Ángel Valente: Eros, mística y psicoanálisis
“La relación entre eros y mística ha sido oscurecida en la tradición
nuestra por obvios condicionamientos culturales. Tanto desde un monismo
espiritualista como desde un monismo materialista, experiencia erótica y
experiencia mística han sido abusiva y parcialmente interpretadas. Las
rectificaciones empiezan a ser considerables; tan considerables como
difíciles de soportar los determinantes culturales que las han hecho
necesarias.
Sería curioso considerar, desde ese punto de vista, la posición de las vanguardias psicoanalíticas en años recientes. Considerar, por ejemplo, las posiciones adoptadas, en extremos distintos, por Laing o por Lacan. Laing, después de un proceso de radicalización social y de aproximación de signo positivo o reduccionista de los fenómenos psicóticos a los fenómenos místicos, ha optado él mismo por la vía mística (6).
Lacan, en una de sus intervenciones abruptas e incisivas en su Seminario, afirma a propósito del tema que aquí precisamente nos preocupa: Lo que se intentaba a fines del pasado siglo, en tiempos de Freud, lo que buscaba una serie de buenas gentes alrededor de Charcot y de otros, era reducir la mística a un asunto de semen. Un examen más detenido mostrará que no se trata de eso en absoluto. Y un poco antes de llegar a esta conclusión, Lacan aclara: (La mística) es algo perfectamente serio, sobre lo que nos informan algunas personas, con superior frecuencia mujeres, o bien gentes dotadas como san Juan de la Cruz (…). Hay hombres que están tan bien como las mujeres. Puede suceder. Y que al propio tiempo se encuentran igualmente bien. A pesar, no digo de su falo, a pesar de todo lo que les molesta en razón de éste, vislumbran que ha de haber un goce que esté más allá. Tales son los místicos (7).
Sería curioso considerar, desde ese punto de vista, la posición de las vanguardias psicoanalíticas en años recientes. Considerar, por ejemplo, las posiciones adoptadas, en extremos distintos, por Laing o por Lacan. Laing, después de un proceso de radicalización social y de aproximación de signo positivo o reduccionista de los fenómenos psicóticos a los fenómenos místicos, ha optado él mismo por la vía mística (6).
Lacan, en una de sus intervenciones abruptas e incisivas en su Seminario, afirma a propósito del tema que aquí precisamente nos preocupa: Lo que se intentaba a fines del pasado siglo, en tiempos de Freud, lo que buscaba una serie de buenas gentes alrededor de Charcot y de otros, era reducir la mística a un asunto de semen. Un examen más detenido mostrará que no se trata de eso en absoluto. Y un poco antes de llegar a esta conclusión, Lacan aclara: (La mística) es algo perfectamente serio, sobre lo que nos informan algunas personas, con superior frecuencia mujeres, o bien gentes dotadas como san Juan de la Cruz (…). Hay hombres que están tan bien como las mujeres. Puede suceder. Y que al propio tiempo se encuentran igualmente bien. A pesar, no digo de su falo, a pesar de todo lo que les molesta en razón de éste, vislumbran que ha de haber un goce que esté más allá. Tales son los místicos (7).
6. Véase sobre todo Politics of Experience and The Bird of Paradise,
1967. El proceso hasta ahora había sido el contrario: una aproximación
negativa o reduccionista de los fenómenos místicos a los fenómenos
psicóticos o neuróticos. La entera escuela psicoanalítica parecía
marcada por esta simple reveladora afirmación de Freud en carta de 1929 a
Romain Rolland: Qué extraños me resultan los mundos en que usted evoluciona. La mística es para mí un recinto tan cerrado como la música.
7. Le Séminaire, Livre XX. Ed. Du Senil, París, 1975."
7. Le Séminaire, Livre XX. Ed. Du Senil, París, 1975."
*Texto incluido en Variaciones sobre el pájaro y la red, de José Ángel Valente, Tusquets, 1991.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home