Adriana Márquez: La familia china
La familia china
Las mezclas de lenguajes y de lenguas,
de registros, de costumbres, de visiones de mundo se unen para formar, como en
el despliegue de un abanico que nos muestra una escena, los poemas de La familia china, el libro de María del Carmen
Colombo. Adriana Márquez escribe para Libro de arena una reseña que
aborda los aspectos peculiares con que el universo textual organiza una
experiencia única de lectura que vale la pena compartir.
Por Adriana Márquez *
Por Adriana Márquez *
Dice María del Carmen sobre los poemas de La familia china que fueron una
“escritura secreta” y que tardó en hacerlos conocer ya que le resultaban
desconcertantes. La autora explica el desconcierto: veía surgir “poemas
achaparrados y compactos” que la liberaban de “esos otros poemas, delgados,
casi raquíticos, y de gran concentración” de sus libros anteriores. Pero además
de “desconcertante” la autora agrega otro adjetivo: “gozosa”. Y sí, si algo es
este libro es un gozo permanente de lenguas, sentidos, significados,
tradiciones, fino humor. Una familia china integrada por un matrimonio con sus
tres hijas mujeres vive en un edificio de Villa Crespo. El padre repite “no
entender, no entender” y parece un mantra para los oídos de la poeta, que
tampoco entiende. Pero escucha y escribe. Lo oriental se presenta entonces en
el libro en frases como “no entender, no entender” o “causa y efecto:
relaciono”; en lo lingüístico: palabras como abanico, papel
de seda, bambú, dragones, samuráis, ikebana;
en la mirada de los otros, que ven en los chinos algo extraño hasta la
desconfianza. Las tablas de planchar, los biombos, los peldaños de una escalera
caracol, rendijas, abanicos, persianas son objetos que habitan los poemas
de La familia china. Como ellos, los poemas también están
construidos con pliegues y repliegues que recuerdan el arte sutil del también
oriental origami. Pero no todo es oriental en La familia china. Hay
también un novio italiano, vocablos lunfardos, voces del Río de la Plata y
hasta fragmentos del Himno Nacional de Uruguay… delicado humor generado por la
polisemia: Los chinos, los chinos verdaderos sueñan con la Banda
Oriental, comienza uno de los poemas. Y hasta el género gauchesco se mete
entre el dream dream que escuchan las chinas en las noches de tormenta: “Viene
uno como dormido cuando vuelve del desierto”, resuena José Hernández
en otro. Todo forma parte y convive, parece decirnos La familia
china. La polisemia, los juegos de palabras, los vocablos y
expresiones propias de diversos países conviven en este libro como los
habitantes que lo hacen en el edificio de la familia oriental, en una mezcla
semejante a la descripta en otro de los poemas: “Milagrosa es la mezcla
y bello el caos cuando estallan en un tapiz de seda. Sueña la piel amarilla,
madre de los diez mil seres, y los sueños semejan esas pesadillas de la
pirotecnia, tan populares en los cielos coloniales.” Volviendo al
inicio: celebro el desconcierto de estos escritos cuando María delCarmen Colombo se preguntaba qué estaba
pasando con su poesía. Porque pasaba una prosa poética poderosa. Tanto cuerpo
tiene, tanta vida, que hasta fueron textos llevados a escena en el Teatro del
Centro Cultural Ricardo Rojas por el poeta y dramaturgo Alfredo Rosenbaum.
Tanto cuerpo como el primer poema que abre el libro: “Como un árbol,
este abanico tiene un solo pie, pero de varillas, y un país de papel que se
despliega, lento, con dos manos.”
La familia china
María del Carmen Colombo
Buenos Aires, Hilos editora, 2011
*Adriana Márquez: es Licenciada en Letras, docente del
Taller de lectura y escritura en la materia Semiología (CBC - UBA). Publicó el
libro de relatos De paso (2013, Editorial Simurg). Dicta
talleres literarios.
Material extractado de: http://bibliotecasparaarmar.blogspot.com.ar/2014/09/la-familia-china.html?spref=fb
Etiquetas: María del Carmen Colombo
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