vínculo entre el sujeto y la humanidad. La tiranía bajo la que yo vivía en
Hungría me enseñó estas cosas.
Otra
cosa que me inspiró es que tuve la suerte, en varias ocasiones –primero a los
ocho años, luego a los trece, de nuevo a los veintidós–, de estar cerca de la
muerte. Es muy importante ser consciente de tu propia mortalidad, porque si no
lo eres es mucho más fácil que los demás te controlen. Ahora mismo estoy
escribiendo una novela sobre el líder de la lucha contra la mafia en Italia en
tiempos de Andreotti. Fue nombrado comisario antimafia y Andreotti, que no pudo
impedirlo porque era demasiado popular después de haber liberado a un general
norteamericano secuestrado, lo felicitó y le dijo: “Sin duda, hace falta
muchísimo valor para asumir este puesto, porque debe saber que la mafia va a
intentar matarle”. El comisario le
respondió: “¿Quiere decir que si me muestro sumiso viviré para siempre?”.
Los
grandes crímenes de la humanidad, empezando por el nazismo, no habrían tenido
lugar si todos hubiesen sido conscientes de su propia mortalidad. Hace poco
estuve en el Museo del Prado y me sorprendí otra vez al ver cuántas calaveras
se ven en sus cuadros: calaveras que nos recuerdan nuestra propia mortalidad,
que forma parte de la vida. Sin embargo, si somos conscientes de nuestra propia
mortalidad es mucho más fácil ser una persona libre e independiente, es mucho
más fácil emitir los propios juicios sobre la vida y opinar por uno mismo. Y la
literatura ayuda: un gran libro es como una partitura: solo el cincuenta por
ciento del texto está escrito sobre el papel. Hay puntitos sobre el pentagrama,
pero estos puntitos carecen de sentido hasta que los músicos interpretan lo que
está escrito. En ese sentido, la lectura es una experiencia creativa. Nosotros
somos como el intérprete, como el músico que lee la partitura y le da a lo
escrito un significado adicional: completa una obra incompleta y la convierte
en una realidad viva en nuestra cabeza, lo cual es extremadamente importante,
incluso desde el punto de vista fisiológico.
Incluso
los libros que son puro entretenimiento, como los libros policíacos, obligan al
lector a pensar algo, aunque sea solo quién puede ser el asesino. Aunque sea la
forma de literatura más popular y más fácil, el lector piensa y es mucho mejor
leer estos libros que no leer nada. El cerebro necesita ejercicio, igual que el
cuerpo. Y una mente que no se ejercita también tiene efectos sobre la salud y
sobre el cuerpo. La forma más elevada de literatura es aquella en la que la
partitura exige más esfuerzo mental por parte del lector: eso significa que es
más difícil, que menos gente la entiende, pero es mucho más importante, ya que
cuando completamos una novela así en nuestra mente también estamos ejercitando
nuestra imaginación, y cuanto más ejercitemos nuestra imaginación más grande
será. Y para la sociedad es tremendamente importante que la gente tenga
imaginación: la matanza de millones de personas durante la Segunda Guerra
Mundial no hubiese sido posible si la gente hubiera podido imaginar lo que
supone que te quemen vivo o que te torturen. Todos los horrores del mundo se
han dado porque muchas personas carecían de la capacidad de imaginar lo que
suponían sus actos. Lo más terrible de la naturaleza humana es la incapacidad
de imaginarse estas cosas. Y la literatura, el arte en general, nos ayuda a
pensar fuera de nuestra propia mente, a imaginarnos cómo se siente la otra
persona. La gente es buena o mala no en función de sus principios morales, sino
en función de la capacidad que tenga para imaginar lo que supone ser otra
persona.
*Escritor
húngaro.
Etiquetas: Stephen Vizinzey
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