José Portogalo: Film
Una vez a Nemo, "el
ángel" le rompí la cabeza de un hondazo.
Yo tenía diez años y un corazón
violento como mis malas palabras.
Y una voz agria y dura que sabía
colarse en los tranvías
y dar vueltas en las barrancas
de Belgrano seguida por los guardianes.
Él era un niño rubio y manso
dejado de la mano de Dios.
Y hasta tenía los ojos húmedos
de un galgo que lame las manos del
/castigo.
Pactaba con medallitas de lata y
se regía por una oración.
Y jamás se le ocurría pensar que
a las muchachas había que poseerlas.
Pero éramos camaradas.
Yo con mi afán de romperlo todo.
De socavarlo todo.
Hasta las lenguas grasosas del
Río de la Plata en días de rabona.
Con mi lujosa agresividad de
niño aceptada en rueda de mayores.
Con mi inocencia zumbona de pantaloncitos
rotos en el traste.
Con mi alegría salvaje que
tuteaba a las "señoritas".
En Echeverría y 11 de setiembre
le lustraba los ojos a mi infancia.
Entre el olor y el sabor de la
mañana sentada sobre mis rodillas
sacaba mi corazón y en mis manos
se lo daba de comer a los
/gorriones.
Esto hacía gruñir a los ingleses
de piernas de palo y voz de vidrios
/rotos.
Pero mi honda lograba frustrar
el servilismo de los porteros.
y el corazón salía ileso porque
era puro como la pepita de un carozo.
Entonces yo estaba enamorado de
Perla White y de mi maestra de 3er.
/grado.
Me gustaban los ojos oscuros y
las pestañas rizadas de Pola Negri.
Y tenía una novia a quien le
relataba las aventuras de Sandokán.
Se llamaba Pola Morera y era
linda como la estampa de un libro.
Por ella quería ser William S.
Hart o el capitán de "La amenaza oculta".
A
mi novia le gustaban los ojos de acero de los cowboys de las
/películas
y me llamaba su pequeño
soldadito invasor.
Porque mi voz agria y dura dolía
como una pedrada
y siempre tenía los puños listos
para trizar narices.
El, con su dulzura de arcángel
bajo los cornizones
en una mañana de primavera de
cielo verde nube y de cartón,
yo, con mi hisopo flamígero
encendiendo las mejillas de las muchachas
en
una barricada de guerrillero de barrio.
Hoy Nemo "el ángel"
anda por las plazas de Buenos Aires
y predica el salvacionismo con
voz de Biblia y un tajo en la cabeza.
A veces se acompaña de un órgano
y dice que ve a Dios sobre los
árboles
y a Cristo sobre las aguas
sucias del pecado con intención de lavarlas.
Pero
yo sólo sé que Nemo "el ángel" es corredor de retratos.
*De
Tumulto.
Etiquetas: José Portogalo
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