Graciela González Paz: Lisboa antigua
Óleo: Víctor Juanas Uriol. |
1
Escribe para mí una letra
un renglón de perfume sin
registro
una palabra insoportable
escribe su silencio en alto
en telas de metal
en bastidores
con uñas de marfil
y pajaritos
muertos en combate
escribe para mi una carta
un naipe furioso
envenenado
una maldita transparencia
que
se pierde
se confunde con otra y no
llega
o llega para otras que no
entienden
ni una forma en el lomo de
los sobres que
tiran con las sobras al río
sin embargo
primitiva razón, la luna
hace de brillo lo que toca.
2
Y habrían de venir
éstas
desvestidas de algo no desnudas
apenas cubiertas por un roce
invisible temblor
violeta
sin lustre de jardín
sin opulencia
humildes como el
cuerpo
solo
en el día
primero de la muerte.
3
Planear salir de alto
bendito el hueso
lo que cubre de fuerza
este peligro
la energía en la hoja impertinente
astuta
y suave
irse de
viaje con la tierra.
4
Azul marino el pelo
madurado
ahora bajo los tilos
blanco
de vejez inaudita ese trapecio
en un cielo sin red
inmaculado
entre dudosas lluvias hechas
por otras aguas
hilo ebrio en el aire que se une
se junta con los juncos
se acomoda
al breve sueño
de quien salta
en cuerpo y alma
por encima del justo
entendimiento
enternecido por absurdo
y duradero
oro falso
verla como viera
ese volar de ella en su
mirada
herida en lentitud por intemperie
por puntos del paisaje
entrando
a pique
mar
adentro.
5
Al fin vino
de Lisboa me dijo
amaneciendo
en viscosa dulzura el alba
con el noble
espíritu abierto de las
tramas
casi buena
es decir
inevitable
esa angustia pequeña en la
garganta
testimonio perdido
mi palabra.
* Estos poemas están incluidos en la primera parte del nuevo libro de esta poeta argentina (1950): Lisboa antigua (Ed. Catálogos), que ya se encuentra en todas las librerías del país.
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