Cristian Aliaga: Lejía// No es el aura de Kant
Parte I Lejía
Marquita de tatuaje, presión perdida en los pañales,
estoy inventando una biblioteca, una recopilación
de hojas verdes para quemar en el verano.
por eso he sido paciente, tan poco ducho, tan
afilado en la nada.
1978
De extinguir las lámparas nocturnas
se pasa a negar el día.
Y de nuevo, alguien baja los escalones de a dos,
pensando en la desgracia.
Parte II No es el aura de Kant
El afiche rojo
Escribo según un afiche leído en el loquero.
Veo perros sigilosos
que han comenzado a notar
síntomas de absolución
en mi cuerpo sin guardia.
Alguno de los turistas mira
bajo su piel de gato
el furor escondido de los arcángeles,
de Gabriel mismo
desnudo y espasmo.
Cuento en el futuro con perqueños
ascensores de espanto moderado
aunque no se detienen en los pisos lejanos.
Charco de botellas
estoy inventando una biblioteca, una recopilación
de hojas verdes para quemar en el verano.
por eso he sido paciente, tan poco ducho, tan
afilado en la nada.
1978
De extinguir las lámparas nocturnas
se pasa a negar el día.
Y de nuevo, alguien baja los escalones de a dos,
pensando en la desgracia.
Parte II No es el aura de Kant
El afiche rojo
Escribo según un afiche leído en el loquero.
Veo perros sigilosos
que han comenzado a notar
síntomas de absolución
en mi cuerpo sin guardia.
Alguno de los turistas mira
bajo su piel de gato
el furor escondido de los arcángeles,
de Gabriel mismo
desnudo y espasmo.
Cuento en el futuro con perqueños
ascensores de espanto moderado
aunque no se detienen en los pisos lejanos.
Charco de botellas
No, no padre, tus escritos de espuma,
tu sepultura notoria de papeles,
la asfixia breve, el color de las cosas chicas.
Todo es aparente, frugal, imagen
de alma gruesa, exploración de la angustia,
madre fresca. La angustia.
Los tablones internos. Los libros
escritos en presencia de suaves
piernas, la enumeración continua
de fantasmas.
Céline, todos viajamos hasta el
fondo de la noche, prohijados
por la malaria y el abuso,
continuos empleados.
El guante para resguardar el polvo de las manos
no existe, es una vieja muestra
de luces, una prueba de imprenta,
una pizca de locura mortal
en la canción de la especie.
El guante no existe: lo recojo,
lo empleo para destruir
las fuentes de trabajo,
el guante es una piedra.
tu sepultura notoria de papeles,
la asfixia breve, el color de las cosas chicas.
Todo es aparente, frugal, imagen
de alma gruesa, exploración de la angustia,
madre fresca. La angustia.
Los tablones internos. Los libros
escritos en presencia de suaves
piernas, la enumeración continua
de fantasmas.
Céline, todos viajamos hasta el
fondo de la noche, prohijados
por la malaria y el abuso,
continuos empleados.
El guante para resguardar el polvo de las manos
no existe, es una vieja muestra
de luces, una prueba de imprenta,
una pizca de locura mortal
en la canción de la especie.
El guante no existe: lo recojo,
lo empleo para destruir
las fuentes de trabajo,
el guante es una piedra.
*Poemas
del libro editado por Ediciones en Danza
(2009).
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Cristian Aliaga (Prov. de Buenos Aires, 1962). Ha publicado diversos libros de poemas. Reside actualmente en la
Patagonia.
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