Salvatore Quasimodo: Soy un hombre solo...
Y
de repente la noche
Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra
traspasado por un
rayo de sol:
y de repente la
noche.
Da Acque e terre
(1920-1929). Ed è Subito Sera. Ognuno sta solo sul cuor della terra / trafitto
da un raggio di sole: / ed è subito sera.
Invierno
antiguo
Deseo
de tus manos claras
en
la penumbra de la llama:
sabían
a roble y a rosas;
a
muerte. Invierno antiguo.
Buscaban
el mijo los pájaros
y
de repente eran de nieve;
tal
las palabras.
Un
poco de sol, una aureola de ángel,
y
después la niebla; y los árboles,
y
nosotros hechos de aire en la mañana.
Antico Inverno. Desiderio
delle tue mani chiare / nella penombra della fiamma: / sapevano di rovere e di
rose; / di morte. Antico inverno. // Cercavano il miglio gli ucceli / ed erano
subito di neve; / cosí le parole. / Un po’ di sole, una raggera d’angelo, / e
poi la nebbia; e gli alberi, / e noi fatti d’aria al mattino.
Refugio
de pájaros nocturnos
En
lo alto hay un pino torcido;
está
atento y escucha al abismo
con
el tronco doblado cual ballesta.
Refugio
de pájaros nocturnos,
en
la hora más alta resuena
desde
un veloz batir de alas.
Tiene
pues un nido mi corazón
suspendido
en la oscuridad, una voz;
está
también, a la escucha, la noche.
Rifugio di uccelli notturni.
In alto c’è un pino distorto; / sta intento ed ascolta l’abisso / col fusto
piegato a balestra. / Rifugio d’uccelli notturni, / nell’ora piú alta risuona /
d’un battere d’ali veloce. / Ha pure un suo nido il mio cuore / sospeso nel
buio,una voce; / sta pure in ascolto, la notte.
Otoño
Otoño
manso, yo me poseo
e
inclino a tus aguas por beber el cielo,
fuga
suave de árboles y abismos.
Áspera
pena de nacer
me
encuentra a ti unido;
y
en ti me desgarro y resano
pobre
cosa caída
que
la tierra recoge.
Autunno. Autunno mansueto, io
mi posseggo / e piego alle tue acque a bermi il cielo, / fuga soave d’alberi e
d’abissi. // Aspra pena del nascere / mi trova a te congiunto; / e in te mi
schianto e risano: / povera cosa caduta / che la terra raccoglie.
En la antigua luz de las
mareas
Ciudad
de isla
sumergida
en mi corazón,
desciendo
en la antigua luz
de
las mareas, cerca de sepulcros
a
la orilla de aguas
que
una alegría desata
de
árboles soñados.
Me
llamo: se espeja
un
sonido en amoroso eco,
y
el secreto se endulza, el estremecerse
en
amplios desprendimientos de aire.
Un
cansancio de precoces renacimientos
se
abandona en mí,
la
habitual pena de ser mío
en
una hora más allá del tiempo.
Y
tus muertos siento
en
los celosos latidos
de
venas vegetales
hacerse
menos hondos:
un
respirar absorto de narices.
Nell'antica
luce delle maree. Cittá d’isola / sommersa nel mio cuore, / ecco discendo
nell’antica luce / delle maree, presso sepolcri / in riva d’acque / che una
letizia scioglie / d’alberi sognati. // Mi chiamo: si specchia / un eco in
amorosa eco, / e il segreto n’è dolce, il trasalire / in ampie frane d’aria. //
Una stanchezza s’abbandona / in me di precoci rinascite, / la consueta pena
d’esser mio / in un’ora di là dal tempo. / E i tuoi morti sento / nei gelosi
battiti / di vene vegetali / fatti men fondi: / un respirare assorto di
narici.
Garza muerta
En
el pantano caliente, clavada en el limo,
querida
por los insectos, me duele
una
garza muerta.
Yo
me devoro en luz y sonido;
derrotado,
en ecos escuálidos,
de
tiempo en tiempo gime un soplo
olvidado.
Piedad,
no sea yo,
sin
voces y figura,
en
la memoria un día.
Airone. Nella palude calda
confitto al limo, / caro agli insetti, in me dolora / un airone morto. // Io mi
divoro in luce e suono; / battuto in echi squallidi / da tempo a tempo geme un
soffio / dimenticato. / Pietá, ch’io non sia / senza voci e figure / nella
memoria un giorno.
A tu lumbre náufrago
Nazco
a tu lumbre naúfrago,
tarde
de aguas límpidas.
De
serenas hojas
arde
el aire consolado.
Erradicado
de entre los vivos,
corazón
provisorio,
soy
límite vano.
Tu
dádiva tremenda
de
palabras, Señor,
descuento
asiduamente.
Despiértame
de entre los muertos:
cada
uno ha agarrado su tierra
y
su mujer.
Tú
me has mirado adentro
en
la oscuridad de las vísceras:
nadie
tiene mi desesperanza
en
el corazón.
Soy
un hombre solo,
un
sólo infierno.
Al tuo lume naufrago. Nasco al
tuo lume naufrago, / sera d’acque limpide. // Di serene foglie / arde l’aria
consolata. // Sradicato dai vivi, / cuore provvisorio, / sono limite vano. //
Il tuo dono tremendo / di parole, Signore, / sconto assiduamente. // Destami
dai morti: / ognuno ha preso la sua terra / e la sua donna. // Tu m’hai
guardato dentro // nell’oscurità delle viscere: // nessuno ha la mia
disperazione / nel suo cuore. // Sono un uomo solo, / un solo inferno.
A
menudo una ribera
A
menudo una ribera
irradia
de astros solemnes,
colmenas
de azufre sobre mi cabeza
bambolean.
Tiempo
de abejas: y la miel
está
en mi garganta
fresca
de sonido todavía.
Un
cuervo, al mediodía, gira
sobre areniscas
grises.
Aires
dilectos: quietud de sol
enseña
muerte, y noche
palabras
de arena,
de
patria perdida.
Sovente
una riviera . Sovente una riviera / raggia d’astri solenni, / bugni di zolfo
sul mio capo / dondolano. // Tempo d’api: e il miele / è nella mia gola /
fresca di suono ancora. / Un corvo, di meriggio gira / su arenarie bige. / Arie
dilette: quiete di sole / insegna morte, e notte / parole di sabbia, / di
patria perduta.
Ya vuela la magra flor
No
sabré nada de mi vida,
oscura
monótona sangre.
No
sabré a quién amaba, a quién amo,
ahora
que aquí limitado, reducido a mis miembros,
en
el corrompido viento de marzo
enumero
los males de los días descifrados.
Ya
vuela la magra flor
desde
las ramas. Y yo espero
la
paciencia de su vuelo irrevocable.
Già vola il fiore magro. Non
sapró nulla della mia vita, / oscuro monotono sangue. // Non sapró chi amavo,
chi amo, / ora che qui stretto, ridotto alle mie membra, / nel guasto vento di
marzo / enumero i mali dei giorni decifrati. / Già vola el fiore magro / dei
rami. Ed io attendo / la pazienza del suo volo irrevocabile.
Carta
Este
silencio detenido en las calles,
este
viento indolente, que ahora resbala
bajo,
entre las hojas muertas, o remonta
a
los colores de las banderas extranjeras...
tal
vez el ansia de decirte una palabra
antes
que se cierre otra vez el cielo
sobre
otro día, tal vez la inercia,
nuestro
más vil mal...La vida
no
está en este tremendo, oscuro, latir
del
corazón, no es piedad, no es más
que
un juego de la sangre donde la muerte
está
en flor. Oh!, mi dulce gacela,
te
recuerdo aquel geranio encendido
en
un muro acribillado por la metralla.
Oh,¿
ni siquiera la muerte ahora consuela
más
a los vivos, la muerte por amor ?
Lettera. Questo silenzio fremo
nelle strade, questo vento indolente, che ora scivola / basso tra le foglie
morte o risale / ai colori delle insegne straniere... / forse l’ansia di dirti
una parola / prima che si richiuda ancora il cielo / sopra un altro giorno,
forse l’inerzia, / il nostro male piú vile...La vita / non è in questo
tremendo, cupo, battere / del cuore, non è pietà, non è più / che un gioco del
sangue dove la morte / è in fiore. O mia dolce gazzella, / io ti ricordo quel
geranio acceso / su un muro crivellato de mitraglia. / O neppure la morte ora
consola / piú i vivi, la morte per amore?
Color de lluvia y de hierro
Decías:
muerte silencio soledad;
como
amor, vida. Palabras
de
nuestras provisorias imágenes.
El
viento se ha levantado liviano cada mañana
y
el tiempo, color de lluvia y de hierro
ha
pasado sobre las piedras,
sobre
nuestro cerrado zumbido de malditos.
Todavía
está lejana la verdad.
Y,
dime, hombre quebrado en la cruz,
y
tú, el de las manos hinchadas de sangre,
¿
cómo responderé a aquellos que preguntan ?
Ahora,
ahora, antes que otro silencio
entre
en los ojos, antes que otro viento
suba
y otro rencor aflore.
Da
La vita non è sogno (1946-1948) Colore di pioggia e di ferro. Dicevi: morte
silenzio solitudine; / come amore, vita. Parole / delle nostre provvisorie
immagini. / El il vento s’è elevato leggero ogni mattina / e il tempo colore di
pioggia e di ferro / è passato sulle pietre, / sul nostro chiuso ronzio di
maledetti. / Ancora la verità è lontana / E dimmi, uomo spaccato sulla croce, /
e tu dalle mani grosse di sangue, / come risponderò a quelli che domandano? /
Ora, ora: prima che altro silenzio / entre negli occhi, prima che altro vento /
salga e altra ruggine fiorisca.
Las
guitarras muertas
Mi
tierra está sobre los ríos ceñida al mar,
ningún
otro lugar tiene voz tan lenta
donde
mis pies vagan
entre
juncos pesados de caracoles.
Cierto,
es otoño: en el viento a jirones
las
guitarras muertas levantan las cuerdas
sobre
la boca negra y una mano agita los dedos
de
fuego.
En
el espejo de la luna
se
peinan muchachas de pechos de naranjas.
¿Quién
llora? ¿Quién azota los caballos en el aire
rojo?
Nos detendremos en esta orilla
a
lo largo de las cadenas de hierba y tú, amor,
no
me lleves delante de aquel espejo
infinito:
allí adentro se miran muchachos
que
cantan y árboles altísimos y aguas.
¿Quién
llora ? Yo no, créeme: en los ríos
corren
exasperados chasquidos de una fusta,
los
caballos oscuros los relámpagos de azufre.
Yo
no, mi raza tiene cuchillos
que
arden y lunas y heridas que queman.
Da Il falso e vero verde
(1949-1955) Le morte chitarre. La mia terra è sui fiumi stretta al mare, / non
altro luogo ha voce cosí lenta / dove i miei piedi vagano / tra giunchi pesante
di lumache. / Certo è autunno: nel vento a brani / le morte chitarre sollevano
le corde / su la bocca nera e una mano agita le dita / di fuoco.// Nello
specchio della luna / si pettinano fanciulle col petto d’arance. / Chi piange ?
Chi frusta i cavalli nell’aria / rossa ? Ci fermeremo a questa riva / lungo le
catene d’erba e tu amore / non portarmi davanti a quello specchio / infinito:
vi si guardano dentro ragazzi / che cantano e alberi altissimi e acque. / Chi
piange? Io no, credimi: sui fiumi / corrono esasperati schiocchi d’una frusta,
/ i cavalli cupi i lampi di zolfo. / Io no, la mia razza ha coltelli / che
ardono e lune e ferite che bruciano.
Dar
y tener
Nada
me das, no das nada
tú
que me escuchas. La sangre
de
las guerras se ha secado,
el
desprecio es un deseo puro
y
no provoca ni el gesto
de
un pensamiento humano,
fuera
de la hora de la piedad.
Dar
y tener. En mi voz
hay
al menos un signo
de
geometría viva,
en
la tuya, una concha
muerta
con lamentos fúnebres.
Da Dare e avere (1959-1965)
Dare e avere. Nulla mi dai, non dai nulla / tu che mi ascolti. Il sangue /
delle guerre s’è asciugato, / il disprezzo è un desiderio puro / e non provoca
un gesto / da un pensiero umano, / fuori dall’ora della pietà. / Dare e avere.
Nella mia voce / c’è almeno un segno / di geometria viva, / nella tua, una
conchiglia / morta con lamenti funebri.
No he perdido nada
Aquí
estoy todavía, el sol gira
a
mis espaldas como un halcón y la tierra
repite
mi voz en la tuya.
Recomienza
el tiempo visible
en
el ojo que redescubre la luz.
No
he perdido nada.
Perder
es andar más allá
de
un diagrama del cielo
en
movimientos de sueños, un río
lleno
de hojas.
Non ho perduto nulla. Sono
ancora qui, il sole gira / alle spalle come un falco e la terra / ripete la mia
voce nella tua. / E ricomincia il tempo visibile / nell’occhio che riscopre la
luce. / Non ho perduto nulla. / Perdere è andare di là / da una diagramma del
cielo / lungo movimenti di sogni, un fiume / pieno di foglie.
Tengo flores y de noche invito a
los álamos
Mi
sombra está sobre otro muro
de
hospital. Tengo flores y de noche
invito
a los álamos y a los plátanos del parque,
árboles
de hojas caídas, no amarillas,
casi
blancas. Las monjas irlandesas
no
hablan nunca de muerte, parecen
movidas
por el viento, no se maravillan
de
ser jóvenes y gentiles: un voto
que
se libera en las ásperas plegarias.
Me
parece que soy un emigrante
que
vela encerrado en sus cobijas,
tranquilo,
por tierra. Tal vez muero siempre.
Pero
escucho gustosamente las palabras de la vida
que
jamás he entendido, me detengo
en
largas hipótesis. Ciertamente no podré eludir;
seré
fiel a la vida y a la muerte
en
cuerpo y espíritu
en
cada dirección prevista, visible.
A
intervalos algo me supera,
ligero,
un tiempo paciente,
la
absurda diferencia que corre
entre
la muerte y la quimera
del
latir del corazón.
(Hospital di Sesto S.Giovanni, noviembre de 1965).
Ho
fiori e di notte invito i pioppi. La mia ombra è
su un altro muro / d’ospedale. Ho fiori e di notte / invito i pioppi e i
platani del parco, / alberi di foglie cadute, non gialle, / quasi bianche. Le
monache irlandesi / non parlano mai di morte, sembrano / mosse dal vento, non
si meravigliano / di essere giovani e gentili: un voto / che si libera nelle
preghiere aspre. / Mi sembra di essere un emigrante / che veglia chiuso nelle
sue coperte, / tranquillo, per terra. Forse muoio sempre. / Ma ascolto
volentieri le parolle della vita / che non ho mai inteso, mi fermo / su lunghe
ipotesi. Certo non potró sfuggire; / sarò fedele a la vita e a la morte / nel
corpo e nello spirito / in ogni direzione prevista, visibile. / A intervalli
qualcosa mi supera / leggero, un tempo paziente, / l’assurda differenza che
corre / tra la morte e l’illusione / del battere del cuore. (Ospedale di sesto
S.Giovanni, novembre 1965).
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