Marina Tvestaiéva: ¿A quién obedezco?
"Obedezco a algo que constantemente, pero no de
un modo uniforme, resuena en mí, ya sea dándome indicaciones o dándome órdenes.
Cuando indica – cuestiono; cuando ordena- me someto.
Lo que ordena es el verso primario, inmutable e
irremplazable, la esencia que se presenta
en forma de verso. (Las más de las veces como el último dístico, en torno
al cual después crece todo el resto.) Lo
que indica es el camino acústico hacia el verso: escucho la melodía, no escucho
las palabras. Busco las palabras.
Más a derecha- más a izquierda; más hacia
arriba – más hacia abajo; más rápido – más lento, alargar- interrumpir: esas
son las indicaciones precisas de mi oído, o –de algo- a mi oído. Toda mi
escritura es un continuo prestar oído. Y para poder continuar escribiendo –
necesito de constantes relecturas. Si no releo por lo menos veinte líneas, no
puedo escribir ni una nueva. Como si desde el comienzo me hubiera sido dada
toda la poesía –algo como su cuadro melódico o rítmico-, como si la poesía que
en ese momento se está escribiendo (jamás sé si terminará de escribirse) ya
hubiese sido escrita en algún lado, con mucha precisión y completamente. Y yo
sólo estuviera reconstruyéndola. De aquí
esta continua ansiedad: ¿será así?, ¿no me estaré desviando?, ¿no estaré cometiendo
arbitrariedades?
Oír correctamente –esa es mi preocupación. No
tengo otra."
*De
El poeta y el tiempo, Ed. Anagrama.
Traduc. Selma Ancira.
Etiquetas: Marina Tvestaiéva, Poetas
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